La Iglesia se niega a abrir la Mezquita de Córdoba al culto islámico
FRANCISCO J. POYATO. CÓRDOBA
El obispo de Córdoba, monseñor Juan José Asenjo, respondió ayer de forma contundente a la carta enviada por el presidente de la Junta Islámica Española, Mansur Escudero, a Su Santidad el Papa en la que reclamaba el uso conjunto de la Mezquita-Catedral de Córdoba. Asenjo rechazó de plano esta iniciativa apelando a derechos históricos y religiosos de la Iglesia Católica sobre el espacio monumental y advirtió, incluso, de que tal situación «no contribuiría a la convivencia pacífica de los diferentes credos» y «sólo generaría confusión en los fieles dando pie al indiferentismo religioso».
Aunque a lo largo de la mañana de ayer desde la Diócesis cordobesa se optó por el silencio (postura que ha conservado en estos últimos días de informaciones respecto al papel de Córdoba en la avanzadilla de los islámicos europeos) y la espera a posibles consultas superiores, a media tarde Asenjo difundió una extensa nota (dos folios y medio) en la que argumentaba en siete puntos su negativa a la petición de la Junta Islámica Española, con sede en la localidad cordobesa de Almodóvar del Río.
El prelado cordobés, en su día secretario general de la Conferencia Episcopal Española hasta su nombramiento en 2003, recuerda en varias ocasiones el «respeto y aprecio por los musulmanes que viven entre nosotros». E incluso aboga por «favorecer» también el diálogo interreligioso propiciado por la Santa Sede «desde la identidad neta de cada confesión religiosa», pero matiza que el uso compartido de templo y lugares de culto «no ayudaría a dicho diálogo».
Otros espacios de culto
Es más, Asenjo pone como ejemplos de espacios donde «tal uso compartido puede tener sentido circunstancialmente» un aeropuerto o una villa olímpica, pero siempre, apostilla, como «lugares de oración» y «no en una catedral».
Pero la fundamentación empleada en la nota por el obispo de Córdoba profundiza en razones de peso histórico y hasta jurídico-religioso para oponerse a lo que, a todas luces, viene siendo una reclamación repetida en los últimos años por los «conversos españoles del Islam», como los define el propio Juan José Asenjo.
Por una parte, el prelado recuerda que tanto el Obispado como el Cabildo Catedralicio -órgano eclesiástico que dirige y gobierna el espacio religioso- «tienen títulos jurídicos fehacientes para mantener el uso exclusivo de la Catedral por la Iglesia Católica».
Tan categórica afirmación se apoya también en la vis histórica, por la que se apela a que en entre los siglos IV y VI, y según las excavaciones arqueológicas realizadas en 1930 (parte de las cuales se han recuperado ahora para ser expuestas), ya existía en el emplazamiento de la mezquita omeya una basílica visigótica.
La Reconquista
Ésta rendía honor a San Vicente Mártir, y «muy probablemente» era también una escuela clerical y de servicios de caridad. «La invasión musulmana del año 711 destruyó este complejo», agrega la nota del Obispado, que no pasa por alto la donación de la actual catedral por parte del Rey Fernando III El Santo a la Iglesia tras la reconquista de Córdoba en 1236. Desde ese momento, y en el perímetro del recinto, se han ido construyendo un gran número de capillas devocionales católicas.
Con todo, el argumento de mayor calado en esta línea estriba en la alusión directa de Juan José Asenjo a la jerarquía y el simbolismo litúrgicos, ya que «como en todas las catedrales, «está el Señor en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía». De este modo, «el dato es fundamental y hace inviable celebrar la oración tradicional religiosa en su recinto», señala.
De ahí que por parte de la Iglesia se ponga especial énfasis en que una cosa es el diálogo y el respeto desde la parcela de cada confesión, y otra, a su juicio muy distinta, la confluencia de ambas manifestaciones (la cristiana e islámica) en un mismo espacio. «No contribuiría a la convivencia pacífica de los diferentes credos». «Los cristianos cordobeses queremos vivir en paz con los creyentes de otros credos, pero no deseamos estar sometidos a presiones continuas que no contribuyen a la concordia», explicita también la nota de la Diócesis cordobesa.
«Aceptar la Historia»
Es más, en su alegato al peso de la Historia a favor de la tradición cristiana respecto al templo en cuestión, el obispo de Córdoba retoma una afirmación del arzobispo Monseñor Filtzgerald, ex presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, a raíz de una solicitud idéntica de la Junta Islámica: «Es difícil promover la convivencia entre cristianos y musulmanes remontándose a la historia o queriendo revanchas. Es necesario aceptar la historia y seguir adelante».
La misiva de Mansur Escudero hacía hincapié en que para nada es su propósito «recuperar ningún Al-Ándalus nostálgico», y se desmarcaba de las «trazas patológicas a las que están expuestas todas las religiones», valorando el gesto de Benedicto XVI en la Mezquita Azul de Estambul en su visita a Turquía como un símbolo del «ecumenismo singular» al que ahora apelan para reclamar la apertura al culto del templo cordobés. Pese a la visita papal, dicha Mezquita Azul no está abierto al culto católico.
http://www.abc.es/20061228/nacional-...612280305.html
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