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El Sajón Testarudo
El Sajón Testarudo
A las 11:21 AM, por Bruno
Categorías : Iglesia en el mundo, Signos de esperanza
Leído en el blog De Lapsis: “Obispo anglicano deja mitra y báculo a los pies de Ntra. Sra antes de dar el paso a Roma. Parece de El Señor de los Anillos”
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Hoy canta mi pluma la gesta de Burnham el Anglocatólico, el Sajón Testarudo, que en la lejana Albión gastó sus fuerzas, en lucha infatigable contra el fiero dragón que a sus gentes tiene esclavizadas.
Luengo y tremendo sería el relato de sus hazañas y diez largos días con sus diez largas noches no bastasen si recordar quisiéramos cuanto ha hecho este hijo de Inglaterra. Vino de aquel refugio del saber antiguo, Oxford la bella, madre de Santos, y, como ellos, guerreó sin descanso, a tiempo y a destiempo, para recuperar la Dote de María, que tiempo ha que hombres impíos arrebataron con engaños y traiciones. Se enfrentó a la Bestia de mil nombres, que se llama No-hay-verdad y Haz-lo-que-quieras y que hace siglos aherrojó a los ingleses, fingiendo liberarlos con engaños, mentira y sinrazones. Mucho sufrió de amigos y enemigos, mas nadie consiguió que abandonara el buen combate de la fe, la gran carrera, que sólo con la muerte ha de acabarse.
Creyó la cerril maledicencia de los hombres que los honores y gracias recibidos serían como un ancla que impidiera a tan noble varón dejar su tierra y responder de Dios a la llamada. Mas es celeste su decisión, que no terrena, y no se aviene el Cielo a componendas cuando es el honor de Dios el que está en juego. Pasó ya el tiempo del triunfo, de ricas vestiduras y de honores, que hoy de su Señor ha de seguir Andrés los pasos, sin bolsa ni dinero, sin túnicas ni alforjas, a pie por los caminos de este mundo, que a Roma llevan siempre al buen viajero.
Tomó por vez postrera las insignias de su misión y de su cargo, que, orgulloso, llevó durante años. Sobre sus blancos cabellos, la puntiaguda mitra, signo de su oficio, recordatorio del cielo y yelmo de salvación para su pueblo. En puño de hierro, del Adversario con justicia temido, agarró con fuerza su báculo, con el que pastoreó con amor a las ovejas y que tantas veces blandió contra los lobos que amenazaban la fe de su rebaño. Eran esa mitra y ese báculo su única riqueza en este mundo y a los pies de su Dama quiso dejarlos, mostrando que audacia y cortesía son hermanas y que la caballerosidad no se ha extinguido en esta tierra. Por su Dama y su Señor emprende esta aventura y así era menester comenzarla, postrándose ante la Reina del Cielo, Señora de las reinas de esta tierra.
No tembló su mano encallecida al dejar en el suelo sus ropajes, su pasado, sus armas y su vida, pues no cabe el temor en aquel pecho que por Dios sufrió tantas heridas. Tan sólo viósele temblar, por un instante, al besar el pie de su Señora, por no creerse digno de tal gesto. Y aquel divino pie quemó sus labios, como el ángel quemó los de Isaías, pues es tan Santa Dama zarza ardiente, radiante como el sol y las estrellas.
Grandes han sido, ciertamente, los logros y hazañas de Andrés Burnham, más ninguno tan grande y tan divino como el postrarse humilde en este día, pequeño, desnudo y sin apoyos, cual peregrino y romero fatigado, a los pies de su Dama, Madre de su Señor, Mater Ecclesiae, cuyo manto azul fue siempre su bandera. Por eso, desde hoy y para siempre, nuestro Andrés será llamado, por todos los cristianos de la tierra, Andres Burnfoot, Andrés del Pie Ardiente, en recuerdo del día en que, postrado, besó con humildad el pie tan santo que aplastó para siempre a la serpiente.
31 comentarios »
Es un soplo de aire fresco el comprobar como parte de la iglesia anglicana vuelve a Roma, sin duda alguna toda una esperanza.
Conmovedor relato.
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