CARTA AMIGA A FERNANDO ALONSO
Estimado Fernando:
Nunca he llegado a entender muy bien del todo, como las carreras de coches son un deporte. La verdad es que no hay por donde agarrar esa creencia tan extendida entre los periodistas especializados. No albergo ninguna duda del porqué el piragüismo, el tiro con arco y la natación sincronizada sí son deportes. Por esta misma regla de tres, pienso yo, que las dos horas que me paso para ir y volver del tajo, ¿computarán igualmente como actividad deportiva? A este ritmo y como las cosas sigan por estos derroteros, no descarto que la Play Station adquiera categoría olímpica en los próximos juegos de Pequín ¿Existirá el dopaje en la ciber realidad? Menudo lío.
Lo que vengo a decirte es mucho más serio. Me he enterado –tarde y por terceros-, que te has empadronado en un paraíso fiscal o estás en trámites de ello. Algunas malas lenguas te excusaban diciendo que el dinero es tuyo y puedes hacer lo que te venga en gana, otros, que si para escapar de la prensa canallesca tomatera, otros que sí para… En fin, que nadie conocía el motivo, pero una inmensa mayoría te ubicaban en un cantón suizo, muy lejos de tu tierra natal.
¡Joder Fernando! ¿Tú también? De ser cierta la información voy a decirte un par de cosas. Te mereces que cada vez que pases por tribuna, una lluvia de piedras, tornillería variada y botellas de sidra, te manden a boxes con el casco partido en veinte trozos y con la bandera de España hecha jirones, porque tú, de español, tienes lo que yo de astronauta. Te mereces que tus paisanos te escupan al pasar y que te retiren el “Principe de Asturias” por mamarracho, caradura y chorizo. Te mereces, ser un sin papeles a perpetuidad, un apátrida errante, porque los has perdido todos, hasta el de la dignidad.
Para especular en Suiza, junto a los macarras de medio mundo, los testaferros malayos, la mafia internacional, los dictadores bananeros, los listillos de la recalificación urbanística, los pajarracos de Filesa, los traficantes de personas y toda la chusma globalizada, aprende inglés con acento de Brighton y no digas jamás que naciste en Oviedo.
Te prometo que no es la envidia lo que me impulsa a escribirte estas líneas. Es el asco que me producen los patriotas de tu talla. No sé como puedes mirar a la cara a miles de aficionados, que invierten parte de su mísero sueldo en una entrada para animarte hasta la extenuación, para que después, escatimes al fisco unos cientos de miles de euros de esa caja común de todos los españoles, que sirve, entre otras muchas cosas, para sufragar intervenciones quirúrgicas, construir escuelas, carreteras y pagar bajas laborales. También, en honor a la verdad, para mantener a De Juana a pan y caviar. Pero ese es otro asunto que podemos discutir en otra ocasión.
Espero que todo sean rumores. De otro modo, menuda chapuza de país estamos levantando.
Arnau Jara
El traidor
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