BREVES APUNTES HISTÓRICOS COMO APROXIMACIÓN AL ORIGEN DE NUESTRAS POBLACIONES.


No es mi intención llevar a cabo aquí un desarrollo del proceso histórico del pasado de la Tierra de Cuenca, simplemente, pretendo esbozar algunos detalles interesantes de la Edad Media.


Por un lado, de la Alta, momento en el que, las circunstancias obligadas como consecuencia de los numerosos enfrentamientos cristiano-musulmanes de la Península, determinarían el origen de muchos de nuestros municipios, cuyos topónimos en gran parte así lo definen.


Y por otro, de la Baja Edad Media, con la consolidación de Señoríos, Marquesados, Prioratos y Realengos nacidos al amparo de repoblaciones y concesiones de poder y privilegios.


En principio, durante los siglos IX y X, las tierras castellanas de Guadalajara y Cuenca, en el largo es- pacio de tiempo que estuvieron bajo el dominio musulmán, tendrían una consideración eminentemente militar.


La ordenación territorial de Al-Ándalus y su división administrativa en Marcas, luego Coras (Koras) –tal cual la Kora de Santaver o Santaberiya- y Almenías –como entidades más pequeñas-, provocó pocos núcleos im- portantes, salvo Santaver, Uclés, Huete, Alcalá y Huélamo.


La conquista de Toledo por Alfonso VI dividió la zona conquense en dos importantes áreas de dominio.


El cristiano con toda la zona próxima a Guadalajara y Toledo, pueblos en gran parte de raíz musulmana que adquirieron el rango de dependencia señorial y la zona de influencia musulmana próxima la reino de Valencia, donde estaría toda la Mancha, las Tierras de Huete y las de Alarcón, condicionando de esa manera su evolución demográfica.
Sin embargo, va a ser el siglo XII, con la llegada al trono de Alfonso VIII, rey castellano que decidirá, en alianza con el rey Lobo de Murcia, reconquistar toda la zona al sur del Tajo, repoblando en gran parte casi todos los territorios de la Meseta castellana. Este sistema de avance y retroceso entre musulmanes y cristia- nos, obliga a fortificar gran parte de los territorios, creando un sistema poblacional diferente hasta el momento.


Ahí el resurgir de Alarcón, Uclés, Cañete, Moya y Tierra de Huete como importantes núcleos fortificados. Sin embargo, durante este periodo aparece un hecho trascendental para el germen de nuestras entidades municipales.


Las Ordenes Militares que, acompañaban a las huestes del propio rey castellano y que, crearán unos núcleos económicos de alta importancia para el desarrollo histórico y poblacional de nuestra provincia, van teniendo cada vez mayor importancia en el desarrollo administrativo y fundacional de estos lugares. La orden de Calatrava, nacida en 1164, la de Santiago, en el 1170 y la de Alcántara en el 1177.


El peligro almohade hace que Alfonso VIII afronte con fuerza desmesurada la conquista definitiva de estos territorios fronterizos, tomando Cuenca en 1177 y Alarcón en 1180.


Sin embargo, unos años antes, conquistada también esta Tierra por Alfonso VIII, provoca el que las órdenes mendicantes y monacales, como es el Císter, lleguen hasta las Tierras de Huete, repoblando algunos lugares de su zona. Aquí están los núcleos que más tarde formarán parte de las Tierras del Infantado. Luego, Alfonso VIII en el 1170 repuebla toda esta zona. En el año 1176 se había conseguido dominar la comarca de Uclés y repoblada la misma.


Unos años después, reconquistada la zona cercana al Bajo Aragón y Requena, se amplían demográ- ficamente casi todos los puntos fortificados de esta comarca y aparecen nuevas aldeas.


Así, Tragacete, Huélamo, Cañete y Moya, se repueblan, al igual que otras muchas aldeas que surgirán por entonces con gentes llegadas de la cuenca del Duero y de Toledo.


La Orden de Santiago se expansiona, dominando prácticamente todo el espacio manchego conquense con cabecera en Uclés, mientras que la de Calatrava ocupa la zona del río Zorita y luego se expande hacia Ciudad Real.


A partir del segundo tercio del siglo XIII, la expansión repobladora se estanca. El siglo XIV viene mar- cado por epidemias, cambios metereológicos y malas cosechas, arruinándose muchas localidades que acaban de nacer.


Estas circunstancias, unidas a la sucesión de crisis internas y la extensión de la peste, determinarán un retroceso de las tierras cultivadas, una despoblación del campo y un empobrecimiento ge- neral, que se acusará a lo largos de toda la etapa posterior.


Los siglos XV y XVI, final del periodo bajomedieval e inicio de la Edad Moderna, provocan un cambio importante en el proceso administrativo de nuestra Tierra de Cuenca.


Los asentamientos definitivos por el proceso final de reconquista musulmana y la fijación de los límites del territorio, ayudan a confeccionar un nuevo mapa de localidades, dependientes e independientes, mientras los procesos señoriales, Cartas Pueblas y alfoces del Común, van estructurando un nuevo cambio administrativo y jurisdiccional.
De esta forma, aparecen Villarejos, Villar o Villares, en gran parte dependientes de otros núcleos de poder y nacidos al amparo de antiguos núcleos de población.


A las Villas,nacidas en tiempos de enfrentamientos altomedievales aparecerán ahora otras villas, adquiridas por acuerdos y pagos a la corona, en esas concesiones reales con libertad de jurisdicción y privilegios; Lugares o topónimos de dependencia Episcopal –las llamadas Tierras de la Obispalía- y algunos otros, por poder y explotación diezmal; aparecen también tierras de Señoríos, Mayorazgos y Marquesados, gracias a donaciones reales dadas a miembros de la nobleza, configurándose de esta manera, una mapa provincial diverso y heterogéneo que ha provocado el devenir de comarcas diferentes en monumentalidad, estructura agraria, tradiciones y procesos de desarrollo.


COMÚN DE LA TIERRA DE CUENCA: Arcas, Arcos de la Sierra, Arguisuelas, Talaya, Bascuñana, Bue- nache, Campillos, Iniesta, Jábaga, Arcas, Yémeda, la Cierva, Enguídanos, Fresnedas, Fuentes, Ribatajadilla, El Pozuelo, Palomera, Chumillas, Yémeda, Valeria, todas las actuales pedanías de Cuenca, Torrecilla, Valde- tórtola, Villarejo del Espartal, La Peraleja, Albendea, la Frontera, y alguna más.


Luego se organizará la llamada TIERRA DE INIESTA, desgajando algunos lugares de este Común.


COMÚN DE LA VILLA DE HUETE: Barajas, Carrascosa, Castejón, Huelves, Leganiel, Palomares, Vi- llalbas, comarca del Río Mayor, Santaver, Saceda, entre otros.


COMÚN DE LA VILLA DE ALARCÓN-LUEGO SEÑORÍO: Alarcón, Barchín, Belmonte, Valverde, Valera, La Jara, Zafra, Buenache, Casasimarro, Solera, Villarejo de Periesteban, el Picazo, Cañabate, la Atalaya, Po- zoseco, Hontanaya, Gabaldón y algunos otros más pequeños de la zona. Cuando fueron del Marquesado de Villena, también San Clemente, el Provencio, Sisante, y muchos otros lugares de aquella comarca se le incorporan.


OBISPADO DE CUENCA: Tierras de la Obispalía (Huerta, El Seco, Poveda y Sobrehuerta), Pareja, Chillarón, Monteagudo de las Salinas, Paracuellos de la Vega.


CONDADO DE PRIEGO: Priego, Cañaveras, Alcantud y algunas aldeas.


TIERRAS DEL INFANTADO: San Pedro de Palmiches, Valdeolivas, Alconchel, Escamilla y otros lugares
de Guadalajara.


ORDEN DE SANTIAGO: Acebrón, Almendros, Rozalén, Saelices, Torrubia, Tribaldos, Uclés, Santa María, Belmontejo, Horcajo, Huélamo, Monreal del Llano, Mota del Cuervo, Pozorrubio, Santa Cruz de la Zarza, Tarancón, Villaescusa de Haro y las Tierras de Haro, Villamayor de Santiago, Los Hinojosos, Fuente de Pedro Naharro, Talayuelas y otras aldeas.


MARQUESADO DE MOYA:; Alcalá de la Vega, Algarra, Aliaguilla, Boniches, Campillos, Salinas, Carbo- neras, Cardenete, Huerta del Marquesado, La Laguna del Marquesado, Los Huertos, Landete, Moya, Narboneta, Mira, Salvacañete, San Martín, Santa Cruz de Moya, Santo Domingo, Villaconejos de Trabaque, Villar del Humo, Zafrilla, Garaballa, Graja, Henarejos, Pajarón, El Cubillo, Fuentelespino de Moya, y otras aldeas pequeñas.


http://www.miguelromerosaiz.com/html...osDeCuenca.pdf