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Tema: León y Navarra

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    León y Navarra

    TRIBUNA: JULIO LLAMAZARES

    Navarra y León

    JULIO LLAMAZARES 02/08/2007


    Hasta los 24 años fui leonés, pero un día, cuando me desperté, me
    dijeron que era castellano-leonés. Lo habían decidido en una cena el
    día anterior Rodolfo Martín Villa, por la UCD, y Gregorio Peces-Barba, por el PSOE.

    Desde entonces, arrastro ese apelativo sin saber qué significa y, como la
    mayoría de los leoneses, sin sentirme identificado por él.
    No hace mucho, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez
    Zapatero, leonés de crianza y sentimiento, manifestaba solemnemente, a
    propósito de la polémica suscitada en torno a Navarra en relación con la presunta
    negociación política existente con ETA sobre esa comunidad, que
    "Navarra será lo que los navarros quieran". De inmediato, en León se
    alzaron cientos de voces preguntándole por qué lo que había afirmado
    para Navarra no valía también para su tierra. Y, de igual modo, ante la
    paralela afirmación del Partido Popular de que Navarra era innegociable
    porque era "una región histórica diferente y autónoma del País Vasco",
    se alzaron las mismas voces, si no más, preguntándoles a los dirigentes conservadores
    por qué mantenían eso respecto de Navarra y lo contrario exactamente respecto
    de León, que también es o ha sido durante siglos una región diferente y
    autónoma de Castilla.


    Cualquiera que conozca la historia de este país sabrá que Navarra y
    León fueron los dos reinos medievales determinantes en la configuración
    de España, reconquistando a los árabes, primero, parte del territorio
    ocupado por éstos y dando lugar, más tarde, a otros reinos sucesivos
    (el de Aragón, en el caso de Navarra, y el de Castilla, en el de León)
    cuya unión definitiva dio lugar al Estado en el que hoy vivimos y cuyo
    escudo componen precisamente los símbolos de esos cuatro reinos, junto
    con el de Granada, elúltimo musulmán en desaparecer. Queda, pues, clara la condición
    histórica de esas regiones, que se mantuvo durante siglos, como demuestran los
    diferentes mapas y los libros que estudiamos hasta hace poco tiempo en las
    escuelas y, aún hoy, el sentimiento de sus pobladores. Porque, contra
    lo que digan muchos, políticos principalmente obedientes a las
    directrices de sus partidos o simples oportunistas sin respeto alguno
    por la realidad, en León la gente se siente leonesa, como en Castilla
    se siente castellana, a pesar de los esfuerzos que hacen aquéllos por
    confundir la historia y la identidad de las dos regiones.


    Por qué León fue unida a Castilla, de la que le separa tanto como a
    Navarra del País Vasco o a Aragón de Cataluña por lo menos, es algo que
    nadie ha explicado aún (lo de las "razones de Estado" que alegó Martín
    Villa en un principio ya no sirve ni para engañar a un niño), como
    tampoco nadie ha explicado aún por qué León y Castilla han sido las dos
    únicas regiones (de las que se estudiaban y venían en los mapas hasta
    hace un par de décadas) que desaparecieron de éstos, siendo así que se
    mantuvieron todas e incluso se crearon otras nuevas que no habían
    existido nunca: La Rioja, Cantabria y Madrid. Y, sobre todo, lo que
    nadie ha explicado todavía es por qué eso se hizo sin consultar a los
    leoneses (ni a los castellanos, claro), por más que
    algún político se defienda ahora diciendo que se les consulta en cada
    elección. Que es como decir que Asturias, Valencia o las Baleares no
    quieren autonomía puesto que, en cada elección, votan mayoritariamente a
    partidos de corte nacional.


    El ejemplo de Navarra es el que mejor define lo incomprensible de la
    situación. Porque Navarra y León tienen parecida historia, la misma o
    parecida conformación y extensión geográfica y la misma o parecida
    población, pese a que el desarrollo de una y la decadencia de otra (de
    la que los leoneses culpan, entre otras causas, no sin cierto
    victimismo, al centralismo de Valladolid) esté invirtiendo desde hace tiempo esa relación.

    Incluso hay un factor social que avalaría antes la autonomía leonesa
    que la navarra, y es que, mientras que en León los partidarios de la
    actual unión con Castilla son una minoría (el 6,6% de la población,
    según las últimas encuestas publicadas), en Navarra hay casi una cuarta
    parte de personas que reclaman la anexión al País Vasco, como
    demuestran, entre otros datos, las últimas elecciones. Entonces, ¿por
    qué los partidos siguen, erre que erre, manteniendo el estado de cosas
    actual contra toda inteligencia y respeto democráticos?
    Lo único que se me ocurre, analizadas todas las circunstancias y
    consultados en privado algunos de los líderes políticos que en público defienden
    siempre la pertinencia del actual estado de cosas ("El proceso autonómico está
    cerrado" es lo que repiten todos, como Franco aquella idea de que todo
    estaba atado y bien atado), es que las reticencias a cualquier cambio
    de trascendencia, junto con el temor a un efecto dominó entre las demás
    regiones, especialmente las más independentistas, son las únicas
    razones queavalan un comportamiento que, compartido por los tres grandes partidos
    nacionales: el PP, el PSOE e Izquierda Unida (éste más dudosamente:
    basta ver su actuación en el País Vasco) ha terminado creando un
    problema donde nunca lo había habido: el surgimiento de un sentimiento
    leonesista que, so pretexto de exigir para León el mismo trato que para
    las demás regiones y con la justificación de una decadencia que se
    vincula en el tiempo con la actual división autonómica, ha derivado en
    un anticastellanismo cada vez másvisceral y radical, por más que quieran negarlo los defensores de la
    vigente y cada vez más centralizada autonomía castellano-leonesa.


    Y eso que ese
    sentimiento, que cualquiera puede observar a poco que se pasee por la
    provincia leonesa (carteles institucionales tachados o corregidos en lo
    que se refiere a aquélla, pintadas contra Valladolid, reclamaciones de
    una autonomía cuya negación se ve como un agravio comparativo, aparte
    de como una imposición antidemocrática, que lo es: el sentimiento de
    pertenencia a una tierra es algo que deben decidir sus pobladores, no
    sus representantes ocasionales), no ha encontrado hasta el momento unos
    líderes de talla que sepan canalizar esa frustración y convertirla en
    carga de precisión contra la actual región, como han hecho en otros
    sitios otros partidos regionalistas y autonomistas. Al contrario, el
    desideologizado partido que ha pretendido eso, la Unión del Pueblo
    Leonés, se ha dividido y fagocitado continuamente en función de
    intereses personales y rencillas intestinas, frustrando así sus
    posibilidades, pese a lo cual controla actualmente algunas
    instituciones y muchos ayuntamientos, entre otros el de la propia capital de la provincia.

    Cada poco tiempo, no obstante, incluso en las propias filas de los
    partidos estatalistas (los que defienden el actual estado de cosas) se
    alzan voces discordantes (la última, la del actual alcalde de León, del
    PSOE, quizá obligado por su situación política: gobierna con el apoyo
    de la UPL) que reclaman para León una autonomía propia o al menos un
    referéndum para que los leoneses decidan por ellos mismos, como
    hicieron en su momento todos los
    españoles excepto ellos, cómo y con quién desean vivir. En seguida son
    acalladas, a veces con métodos que recuerdan los del estalinismo
    histórico, pero tras ellas queda la estela de un malestar y una
    frustración que, lejos de decrecer con el paso de los años y la
    continua y desmesurada publicidad
    institucional: Castilla y León es vida, Castilla y León, una comunidad
    (¡qué paradoja, una unidad con una y en el medio!), etcétera, aumenta de día
    en día, como demuestran todas la encuestas, incluidas las del propio
    gobierno castellano-leonés, que las oculta inmediatamente para que no
    se sepan sus resultados. Los partidos nacionales, por su parte,
    instalados en la lejanía y reticentes a cualquier cambio que pueda
    poner en entredicho su actuación política de otro tiempo y
    en peligro el equilibrio nacional (y más si la que
    lo reclama es una región de segundo orden, por más que proceda de ella
    el actual presidente del Gobierno del país), hacen oídos sordos o, como
    mucho, cuando la tormenta arrecia (en época electoral o, como ahora, a
    resultados de la última consulta), ofrecen parches y soluciones tan
    peregrinas como la que el actual Gobierno acaba de ofrecer a los
    leoneses por boca del ya cesado ministro de Administraciones Públicas,
    Jordi Sevilla, de equipararles
    administrativamente con el especial estatus que el valle de Arán
    ostenta dentro del nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña.
    Demostración evidente de
    la mala conciencia que los partidos nacionales tienen con los leoneses,
    aunque lo nieguen continuamente, así como de su incapacidad para
    resolver unproblema que ellos mismos crearon hace años de la nada.
    La solución es muy fácil, como todo en democracia, sin embargo. La dio
    el propio presidente del Gobierno no hace mucho, a propósito de la
    polémica surgida en torno a Navarra: que León sea lo que los leoneses
    quieran. Que fue lo que hicieron ya hace ahora un par de décadas
    andaluces, catalanes, valencianos, vascos, navarros, gallegos,
    asturianos, extremeños, aragoneses,
    murcianos, canarios y baleares, incluso cántabros y madrileños, es
    decir, todos los españoles excepto ellos, unidos a Castilla por
    decisión arbitraria
    de dos partidos, o mejor: de dos personas, y sin que nadie les
    preguntara su
    parecer.

  2. #2
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    Re: León y Navarra

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Amigo Paco, perdón, pero es que no lo puedo evitar.

    Hasta los 24 años fui leonés,

    “leonés” como gentilicio provincial y regional; cierto

    Desde entonces, arrastro ese apelativo sin saber qué significa y, como la mayoría de los leoneses,
    “leoneses”; ¿de la actual provincia de León?

    De inmediato, en León se alzaron cientos de voces
    ¿en la provincia de León?

    León, que también es o ha sido durante siglos una región diferente y autónoma de Castilla.
    Aquí León como región, claro. (¿Y qué es eso de que “es o ha sido”? O es o no es).

    Navarra y León fueron los dos reinos medievales determinantes en la configuración de España,
    Aquí León como Reino: que se identifica con el germen de la actual España; nada que ver con regionalismos maragatos, o del “páramo”, o similares.

    a otros reinos sucesivos (el de Aragón, en el caso de Navarra, y el de Castilla, en el de León)
    Aquí sigue con León como Reino; nada que ver con regionalismos.

    en León la gente se siente leonesa
    O sea, que en la provincia de León hay sentimiento de ser región ¿no?

    Por qué León fue unida a Castilla,

    Vuelta otra vez a León como Reino;

    León y Castilla han sido las dos únicas regiones
    Vuelta otra vez a León como región

    sin consultar a los leoneses (ni a los castellanos, claro)

    León ¿cómo provincia y como región?

    Porque Navarra y León tienen parecida historia
    Salta otra vez a León como Reino. (¿”Parecida historia”? Desde cuándo y hasta cuándo? Cómo mucho, muchísimo hasta el siglo XI. Porque Navarra tuvo Parlamento propio y fueros propios hasta el siglo XIX. Cosa que León... Sabrá este hombre mucho de literatura, pero lo que es de historia, ni idea.)

    los leoneses culpan, entre otras causas, no sin cierto victimismo, al centralismo de Valladolid)

    ¿Qué “leoneses”? ¿Los de la provincia de León?

    Incluso hay un factor social que avalaría antes la autonomía leonesa
    ¿Autonomía de la total región leonesa o de la provincia de León, como región?

    y es que, mientras que en León los partidarios de la actual unión con Castilla son una minoría

    ¿en León ciudad, en León provincia o en León región?

    el surgimiento de un sentimiento leonesista

    “leonesista” ¿Eso qué es? ¿Cómo reino; como región, como provincia… o “unidad de destino en lo universal”?

    que, so pretexto de exigir para León el mismo trato que para las demás regiones
    Aquí León (¿provincia o región?) considerado como región.

    a poco que se pasee por la provincia leonesa

    Aquí León como provincia. Ojo, que parece por tanto referir lo anterior y lo posterior a la provincia de León, no dice nada de otras provincias leonesas.

    la Unión del Pueblo Leonés,
    Aquí , “Leonés” como partido como provincia y como región

    actual alcalde de León

    Aquí, León como ciudad

    que reclaman para León una autonomía propia

    ¿León región o León provincia?

    los leoneses decidan por ellos mismos,

    ¿Leoneses de la región o de la provincia?

    la mala conciencia que los partidos nacionales tienen con los leoneses

    ¿Con los de la región o con los de la provincia?

    que León sea lo que los leoneses quieran.


    ¿León región o León provincia? ¿”leoneses” de la provincia o de la región?

    ****
    Llama la atención, en todo este artículo, que no se tiene absolutamente en cuenta para nada a los ciudadanos ¿"leoneses"? de Zamora o Salamanca (y qué decir de Valladolid o Palencia), que también se supone que deberían tener algo que opinar en esta historia de identidades y agravios de dicha región. Hay una identificación confusa entre León provincia como peticionaria apelando a un León región, que no queda claro lo que es exactamente. Yo creo que no lo sabe realmente ni el mismo articulista. (Y mejor que no le pregunten porque no lo tendrá muy claro)
    Si resulta que no se dice nada de esas otras provincias ¿leonesas?, ni se las tiene en cuenta, porque parecen, más bien, ajenas a esa movida, parecería lógico que esa petición histérica de “identidad regional” correspondiera en su caso a la provincia de León para constituirse ella sola como autonomía.

    No cuestiono con esto, en absoluto, que la Región de León con tres o cinco provincias hubiera debido tener una autonomía propia; lo que sí cuestiono son ciertas razones ...que, eso sí, aplicadas a cualquier otra región española resultarían probablemente igual o infinitamente más ridículas (Cantabria, Extremadura, Andalucía…).

    Hay un mapa de reinos históricos y otro de regiones típicas. El problema es que el lamentable proceso autonómico difuminó y confundió lo histórico (León, Castilla); sobrevaloró el hecho social-folklórico (Andalucía); o se inventó el esperpento (Rioja, Cantabria).
    Última edición por Gothico; 04/08/2007 a las 02:15

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