Re: Medjugore-manía, línea directa.
Además de visitar el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes en dos ocasiones, he visitado también otras dos veces San Sebastián de Garabandal y una vez Prado Nuevo en El Escorial. En Lourdes estuve como peregrino, en Garabandal en la primera de las visitas formando parte de un equipo de investigación del que se me permitirá que no ofrezca detalles --si a alguien le interesan puedo darlos en mensaje privado--, y la de El Escorial estuvo motivada por razones de observar lo que allí había.
Por supuesto, en ningún caso pretendí acercarme al conocimiento profundo de la supuestas apariciones. En efecto, los criterios de credentidad exigidos por la Iglesia son muy complejos. Pero este tipo de fenómenos siempre están acompañados de grandes movilizaciones populares de gentes movidas por la fe y la esperanza. Así sucedió en tiempos de Nuestro Señor cuando era seguido por grandes muchedumbres, y así ha sido en el XIX desde La Sallette hasta hoy. Pero también se producen situaciones no deseables. Suele existir un evidente mercadeo de individuos que en fechas señaladas ponen sus puestos con toda clase de objetos religiosos, como en otras fechas se instalan delante de un estadio de fútbol o una plaza de toros, con objetos "ad hoc" para la ocasión. También es frecuente que se inicien actividades permanentes de diferente signo en torno al lugar y cuya relación con los supuestos hechos puede ser hasta dudosa.
Por otro lado, los "anuncios" de los momentos de las apariciones tampoco son tan extraños. Ha sucedido en otros lugares, o particularmente cuando se anunciaban posibles señales como "el baile del Sol", y eso atrae a cualquier medio de difusión. Pero lo que a mi me sorprende más es otra cosa. La duración de las hipotéticas apariciones en Medjugore es algo extraordinario. Son muchos años ya, demasiados y esto debe compararse con la duración registrada de los otros lugares, ya reconocidos por Roma o en aquellos cuyo proceso aún se estudia. Recuerdo que el caso de El Escorial fue largo, pero ni comparación con este otro. Al igual le ha sucedido a los demás.
De todos modos, en aquellos lugares en que se han producido apariciones reconocidas como de carácter sobrenatural, así como en las que esperan un dictamen, tienen utilidad para la devoción privada de los fieles, es decir, nada obliga a creer en ellas, pero todo el entramado que se monta a su alrededor, a veces verdaderos circos, no afecta en nada a su realidad.
Me reitero en que lo más extraño del caso es su extraordinaria duración en el tiempo, algo completamente anómalo.
Última edición por Valmadian; 04/02/2012 a las 04:01
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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