Celebración del Nou d´Octubre
En la plaza del ayuntamiento
La entrada del rey don Jaime de Aragón en la ciudad de Valencia el 9 de octubre de 1238 se produjo a mitad, geográfica y cronológicamente, de la reconquista del reino de Valencia. Desde el siglo XIV se celebra como la fecha más representativa de aquella campaña.
En este marasmo de individualismo y desprecio por nuestro pasado que domina la actual sociedad, hija de la revolución liberal, nos quedan dos símbolos que nos atan a aquel significativo hecho: el primero, la bajada de la Reial Senyera por el balcón de la plaza del Ayuntamiento, como signo de que el pendón real (al igual que la ciudad y reino) no se ha de inclinar ante nada ni ante nadie (incluyendo el propio rey), pues quiso don Jaime que las tierras por él liberadas no fuesen repartidas como lotes feudales a los nobles aristócratas aragoneses o catalanes, sino instituirnos como reino libre, directamente dependiente de la corona; el segundo, el solemne Te Deum en la catedral, primer acto del monarca al tomar posesión de la ciudad, en el que todo el reino, representado por su enseña y sus autoridades, rinde tributo de gratitud a Nuestro Señor por haber permitido la liberación de Valencia, es decir, su reincorporación a la Cristiandad y a los reinos católicos de Hispania.
A la salida de la calle de San Vicente Mártir
El recuerdo público de nuestra fe, nuestra personalidad, nuestra cultura, tradiciones y libertades, aunque aguado de su sentido primigenio, persiste en la celebración anual de la festividad del Nou d´Octubre, día de Sant Dionís, y mientras se siga celebrando, estaremos los carlistas en esa procesión cívica pública que acompaña a la Senyera desde la casa consistorial, pasando por la catedral, hasta el homenaje en el monumento al rey reconquistador, y padre espiritual y legal de nuestro reino.
Así ha sido también este año, acompañados los miembros de la Junta Regional por el presidente y vocales del Círculo cultural Aparisi y Guijarro, y numerosos simpatizantes. Recibiendo el cariño e interés de muchos valencianos asistentes como espectadores al acto. Pues quién acude a la procesión cívica de la Reial Senyera lo hace por amor al reino valenciano, y por tanto no puede sino mirar con simpatía a quienes le hemos defendido desde siempre su religión, integridad, leyes y tradiciones, frente a monarcas absolutistas, erróneamente deslumbrados por el despotismo ilustrado “de moda” en su tiempo, frente a absolutismos centralistas de Castilla, que querían ahogar la personalidad de nuestro pueblo en pro de la revolución liberal atea y antihumana so capa de falso progreso, y últimamente frente a absolutismos liberales enanos disfrazados de nacionalismo de taifa, en busca del anschluss catalán.
En la calle de la Paz, muy cerca de la plaza del Parterre
Frente a todos ellos, la Tradición valenciana ha invitado siempre e invita también hoy a amar y defender nuestra particular configuración como reino, con nuestra fe, nuestros usos y costumbres y nuestra lengua, una pieza indispensable y personalísima de ese gran puzzle que son Las Españas, el gran proyecto católico y civilizador del orbe, unidas en el amor fraterno de sus pueblos y en la institución de la corona hispana, ceñida en las sienes de un rey legítimo.
Con nuestra presencia en las calles hemos invitado a todos los valencianos de bien a unirse a nosotros en la defensa de este ilusionante proyecto (auténticamente de progreso, frente al falso progresismo ideológico). Invitamos también a nuestros lectores a participar de esa conmemoración, a hablar de ella, a inculcar a sus hijos su amor por el reino de Valencia y sus símbolos y tradiciones. Ningún sistema educativo ni medio de comunicación de masas va a hacer por ellos esa fundamental labor para que no nos veamos definitivamente destruidos como pueblo, y convertidos en una mera lista amorfa de productores, consumidores y pagadores de impuestos, perfectamente intercambiables con los de cualquier otro lugar del mundo
¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España! ¡Vixca lo Regne valenciá! ¡Viva el Rey legítimo!
Valencia, 10 octubre 2011, festividad de S. Francisco de Borja S.I., confesor, y Sta. Mª Soledad Torres Acosta, virgen. (Corresponsal). La anunciada presencia de grupos nacionalistas y separatistas pancatalanistas en la procesión cívica del 9 de octubre en Valencia fue severamente contestada por el pueblo valenciano. Pese al blindaje policial de más de 200 efectivos de la UIP, al igual que el año anterior el pequeño grupo de provocadores separatistas no pudo unirse a la procesión cívica ante el bloqueo de las calles por el pueblo valenciano. La UIP, siguiendo las órdenes de la Delegación del Gobierno, se empleó con dureza contra las personas que protestaban contra los provocadores nacionalistas, pero la firmeza de los valencianos ha sido mayor. Ante la ineficacia de las porras y la imposibilidad de avanzar, los nacionalistas han tenido que abandonar la procesión en medio de grandes abucheos.
Como anunciaba FARO en despacho anterior, varios carlistas unieron sus banderas y sus boinas rojas a las de los reinos de la Corona de Aragón, en la comitiva de la Coordinadora de Entidades de la Antigua Corona de Aragón, constituyendo con diferencia la comitiva más numerosa de todas las que integraban la procesión cívica. Por la tarde, para no olvidar el carácter de Santa Cruzada que supuso en puridad la esencia del 9 de octubre, los carlistas asistieron a una Santa Misa de acción de gracias, según el rito romano tradicional, por la reconquista de Valencia de manos del mahometano invasor.
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