Descubren dos kilómetros de la calzada romana que pasaba por Acci
El arqueólogo Antonio López García ha identificado un tramo de dos kilómetros de la calzada romana que conectaba la Hispania Bética y Cartaginense
El biólogo José Antonio Garrido descubrió los restos que Antonio López identificó como una calzada. / ANTONIO LÓPEZ GARCÍA
Fuente: JESÚS JAVIER PÉREZ > Guadix | Ideal Digital
25 de abril de 2017
La antigua colonia Julia Gemella Acci se va dando a conocer. Si hasta hace unas décadas se desconocía la ubicación exacta de la primitiva ciudad romana, los hallazgos arqueológicos que se han venido produciendo han permitido confirmar su ubicación; un busto de Trajano, restos de un posible templo en la calle San Miguel, el teatro romano, las termas,… han permitido a los investigadores fijar y determinar el peso que Acci tuvo en la geografía de la Hispania romana. El último descubrimiento han sido los restos de una antigua calzada romana, que aparecieron de forma fortuita gracias al biólogo José Antonio Garrido.
Garrido descubrió los restos de un trazado viario abandonado en la zona de Hernán Valle. Lo hizo mientras realizaba trabajos de investigación en su campo de estudio.
El biólogo pretendió determinar la antigüedad de los restos arqueológicos partiendo del estudio de mapas de la época de la Guerra de Independencia. En varios itinerarios de viajes entre las localidades de Baza y de Guadix –que van desde el viaje de Hernando Colón en 1517, pasando por el viaje a Andalucía de Clemente y Rubio de 1804, hasta llegar al de Moritz Willkomm de 1847– aparece mencionado un trazado que bordeaba Sierra de Gor partiendo desde Guadix y que pasaba por un lugar llamado la Venta de los Álamos, quizá identificable con la actual Fuente Álamo.
El trazado llegó a ser incluso fotografiado en el vuelo americano de 1946. En aquellas fotografías aéreas se podía ver aún el dibujo que la vía hacía sobre las tierras accitanas. Décadas después, la vegetación y los movimientos de tierras difuminaron este tramo de la vía.
Para confirmar sus sospechas, Garrido se puso en contacto con el joven arqueólogo Antonio López García. La intención era poder precisar la antigüedad de los restos encontrados. Hasta ese momento el biólogo sólo podía precisar que se trataba de un camino antiguo y en desuso, poco más. Fruto del contacto entre los dos investigadores de campos tan dispares se realizó una primera visita y allí, sobre el terreno, el arqueólogo pudo confirmar que se trataba de los restos de una antigua calzada de época romana de la cual se había perdido la pista.
No había referencias históricas sobre la misma. El único documento que hablaba de su posible existencia era una memoria de la Junta Superior de
Excavaciones y Antigüedades fechado en 1922. En este documento Antonio Blázquez y su hijo, planteaban como hipótesis la posibilidad de que a través de la Sierra de Gor discurriese la vía romana que atravesaba desde Cartagena hasta Cástulo (Linares) pasando por Basti (Baza) y Acci, tal y como viene mencionada en el ‘Itinerario Antonino’ del siglo III. Sin embargo, no aportaban evidencias arqueológicas de dicha vía.
Evidencias
Antonio López pudo precisar que los restos que había visitado en Hernán Valle se trataban de aquella vía perdida en la memoria y en la historiografía. «La aparición de un gran número de piedras que limitaban la calzada, conocidas como rudere, también las trazas de desgaste por el tránsito de los carros y el hecho de que en algunos tramos se haya modificado el recorrido natural del valle para hacer más sencillo el paso, tal y como procuraban en sus obras los ingenieros romanos», permitió, en palabras del arqueólogo, precisar la naturaleza del descubrimiento.
Dos kilómetros
El doctor López García describe su descubrimiento como «un tramo que tiene aproximadamente dos kilómetros y parte de la Fuente de San Torcuato en dirección noreste desde una altura de 1.140 metros hasta una altura de casi 1.300, en la cercanía del Cerro de Peñas Negras desde donde remontaría, siguiendo el curso de la Rambla Seca, en dirección hacia Gor».
El arqueólogo asegura que, de momento, sólo se ha podido confirmar esa parte del trazado y no debería descartar que próximamente se encontrasen más restos arqueológicos que continuasen con la calzada entre Guadix y Baza o que estuviesen relacionados con la misma, como miliarios o edificaciones que aprovechasen el paso de la infraestructura y de viajeros.
El descubrimiento de Antonio López serviría para confirmar, una vez más, la importancia de la colonia romana y su relación, como nodo de conexión entre el enclave minero de Cástulo y el portuario de Cartagena. Pese al actual estado de conservación de la calzada, el hallazgo es de gran importancia para el conocimiento de la topografía de la época romana ya que esta calzada unía las provincias Cartaginense –a la que pertenecía Acci– y Bética, cuya frontera debía discurrir en las inmediaciones del espacio conocido actualmente como Montes Orientales.
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