Gracias Triaca por recordarnos la festividad de Nuestra Señora de Lourdes.
Además de todas las riquezas espirituales y de todo orden que nos legaron las apariciones, rescato el que nos regalaron un plus maravilloso.
Me refiero a que su contexto es una inequívoca prueba de la vera realidad simbolica de los bellos cuentos de Hadas.
Precisamente hadas significas en griego "lo que brilla" y -salvando las distancias- las princesas de tales relatos se asemejan, al Brillo, Belleza, Pureza, Serena Majestuosidad, Extrema Bondad, que mostraba la Virgen en sus apariciones.
Incluso el resto de la descripción es notablemente similar a los que vemos en las mentadas sagas.
Y tiene todo el óntico valor simbólico de aquellos relatos.
Por ello, se me ocurre que nada mejor que comenzar:
"Había una vez... una humilde niña llamada Bernardita...", y pedirle al Niño Dios,
que nos rescate de nuestra angustia existencial y nos haga nuevamente niños, muy niños, para que podamos volver a "ver con el corazón"... y creer...
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