Aunque un poco atrasado porque ayer no me conecté, vale la pena leer este despacho de FARO:

Madrid, 5 diciembre 2012, feria de Adviento; San Sabas, abad. Ahora que el Gobierno del PP, con la complicidad de la Conferencia Episcopal Española, va suprimiendo las fiestas religiosas alegando espurios y fútiles motivos económicos, se preparan para celebrar mañana jueves 6, no la fiesta de San Nicolás, sino el aniversario de la llamada Constitución Española de 1978.

Dicha Constitución, en puridad antiespañola, sobre ser ilegítima e improvisada, es tan ambigua y ha sido ya tan reformada (casi siempre vía tratados internacionales, hurtando la reforma al público) que se ha convertido en una cáscara vacía. Pero no puede olvidarse que es la cáscara del huevo de la serpiente: el actual problema separatista procede de dicha Constitución, de sus "nacionalidades" y del disparatado sistema autonómico que establece. Por eso quienes planean manifestarse mañana, supuestamente por la unidad de España, en realidad se están manifestando en su contra: como decía Vázquez de Mella, están levantando tronos a las premisas y cadalsos a las consecuencias. La causa de los males no puede ser su solución.

Dicha Constitución es también el medio con que se expulsó a Nuestro Señor Jesucristo de la vida pública. El medio por el cual, como había advertido la Comunión Tradicionalista
cuando pidió el "no" en el referéndum de 1978, se ha introducido en España el divorcio, el aborto, el aberrosexualismo, etcétera. Por eso, a los eclesiásticos que acudan mañana a los actos y recepciones en honor de dicha Constitución, se les podrá señalar con el dedo como enemigos de la realeza de Cristo; como enemigos de Dios y de España y como cómplices de quienes han convertido la sociedad española en un estercolero.

Podrá señalarse también, y actuar en consecuencia, a aquellos comercios y negocios que cierren el jueves 6 pero en cambio abran el próximo sábado 8
, fiesta de la Inmaculada Concepción, Patrona Mayor de las Españas. Los españoles de bien procurarán mañana trabajar, hacer la compra, y vivir el jueves como un día normal y laborable, que es lo que debe ser (salvo en aquellos lugares que tengan por patrón a San Nicolás de Bari).

Agencia FARO