SATÁN Y SATANISMO
Con el infamante suceso de Pamplona (profanación de formas consagradas y exhibición de las mismas en un edificio oficial y público me he acordado del artículo que transcribo a continuación:
Aunque los términos y conceptos de Satán y Satanismo han desaparecido del horizonte moral y cultural de las generaciones paganizadas de la época contemporánea no por ello están menos presentes en nuestras vidas.
Estimamos necesario facilitar y reparar en lo posible esta voluntaria ignorancia.
El pavoroso panorama de la Humanidad es actualmente, como jamás antes lo fuera, la gran revelación del PODER SATÁNICO. Jamás la Humanidad entera y hasta el mismo planeta Tierra se hallaron en trance de ser convertidos físicamente en Nada ... En esa Nada física y metafísica que es la eterna y feroz agonía de Satán ...
Esperamos contribuir en algo a suscitar en algunos esa REAL y APOCALÍPTICA visión actual de la Humanidad, y su reacción, como debiera ser, para tornar a Cristo.
SATÁN
Consciencia entera tenemos, por propia y reiterada experiencia; pero, si careciésemos, este científico texto del doctor Edouard Langston bastaría para mostrarnos la realidad actual: "la creencia en los ángeles y en los demonios forma parte integral de las doctrinas judía y cristiana sobre Dios, el hombre y el universo, desde los más lejanos orígenes hasta nuestros días.
Sólo los eruditos y los investigadores pueden darse plenamente cuenta del lugar que las concepciones relativas a las potencias sobrenaturales, buenas o malas, han ocupado hasta el siglo XIX en la teología cristiana.
Para conseguirlo, están obligados a consagrar mucho tiempo y trabajo a estudiar los antiguos tratados de teología, comprendida la teología sistemáticas, volúmenes enteros de sermones y la Historia de la Iglesia, así como la literatura medieval en su conjunto. No así en las obras modernas de teología, en los sermones y en el resto de la literatura religiosa corriente, donde no se podrá formar una idea del lugar dominante tenido en los pasados tiempos en el pensamiento cristiano por las concepciones relativas a Satán, a los demonios y a los ángeles.
Parece como si ahora tales concepciones hubieran sido eliminadas. Los nombres de Satán o diablo, de demonios o malos espíritus y de ángeles forman aún parte de nuestro vocabulario religioso tradicional, más todos cuantos estudian los escritos de las autoridades de las diversas Iglesias actuales serán forzados a admitir que, desde este punto de vista, ofrecen un gran contraste con la enseñanza de la Iglesia en cualquier período de su Historia, desde los tiempos de los Apóstoles.
Lo que se tenía por realidades sustanciales no son hoy más que sombras. Ideas que antes se hallaban en el centro del cuadro, son hoy relegadas a sus márgenes.
Enseñanzas que hasta la época moderna aparecían como teniendo un interés vital para los más profundos espíritus de la Iglesia, son miradas hoy como caducas, como sin nada tuvieran que ver con la experiencia actual del hombre" (Edouard Langston en La Demonologie, pg. 6)
Es una realidad pintada con vigoroso trazo por el teólogo británico.
Pero para no incitar a error con el fragmento precedente, hay que ilustrar y decir que su autor dice o sugieren que la Doctrina de la Iglesia Católica haya variado. Langston lo ha mostrado así anteriormente, al escribir su libro: "Supernatural: The Doctrine of Spirits, Angels and Demons from the Middle Age until Presente Time" (Edt. Rider, 1934)
Pero es constatable que la creencia en Satán está muerta en la Cristiandad. De ahí el gran riesgo de profesarla y proclamarla y de revelar su acción en el acontecer universal.
Tan sólo ciertos privilegiados de la gracia y de la creencia profesan una fe viva en la existencia y acción de Satán. Los más de los cristianos profesan -si ello es profesar- una fe muerta, en la existencia y acción de Luzbel.
Casi ninguno confiesa, temeroso del descrédito; mientras que otros tienen tal grado de incredulidad que ni siquiera creen en la existencia de Satán.
Y queda el Espíritu del mal reducido a nada en el campo de su experiencia religiosa y en el de su especulación racional.
Tal estado de conciencia es lo más de la Cristiandad, en lugar de hacernos dudar siquiera sobre la existencia y acción de Satán, nos impulsa racionalmente a la creencia, porque tan gran incredulidad en el mundo cristiano revela, como nunca revelará una realidad humana, su existencia, presencia y acción; al ser esa práctica y universal negación una prodigiosa prueba y un triunfo inaudito de su actual y terráqueo Poder.
La inducción directa nos lleva hoy a ver esa incredulidad en Satán como su obra, su Obra Maestra, con sólo preguntarnos: cui bono fuerit? (¿a quién beneficia?).
Sólo a él; a Satán mismo.
No recurriremos a la autoridad de la Biblia, los Evangelios, de los Apóstoles ni de la Iglesia para testimoniar en favor de la existencia y acción demoníaca.
Sólo diremos que la creencia en el Demonio es de las primeras en el Mosaísmo. Aparece ya en el Paraíso (Génesis, c III). Isaías lo acusa de haberse rebelado por querer ser "semajante al Altísimo" (XIV, 11-14).
Dentro del Antiguo y Nuevo Testamento, no hay excusa ni evasión posible para el cristiano que pretenda no creer en Satán y sus demonios.
Entre los documentos más convincentes relativos a la creencia en los demonios está la estela egipcia conservada en la Biblioteca de París, y fechada en el XII a d C, y en la cual se relata la POSESIÓN DIABÓLICA de la Princesa Reschit, cuñada del faraón tebano Ramses XII y los fracasos de los sacerdotes por liberarla de él. (Lenormant en La Magie chez les Chaldéens, pg. 32).
En textos cuneiformes, datados en 2640 a de C, en lenguaje acadio, hay una fórmula para conjurar al Demonio: "Encantación: Demonio malvado, peste maligna, el Espíritu de la tierra os haga salir de este cuerpo ... Encanto del Dios poderoso, poderoso, poderoso, Amén" (Lenormant, ob. cit. pgs. 44 y 308).
Entre las más antiguas doctrinas egipcias, está la creencia en "Apep, la serpiente diablo de la oscuridad, de la tempestad y de la noche y principal antagonista de Ra, el dios-Sol" (Budge en The Gods of the Egyptians, vol. I, pg. 11).
Los textos más antiguos muestran, sin género de dudas, que la religión Babilónica y Asiria, eran ante todo animistas: era esencialmente una creencia en la existencia de los buenos y malos espíritus" (Rogers en Religion of Babylonia y Assyria, pg. 261).
Hay más alusiones y creencias antiguas de la Humanidad, cuna de nuestra civilización, y sin mencionar las creencias de los pueblos bárbaros y salvajes, de la antigüedad y del presente, porque los más, como sabemos, en lugar de ver en esa universal creencia una reminiscencia de la primitiva verdad y en su profesión la experiencia secular de cada pueblo, con el racionalismo contemporáneo, hallan que la creencia cristiana en los demonios es una traslación, a través de los hebreos, del mito demoníaco de la supersticiosa Humanidad ancestral.
Es conveniente recurrir al testimonio de filósofos respetados, cuyas doctrinas han sido y son profesadas por los modernos, o por lo menos han inspirado en gran parte las por éstos presentadas como nuevas.
Escuchemos a Platón," Plotino: En cuanto a los dioses que están en el cielo, pienso que el primero es el sol, y que nosotros podemos compararle convenientemente al fuego, como siendo de su naturaleza ... Pero no es preciso sacrificarle ningún animal ... Yo conozco a un hombre verdaderamente piadoso que no sacrifica nunca un animal a los dioses. El tiene en reserva tales víctimas para los demonios, buenos o malos" (Des Sacrificies des dieux et des démonos, cap. II).
Estos seres invisibles que Platón llama indistintamente demonios, han recibido por parte de los hombres honores iguales a los de los dioses, y un culto muy parecido. Una creencia universal quiere que ellos sepan volverse dañosos; ella quiere que su cólera se inflame contra los que omiten darles UN CULTO LEGÍTIMO.
Sería una contradicción de este "gran dialéctico" que es Satán prodigar en esta Era del ATEÍSMO MATERIALISTA, profesado ideológica o prácticamente por el homo economicus que puebla el "área civilizada" del planeta.
Sería ilógico que el Enemigo de Dios diera pruebas espectaculares, mágicas, de su propia existencia, lo que probaría la existencia de Dios y desmentiría el ateísmo y al materialismo, al delatar con su presencia la existencia del orbe sobrenatural.
Por este motivo cada vez son más raras las posesiones clásicas, las corporales, acompañadas de fenómenos espectaculares. Posesiones propias de épocas pretéritas en que la unanimidad de la creencia en Dios (o en los dioses) y el orbe sobrenatural era una realidad en la Humanidad.
Entonces la espectacularidad de las posesiones diabólicas podía beneficiar, desde luego, a Satán y su reino; con ellas fingía ser auténtico Dios o un dios más, con lo cual conseguía saciar un tanto su eterna e inextinguible agonía de divinidad; a parte de conseguir extraviar algunas almas.
Pero a medida que avanza la ola del ateísmo y del materialismo, las materializaciones de las posesiones diabólicas disminuyen en razón directa. No así en los pueblos idólatras en los que la creencia en sus divinidades y en lo sobrenatural no ha disminuido.
SATANISMO
Hoy, el Satanismo, el clásico, con sus posesiones delatadas por manifestaciones físicas, en el mundo de la Cristiandad, queda reducido a círculos estrictos de no muchas personas. No queremos indicar que el número de posesiones actuales de tal género sea despreciable, es tan sólo reducido en relación a la gran población del mundo.
Hay POSESOS, hay SECTAS SATÁNICAS, y hasta ciertos diabólicos en diferentes grados. Hay adeptos conscientes de Satán, los renegados del Cristianismo, que sin pasarse al ateísmo y al materialismo continúan siendo espiritualistas; una de cuyas ramas son los espiritistas, que hoy son millones.
Satán aún actúa y actuará físicamente y se comportará a la manera clásica en tanto existan espiritualistas renegados del Cristianismo; cuyo espiritualismo les hará volver a Cristo si Satán no se lo cultivase y los explotase a favor suyo, tomando en ellos el lugar de Dios.
A tal fin, se sirve hoy Satán de ciertos Ritos u Obediencias de la Masonería. Hay en la Masonería comunistas y socialistas, radicales (Barres; masón en su "discurso en el convento" (Asamblea) del GOF, Revue de Paris, 15 sept. 1938).
Hay ritos y obediencias masónicas destinados a retener a los que continúan siendo espiritualistas. También filiales creadas y dominadas por ellas como son TODAS las sectas: Teosóficas, Rosacruces, Espiritistas, etc. etc.
La razón de retener a los espiritistas, impidiendo su retorno al Cristianismo, es primaria y elemental aunque hay otra superior. Los ateos y materialistas son limitados intelectualmente.
Como dice un masón de alto grado y culturalmente refinado: "el Occidente profesa cada vez más un materialismo animal" (Albert Lantoine en Lettre au Souverain Pontifice, pg. 159).
No es entre los ateos y materialistas donde el Satanismo puede hallar (sería un contrasentido) el hombre satánico. El ateo y materialista sincero combatirá para destruir la Iglesia porque la Iglesia Católica es un enemigo de clase, pero si el satanizado es ateo y materialista, subjetivamente no lo será, porque el Satanismo es odio a Dios, y nadie odia lo que íntima y sentimentalmente aquello en que no cree y para él no existe.
El Satanismo es odio a Dios y odio a Cristo, no porque crea que Dios no existe o que Jesús fuera un impostor, sino que odia a Dios por constarle su existencia, y odia a Cristo no por creerlo un impostor, sino por lo contrario, por serlo y constarle que Él es Dios. Tal es el Satanismo auténtico y en su apogeo, del cual, como idea y filosofía, es el Kabalismo su más pura expresión.
Tal es el Satánico auténtico, cual el cristiano verdadero respecto a Cristo, ha de ser y es a semejanza de Satán.
Y es ahí, en los Ritos y Obediencias masónicas llamadas místicas, y sus filiales: Teosóficas, donde el auténtico hombre satánico se forma, y de entre los que son elegidos los verdaderos, y casi siempre satánicos, jefes de la Masonería y de la Revolución.
Los hombres satánicos, esos hombres necesarios, si hay la infalible adecuación entre sujeto y objeto, entre hechor y hecho ..., ya que el Judaísmo kabalista, la Masonería, su creación e instrumento, y la Revolución, su empresa común, son la expresión de un odio sobrehumano a Dios, a su Cristo y a su Iglesia.
Sobrehumano odio que solo puede ser profesado en ese grado místico por hombres de santidad invertida; por hombres poseídos de la desgracia de Satán, incapaces de amor, odiando, con su odio racional, dialéctico, científico, lúcido, a Dios; por ser Dios, cuyo conocimiento experimental se lo da su diabólica posesión, por saber que Dios es Amor (San Juan).
Por eso las posesiones satánicas han aumentado de forma exponencial. Han aumentado en tal cantidad en la época contemporánea. Si no se aprecian, más verdaderamente, sino quieren apreciarse, es por haber cambiado de forma, o no estar acompañadas de manifestaciones físicas, y las raras veces que aparecen éstas, son calificadas, por confusión ignara o premeditado fraude "científico" de fenómenos patológicos o psíquicos,
Conspiración y fraude "científico" porque esos mismos "científicos" que niegan lo sobrenatural, sea divino y/o diabólico, guardan un silencio cómplice ante todo ese ocultismo, teosofismo y espiritismo contemporáneo -habiendo en ello tanto fraude- aún cuando todas esas sectas ocultistas se proclaman a sí mismas metafísicas y hasta metapsíquicas.
Y la conspiración "científica" obediente a las fuerzas del mal, negará doctoralmente todo cuanto directa o indirectamente, milagro y prodigio satánico, confirme la verdad del Cristianismo; y, en cambio, por acción u omisión, favorecerá todo cuanto tienda hoy a mantener descarriados de Cristo y su Iglesia a los que aún tienen una creencia en lo sobrenatural.
No es desmesura delatar la "conspiración científica" ya que la fe perdida en Religión por tantos hoy se ha desplazado y la cifran en los colegios de científicos, ante todo, si son físicos, ya sean patólogos o matemáticos, ingenieros o químicos; recuperando el rango de lejanos antepasados, volviendo a ser una casta de hierofantes, magos o zaratrustas, en posesión de la maravillosa piedra filosofal, cuando la verdad es que despojados de su aparato técnico y sacados de su especialidad, son incapaces de la menor idea nueva pero con soberbia y suficiencia magistral, definirán sobre lo divino y humano en puros retrógados, porque lanzarán sus más caducos y caducados errores, tomados del más elemental panteísmo o el más grosero materialismo, tal y como se profesaba en la bárbara y elemental antigüedad, ignorando su vejez. Ayunos de la gran sofística griega, judía y alemana, y hasta de la francesa , ésta más asequible por elemental, y, por refinadamente literaria, más atractiva y asimilable por la incultura filosófica.
Más con toda esta indigencia cultural los "científicos de la especialidad" son muy escuchados, sugestivamente, por sus fenomenales éxitos en física; como la época contemporánea cual profetas metafísicos.
Y siendo una realidad estúpida esa fe ciega y viva en los físicos, que se opone a la fe y la razón metafísica y la misma evidencia humana universal, era un imperativo moral atacarla, en verdad, sin esperanza de quebrantarla en lo más mínimo. Y franca y directamente atacada está. Era un deber atacar, induzcamos o no a muchos, pocos o ninguno a juzgar estupidez e inconsecuencia esa e ciega, de tipo supersticioso, en la sabiduría mágica del físico actual.
La mayoría de posesiones satánicas no van acompañadas hoy de manifestaciones personales físicas u orgánicas. Pero, literalmente hablando, objetivamente, en orden material, las posesiones tienen una amplitud y una espectacularidad como jamás.
Examinemos brevemente, pero en profundidad la calidad esencial y trascendente de la posesión diabólica.
DEMON EST DEUS VERSUS
Así lo define el Kabalismo y lo repite, hoy, la Teosofía (H.P. Blavatsky en La Doctrina Secreta, vol II, pg. 210).
Y si la definición es inexacta, en cuanto al sujeto, en cuanto al Demonio -implicaría dualismo teológico- pues el Demonio no es Dios, ni siquiera inverso o al revés, por su voluntad y estado pretende serlo y hasta objetivamente o efectivamente resulta ser ese Deus Inversus Kabalístico y Teosófico: Satán, a la inversa que Dios, logra, con el asentimiento del hombre, al igual que Dios, hacerlo a su imagen y semejanza en su obrar terreno; y también como Dios, con el humano asentimiento, y en virtud de su desgracia, como Dios con su gracia, consigue su infortunio eterno.
Lo radical, esencialísimo y trascendente de la posesión diabólica es transformar al poseso en imagen y semejanza de Satán.
Satán, espíritu puro en su existencia celeste primitiva, espíritu impuro por su rebelión, es un Espíritu siempre. La posesión significará, radical, esencial y transcendentalmente, trasnformar al espíritu del poseso en imagen y semejanza del Espíritu Impuro.
Será, pues, lo radical, esencial y trascendental, la posesión espiritual, y lo adjetivo y accesorio la posesión material u orgánica que, por otra parte, indirectamente, y en cuanto la carne, en lo no vegetativo y automáticamente funcional, obedece al humano espíritu, la posesión física estará efectivamente consumada.
Es decir, radica en el espíritu el que ángel y hombre sean a imagen y semejanza de Dios. El espíritu angélico y humano, cada uno en su orden jerárquico, desea, piensa y razona.
Y ha de ser ahí, en el razonar, pensar y desear humano, y no en su propia sustancia espiritual, esencial, permanente e inalterablemente con semejanza e imagen de la divina, donde Satán, con su posesión, ha de realizar la inversión.
Y de razonar, pensar y desear el bien el espíritu del hombre, a semejanza de Dios, para el cual El lo creó, el hombre poseso, inversamente, razonará, pensará y deseará el mal, a semejanza de Satán.
En rigor la posesión satánica, sustancial, real y trascendentalmente, consistirá en invertir la objetividad natural, adecuada y predestinada de las facultades espirituales del hombre, de la razón, del pensamiento y de la voluntad.
Con tal evidencia podemos apelar a la experiencia personal del lector en su existencia y preguntar ¿Cuándo en toda la Historia de la Humanidad existieron más hombres en este mundo cuya razón, pensamiento, y voluntad tienen por objeto el mal, un mal de tal dimensión y de tan absurda efectividad física y metafísica?
TEOFOBIA Y HOMOFOBIA
Jamás en la Historia humana hubo más hombres presa de teofobia y homofobia. Jamás tuvieron tan inmenso y universal poder; ni jamás dispusieron de tantos medios y tan eficaces para inculcar esa rabia contra Dios y contra los hombres.
Es legión hoy la de los atacados de homofobia y teofobia en grado frenético; y es tal legión la que domina con artes psicológicas, fuerzas políticas, estatales y físicas a la Humanidad, llevándola con un rigor de voluntad, un arte dialéctico y un refinamiento absolutamente sobrehumanos al choque apocalíptico, en el cual esta Humanidad nuestra, en dos masas escindida, desencadenará las fuerzas cósmicas del planetario suicidio de la especie humana ...
¿Es o no cierto? ... ¿Es así o no el dispositivo humano y de las cósmicas potencias en la superficie del planeta y en los espacios interplanetarios? ... ¿Es así o no, se quiera o no se quiera, se diga o no, bajo el anonadamiento de un terror zoológico? ...
¿Y esto qué es , cómo definirlo y calificarlo?
Con velocidad geométricamente acelerada los teófobos y homófobos llevan a la especie humana al SUICIDIO TOTAL ... el suicidio es el místico final reservado por Satán a sus elegidos más predilectos.
Hay una identidad objetiva entre Satán y los omnipotentes homófobos y deófobos.
También su agonía suicida, subjetivamente, tiene absoluta identidad: Satán es para siempre un Suicida inmortal; su apetito de mal, de mal sumo, ha de impulsarlo, por necesidad moral, a reducir a nada todo bien, hasta el Bien Sumo, Dios, el Ser por excelencia y puro Ser; como también al ser humano ... la maravillosa dialéctica de su angélica naturaleza ha de llevar a Satán con infalible fatalidad a la última consecuencia de su apetito de mal sumo; apetito inmortal, porque el espíritu satánico en su perfectibilidad está privado de capacidad de contradicción o cambio.
Si su apetito de mal sumo pudiera satisfacerlo reduciendo a nada todo ser, incluso al Ser, falto ya de objeto su apetito de Mal, el mal sería imposible; no hay mal si no hay bien que destruir. El mal es pura objetividad y efectividad, no es ente ni cosa en sí; el mismo Satán no es el Mal, como el actor no es el acto.
Por tanto, reduciendo a nada todo bien y, por ello, todo ser, el mal no podría ser ejecutado, y objetivamente, Satán dejaría de ser el fautor del mal. Un Satán incapaz del mal por carencia de objeto al que inferirlo, se convertiría en bien; porque el ser es bien; y él por ser único, sería bien sumo, nada se lo impediría.
Más en esta hipótesis hay contradicción, si de su angélica naturaleza primitiva Satán conserva la pura perfectibilidad de ser incapaz de contradicción en el acto volitivo, la voluntad de mal, de mal sumo, ha de sobrevivir en él a la reducción de todo bien a nada, y, ya sin posibilidad de de ejecutar el mal, por ser él un ser, había de ser bien Stán. Más, intacta su voluntad de mal, de mal sumo, hallaría objeto por consumarlo: el mismo ser de Satán, que infaliblemente se suicidaría, con lo cual advendría la Nada.
Antes de diseñar la dinámica dialéctica de Satán, del supremo fautor del mal, en su agonía de Mal, hemos afirmado la identidad con la satánica de las agonías de mal padecidas por los deófobos y homófobos.
Partiendo cada designio de mal de sus respectivos órdenes, del sobrenatural satánico y del natural humano, convergen ambas agonías en la destrucción total, en el suicidio universal.
La naturaleza humana no fue dotada de perfección angélica, y es capaz de contradicción en su facultad volitiva. Y, por lo tanto, el hombre es capaz de opción, de alternada y opuesta decisión, en virtud de su libertad, razón y conciencia.
De ahí que los hombres, en un simple estado puramente humano, haga el bien y cometa el mal en continuas rectificaciones; y, como regla general, que su voluntad y deseo, al dictado de su espíritu, le impulsen al bien, aún cuando tan frecuentemente apetitos diversos de su carne le hagan obrar mal, tantas o más veces que el bien. Es lo normal y la regla, como confirma la experiencia.
Si se preguntase sobre la proporción entre las buenas acciones y las malas de la Humaniad, siempre han sumado más las buenas que las malas, de lo contrario ni existirían los hombres, y si algunos sobrevivieran su evolución moral, social y hasta material no sería, como lo es, en línea general, progresiva, sino regresiva.
Sin optimismo y sin ponderación de la elevación de tal progreso, y hasta registrando regresiones locales y temporales de consideración, la progresión moral, social y material, no se ha interrumpido en nuestros tiempos. No nos oculte el árbol de gobiernos y "elites" el bosque de los pueblos.
Esta simple evidencia pretende razonar y mostrar que el estado de teofobia y homofobia de ese grupo numeroso de hombres, numeroso, pero ínfimo en relación con la masa de la totalidad de la especie humana, que les impulsa permanente y atrozmente al mal, al mal sumo en el orden humano y físico, que es preparar y provocar un genocinio universal, no es natural. El hombre por si mismo, al dictado únicamente de los apetitos de su naturaleza, puede que no exista imposibilidad moral para que llegue a tamaña monstruosidad. Pero lo dudamos, y casi negamos que tal designio de mal sumo como el enunciado pueda dominar de manera constante a un hombre un tiempo considerable, y menos aún durante toda su vida razonable.
Aún existiendo el criminal profesional, antisocial, en que la evidente limitación de sus empresas criminales están circunscritas por sus apetitos egoístas. Por monstruoso y extraordinario que sea el criminal está a un abismo de los hombres que arrastran, hoy, a todos los demás al exterminio universal, con una tenacidad, ingenio y hasta un sacrificio en grado heróico, cual si fueran impulsados por una santidad; claro es, con inversa objetividad que la cristiana.
No es capaz el hombre por si mismo, impulsado por sus propias facultades y fuerzas, de algo tan inaudito y prodigioso. No es ninguno capaz; como tampoco lo es alguno de alcanzar en las virtudes el grado heróico de la santidad y el martirio sin la gracia extrordinaria de Dios y su decisivo auxilio.
Pues ese grado de virtud heróica, de santidad y martirio, diríamos, si emplear tales términos con su evocación de amor cristiano, no sonaran sacrílegas, es alcanzado por estos místicos y héroes del sumo mal.
Y no ha lograr descender a tan abisal estado un hombre por si mismo, por sus fuerzas y facultades personales. Ha de serle también necesario un poderoso auxilio sobrenatural, porque sobrenatural es su agonía de mal totalitario.
Para explicar el malvado en grado heróico y sobrehumanamente genial es necesario Satán; al igual que para explicarnos la virtud en grado heróico del santo y el mártir es necesario Dios.
En ambos y antagónicos órdenes ha de producirse la entrega; pero el hombre ha de decidirla usando de su jamás perdida libertad. La entrega, la entrega puramente voluntaria, es condición ineludible para la posesión.
Ni Dios ni Satán, Aquel por autoimposición, y el caído por la coacción divina, no pueden violar la libertad del hombre. Dios lo quiso y lo hizo a su imagen y semejanza, Dios es Amor; no hay en el hombre amor sin libertad; arrebatársela sería tanto como desposeerlo de la facultad por la cual puede llegar a ser imagen y semejanza de su Creador, porque sería incapaz de amor e incapaz para la divina posesión.
Correlativamente, tampoco sin libertad el hombre puede odiar con odio trascendental, el radicalmente opuesto al divino Amor, que es caridad; arrebatársela sería tanto como desposeerlo de la facultad para ser a imagen y semejanza de su Destructor, porque sería incapaz de odio e inapto para la satánica posesión.
El Satanismo se transmite desde el kabalismo judío al kabalismo integrado por cristianos, que es la moderna Masonería.
Con el nombre de deófobos y homófobos desginamos a los actuales poseídos.
El profesor judío Franck, al investigar el origen de la Kábala dice: "sin salir de Palestina, encontramos en tiempo de los apóstoles, en Samaria, el personaje singular de Simón el Mago ... que gozaba de gran autoridad entre sus concidiudanos (Hechos Apóstoles, VIII, 10) ... Nosotros hallamos fundada su autoridad en el papel sobrenatural atribuido a Simón. El pueblo entero, dice en los Hechos, le miraba como una personificación de la Omnipotencia de Dios: Hic est virtus Dei quae vocatur magna (Hechos Apóstoles, V, 10)
Y, según San Jerónimo, como el Verbo de Dios: Sermo Dei (Com. in Mattheai, 24, V 5, Tomo VII)
En esta calidad Simón debía necesariamente reunir en sí mismo todos los demás atributos divinos; porque, según la metafísica hebrea, el Verbo o la Sabiduría encierra implícitamente los Sephiroth inferiores. Así, San Jerónimo da por auténticas las palabras que Simón, según aseguraban, se aplicaba a sí mismo: Yo soy la palabra divina, yo poseo la verdadera beatitud, yo soy el consolador, yo soy el todopoderoso, yo soy todo cuanto es Dios" (Ego sum sermo Dei, ego sum speciones, ego paracletas, ego omnipotens, ego omnia Dei)"
"Todas estas expresiones -afirma Franck- corresponden a cada uno de los Sephiroth de la Kábala, cuyo conocimiento lo hallamos en este hecho aportado por otro padre de la Iglesia (Clemente: Recognitio, Lib. II, Irineo: Lib. I, c. 20) Simón el Mago se considera a sí mismo como una manifestación visible de Dios"
Y continúa Franck: "esa extraña concepción -de Simón- no tiene ningún antecedente en la filosofía platónica ni en la Escuela de Alejandría, se asemeja perfectamente, hasta desfigurada, a la de la Sabiduría del sistema kabalístico"
Y el profesor judío Franck terminará el análisis de las doctrinas de Simón, la de los nazarenos-ebionitas, primeros heréticos cristianos, panteístas-comunistas, prosélitos de Simón o simultáneos y paralelos, y de los primeros gnósticos, los palestinos y egipcios, Menandro, Valentín, etc. con estas palabras: "esas ideas fundamentales, esas relaciones, esas formas y esas tradiciones proceden de la Kábala" (Franck en La Kabbale).
Con la figura y doctrina, espejo de su alma, de Simón de Gitor, el Mago, ha surgido un magnífico prototipo de ANTICRISTO, con todos los atributos del clásico poseso evidenciados en su alta Magia, que es la Kábala Práctica; Teurgia, Ocultismo, Alquimia, Espiritismo y Teosofismo.
Luego, pero también, y a la vez, hipostasiado en el miso prototipo de Anticristo, está ya en esencia, y bien completa, la versión actual y moderna del Anticristo; porque en Simón está dotado de sus actuales dimensiones filosófico-racionalistas y hasta sociales.
Simón es el primero, junto a la misma cuna del Cristianismo, en elaborar una versión de la Kábala, despojada en gran parte de su falso atuendo mosaico y enmascarada con difraz evangélico, apta y adecuada para corromper el Cristianismo desde dentro, constituyendo su doctrina y su secta, la nazareno-ebionita, la primera herejía de la Iglesia, en la cual ya está en su plenitud toda la teosofía, la filosofía, el inmoralismo y la política que parcial o totalmente ha animado todo Anticristianismo herético y a toda la serie de prototipos de Anticristo habidos en los XX siglos de la Era.
En Teosofía negar que Cristo es Dios, reduciéndole, todo lo más, a figuración o emanación más o menos perfecta de la Divinidad, de su Divinidad-Nada, realizada y realizándose en el Cosmos y culminando en el Hombre-dios. En una palabra: PANTEÍSMO.
En Filosofía la verdad y el error, en contradicción, hipostasiándose en una verdad superior, primer término de una nueva contradicción, y así en eterna e infinita serie dialéctica; esto en infinitas versiones, como la de hipostasiar a sujeto con objeto; a Creador con criatura; creación con destrucción; ser con nada; bien con mal; ...
En Moral elaboración de una Ética objetiva y menos revelada, sino emanada de tal filosofía, la ejecución del mal carece de sanción trascendente; el sujeto del mal, emanación de la divinidad y uno con ella o modo de la Naturaleza-materia, resulta espiritualmente irresponsable y, por lo tanto, impune.
Así tal "moral" alcanza su culminación con el Marxismo, negador de toda moral objetiva, como debía suceder al proclamar él que el Demiurgo de la Historia humana es la lucha, la lucha de clases ... el mal, la lucha, elevado a Causa primera de la existencia y progreso de la Humanidad, como si ella fuera y progresara por el mal, por la lucha, y no a pesar del mal.
Porque el mal, la lucha, es causa del dejar de ser, causa de no ser. Y no somos por dejar de ser, sino que dejar de ser implica no ser ...
Por último, Comunismo, el que ya está en el Ebionismo, con Panteísmo, Anticristianismo, Filosofía del error e Inmoralismo; que está en tantas sectas gnósticas, floraciones polifacéticas de la Kábala, que está, implícito con numerosas manifestaciones en el Protestantismo, y está en la última versión kabalística, en el penúltimo prototipo de Anticristo, la Masonería, vigente en su Igualdad, con total realidad ya en el Esclavismo, llamado Comunismo en rápido progreso por la colaboración tradicional masónica dentro de la Cristiandad.
En resumen una Cristiandad traicionada con las más depuradas artes cerebrales, con ciencia maravillosa, con lógica, dialéctica, refinamiento y frialdad geométrica; y, sobre todo, con tal mística, heroísmo y abnegación en la cósmica empresa de llevar a toda la Humanidad al suicidio en la lucha final: en esa lucha final que cantan las estrofas de la Internacional.
Arte, ciencia, lógica, dialéctica, refinamiento, frialdad, mística, heroísmo, abnegación ... en la ejecución del mal, en la ejecución del mal sumo en el orden humano ...
¿Qué es todo esto puesto al servicio del sumo mal humano? ... ¿No se revela en esa mística del mal el impulso de un poder sobrehumano? ... ¿Ante qué nos hallamos?
Sin rubor y desafiando todos los afilados dardos de la ironía: Nos hallamos ante la legión de los poseídos de Satán. De Satán, espíritu puramente impuro, pura inteligencia impura y pura voluntad impura, están en pura posesión, por voluntaria entrega de su voluntad e inteligencia, concediéndoseles la desgracia extraordinaria de que puedan llegar al grado de virtud heróica, potenciado por ella, sin la cual serían incapaces de llegar con su mente iluminada y voluntad implacable al abismo tenebroso del humano mal sumo.
Es así como nuestra intuición puede alcanzar a comprender algo de aquel Misterio de Iniquidad que a Pablo revelan las empresas de Simón y de la Sinagoga de Satán.
¿Qué son ante algo tan diabólicamente puro, perfecto y eficaz toda la fantasmagoria y fenomenología de las posesiones diabólicas de tiempos pasados?
La posesión corporal era un recurso para nublar, disminuir, espíritu, inteligencia y voluntad, con postreras resistencias a la posesión, y que para vencerlas se veía precisado Satán a poseer los sentidos por medio de sus consuspiscencias, ya que, no en vano, son los sentidos gozne de lo carnal y lo espiritual en el hombre.
La posesión física directa, sea sensual, fisiológica o doble, tan sólo revela imperfección en la entrega y en la posesión. Es el espíritu del ser humano el objeto auténtico de la posesión demoníaca; la posesión directa, pura, en lúcida y voluntaria entrega. Y, además, desinteresada; no a cambio de nada edonístico; en acto de puro amor intelectual a Satán.
¡Qué creer y qué esperar de esas gentes, que son las mismas gentes que llevan presenciando, sin pestañear, en animal y estúpida quietud, durante toda su generación cómo millones, fueran hombres, mujeres, ancianos o niños, atomizados, convertidos en fosfóricas antorchas humanas, despedazados por los obuses, enterrados en vida o extinguiéndose desangrados durante meses y años, agonizando, y han presenciado, y presencian, la esclavitud aterrorizada y el martirio de cientos de miles de seres humanos escarnecidos, humillados, explotados, prostituidos, ametrallados y sin esperanza ya en aquel infierno de vileza y terror ...
CRIMEN RITUAL CONTEMPORÁNEO
Como última prueba del Satanismo actual, vamos a mostrarlo en el acto más puro y trascendental satánico; en el CRIMEN RITUAL, así llamado el sacrificio de seres humanos en holocausto a Satán.
Antes de mostrar el crimen ritual contemporáneo, dada la escasa o nula información que habrán recibido los lectores en la materia, expondremos las características esenciales del crimen ritual.
Las extraeremos de uno de los mejores conocidos y analizados, perpetrado en España, e la Guardia (Toledo) cuyas escenas están pintadas en el claustro de la Catedral primada, que inspiraron un drama a Lope de Vega y ha merecido diversos estudios de los eruditos, españoles y extranjeros.
Características:
1ª.- profanación de un templo cristiano; entrada y robo del Santo Sacramento.
2ª.- escarnio con la reproducción de la pasión, crucifixión y muerte de Jesucristo, en la pasión, crucifixión y muerte de un cristiano; en el caso, un niño, raptado con engaño a un ciego en la puerta de la catedral toledana.
3ª.- sacrilegio de Cristo sacramentado. Es azotado, crucificado y muerto el niño abriéndole el costado: le es arrancado el corazón.
4ª.- escarnio satánico: con las formas sagradas, con la sangre y el corazón del niño crucificado y la eyaculación seminal, por masturbación, el principal sacrificador sobre el sacramento al final del sacrificio, con las fórmulas kabalísticas del ritual pronunciadas y el pacto de posesión consiguiente, se consigue:
5ª.- un sacramento satánico, que suministrado a los cristianos les produce la rabia; es decir, una homofobia o critianofobia, que les lleva a exterminarse todos entre sí, logrando la destrucción de la Cristiandad y el triunfo del Judaísmo.
Nota. este crimen ritual cometido en 1.488 y su descubrimiento motivaron el movimiento popular que impulsó a los Reyes Católicos a decretar la expulsión de los judíos, excluyendo a los conversos y a cuantos se quisieran convertir, aún cuando a los ocho judíos autores del crimen ritual, seis habían recibido el bautismo, simulando, su conversión.
Es el "grave" y "detestable" crimen que los Reyes Católicos mencionan en los motivos del decreto de expulsión.
Los judíos culpables, directa o indirectamente fueron: Rabi Tazarte, Benito García, Alonso Franco, Ca Franco, Juan de Ocaña, Lope Franco, Juan Franco, Moisés Franco, Yucé Franco, Rabí Abemanías y Rubi Pérez (Boletín de la Real Academia de la Historia, vol. IX y XI, William Thomas Wallsch en Isabel de España, pg. 431 y ss).
Expuestas las características del satánico crimen ritual, que presupone la posesión diabólica, debemos afirmar:
- infinidad de personas han presenciado crímenes rituales con características idénticas.
- en España hay cientos de crímenes rituales y miles de testigos desde 1931.
Veamos tales crímenes:
- profanación de templos con robo de los Santos Sacramentos. Miles.
- tormento y muerte de cristianos, entre ellos: obispos, sacerdotes, religiosos, etc. Es decir, tormento y muerte por ser cristianos: cientos de miles.
- sacrilegios de Cristo sacramentado: millares.
- muertes de sacerdotes con crucifixión, tormentos, azotes, quemados vivos, ¿?
- escarnios, infinidad de cristianos son injuriados y escarnizados durante sus agonías.
- escarnios de infinidad de cadáveres, imágenes, vasos y objetos de culto: cientos de miles.
Hallamos pues, cuatro de las características que se dan en crímenes rituales. Falta la quinta, la elaboración del "sacramento satánico".
Si entre varios acontecimientos, de cinco características, todos coinciden en cuatro, parece lógico decir que sobra base para proclamar respecto a todos ellos una naturaleza común.
Pero se da la circunstancia de que, en íntima relación, como causa de los crímenes rituales, y no como fin, lo llamado metafóricamente "sacramento satánico" del crimen ritual de La Guardia, también se da en los de España y del resto del mundo. El "sacramento satánico" del Santo Niño de La Guardia es de tipo mágico, el de los crímenes en masa es de tipo RACIONALISTA.
Tiene una mayor gravedad objetiva y efectiva el crimen ritual racionalista que el mágico. El mágico no surtió los efectos previstos, no provocó una locura homicida entre los cristianos, como esperaban los satánicos, y nos exterminaron entre ellos, dándose así el triunfo del Judaísmo.
En cambio, en el de tipo racionalista, la administración a los cristianos de las doctrinas kabalísticas, masónicas y marxistas, provoca que se exterminen entre ellos, dando así triunfo al Satanismo.
Argumentando, si sólo diferencias accidentales hay en los hechos, si sólo difieren en el empleo del medio, que era mágico en la antigüedad y no efectivo, y es modernamente racionalista, y eficaz hoy; si el propósito es idéntico: que se destruyan los cristianos entre sí, y tal fin es conseguido ahora en escala mundial, y así se da la identidad absoluta con las cinco características esenciales del crimen ritual de la antigüedad ... ¿Qué se opone a proclamar que durante nuestra vida se comete como jamás en tal cantidad se cometiera el crimen ritual?
Crimen ritual, evidencia máxima del Satanismo y, por tanto, de la existencia de poseídos por Satán.
Ya sabemos qué se opone a que se atribuyan al Satanismo los crímenes que presencia y de que es víctima nuestra generación:
- Que no son los crímenes rituales de ahora cometidos en la oscuridad de la noche, en tenebrosas grutas o profundos subterráneos, sino que se perpetran a plena luz del día.
- Tampoco son considerados crímenes satánicos porque no es uno en tal o cual año y en tal o cual país, sino que se cometen a centenares de miles, durante muchos, en muchos países
- La identidad esencial de los hechos no cuenta para asignarles la misma naturaleza; la identidad de fines, menos aún ...
- Y todos, porque los crímenes satánicos actuales o son cometidos con todo aparato legal, como el de Cristo, o ante miles de testigos; y porque la ingente cantidad de crímenes satánicos, el que sean innumerables, les "despoja" de su satánico carácter.
Acaso la imaginación de muchos, no su razón, estimaría satánico cualquier crimen aislado de los miles y miles que se han perpetrado en su presencia y en sus tiempos, pero a condición de que se cometieran solamente uno cada diez o doce años ...
En fin, todo sea por el Judaísmo kabalístico de Masonería y Comunismo, porque como Carlos Marx diría: "el Judaísmo es la muerte del Cristianismo" (K. Marx: Weke, I-1, Zur Jundefrage, pgs. 576-606. Per la questioni degli Ebrei, pg. 36 y ss).
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