Dios salve la memoria del otrora Rey legitimo de las Españas, Carlos V!
CARTA DE S.A.R CARLOS MARÍA ISIDRO A S.M.C FERNANDO VII
Mi muy querido hermano de mi corazón, Fernando de mi vida:
He visto con el mayor gusto, por tu carta del 23 que me has escrito, aunque sin tiempo, lo que me es motivo de agradecértela más, que estabas bueno, y Cristina y tus hijas; nosotros lo estamos, gracias a Dios. Esta mañana, a las diez, poco más o menos, vino mi secretario Plazaola, a darme cuenta de un oficio que había recibido de tu ministro de esta Corte, Córdova, pidiéndome hora para comunicarme una Real orden que había recibido: le cité a las doce, y habiendo venido a la una menos minutos, le hice entrar inmediatamente; me entregó el oficio para que yo mismo me enterase de él; le vi y le dije que yo directamente te respondería, porque así convenía a mi dignidad y a mi carácter y porque siendo tú mi rey y mi señor eres al mismo tiempo mi hermano, y tan querido toda la vida, habiendo tenido el gusto de haberte acompañado en todas tus desgracias. Lo que deseas saber es si tengo o no intención de jurar a tu hija por Princesa de Asturias. ¡Cuánto desearía poderlo hacer! Debes creerme, pues me conoces, y hablo con el corazón que el mayor gusto que hubiera podido tener sería el de jurar el primero, y no darte este disgusto, y los que de él resulten; pero mi conciencia y mi honor no me lo permiten: tengo unos derechos tan legítimos a la Corona, siempre que te sobreviva y no dejes varón, que no puedo prescindir de ellos, derechos que Dios me ha dado cuando fue su voluntad que yo naciese, y sólo Dios me los puede quitar concediéndote un hijo varón, que tanto deseo yo, puede ser que aún más que tú: además, en ello defiendo la justicia del derecho que tienen los llamados después que yo, y así me ves en la precisión de enviarte la adjunta declaración, que hago con toda la formalidad a ti y a todos los soberanos, a quienes espero se la harás comunicar.
Adiós, mi muy querido hermano de mi corazón; siempre lo será tuyo, siempre te querrá, te tendrá presente en sus oraciones este tu más amante hermano, Carlos.
PROTESTA QUE ACOMPAÑA ESTA CARTA
Señor:
Yo, Carlos María Isidro de Borbón y Borbón, Infante de España: Hallándome bien convencido de los legítimos derechos que me asisten a la corona de España, siempre que sobreviviendo a V.M. no deje un hijo varón, digo, que ni mi conciencia ni mi honor me lo permiten jurar ni reconocer otros derechos; y así lo declaro.
Palacio de Ramalhao, 29 de Abril de 1833.
Señor: A.L.R.P. de V.M. Su más amante hermano y fiel vasallo.
M. el Infante Don Carlos.
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Dios salve la memoria del otrora Rey legitimo de las Españas, Carlos V!
"En mis dominios nunca se oculta el sol"
"No importa que no me entendáis. Que yo estoy hablando en mi lengua española, que es tan bella y noble que debería ser conocida por toda la cristiandad."
"Habéis de saber, señor, que el rey no es más que un servidor retribuido de la nación".
-Carlos I de España
Lo cierto es que Fernando VII se saltó a la torera la Ley Sálica y pisoteó el derecho legítimo de su hermano a la corona según ésta...Simplemente si se hubiera estado quietecito éste país se podría haber ahorrado la desgracia de las guerras carlistas.
Yo soy pesimista: hubiera acabado habiendo guerra unos años más tarde.
No hay que olvidar que la letra de los documentos para llegar a hacerse efectiva debe gozar de un statu quo de fuerza real y efectiva que la haga valer. (¿De qué sirvieron las Leyes de Franco? ¿el "atado y bien atado"?).
Y ese era el problema de la España de 1830: que ya las fuerzas liberales disponían de resortes tanto en Palacio como en la calle, mientras los partidarios de Don Carlos habían sido apartados de la Corte.
Presumiblemente los que se hubieran sublevado de ser nombrado Don Carlos rey, habrían sido los liberales (y entonces hubiéramos hablado de "guerras liberales", en vez de "carlistas").
El problema era que los liberales se habían hecho fuertes durante el reinado Fernando VII.
Y la prueba es muy clara, en 1833 Don Carlos estaba exiliado en Portugal y a la muerte de Fernando VII, nada sucedió en la Corte en manos de liberales; hubo que esperar brotes episódicos bastante después, y en la España rural básicamente, para apoyar la Causa de Don Carlos.
El pueblo español (una amplia mayoría) estaba ya maleado y corrompido; sólo así se explica que pudiera soportar ser gobernado por una señora con niña incorporada, detrás de la cual se escondían unos pillos mafioso-revolucionarios; y que despreciara impasiblemente la Causa de un Príncipe en la plenitud de su edad y vigor, y declarado defensor de la Religión y los Principios.
En épocas anteriores tal situación hubiera sido inimaginable por surrealista, jamás se había dado tal caso en la Historia de España.
El liberalismo ya era fuerte en la calle, y la Religión, la Justicia y la Monarquía iban en declive: ese era el problema.
Sirva de atenuante que el problema tampoco entonces se veía con la óptica apocalítica nuestra de la pérdida irreparable de España, o de un bando terriblemente Bueno contra uno terriblemente Malo... o de Dios contra Satán...
Era todo ello, sí; pero no se imaginaban las terribles consecuencias que habría de tener lo que, para la gran mayoría de entonces, parecería un mero pleito personal.
Última edición por Gothico; 25/09/2008 a las 16:04
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