Podemos quiere quitar la espada a San Fernando en el escudo de Sevilla porque «simboliza la guerra».
La portavoz de Participa Sevilla, Susana Serrano, también alega que el escudo de la ciudad excluye a otras religiones y que es «franquista».
La espada que el rey San Fernando empuña en todas sus representaciones iconográficas puede desaparecer si prospera la alegación que ha presentado Participa Sevilla (Podemos) al escudo de la ciudad. El simbolo heráldico de Sevilla ha sido sometido a una revisión en el Ayuntamiento para su aprobación oficial, ya que hasta ahora no tenía este carácter administrativo y, aunque cuenta con varios siglos de historia, nunca había sido reconocido institucionalmente.
El gobierno de Juan Espadas inició el proceso para asumirlo como emblema de la ciudad. Y como ocurre con cualquier tipo de tramitación pública, se ha abierto un proceso de alegaciones antes de la aprobación definitiva. Pocas convocatorias han recibido menos recursos que ésta en los últimos años en la ciudad, ya que sólo tres entidades han registrado protestas: Podemos, los sindicatos UGT y CC.OO. de manera conjunta y un especialista en heráldica a título particular.
Las alegaciones de este último son técnicas, pero las otras son estrictamente ideológicas. Para Participa Sevilla, el escudo representa la guerra, es excluyente con otras religiones y, además, es franquista. El gobierno municipal aprobará la simbología tal como se ha concebido históricamente y obviando las protestas de los podemitas, que son literalmente las siguientes.
La espada es «máxima expresión de la violencia»
Esta alegación de Podemos se titula «Fomento e incitación a la violencia» y tiene este texto: «La espada ha sido, históricamente, un arma de guerra, máxima expresión de la violencia. Siendo, además, Fernando III, conquistador de la ciudad de Sevilla, donde reinaba un estado de tolerancia religiosa. Por si no quedara claro el mensaje, la presencia en la mano izquierda de un globo terráqueo representando al mundo deja a las claras que el símbolo representa la conquista mediante la guerra.
Asimismo, es conveniente recordar que la conquista de Sevilla produjo una limpieza étnica de gran parte de su población autóctona y degeneró muy pronto en un clima de hostilidad, odio, violencia y discriminación para los que optaron por quedarse. No es de recibo que el escudo de una ciudad que se ha manifestado múltiples veces de forma masiva contra cualquier expresión de violencia lleve implícita una llamada a la conquista y a la guerra».
Se excluye a otras religiones
La portavoz de Podemos, Susana Serrano, asegura en la siguiente alegación que «en el proyecto de escudo inicialmente aprobado se vulneran principios constitucionales y se lesionan derechos fundamentales». En su opinión, «la presencia de tres figuras santificadas en la religión católica, a saber, San Fernando, San Isidoro y San Leandro, expuestos los dos últimos con trajes de santos arzobispos, vulnera el principio de igualdad y no discriminación por razón de religión y el principio de aconfesionalidad del Estado».
Serrano recalca que «la presencia de santos y arzobispos de una religión determinada en un escudo oficial que debe ser representativo de una colectividad excluye de dicha representación a los fieles de otras creencias que son relegados y apartados de un símbolo que debería contener un espíritu integrador y tolerante, como lo es la propia ciudad de Sevilla». A su juicio, «el escudo, como representación oficial del municipio, siendo éste parte integrante del Estado, no debe expresar confesionalidad alguna y mucho menos intolerancia religiosa».
Es un escudo «franquista»
Otra de las alegaciones de Podemos defiende que «todos los títulos otorgados a la ciudad de Sevilla lo fueron por monarcas autoritarios o dictadores». Participa Sevilla denuncia que «ninguno de los jefes de estado que otorgaron esos títulos fueron elegidos democráticamente». Y añade que «respecto al título muy noble no hay constancia, como el propio expediente administrativo reconoce, de que fuera otorgado por Fernando III y Alfonso X». Por último, asegura que «el título mariana fue otorgado por el dictador Francisco Franco». En este sentido, Susana Serrano llega a exponer que esta interpretación heráldica es «sesgada y visceral, contraria a la convivencia pacífica y democrática».
No cumple la Memoria Histórica
En la misma línea que Podemos se manifiestan los representantes de las uniones provinciales de Comisiones Obreras y UGT, Carlos Carreño y Antoio Ortiz, que han presentado una alegación exponiendo el espíritu «franquista» del escudo. Su texto comienza así: «La tarde del 18 de julio de 1936, tras una conversación con el general Pozas, Inspector General de la Guardia Civil, el gobernador de Huelva, Jiménez Castellano, recibió orden de formar columnas de voluntarios que debían acudir a Sevilla para sostener a los resistentes al golpe militar; estos hombres llevarían entre sus armas dinamita requisada a las empresas mineras de la provincia.
La explosión de esta dinamita en la emboscada perpetrada a la columna por la traición del comandante de la Guardia Civil Haro Lumbreras, que debía escoltarla, provocó una carnicería entre sus integrantes, el fracaso del auxilio planeado y el impago de una deuda de gratitud que sigue hoy sin saldarse». Hasta el momento, nada del escudo. La alegación continúa con un texto de una tesis doctoral que recoge que «la literatura histórica sublevada, contemporánea a la guerra, también se ocupó de la temida columna llegando a difundir peregrinas ideas que vinculaban la victoria obtenida por los hombres de Queipo con la ayuda divina».
Y tras una larga exposición, concreta su protesta: «Esa fecha sigue en pie frente por frente al Palacio Arzobispal. Para eso fue rotulada allí culminando el retablo de la Virgen de los Reyes erigido en 1937 por los servicios prestados. Para que nadie olvidase que el triunfo del golpe militar se materializó con ayuda divina directamente de la Virgen de los Reyes. La sangre de los trabajadores masacrados por la traición de la Pañoleta subsiste entre el olvido y el engaño.
Para ello, Franco urdió la concesión en 1939 de honores militares y en 1947 aprobó su incorporación al escudo de la ciudad». Los sindicalistas añaden que «la ignominia había fraguado y las clases dirigentes del franquismo volvían a hacer ostentación de su poderío», por lo que aseguran que el título de «mariana» vulnera la Ley de Memoria Histórica.
Todos los recursos han sido rechazados.
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