Tradición y Antitradición (en la fiesta de San José)





En la historia de la divina Infancia de Jesús —período histórico que, como observan los expositores, en el Evangelio de San Lucas tiene por centro a la Inmaculada y en el Evangelio de San Mateo tiene por centro a San José— vemos cómo se encuentran y luchan la TRADICIÓN, la más augusta de las tradiciones, la de la esperanza en el Mesías, y la ANTITRADICIÓN, la más impía de las antitradiciones.

La Antitradición la representa Herodes. Este idumeo, «medio judío», como Josefo le llama, combate la Tradición de todos modos; pero la combate singularmente de un modo especial que consiste en dar a la lucha aspecto de conciliación. Por ejemplo: sintiéndose émulo de la gloria de Salomón, acomete la reconstrucción del Templo, en lo que se muestra amante de la Tradición y con lo que satisface a muchos creyentes. Pero tiene la audacia de colocar sobre la puerta principal del Santuario el águila de oro, símbolo del Imperio, como el águila de plata, con su haz de rayos de oro en las garras, había sido el símbolo de la República de Roma. El águila de oro era también un ídolo que, en tiempos de paz, veneraban los romanos en una capilla próxima al pretorio... Pretendió infelizmente conciliar la Tradición con la Antitradición, dando al César lo que es de Dios.

Esta conciliación provocó sangrientos tumultos que él castigó con mortandad horrible, no sin quemar vivos a los cabecillas. Nada ganaba con esto la Tradición. La Antitradición se llevó todas las ganancias. Por este camino se llegó a la vaticinada «abominación de la desolación», y a aquellos horrores de aquella ruina de Jerusalén que mucho antes de sobrevenir arrancaron de Jesús las lágrimas del flevit super illam.

La Tradición la representa San José. Para demostrar que el mesianismo de Jesús es el verdadero mesianismo, los evangelistas prueban que es el mesianismo tradicional; el de la ley y los profetas que en Jesucristo se cumplen. Y remachando este argumento tradicional, exhiben la genealogía de Jesús según la generación temporal. San Mateo cuenta catorce generaciones desde Abrahán hasta David; otras catorce desde David hasta la transmigración de Babilonia; otras catorce desde la transmigración de Babilonia hasta Jesucristo. Esta genealogía acaba así: «Y Jacob engendró a José, esposo de María, de la cual nació Jesús.» Aquí es San José el representante de la Tradición, y el que da nobleza y realeza davídica al Verbo humanado.

Jamás se ve que el Patriarca de la Sagrada Familia intente conciliar la Tradición que representa con la Antitradición. Pero defiende y mantiene esa Tradición de manera que así como, mediante la conciliación lograba Herodes que la Antitradición ganara, así ganaba sin conciliaciones la Tradición, a quien la Antitradición servía cooperando a sus triunfos.

La Antitradición es el poder romano que ordena el empadronamiento. Para empadronarse tenían que ir a Belén los de la Casa de David. Aquel empadronamiento sirve para que a los ojos de todas las generaciones resalte el hecho tradicional de la descendencia davídica de Jesús, que nace en Belén adonde ha ido José a empadronarse como descendiente de David. La Antitradición que es Herodes principalmente, pone en fuga a la Sagrada Famiüa; la persecución servirá para que a los ojos de todas las generaciones resalte el cumplimiento del vaticinio mesiánico: «de Egipto te llamé». De regreso a la patria, José no residirá dentro de la jurisdicción en que impera, heredada por Arquelao, la política de Herodes; esto servirá para que resida en Nazaret y se cumpla el vaticinio que presenta al Mesías como nazareno. Por este camino la Tradición va de triunfo en triunfo, cooperando la Antitradición, con quien no hay contubernio. Es verdad que la Tradición tendrá que ir al Calvario. Pero es que en el Calvario es la Redención. Si no fuera al Calvario no sería la Tradición...

Hemos esbozado una de las infinitas razones que movieron a nuestros mayores a proclamar patrono de los defensores de la Tradición española a San José...

FABIO

El Siglo Futuro (19 de marzo de 1935)




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