Toledo y Zamora
Ciertos y señalados actos del presente, que acontecen aquí entre nosotros, traen a la difusión pública "el pleito" entre las poblaciones de Zamora (ciudad en el centro del Reino Leonés) y Toledo (cabecera del propio Reino de Toledo), pero tales remembranzas, que intentan aclarar "las cosas", con situaciones y peripecias ocurridas a lo largo de los años entre ambas ciudades, dando amplia fiabilidad a "los hechos" acontecidos, dejan, en nuestra opinión particular, por completar la plenitud de lo sucedido.
No vamos a incidir en lo ya señalado, ¡y bien señalado!, por otros sobre "el affaire" entre Toledo y Zamora, y sí a tratar de atisbar otras bases de análisis para el mismo, que entendemos son consustanciales al caso que nos ocupa y que, en cierta forma y medida, nos preocupa ahora, como nos ha preocupado en el pasado próximo, y, es posible, visto como están los asuntos culturales y políticos, nos siga preocupando en el futuro.
Decir Toledo sin más ni más es decir poco, casi nada, si no añadimos algo, y ese algo, para quien suscribe, se completa con la expresión concilios de Toledo, y con esta denominación nos adentramos en la formulación del sistema de administración/gobierno/regulación de la Península Ibérica en tiempo de los Godos, es decir, no estamos hablando sólo de una temática religiosa, estamos hablando de una conformación social identitaria que se sustenta el hecho religioso.
La Hispania de los Godos, es la Hispania de los Concilios de Toledo, es la Hispania de San Isidoro y de San Ildefonso, es la Hispania de Recaredo, es el origen, en varias formas, y en concreto en la jurídica y la social, de la Hispania como nación. Y esta Hispania como nación tiene que ver con Toledo y con Zamora.
Esa Hispania de los Godos (de los Concilios Toledanos, de San Isidoro y San Ildefonso), en un momento determinado de su historia se ve amenazada por la invasión árabe, que en "un pis pas" (que aún necesita más explicación) es arrollada en casi su totalidad.
Para librarse de la invasión árabe y de lo que entrañaba la misma, grupos más o menos numerosos de godos y de tardorromanos, de todo tipo y condición, en allende de los actos bélicos de Guadalete y el aún pretendido de Sorihuela, marchan hacia el norte peninsular (incluso llevando las reliquias de "sus Santos"), y lo hacen con "sus ideas de Hispania".
En las montañas de la Cordillera Cantábrica -de los Montes Astures- reúnen esos emigrantes amplias dosis de valor, de audacia y de voluntad, y deciden, cuando peor les marchaban las cosas, que Hispania (esa Hispania de los Godos, de los Concilios Toledanos, de San Isidoro y San Ildefonso), tenía que ser recuperada en su totalidad, o sea, como unión política (con base en el Fuero Juzgo) y unión religiosa (de la Iglesia Cristiana).
Esa asunción de "la Hispania toda", y de su recuperación, constituye el motivo, ¡el principal motivo!, de los reyes astures, y de sus directos sucesores, los reyes leoneses, y no en vano fijan sus metas reconquistadoras, tomando como base de operaciones a Zamora, en poblaciones como Toledo, Mérida y Sevilla (sedes arzobispales), y no en vano traen a León, por la Vía de la Plata, el cuerpo de San Isidoro, y no en vano "se redescubre" la tumba de San Ildefonso en Zamora.
Pueden ser circunstancias, de hecho lo son, pero los reconquistadores de Toledo (Alfonso VI que a Zamora debe su trono), Mérida (Alfonso IX nacido en Zamora) y Sevilla (Fernando III nacido en Valparaíso, Zamora), tienen que ver, ¡y mucho!, con Zamora, como que el adalid del neovisigotismo (la recuperación integral de Hispania) sea el repoblador de Zamora (Alfonso III El Magno), el mismo que destroza ante sus muros a "El Mahdi" de los agarenos, que venían desde Toledo, y hace pasar a Zamora a la Historia Universal con "El Día de Zamora".
Estamos hablando de "la Hispania toda", de los reyes astur/leoneses, y, por ende, del "casual" descubrimiento en "Campus Stella" del cuerpo del Apóstol Santiago, de esa vía/camino jacobeo que trae al oeste ibérico, en la corona leonesa, las esencias culturales de la Europa Cristiana. Las tropas leonesas combaten al grito de "Santiago cierra Hispania" (lo de España es algo, que, después de la Conferencia de Zamora del emperador leonés Alfonso VII y su primo Alfonso Henriques, con la independencia de Portugal, vendrá después).
La idea neovisigótica de "la Hispania toda" fue el permanente norte de la corona leonesa, y es el sello que identifica, a lo largo del proceso histórico, al Regnúm Imperiúm Leonés y que no cede a nadie, y que liga los gobiernos toledanos de los Godos con los gobiernos leoneses (en lo que, según Candeira, fue el primer Estado Medieval de Europa).
Toledo y Zamora no son la casualidad de la Hispania pasada, ni de la presente España, son dos hitos vertebradores de la España Nación.

Francisco Iglesias Carreño
(Zamora)