FELIZ DÍA DE LA HISPANIDAD. ¡ VIVA LA VIRGEN DEL PILAR !
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Fiesta del Pilar: Cuando España se hizo cristiana
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Igualmente
Felicidades a todos en este día, amigos.
Saludos.
VIVA O 12 DE OUTUBRO!
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"É a 12 de Outubro que passa a comemoração da descoberta da América pelas caravelas de Colombo. Já a Espanha consagrou este dia como o “dia da Raça” – como o dia da festa da sua civilização. Evidentemente que “raça” não toma aqui nenhum restrito significado étnico. Enche-se antes de um amplo sentido cultural e histórico em que Portugal e o Brasil cabem perfeitamente, sem ofensa aos seus velhos pergaminhos nacionalistas.
Na verdade desde que a Espanha solenizando o 12 de Outubro, procura restaurar a antiga lareira espiritual em que se aqueceram e tomaram o ser os semeadores de tantos povos de além do Atlântico e que do outro lado do mar a grande madre ibérica encontra eco prolongado e caloroso, eu pergunto porque motivo, brasileiros e portugueses não hão de corresponder ao mesmo sentimento, incorporando-se na caravana de que de dia para dia vai engrossando? (...)"
Sagrada Hispânia: O PAN-HISPANISMO (António Sardinha)
Como han dicho amplio número de historiadores, filósofos, literatos etc. etc (inclusive nuestro adorado Marx ;)):
¡Hoy se conmemora el evento mas importante de la historia!
Es verdad que muchos portugueses y brasileños no quieren aceptar su hispanidad. Pero eso nada tiene que ver con lo que pasó en los citados debates. Lo que se ha debatido fue la pertinencia de la construcción de la línea AVE en Portugal, en este momento y la pertinencia del envolvimiento español en la política portuguesa y vice versa. Claro que el tema fue aprovechado por gente estúpida de aquí que tiene fobia a España... empero y asimismo, la hispanidad de Portugal, del Brasil y de la antigua África Portuguesa no depende del Reino de España ni se confunde con la españolidad. Dos realidades distintas del mismo concepto.
POR CASTILLA SOMOS GENTES!!!! decia el Padre Castañeda,argentino,gran enemigo del mason Bernardino Rivadavia..."mulato con alma de mulato":) como decia el Braulio Anzoategui!! Arriba España!!!!!
abrazodesde Argentina amigos!!! hoy es feriado!!! (aun)je!
NTELIGENCIA Y MILICIAPor Juan Domingo Perón http://www.peronvencealtiempo.com.ar...20Aviacion.jpg ...Aquí podría terminar el somero viaje cervantino, con que me quise adherir a la solemne celebración del más grande de los escritores castellanos. Pero antes quiero detenerme, siquiera sea por unos instantes, en el inmortal Discurso de las Armas y de las Letras, que Cervantes confía a la minuciosa elocuencia de Don Quijote. Cuando el 10 de julio de 1944, cúpome la honra de inaugurar la cátedra de defensa nacional en la Universidad de la Plata, me propuse destacar el sutil enlace que existe entre la inteligencia y las armas, aduciendo: “No es suficiente que los integrantes de las fuerzas armadas nos esforcemos en preparar el instrumento de lucha, en estudiar y preparar la guerra; es también necesario que todas las inteligencias de la Nación, cada una en el aspecto que interesa a sus actividades, se esfuerce también en conocerla, estudiarla y comprenderla” . Aquel pensamiento Cervantino, disgustó a algunas inteligencias que se proclaman fieles a Cervantes. Sin embargo, el inmortal complutense aboga por la principalísima importancia que tiene el espíritu en el ejercicio de las armas impugnando a quienes sostienen lo contrario, “como si en esto que llamamos armas los que las profesamos, no se encerrasen los actos de fortaleza, los cuales piden para ejecutarlos mucho entendimiento, o como si trabajase el ánimo del guerrero, que tiene a su cargo un ejército o la defensa de una ciudad sitiada, así con el espíritu como con el cuerpo”.
El Discurso de las Armas y de las Letras, es una de las piezas literarias más acertadas y hermosas que ha producido el ingenio humano. El soldado con toda la fuerza de renunciamiento que le impone el implacable deber, aparece proyectado en esa atmósfera translúcida e insensible en que la propia vida pierde toda significación. Así, sabedor que el enemigo está minando la parte en que él mismo se encuentra, no le queda otra alternativa que dar aviso al capitán “y él quedarse quedo, temiendo y esperando cuando improvisadamente ha de subir a las nubes sin alas y bajar al profundo sin su voluntad”. Así, también, el marinero, que en la lucha con galera enemiga, “apenas uno ha caído donde no se podrá levantar hasta la fin del mundo, otro ocupa su mesmo lugar, y si este también cae en el mar, que como a enemigo le aguarda, otro y otro le sucede, sin dar tiempo al tiempo de sus muertes”.
En el Discurso, Cervantes proporciona la imagen del héroe , en el gesto perenne de la heroicidad : esa plenitud de lo corporal y lo espiritual, en una amalgama tan indivisa y fluyente, que lo físico se hace etéreo y el puro valor anímico se torna irrealidad. Es el heroísmo que no teme a la muerte porque ama a la inmortalidad.
http://www.peronvencealtiempo.com.ar...0Peron%202.jpg En el héroe cervantino, está sumergido y latente el ideal hispánico – ascético, estoico, acaso resignado -, en el que se abre la flor de la caballería y se amasan los héroes y los santos. Ya lo dijo Cervantes: “El soldado más bien parece muerto en la batalla que libre en la fuga”.
Según acabamos de ver, hay una concepción del mundo y del lugar que el hombre ocupa como sujeto de la Eternidad, que es típica de la cultura occidental y cristiana. En el ámbito de ese orbe espiritual, que es el más puro y elevado que han dado los siglos, España y el hispanismo representan la más prodigiosa de acumulación de incitaciones ideales. Toda fecundidad está ingrávida en su arco y sus flechas abren esa multiplicidad de destinos, en que consiste, precisamente la universalidad de lo español. Weber ha dicho, con notable acierto, que “lo universal se hace concreto en cada lugar” . No es otro el misterio y la magia de Cervantes. Lo que Don Quijote tiene de español, de auténtico, de aferrado a lo suyo, es lo que le brinda esa universalidad que le permite cabalgar por todos los caminos. “Don Quijote y Sancho poseen el mundo” ha dicho con acierto un notable cervantista inglés.
Por esto, hablar de Cervantes o de España, es meditar alrededor de un único tema. Tema que es tan nuestro como de España, porque es de cuantos suspiran por cosas eternas, adheridos al magro terrón de su tierra única y de su pueblo diferente. Madariaga ha dado una hermosa explicación de esta dualidad: “Esta universalidad de Don Quijote se debe – escribió - , no a su españolidad precisamente, sino a lo profundo del nivel a que Cervantes llega en su percepción y creación de esta españolidad. Porque lo universal no se alcanza generalizando, es decir extendiéndose a derecha e izquierda para ampliar el área de la observación, sino ahondando en lo único” , o, podríamos completar nosotros, “elevándose hasta lo infinito”. "Inteligencia y Milicia" - Por Juan Domingo Perón
¡Feliz Día de la Hispanidad a todos! ¡Viva la Hispanidad! ¡Viva la Pilarica!
Feliz dia de la hispanidad, 517º aniversario del descubrimiento de América.
Justo me vengo del homenaje que brindo la embajada española al monumento de Colon en Lima, un feliz dia de la Hispanidad a todos, que nos sirva para renovar el compromiso que tenemos ante nuestra herencia, contra el "Dia de la resistencia Indigena" del gorila bananero.
Viva Cristo Rey!
¡Viva la Hispanidad!
¡Por el Imperio hacia Dios!
Desde California hasta Argentina, desde Portugal hasta Filipinas.
Naciones hispanas.
Amen del día de Nuestra Señora del Pilar, patrona del Reino de Aragón, el 12 de Octubre es también el día la Santa Patrona del Brasil, Nuestra Señora de la Concepción Aparecida.
Nossa Senhora Aparecida, neste Vosso dia, intercedei pelo Brasil e por toda a hispanidade. Ámen.
http://www.rosejc.blogger.com.br/NSr...%5D%5B7%5D.jpg
12 de Octubre de 2010 casi 11 de años de tiranía marxista en las tierras venezolanas, mas de 60 de hegemonía cultural de la izquierda donde se pretende cambiar la historia y manipular a su antojo la realidad, aca les dejamos un texto nuestro y un interesante vídeo en defensa de nuestra Hispanidad.
Movimiento Nacionalista Contrarrevolucionario de Venezuela: En defensa de nuestra Hispanidad.
En defensa de nuestra Hispanidad.
Por; Víctor R. Azuaje.
El silencio se torna insoportable. Pronto se sabrá por qué este día es distinto a los demás. Es algo que puede presentirse.
Todo ocurre bajo un sol púrpura, que sostiene el principio del fuego.
El barro espera su alimento divino. Los últimos seres vivos se alejan ocultándose, como venerando una presencia sagrada.
Se escucha el sensual desarrollo de un desplazamiento sobre el agua. Los lagartos tiemblan en sus tinieblas de barro.
El acero cruza su destino cortando el aire virgen. Un hidalgo pisa la arena, y la arena es negra. Entonces un rayo, rompe las tinieblas del atardecer, y alumbra América, y América es. Juan Pablo Vitali. Nacimiento de America.
Las tendencias izquierdistas logran una vez mas manchar la memoria del 12 de Octubre, mancharla en las formas, pues el fondo, el espíritu de ese día es imbatible, el es parte de nuestro ser, de todos los que desde la península y la America Hispana formamos la Hispanidad. El instrumento de agitación marxista conocido como “indigenismo” ha sido utilizado año tras año para alimentar resentimientos en los pueblos.
Tratan de cambiar la historia, tal cual como el cerdo napoleón de rebelión en la granja, lo hacia, mienten y engañan o pretenden engañar, solo que hay memorias inmortales que no viven en el simple recuerdo, si no en los espíritus, decía Ramiro de Maeztu; Entonces percibimos el espíritu de la Hispanidad como una luz de lo alto. Desunidos, dispersos, nos damos cuenta de que la libertad no ha sido, ni puede ser, lazo de unión. Los pueblos no se unen en libertad, sino en la comunidad. Nuestra comunidad no es geográfica, sino espiritual. Es en el espíritu donde hallamos al mismo tiempo la comunidad y el ideal. La hispanidad no es algo superficial, ella se forjo con sangre, con sacrificio, los valientes que cruzaron el mar y luego exploraron todo el continente, por selvas, montañas, y pampas forjaron nuestra hispanidad, los valientes monjes que se internaban en las selvas para llevar la Fe, forjaron nuestra Hispanidad, conquistadores que a su paso fundaban nuestras ciudades forjaron nuestra Hispanidad y por que éramos Hispanos también nos independizamos, aunque en el proceso fuimos desviados.
Argumentar que ellos saquearon el continente es ridículo, propio de mentes resentidas y llenas de odio típico de los marxistas. Acá nuestro enfermo presidente ha cambiado el nombre de la fecha, “12 de Octubre Día de la resistencia Indígena” al tratar de reivindicar una “resistencia” solo hace apología al resentimiento y a la estupidez. Pero con eso no se vence un espíritu que durante 516 años ha estado presente en nosotros, cada 12 de octubre es la memoria eterna de nuestro espíritu inmortal, de nuestra Hispanidad.
Nosotros los americanos, existimos por el 12 de Octubre, lo que llamamos patrias fueron creadas bajo la sombra del conquistador y decreto del Rey y reafirmadas por los criollos, somos descendientes de conquistadores, guerreros, poetas, legisladores y caciques, somos un nuevo mundo, pero, con una vieja Tradición, una Tradición que fue la que nos formo y hasta el día de hoy mejor nos representa.
Queramos o no queramos, los pueblos hispánicos tenemos una patria dual: territorial y privativa, en un aspecto; espiritual, histórica y común a todos, en el otro. ¿Qué sabe de España el español que no ha salido nunca de ella, siquiera sea con el alma? ¿Y qué sabe de su propia patria el americano que se figura que no comenzó su historia sino en las guerras de la independencia? El español que no lleve en el alma la catedral de Méjico, no es totalmente hispánico. Y el mejicano que no perciba el carácter hispánico de su grandioso templo, es porque no lo entiende. Decía Don Ramiro de Maeztu y lo mismo afirmaba Don Arturo Uslar Pietri, si no comprendemos nuestra historia, solo vivimos engañados y por desgracia nuestra historia ha sido enseñada de forma malintencionada, Don Arturo proponía revisar toda nuestra historia y poner mayor énfasis o al menos analizar los 300 años antes de la independencia que casi son desconocidos por la mayoría, de nuestros 500 años de historia 300 son olvidados o reducidos a anécdotas oscuras y con ella se alimentan los resentidos que luego proclaman su “resistencia” cuando no son mas que lacayos de ideas extranjeras en guerra contra sus propios espíritus.
¿Existe la América Latina? ¿Existe un hombre latinoamericano? ¿Existe una condición latinoamericana? ¿Existe una situación, a partir de la cual podamos presentarnos ante el mundo y dialogar con el mundo? Esta preocupación es vieja, es ardua y ha atormentado el alma de los hispanoamericanos, por tres o cuatro siglos, desde toda la historia, desde el primer momento de la conquista. Toda la historia de América Latina ha sido una historia de toma de conciencia, de definición de posiciones, una búsqueda hacia afuera y hacia adentro y esta búsqueda ha sido muchas veces frustrante y ha sido difícil y los resultados no han dejado de ser muchas veces contradictorios. De modo que si algo caracteriza al latinoamericano en el escenario del mundo, es esa situación un poco hamletiana de estarse preguntando todo el tiempo: ¿Quién soy? ¿Qué soy? ¿Qué puedo hacer? ¿Cuál es mi situación frente a toda esa gente que me rodea? Ninguna de estas preguntas que Don Arturo identifica en los pueblos hispanoamericanos seria necesaria si estuviésemos reconciliados con nuestra propia historia, con nuestra tradición, con nuestro ser, nosotros somos Hispanos y por eso somos atacados, pero frente a sus ataques montaremos nuestras defensas y Don Ramiro nos dice; Porque ser es defenderse. Todo lo que vale: la fe, la patria, la tradición, la cultura, el amor, la amistad, tiene que ser defendido, para seguir siendo. No hay vacaciones posibles ante la necesidad de la defensa. Esas islas afortunadas donde los hombres pueden dormir a pierna suelta, sin preocuparse del mañana, no son más que un sueño de pereza. Ser es defenderse. Y los maestros de la defensa son los caballeros. Esa es su función y su razón de ser.
Origen del nombre, concepto y fiesta de la Hispanidad
http://1.bp.blogspot.com/_3R7D5z8WjS..._H062258_L.jpg por Monseñor Zacarías de Vizcarra
En varias oportunidades y en diversas revistas he aclarado conceptos inexactos o confusamente expresados que corren por los libros y la Prensa acerca de los orígenes históricos del nombre, concepto y fiesta de la Hispanidad, por atribuírseme a mí equivocadamente la invención material de ese vocablo, al mismo tiempo que se pasan por alto interesantes circunstancias históricas que señalan el punto de arranque del hermoso movimiento que se distingue con dicho nombre.
Fue mi gran amigo D. Ramiro de Maeztu uno de los primeros que me atribuyeron la creación del vocablo «Hispanidad» en su libro Defensa de la Hispanidad, publicado a principios de 1934. El ejemplar que me envió a mi residencia habitual de Buenos Aires lleva esta dedicatoria autógrafa: «Al Rev. P. Zacarías de Vizcarra, creador del vocablo 'Hispanidad' con la admiración y la amistad de Ramiro de Maeztu.» Y en la página 19 de la obra se lee: «La palabra se debe a un sacerdote español y patriota que en la Argentina reside, D. Zacarías de Vizcarra.»
El inolvidable Cardenal Gomá, en su famoso discurso del teatro Colón, de Buenos Aires, se refirió en términos parecidos al origen del vocablo: «Ramiro de Maeztu –dijo– acaba de publicar un libro en 'Defensa de la Hispanidad', palabra que dice haber tomado del gran patriota Sr. Vizcarra y que ha merecido el 'placet' del académico D. Julio Casares.» (Juan Gil Prieto, O. S. A., «La Sección Española del XXIII Congreso Eucarístico Internacional», Buenos Aires, 1934, pág. 425.)
En el número de febrero de 1936, la revista madrileña «Hispanidad» repetía la misma idea: «Mucho y bueno sabe D. Ramiro de Maeztu –escribía– de la fecunda labor que en la Argentina ha realizado y sigue realizando el autor de la palabra 'Hispanidad'.» Con frase más precavida, por recordar quizá alguna de mis aclaraciones anteriores, escribía así en su obra Ideas para una filosofía de la historia de España el docto catedrático D. Manuel García Morente: «¿Cómo designaremos eso que vamos a intentar definir y simbolizar?... Existe una palabra –lanzada desde hace poco a la circulación por monseñor Zacarías de Vizcarra– que, a mi parecer, designa con superlativa propiedad eso precisamente que la filosofía de la historia de España aspira a definir. La palabra aludida es 'Hispanidad'. Nuestro problema puede exactamente expresarse en los términos siguientes: ¿qué es la hispanidad?» (Signo, 23 enero de 1943).
Veremos en estas líneas cómo es más aceptable la frase del Dr. García Morente que las demás antes citadas, aunque quizá en alguna de ellas se habrá tomado «crear» en el sentido lato de «lanzar a la circulación», que admite explicación satisfactoria.
Antigüedad del vocablo material «Hispanidad»
Basta hojear los viejos diccionarios castellanos para encontrar en ellos esta palabra, aunque con diversa significación de la que ha recibido actualmente y con la esquela mortuoria de «anticuada». Así, por ejemplo, la quinta edición del Diccionario de la Academia, publicada en 1817, dice así: «Hispanidad, s. f., ant. Lo mismo que Hispanismo.» Y a continuación define así esta otra palabra: «Hispanismo, s. m. Modo de hablar peculiar de la lengua española, que se aparta de las reglas comunes de la Gramática. Idiotismus hispanicus.»
Tan antigua es esta palabra en su sonido material, que la encontramos en el Tractado de Ortographia y accentos del bachiller Alexo Vanegas, impreso en Toledo, sin paginación, el año 1531 y conservado como preciosidad bibliográfica en la Biblioteca de la Real Academia de la Lengua. «De los oradores –dice Vanegas– M. Tull. y Quinti. son caudillos de la elocuencia, aunque no les faltó un Pollio que hallase hispanidad en Quintiliano», &c. (segunda parte, cap. V).
Más aún: es probable que los romanos del siglo primero después de Cristo empleasen la palabra «hispanitas» (hispanidad) para designar los giros hispánicos del latín de Quintiliano, en el mismo sentido que el propio Quintiliano usa la palabra «patavinitas» (paduanidad) al hablar del latín, de Tito Livio. «Pollio –dice– deprehendit in Livio patavinitatem», es decir: «Polión encontró patavinidad (paduanidad) en Livio.» (De Institutione Oratoria, libro I, cap. V). Pero date o no date del siglo primero la materialidad de la palabra «Hispanidad» lo cierto es que no tenía la significación que luego se le ha dado, y era además inusitada hasta en su acepción gramatical.
¿Cuándo y por qué se desenterró esta [13] la palabra y se le infundió vida nueva, para encarnar dos conceptos modernísimos? Esto es lo que tratan de aclarar las presentes líneas.
Orígenes del «Día de la Raza»
El poeta y periodista argentino Ernesto Mario Barreda, en un largo artículo publicado en La Nación de Buenos Aires el 12 de octubre de 1935, narra sus visitas al puerta de Palos y al convento de La Rábida en 1908, la entrega que hizo de un álbum que la Sociedad Colombina dedicó al presidente de la nación argentina, la fundación de la Casa Argentina de Palos, llevada a cabo por el cónsul de aquella república en Málaga, el entusiasta hispanófilo D. Enrique Martínez Ituño, y la celebrada el día 12 de octubre de 1915 por primera vez con el nombre de Día de la Raza en dicha Casa Argentina.
El documento impreso que cita está encabezado así: «Casa Argentina. –Calle de las Naciones de Indias Occidentales. –Carretera de Palos a La Rábida. –Club Palósfilo. –Hijas de Isabel. –Día de la Raza, 12 de octubre de 1915.» Luego se copian unos versos del mismo poeta Barreda alusivos a las carabelas de Colón y se exponen las razones de la nueva festividad, epilogadas con este apóstrofe a España: «Reunidos en la Casa Argentina los Palósfilos y las Hijas de Isabel en este Día de la Raza, hacemos votos para que con tus hijas las Repúblicas del Nuevo Mundo formes una inteligencia cordial. Y un abrazo fraterno sea el lazo de unión de los defensores de la Ciencia, el Derecho y la Paz.»
Esta iniciativa encontró eco en América, y sobre todo en Buenos Aires, aunque no todos los que allí aplaudíamos la sustancia de la fiesta estábamos de acuerdo con el nombre con que se la designaba.
Con fecha 4 de octubre de 1917, el Gobierno de la nación argentina, con la firma del presidente y de todos los ministros, declaró fiesta nacional el 12 de octubre, dando estado oficial a la afortunada iniciativa particular nacida dos años antes en una Casa Argentina. Aunque en el texto del famoso y magnífico Decreto del Gobierno nacional no se habla de Día de la Raza ni se menciona siquiera la palabra «raza», sin embargo, la mayor parte de la Prensa se sirvió de aquella denominación, y se tituló «Himno a la Raza» el que compuso para el 12 de octubre del mismo año el patriota español don Félix Ortiz y San Pelayo, y fue cantado solemnemente en el teatro Colón por cinco masas corales reunidas.
Por las razones que luego indicaré no me satisfacía el nombre de Día de la Raza, que iba adquiriendo cada vez mayor difusión. Era necesario encontrar otro nombre que pudiera reemplazarlo con ventaja. Y no hallé otro mejor que el de «Hispanidad», prescindiendo de su anticuada significación gramatical y remozándola con dos acepciones nuevas, que describía yo así en una revista de Buenos Aires que no tengo a mano ahora en Madrid, pero que encuentro citada en la mencionada revista Hispanidad de Madrid, en el número de 1 de febrero de 1936: «Estoy convencido –decía en ella– de que no existe palabra que pueda sustituir a 'Hispanidad'... para denominar con un solo vocablo a todos los pueblos de origen hispano y a las cualidades que los distinguen de los demás. Encuentro perfecta analogía entre la palabra 'Hispanidad' y otras dos voces que usamos corrientemente: 'Humanidad' y 'Cristiandad'. Llamamos 'Humanidad' al conjunto de todos los hombres, y 'humanidad' (con minúscula) a la suma de las cualidades propias del hombre. Así decimos, por ejemplo, que toda la Humanidad mira con horror a los que obran sin humanidad. Asimismo llamamos 'Cristiandad' al conjunto de todos los pueblos cristianos y damos también el nombre de 'cristiandad' (con minúscula) a la suma de las cualidades que debe reunir un cristiano. Esto supuesto, nada más fácil que definir las dos acepciones análogas de la palabra 'Hispanidad': significa, en primer, lugar, el conjunto de todos los pueblos de cultura y origen hispánico diseminados por Europa, América, África y Oceanía; expresa, en segundo lugar, el conjunto de cualidades que distinguen del resto de las naciones del mundo a los pueblos de estirpe y cultura hispánica.»
Estas dos acepciones nuevas de la palabra «Hispanidad» nos podían permitir reemplazar ventajosamente el vocablo «raza» que, como escribía yo en la mima revista, me parecía «poco feliz y algo impropio»; pero no figuraban todavía en los diccionarios. Por eso, en un escrito que publiqué en Buenos Aires en 1926 bajo el título «La Hispanidad y su verbo», y obtuvo amplia difusión en los ambientes hispanistas, elevaba a la Real Academia de la Lengua esta modesta súplica: «Si tuviéramos personalidad para ello, pediríamos a la Real Academia que adoptara estas dos acepciones de la palabra 'Hispanidad' que no figuran en su Diccionario.»
En efecto: en la decimaquinta edición del Diccionario de la Academia, publicada en 1925, seguía presentando la palabra «Hispanidad» como anticuada, con el sentido gramatical de siempre, en esta forma: «Hispanidad, f., ant. Hispanismo.»
Hubo que esperar a la decimasexta edición, divulgada oficialmente en 1939, para encontrar una nueva definición oficial de esta palabra que supone un progreso en la materia, aunque no nos parece todavía suficiente clara ni completa. Dice así: «Hispanidad, f. Carácter genérico de todos los pueblos de lengua y cultura española. 2. ant. Hispanismo.» Esperamos que el progreso iniciado se completará en sucesivas ediciones del Diccionario oficial.
Impropiedad e inconvenientes de la denominación «Día de la Raza»
Absolutamente hablando, puede darse explicación satisfactoria a la denominación Día de la Raza tomando esta palabra en un sentido metafórico, equivalente a «tipo moral» cualquiera que sea la raza fisiológica a que pertenezcan los que lo comparten.
Pero como no se puede andar explicando continuamente a todo el mundo la significación impropia y translaticia del vocablo, asociamos instintivamente a la palabra su sentido fisiológico, y nos suena como cosa absurda hablar de «nuestra raza» a un conglomerado de pueblos integrados por individuos de muy diversas razas, desde las blancas de los europeos y criollos hasta las negras puras, pasando por los amarillos de Filipinas y los mestizos de todas las naciones hispánicas. En realidad, ni siquiera los habitantes de la Península Ibérica pertenecen a una sola raza. Desde los tiempos prehistóricos viven en España pueblos dolicocéfalos, braquicéfalos y mesocéfalos de las más diversas procedencias, que los historiadores no han sido capaces de fijar.
A la variedad de las razas prehistóricas se añadió luego la mezcla de fenicios, cartagineses, griegos, romanos, godos, suevos, árabes, &c., &c... que ha hecho cada vez más absurda la pretensión de catalogar racialmente a los mismos españoles peninsulares. Son, pues, inevitables las sonrisas cuando se habla de «nuestra raza» ante un auditorio de blancos, negros y amarillos y aceitunados, sobre todo si no es blanco el orador.
Por otra parte, tiene algo de matiz peyorativo para las demás razas del mundo el que nuestra supuesta «raza» no se llame «esta» o «aquella» raza determinada, sino precisamente LA RAZA por antonomasia.
No es necesario insistir más para ver las razones que me movieron a escribir que me parecía «poco feliz y algo impropio» el nombre puesto originariamente al Día de la Raza. Lo he podido comprobar experimentalmente en varias partes de América durante mi estadía de veinticinco años en ella.
Ventajas de la denominación «Fiesta de la Hispanidad»
El concepto de la «Hispanidad» no incluye ninguna nota racial que pueda señalar diferencias poco agradables entre los diversos elementos que integran a las naciones hispánicas. Es un nombre de «familia», de una gran familia de veinte naciones hermanas, que constituyen una «unidad» superior a la sangre, al color y a la raza de la misma manera que la 'Cristiandad' expresa la unidad de la familia cristiana, formada por hombres y naciones de todas las razas, y la 'Humanidad' abarca sin distinción a todos los hombres de todas las razas, como miembros de una sola familia humana. Es una denominación que a todos honra y a nadie humilla.
Todas las naciones hispánicas han heredado un patrimonio común, transmitido por antepasados comunes, aunque luego cada una de ellas haya aumentado su herencia con nuevos bienes y nuevas glorias, que constituyen el patrimonio intangible y soberano de cada una de ellas. Pero así como en las varias familias procedentes de un tronco ilustre la existencia de distintos patrimonios privados no impide el amor y culto de las glorias que abrillantan la común prosapia, así también en las naciones, sin menoscabo de las glorias privativas de cada una, cabe el amor y culto del patrimonio común, sobre todo cuando es necesaria la colaboración de todos los herederos para conservarlo y defenderlo.
La denominación «Fiesta de la Hispanidad» presenta a todos los pueblos hispánicos este aspecto agradable y simpático de nuestra gran familia de naciones y constituye una invitación para el estudio y cultivo del patrimonio común, que a todos enorgullece y a todos aprovecha.
Cómo sienten la «Hispanidad» aun aquellos que no sienten la «Raza»
El día 13 de octubre de 1935 se inauguró en Buenos Aires la estatua del Cid Campeador, levantada en el centro geográfico de la ciudad, en presencia del señor Presidente de la Nación, del señor embajador de España y de otras altas representaciones. Pronunciaron los obligados discursos oficiales dos oradores que no llevaban apellidos de origen español ni podían sentir el ideal de la Raza, pero que supieron sentir y proclamar el ideal de la Hispanidad.
El historiador argentino Dr. Ricardo Levene, al explicar la significación de la presencia del Cid en América la encontró en el concepto espiritual de la «hispanidad», que es común a todos los hispánicos, aunque no hayan heredado sangre española. «El pueblo del Cid –dijo–, como entidad ética, fue el creador de una actitud acerca de la fidelidad, acerca de la defensa del desvalido, la dignidad del caballero y el honor del hombre; no sólo el honor exterior, diré así, que nace obligadamente en las relaciones con los demás, sino el honor íntimo o profundo, que tiene por juez supremo a la conciencia individual. Del Cid en adelante, los héroes españoles e hispanoamericanos son de su noble linaje. Es que en América transvasó la desbordante vitalidad de la Edad Medía española, corriéndose impetuosamente por el tronco y las ramas la savia de la raíz histórica... La hispanidad no fue nunca la concepción de la raza única e invariable, ni en la Península ni en América, sino, por el contrario, la mezcla de razas de los pueblos diversos que golpeaban en oleadas sobre el depósito subhistórico. La hispanidad ha dejado de ser el mito del imperio geográfico... La hispanidad no es forma que cambia, ni materia que muere, sino espíritu que renace, y es valor de eternidad: mundo moral que aumenta de volumen y se extiende con las edades, sector del universo en que sus hombres se sienten unidos por el lado del idioma y de la historia, que es el pasado. Y aspiran a ser solidarios en los ideales comunes a realizar, que es el porvenir.» (El Diario Español, Buenos Aires, 14 de octubre de 1935, página 2.)
Después de este discurso, que tuve el gusto de escuchar al pie de la estatua del Cid, fue recibida ésta oficialmente, en nombre del Municipio de Buenos Aires, por el doctor Amílcar Razori, que con breves y sentidas palabras entregó «para la contemplación artística y enseñanza moral de los habitantes la figura legendaria del Cid Campeador, hijo de nuestra dilecta España, duro, recio e indómito como las llanuras de Castilla que le vieron nacer, bravío guerrero de las gestas más mentadas al través de los siglos en los campos de batalla y docto en las Cortes ciudadanas, defensor del débil, paladín de la honra, libertador de pueblos, sostén del derecho y de la justicia, paradigma y síntesis, en fin, de las nobles, de las grandes, de las profundamente humanas virtudes españolas.» (El Diario Español, página citada).
Misión ecuménica de la Hispanidad en todas las razas del mundo futuro
Este mundo nuestro que se derrumba, víctima de luchas raciales y apetitos materialistas, buscará un refugio de paz y fraternidad en las veinte naciones católicas de la Hispanidad, salvadas casi íntegramente del incendio de la guerra y relativamente inmunizadas contra las más peligrosas reacciones de la posguerra.
La Hispanidad Católica tiene que prepararse para su futura misión de abnegada nodriza y caritativa samaritana de los infelices de todas las razas que se arrojarán a sus brazos generosos. La Providencia le depara a corto plazo enormes posibilidades para extender en gran escala su acción evangelizadora a todos los pueblos del orbe, poniendo una vez más a prueba su vocación católica y su misión histórica de brazo derecho de la Cristiandad.
Por eso es necesario estrechar cada vez más los lazos de hermandad y colaboración entre los grupos más selectos de la Hispanidad Católica, prescindiendo de razas y colores mudables, para afianzar más las esencias inmutables del espíritu hispánico.
Conclusión
Creemos que estas líneas contribuirán a esclarecer más el origen del nombre, concepto y fiesta de la Hispanidad, y a justificar el empleo cada vez más universal de la denominación «Fiesta de la Hispanidad» en sustitución de la anterior, menos expresiva y simpática, de «Día de la Raza».
Publicado por rbnosuna en http://camisasazules.blogspot.com
En El Matiner Carlí hay una excelente selección textos sobre Hispanidad y sobre el proceso de "emancipación". Particularmente interesante, como muestra de Hispanidad práctica el que evoca la gesta del Capitán Etayo, con su Carabela Niña III.
El Matiner: Anales de la Fundación Elías de Tejada: Escuela del pensamiento tradicionalista hispánico.
Un homenaje a la España eterna, cuna de los valores hispanos y que sin ella sería imposible entender estos. Felicidades a todos los foreros.
El brindis del Retiro
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En una de estas comisiones, con motivo del Centenario de Calderón, Menéndez Pelayo se presentó una vez más como paladín de España y de su fe católica. Habían acudido a la conmemoración muchos profesores de diferentes países; se había hablado de lo divino y humano, y, como suele suceder, muy poco de Calderón e, incluso sin disimulo de sectarismo anticatólico en un homenaje al gran dramaturgo católico español. Todo esto tenía malhumorado a Menéndez Pelayo, quien, obligado a hablar, pronunció un discurso conocido ya por El brindis del Retiro –el parque donde se celebraba el banquete de despedida–.
Se produjeron grandes revuelos y escándalos y algunos de los asistentes perdieron la serenidad ante el puñado de verdades que les soltó el joven catedrático. Por la noche, enterado su hermano Enrique de lo ocurrido fue a verle, y don Marcelino, sonriéndose, quiso restarle importancia al incidente con una broma: «Se decían muchas tonterías en los brindis que me pusieron de mal humor. Además, la comida fue mala y el champaña, falsificado.»
Este discurso corrió por toda España, y le llovieron felicitaciones de ciudades, prelados y de innumerables personas y corporaciones.
El discurso de D. Marcelino Menéndez y Pelayo, fue el siguiente:
«Yo no pensaba hablar; pero las alusiones que me han dirigido los señores que han hablado antes, me obligan a tomar la palabra. Brindo por lo que nadie ha brindado hasta ahora: por las grandes ideas que fueron alma e inspiración de los poemas calderonianos. En primer lugar, por la fe católica, apostólica romana, que en siete siglos de lucha nos hizo reconquistar el patrio suelo, y que en los albores del Renacimiento abrió a los castellanos las vírgenes selvas de América, y a los portugueses los fabulosos santuarios de la India. Por la fe católica, que es el substratum, la esencia y lo más grande, y lo más hermoso de nuestra teología, de nuestra filosofía, de nuestra literatura y de nuestro arte.
Brindo, en segundo lugar, por la antigua y tradicional monarquía española, cristiana en la esencia y democrática{1} en la [509] forma, que, durante todo el siglo XVI, vivió de un modo cenobítico y austero; y brindo por la casa de Austria, que con ser de origen extranjero y tener intereses y tendencias contrarios a los nuestros, se convirtió en porta-estandarte de la Iglesia, en goufaloniera de la Santa Sede, durante toda aquella centuria.
Brindo por la nación española, amazona de la raza latina, de la cual fue escudo y valladar firmísimo contra la barbarie germánica y el espíritu de disgregación y de herejía, que separó de nosotros a las razas septentrionales.
Brindo por el municipio español, hijo glorioso del municipio romano y expresión de la verdadera y legítima y sacrosanta libertad española, que Calderón sublimó hasta las alturas del arte en El Alcalde de Zalamea, y que Alejandro Herculano ha inmortalizado en la historia.
En suma, brindo por todas las ideas, por todos los sentimientos que Calderón ha traído al arte; sentimientos e ideas que son los nuestros, que aceptamos por propios, con los cuales nos enorgullecemos y vanagloriamos; nosotros los que sentimos y pensamos como él, los únicos que con razón, y justicia, y derecho, podemos enaltecer su memoria, la memoria del Poeta español y católico por excelencia; del poeta de todas las intolerancias e intransigencias católicas; del poeta teólogo; del poeta inquisitorial, a quien nosotros aplaudimos, y festejamos, y bendecimos, y a quien de ninguna suerte pueden contar por suyo los partidos más o menos liberales que en nombre de la unidad centralista a la francesa, han ahogado y destruido la antigua libertad municipal y foral de la Península, asesinada primero por la casa de Borbón y luego por los Gobiernos revolucionarios de este siglo.
Y digo y declaro firmemente que no me adhiero al centenario en lo que tiene de fiesta semipagana, informada por principios que aborrezco y que poco habían de agradar a tan cristiano poeta como Calderón, si levantase la cabeza.
Y ya que me he levantado, y que no es ocasión de traer a esta reunión fraternal nuestros rencores y divergencias de fuera, brindo por los catedráticos lusitanos que han venido a honrar con su presencia esta fiesta, y a quienes miro, y debemos mirar todos, [510] como hermanos, por lo mismo que hablan una lengua española, y que pertenecen a la raza española, y no digo ibérica, porque estos vocablos de iberismo y de unidad ibérica tienen no sé qué mal sabor progresista (murmullos). Sí: española, lo repito, que españoles llamó siempre a los portugueses Camoens, afirmó que españoles somos, y que de españoles nos debemos preciar todos los que habitamos la Península Ibérica.{2}
Y brindo, en suma, por todos los catedráticos aquí presentes, representantes de las diversas naciones latinas que, como arroyos, han venido a mezclarse en el gran Océano de nuestra gente romana.»
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{1} La palabra «democrática» está aquí empleada, naturalmente, en el sentido de amor y respeto al pueblo, y no en el actual valor político del término, lamentable engendro filosófico y revolucionario que ha vestido de luto al mundo. (N. de la R.)
{2} Sobre estos conceptos remitimos al lector al artículo «La Hispanidad», del Sr. Maeztu, publicado en nuestro primer número, a su respuesta en el titulado «Filosofía política», del Sr. Raposo, en el número 4, y a la nota puesta al mismo por el propio Sr. Maeztu. Acción Española, amiga vehementísima de Portugal y celosa de sus prestigios históricos, como de cosa propia, se complace en hacer constar con este motivo que acepta cualquier definición que, reconociendo la existencia perfecta y absoluta de dos nacionalidades diversas dentro del suelo peninsular, una a ambas en la misma expresión cordial y en una sola proyección civilizadora sobre el mundo. (N. de la R.)
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¡Hoy se conmemora el evento mas importante de la historia!
Si me permite la nimia "aclaración", Josean Figueroa, pero importante de recordar. El evento más importante de la historia es la Encarnación del Verbo, Dios que se hizo hombre. Y en esto si que estoy de acuerdo, que el segundo hecho más imprtante fue el Descubrimiento de América.
Cómo no....
Evo Morales: “El día de la Hispanidad es un día de luto”
Redacción | Publicado el 13 Octubre, 2009 |
El presidente de Bolivia, Evo Morales, dijo el lunes que el Día de la Hispanidad o Día de la Raza, como se conoce en algunos países americanos la conmemoración del 12 de octubre, es el “día del luto” porque hubo una “invasión” que trajo “hambre, miseria, enfermedades”.
Morales hizo referencia a la efeméride al destacar los conocimientos que tenían los pueblos indígenas antes de la colonia española para construir canales y sistemas de riego para garantizar sus alimentos. “Nuestros antepasados estaban preparados para enfrentar cualquier situación de emergencia, especialmente de carácter alimenticio. La invasión nos trae hambre, miseria, enfermedades”, dijo Morales.
También cuestionó que los maestros del área rural todavía celebren con actos cívicos escolares el Día de la Raza o se hable del “día del descubrimiento, cómo si hubiésemos estado perdidos”. “Acá habían familias que tenían su propia estructura, vivencia; Por tanto, compañeras y compañeros el 12 de octubre es para también repasar la Historia y para seguir proyectando”, apuntó.
APELACIÓN A LA HISPANIDAD
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Apelo a la Fe,
Que movió montañas,
Apelo a los mares,
Que unieron las razas,
Apelo a los hijos,
De la Roma exultante,
Banderas españolas,
Conquista triunfante,
Apelo al hermano portugués,
Y a su ultramar florido,
Cuyas quinas fueron cruzadas,
Por la Orden de Cristo,
Apelo al Apóstol Santiago,
Y a la gloriosa Reconquista,
Que culminó en Granada,
Por la patria renacida,
Apelo a la raza peninsular,
Y al Nuevo Mundo que la afirmó,
Con el indio y el negro,
La Hispanidad, su construcción;
Desprecio la leyenda negra,
Sus odios, ignorancias y mentiras,
Y que desde España se dé alas,
A tantas lenguas viperinas,
Apelo a aquellos titanes,
Cuya vida y obra es servicio,
A combatir la leyenda negra,
A defender el hispanismo,
Apelo a un gran corazón,
Apelo a una gran familia,
Apelo a las castigadas Hispanias,
Por una reunión decidida,
Por nuestro culto mariano,
Guadalupe, Copacabana,
El mensaje de Fátima,
La Pilarica zaragozana,
¡ Ínclitas razas ubérrimas,
Sangre de Hispania fecunda,
Apelemos a lo nuestro,
Ariel aún nos escucha !
Dirigente del PP acude a Montjuic y denuncia que el PP no celebra el Doce de Octubre
Redacción | Publicado el 13 Octubre, 2009 |
http://www.minutodigital.com/imagenes2/pestana.jpgLa celebración del 12 de Octubre en Barcelona ha dejado al descubierto el nuevo rostro del PP catalán que ha obligado a algunos de sus militantes a dar la cara durante la celebración de este año en Montjuic. La dejación, verguenza y complejos del Partido Popular le han llevado a celebrar en Cataluña el Once de Septiembre y no el Día de la Nación Española.
Uno de los populares que sí acudió al acto de Barcelona fue el secretario de organización de Nuevas Generaciones, Iván Pestaña. Pestaña se sentó en primera fila, en uno de los asientos reservado, y participó también en la ceremonia de fidelidad a la bandera. El dirigente juvenil escuchó el himno español con la mano en el corazón en signo de respeto.
Pestaña ha denunciado que “nuestro partido, año tras año, no celebra el Día de la Hispanidad” y ha pedido “al PP de Cataluña y a Nuevas Generaciones hacer un acto porque de la misma manera que celebramos el Once de Septiembre debemos celebrar el Doce de Octubre”.
La ignorancia no tiene limites, no le basto con cambiar el himno de Bolivia solo porque en una estrofa decía "España la grande", no le basto con censurar la celebración del Corpus Cristi, es francamente una pena lo que pasa en Bolivia, yo la verdad invitaría a Evo a que se de una vuelta por la sierra peruana, vera el culto y peregrinación que muchos indígenas le rinden a Santiago Apóstol.
Viva la Hispanidad! Viva Cristo Rey!
Un poco retrasado, pero feliz dia de la hispanidad a todos :)
Saludos
Evo Morales... indio monaguillo de la Pacha Mama, indio mal chingado, indio adiestrado por todos los tiranos indiocomunistas, indio apiolado, indio soliviantado por la propaganda antiespañola (la que le leyeron en su choza, la que venía en los papeles que envuelven los pescados, envoltorios con más lamparones que su jersey de indio malnacido y malcriado), indio atontolinado, indio sin alfabeto que malhabla la lengua de quienes conquistaron a sus antepasados, indio botarate, indio piojoso que habla de genocidios cuando a él lo parió una india y su padre era un indio, indio jodido, indio puesto de cocaína, indio demagogo, indio atiborrado de peyote, indio chafardero, indio entre payaso y tiranuelo del tres al cuarto, indio borracho, indio mal empleado, indio miserable... Indio Morales, yo me acuerdo de tu santa madre.
Españoles, hispanos, no pensemos que todos los indios son como este despreciable ignorante y desagradecido.
Yo me acuerdo del indio Morales, cisterna de resentimiento por ser un indio abyecto. Yo me acuerdo del indio Morales, expropiador que robaba a los ricos y a los pobres, para hacerse rico él y su casta de bandidos, todos de su tribu. Yo me acuerdo de Evo Morales, y si no me da la risa por cosa tan ridícula -que no llega ni a indio- es por compadecerme de todos los que sufren su desgobierno de indio imbécil y estreñido.
¡VIVA LA HISPANIDAD! ¡VIVA LA VIRGEN DEL PILAR!
¡Y QUE EL INDIO MORALES CUELGUE DEL PALO MÁS ALTO!
A mí el huEvón Morales siempre me recuerda a un par de estrofas del popular vallenato "La gota fría". Una dice (se puede cambiar Lorenzo por Evo y chumeca por lo que corresponda):
Qué cultura va a tener
un indio chumeca como Lorenzo Morales,
qué cultura va a tener
si nació en Los Cardonales.
La otra estrofa se aplica a cuando insulta a la Madre Patria:
Morales mienta mi mama
solamente pa ofender.
Para que él también se ofenda
ahora le miento la de él.
El 12 de Octubre es el día de la Hispanidad: Día grande tanto para España, como para Portugal, paises Hispanoamericanos, del África Hispana (Guinea Ecuatorial, Angola, Mozambique) y de las Indias (Filipinas, Timor Oriental, Macao, etc...). Es el día de la "Commonwealth" Hispana que desgraciadamente hoy es una utopía, por culpa del veneno masón e indigenismo marxista (y de los rojos y liberales que nos gobiernan...¡bah! no hay nada que hacer: antes aun lo celebraba, me tomaba algo, me iba de fiesta y aprovechaba para ver a Nª Sra. del Pilar, nuestra patrona, etc...; pero ahora, es un día vacío por culpa de la chusma anteriormente citada)
Para mi, el día de la patria es el 2 de Enero (día de la toma de Granada y final de la Reconquista)...que les peten a todos los rojeras y fans de la Alianza de las Civilizaciones.
Para mi también es importante el día dos de enero, Reke Ride. Coincido, una vez más, con tus sabios cirterios españoles :)
Al Evo ese, que le vayan dando un poco por delante y otro tanto por detrás.
Porque piensa (como supongo que la abrumadora mayoría de nuestros correligionarios en la Tradición, del Foro) ¿Qué fecha mas significativa que ésa hay? El 2 de enero es la mas importante, porque supuso la recuperación de la España Hispanovisigótica (Roma y Monarquía católica), tras ¡¡¡8 siglos de lucha!!! frente a la peor lacra que ha conocido jamás la Humanidad: EL ISLAM...Recuperación concluida por los mas grandes monarcas que ha conocido España: Isabel y Fernando ¿¿¿Qué fecha mas importante hay si no???:barretina:
Totalmente de acuerdo: el 2 de enero debería ser la fiesta nacional de España. No se me ocurre otra fecha mejor.
Gente: Si no hace falta ni " separar ". Pensemos que sin el 2 de Enero no hubiera habido un 12 de Octubre ni viceversa....La intervención de Dios y Su Santísima Madre en la Historia, ni más ni menos.
Aunque sea con retraso, dado problemas que tuve con mi computador:
Feliz del día en que conmemoramos la gesta evangelizadora de aquel pueblo que fue Luz de Trento y Espada de Roma. Dios, Patria, Fueros, Rey Legítimo; esencia de la hispanidad.
Mira que le he dado siempre vueltas...y como tú, nunca he encontrado otra fecha mas significativa y de tan gran importancia.
Bien es cierto que como dice Ordóñez no hace falta separar: Son dos fiestas nacionales, España e Hispanidad. Lástima que los triculturalistas quieran cambiar el significado del 2 de enero ¡dentro de nada tendremos que pedir perdón por existir!
Amigo Reke, yo diría que el día de la Hispanidad debería ser la fiesta de toda la hispanidad y no el día nacional de España, como viene siendo. Culpa de nosotros, los hispanos no españoles que insistimos en renegar lo más sagrado de lo que somos, por estúpidas fobias y absurdas creencias en leyendas negras, inventadas para nos destruir por dentro. Así, más sentido tendría, creo yo, que la fiesta nacional de España fuera el 2 de enero. Como la de Portugal es el 10 de junio. Y el 12 de octubre, pues debería asumir si naturaleza de fiesta supranacional.
Sólo mi opinión, claro.:barretina:
Yo también he tenido muchos problemas con mi computadora así que disculpad la demora, y ahora si:
¡FELIZ DIA DE LA RAZA MI RAZA! ¡Y QUE VIVA POR SIEMPRE LA HISPANIDAD EN AMERICA!
Acá en mi tierra igualmente se juntan año con año un ato de resentidos incultos a huevear la estatua de Colón, una verdadera desgracia; de ahí la importancia de promover el orgullo Hispano, por eso me siento muy feliz de haber encontrado éste foro. Un saludo a todos vosotros hermanos míos que habéis tenido el coraje, la visión y la fé de fomentar el Hispanismo, sobre todo en tierras donde le debemos tanto pero tristemente hemos sido muy ingratos.
¡Feliz Día de la Hispanidad!
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¡Feliz Día de la Hispanidad al mundo hispano! Filipinas, su hermana, es con ustedes en esta gran celebración.
¡Viva la lengua y la cultura castellana! ¡Viva la raza latina!
¡Qué el Señor Dios nos bendiga!
Un abrazo cordial desde La Laguna, Filipinas,
Familia de las ALAS
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Etiquetas: Día de la Hispanidad, Familia de las Alas, Lengua Española
Acabo de adquirir Las Indias no eran colonias de Ricardo Levene y por lo poco que he leído y el índice es uno de los mejores libros sobre este tema. Exacto y directo a esta cuestión, seguro que le gusta a Ordóñez.
Feliz día de la hispanidad 2011
Feliz Día de la Hispanidad a todos. Y felicidades a todas las Pilaricas que nos estén leyendo.
¡Viva la Hispanidad! ¡Y viva la Virgen del Pilar!
Feliz Día de la Hispanidad a todos los foreros y Feliz Día del Pilar. Espero que veais mañana el desfile del Ejército.
Feliz dia de la Hispanidad y del 517 aniversario del descubrimiento de America.
Gloria y Loor a SM la Reyna Isabel I de Castilla
Gloria y Loor a SM el Rey Fernado V de Aragon
Gloria y Loor a Don Cristobal Colon.
Desde Lima Ciudad de Los Reyes
Feliz día estimados amigos. Que Dios y su Madre Santísima bendigan a la Madre Patria que nos trajo la Fe y con ella la Civilización, y que confundan a sus enemigos.
LAUS DEO VIRGINIQUE MATRI
Día de la Virgen del Pilar
http://andaluciacarlista.com/wp-cont...O_CARLISTA.jpgDesde que la terminología eufemística del aparato liberal comenzó a rodar por el territorio patrio, nada es nada y todo puede ser perfectamente cualquier cosa sin temor a caer en el mayor de los absurdos y sin caer en el riesgo de desvirtuar el idioma español, la celebración de efemérides y los conceptos más concretos. El problema es que siempre se tratan de desvirtuar conceptos y efemérides de marcado carácter hispánico con la finalidad de arrancar de cuajo su significado religioso o tradicional. Es, por ejemplo, lo que le pasa al llamado “puente de la Constitución”, que siempre se llamó “Puente de la Inmaculada”, a la Navidad que algunos tratan de renombrar con la cursilería de “solsticio de invierno” ó a la Semana Santa y la Feria que ahora llaman “fiestas primaverales”. El día de Todos los Santos ya no se llama así. Ahora es Halloween y le metemos en la cabeza a los niños ideas absurdas de brujas, monstruos y calabazas en lugar de fomentar la veneración que le debemos a nuestros difuntos. Ahora el día de la Epifanía, tan esperado por todos los niños con la llegada de los Reyes Magos de Oriente, se ha quedado tan sólo en el día final del “solsticio de invierno” relegando así a Sus Majestades al olvido en beneficio del simpático engendro coloradote de la Coca-Cola. Si esto es así ahora, no digamos cuando la CEOE consiga, (como así es su proyecto), trasladar las festividades del almanaque a los viernes ó a los lunes a favor de no sé qué solución alternativa a la crisis…
Esto es lo que la está pasando, igualmente, a la festividad del día 12 de Octubre que en un principio se llamó “Día de la Raza” y hoy es llamado “Día de la Fiesta Nacional”.
Fue el “converso” Ramiro de Maeztu, (exponente destacado de la Generación del 98, autodidacta y de carácter combativo de orientación socialista reformista en su juventud pero reconvertido en su evolución al tradicionalismo católico en su madurez durante la dictadura de Primo de Rivera), quien tras ejercer de embajador de España en Argentina y entrar en contacto con Zacarías de Vizcarra, influyó decisivamente en el cambio nominal de “Día de la Raza” por “Día de la Hispanidad”.
Para Maeztu, la idea de “Hispanidad” pone el acento en los valores religiosos y políticos más que en la comunidad literaria y cultural que, por su parte, defendían Rubén Darío y Santos Chocano desde América. La primera vez que el término “Hispanidad” aparece con resonancia literaria es en el libro de Maeztu Defensa de la Hispanidad (1.934), publicado bajo los auspicios de la revista Acción Española. Entroncado con las ideas de reconocidos pensadores tradicionalistas como Donoso Cortés ó Víctor Pradera, Maeztu defendió su postura “hispánica” hasta que fue fusilado, (al igual que Pradera) en una de las múltiples “sacas” que se efectuaron en el Madrid republicano en Octubre de 1.936.
Si nos atenemos al concepto global del término “Hispanidad” nos encontramos con que en él se encierra el conjunto territorial que conforman España, los países americanos de habla hispánica y Filipinas, aglutinando igualmente el conjunto de caracteres, especialmente religiosos, políticos y culturales que comparten estos países. Evidentemente, en este mundo globalizado que la acción masónica internacional ha dado modo y traza de “descafeinar” y de desvirtuar en sus esencias más tradicionales, el conjunto de caracteres religiosos, políticos y culturales de los países hispánicos no es ya ni sombra de lo que fue. Quizás el carácter cultural sea el menos atacado de los tres, pero desde luego, la característica religiosa y política que defendía Maeztu no es hoy sino escombros de su antiguo esplendor.
Aún así, y con todo ello, la evocación del término “Día de la Hispanidad” implica connotaciones mucho más amplias y grandiosas que el nuevo término acuñado de “Día de la Fiesta Nacional”, de evidentes connotaciones liberaloides. No olvidemos que el término “nación” surge con la aparición del Liberalismo en contraposición del tradicional término “Patria”. Item más cuando la verdadera “Fiesta Nacional”; o sea, las corridas de toros, están siendo proscritas en algunas zonas del territorio patrio. No creo, por tanto que nadie vaya a celebrar el “Día de la Hispanidad” leyéndose los 12 tomos del Cossío, por ejemplo… De hacerse así, se caería en la tentación de minimizar la grandiosidad de una festividad tan importante para España para, por su nueva denominación, ningunear el resto de significado que la palabra “Hispanidad” posee.
Es por ello que desde estas líneas reivindicamos el término “Hispanidad” contra aquellos que lo trivializan. Y, si por imperativo legal, nos vemos obligados a prescindir de este significado, propongo que al día 12 de Octubre se le llame como siempre se ha hecho: “Día de la Virgen del Pilar”. Con ello reivindicamos igualmente el valor tradicional de la festividad desde diferentes ángulos, anteponiendo el nombre de la Madre de Dios sobre todos aquellos términos que atentan contra la Historia de España, reconociendo Su patronazgo sobre todas las tierras que en su día conformaron “las Españas” y reverenciando la Realeza de La que, frente a las invasiones liberales que atentaban contra el sentir tradicional español, prefirió ser Capitana de la tropa aragonesa.
Manuel Nieto de Nevares.
Día de la Virgen del Pilar – Blog de la Comunión Tradicionalista Carlista de Andalucia
¡Felicidades a todos los amigos hispanistas!
Felicidades a todos!! : )
¡Felicidades a todos y en especial a los hispanoamericanos orgullosos de su Civilización que no se han dejado engañar por las mentiras del indigenismo destructor! ¡Viva la Hispanidad!
¡Feliz día del Pilar y de la Hispanidad!
En cuanto a lo de España y Portugal, nunca he entendido porqué estamos separados.
¡ Feliz dia de la Hispanidad y de Nuestra Virgen del Pilar !
¡ Viva La Hispanidad ! ¡Viva Cristo Rey!
Aunque lo digo un poco pasado de hora...
¡Feliz día de la Hispanidad y de la Virgen del Pilar!
¡Viva Colón! ¡Viva la Hispanidad! ¡VIVA CRISTO REY!
Feliz día de la Hispanidad a ambos lados del charco y que, al menos, podamos seguir salundándonos en el mismo idioma y rezando al mismo Creador durante otros tantos siglos más.
Desde Argentina -mirando la Cruz del Sur- e invocándola, adhiero fervorosamente al día de la Hispanidad.
Que Nuestra Señora de Pilar, nos de la Gracia, Fortaleza, Coraje, Estilo Vertical, Milicia, para no aflojar en nuestro combate diario, por mantener los principios y valores Hispánicos, aunque hoy día estén en las catacumbas.
Recordemos que somos herederos de una estirpe de héroes.
De una caballería andante.
Que ganaron batallas después de muertos y vencieron a gigantes.
No pongamos en duda que el brazo más fecundo de la Cristiandad es la Hispanidad.
Unamos nuestros corazones en la común-unión y en la hermandad Hispánica.
ARRIBA LOS VALORES HISPÁNICOS!!!
NO PARAR HASTA RECONQUISTAR!!!
Un fuerte abrazo para todos los foreros!
¡Arriba y viva la Hispanidad!
La Hispanidad no se funda en una raza, en un territorio o en una constitución firmada por unos cuantos políticos, sino en una verdad del hombre y de su sociedad única capaz de hacerlos grandes.
“España”, que llevas en latín el nombre que te dio el esplendor y te hizo grande y universal. “Hispania”, que comenzaste a brillar antes de la llegada de Cristo con esas hermosas líneas de pensamiento que plasmó con tinta y pergamino el cordobés Lucio Anneo Séneca. “España”, que después fuiste elegida para recibir la verdad del Salvador en boca de Santiago Apóstol, quien con la compañía de nuestra Madre Reina y Señora María, convertida en Virgen del Pilar, iluminó el espíritu de nuestras gentes. “Hispania”, que consolidaste la tradición greco-romana alumbrada por el mensaje de Nuestro Señor Jesucristo en la figura de los dos mayores Reyes que jamás ha tenido la humanidad, Doña Isabel I de Castilla y Don Fernando II de Aragón, que tanto monta, monta tanto, eran una auténtica unicidad bajo el nombre de los Reyes Católicos.
Fundada sobre sólidas rocas, con la “Cruz de Santiago” como espada y el “Águila de San Juan” como escudo, fuiste tú y tus nobles gentes las que acabaron con el terror islamista que asolaba Europa en las bajas edades de la historia, fuiste tú y tus nobles gentes las que mostraron al mundo que la tierra era redonda y que más allá de Finisterre (Fin de la tierra) no se acababa todo, y fuiste tú y tus nobles gentes las que atacaron el determinismo protestante y llevaron el evangelio y los verdaderos derechos humanos a la conciencias de todo el mundo.
Fue Don Pelayo en “Covadonga” quien enseñó a los moros de qué lado estaba la justicia divina, fue Don Cristóbal Colón quien dio a conocer al orbe la existencia de nuevas tierras y nuevas gentes, y fue Don Francisco de Vitoria quien ilustró a las mentes confusas, que éstas eran humanas y tenían dignidad.
Toda tu historia, toda la historia de “nosotros, tus hijos”, ha dejado imborrables huellas que por mucho que los enemigos se empeñen, nunca serán eliminadas.
Fue un Rey tuyo,Don Alfonso IX, el primero que convocó Cortes democráticas en Europa. Lo hizo en la ciudad de León en el año 1188. Y fue otra de tus ilustres mentes, Don Antonio de Nebrija, la que realizó el primer manual de gramática. Fue publicado en la ciudad de Salamanca en el año 1492.
Asimismo, en economía, se debe a Don Martín de Azpilcueta la formulación de la teoría cuantitativa de la moneda y a Don Diego de Covarrubias y Leyva la teoría subjetiva del valor. ¿Y qué decir de Don Miguel de Cervantes Saavedra? Otro de tus retoños, que dominaba tan bien la pluma como la espada, y que manco en Lepanto sirviendo a la noble causa de tu bandera, y autor del Quijote, fue expresión máxima de la fuerza de la guerra y la sagacidad de la sabiduría.
“Hispania”, que nos dejaste una Edad de Oro más brillante que las penumbras de la mal llamada Ilustración francesa, y que después de Trento coronaste la cima con un sistema político, económico, social y religioso que fue la envidia de los que después confabularían para destruirte.
Pasaste con éxito las pruebas de Lutero y Calvino gracias a tu potencia jesuítica, pero quedaste gravemente herida con la venida del liberalismo que despojó al hombre su arraigo en la religión católica y en la tradición aristotélico-tomista afirmando su falso y perverso absolutismo individualista, y después, a punto de perecer con el socialismo que le devolvió su raigambre con una religión civil y una tradición racionalista y constructivista que fundó un nuevo dios: El Estado.
No obstante, siempre concebiste en tu seno nuevos luchadores que dieron continuidad al destino en lo universal que estabas llamada a tener desde que naciste. Así, Don Juan Donoso Cortés dio buena cuenta de los errores de los enemigos modernos antes mencionados, Don Fernando de Zevallos combatió el ateísmo destructivo que se cernía sobre la civilización occidental, y Don Jaime Balmes enseñó buenas pautas para enfrentarse a los problemas de la realidad. El “Ensayo sobre Catolicismo, el Liberalismo y Socialismo”, el libro de “La Falsa filosofía ó el ateísmo, deísmo, materialismo y demás nuevas sectas” y “El Criterio”, forman un trinomio memorable.
Tú nunca te rendiste y tu pueblo tuvo a Don Marcelino Menéndez Pelayo para hacer memoria de tu grandeza en las noches de oscuridad. El mismo que dejó bien claro en pocas líneas en lo que consistía tu esplendor:
“España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad: no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, “España” volverá al cantonalismo de los arévacos y de los vectones, o de los reyes de taifas”
¿Quizás ha llegado ese momento? ¿Quizás debemos firmar tu fecha de defunción? Si hiciéramos tal locura estaríamos matando al hombre, pues la “Hispanidad” no se funda en una raza, en un territorio o en una constitución firmada por unos cuantos políticos, sino en una verdad del hombre y de su sociedad única capaz de hacerlos grandes.
Decía Don Ramiro de Maeztu que:
“Desde que “España” dejó de creer en sí, en su misión histórica, no ha dado al mundo de las ideas generales más pensamientos valederos que los que han tendido a hacerla recuperar su propio ser. Ni su Salmerón, ni su Pi Margall, ni su Giner, ni su Pablo Iglesias, han aportado a la filosofía política del mundo un solo pensamiento nuevo que el mundo estime válido. La tradición española puede mostrar modestamente, pero como valores positivos y universales, un Balmes, un Donoso, un Menéndez Pelayo, un González Arintero. No hay un liberal español que haya enriquecido la literatura del liberalismo con una idea cuyo valor reconozcan los liberales extranjeros, ni un socialista la del socialismo, ni un anarquista la del anarquismo, ni un revolucionario la de la revolución.
Ello es porque en otros países han surgido el liberalismo y la revolución para remedio de sus faltas, o para castigo de sus pecados. En España eran innecesarios. Lo que nos hacía falta era desarrollar, adaptar y aplicar los principios morales de nuestros teólogos juristas a las mudanzas de los tiempos”
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¡Que así sea! ¡Arriba y viva la Hispanidad!
Saludos en Xto Rex et Maria Regina
Pro Deo Patria et Rex
No se ama lo que no se conoce
Fuente: Punto Critico por Daniel Marín
Intereconomía
Cortes inclusivas (porque en ella han participado todos los estados sociales) y cortes libres (donde todos los estados han expresado sus posiciones); pero democráticas no. La libertad en la legalidad y la participación social en el proceso legislativo no empezaron con la democracia ni en ella se agotan. La monarquía, la legitimista y al mismo tiempo orgánica monarquía hispana no admite lecciones de libertad de la democracia - por lo menos de ninguna que haya existido realmente.
Esto dicho, me sumo a las felicitaciones mutuas de los foreros, desde mi condición de portugués y, como tal, de hispano:
Viva a Nossa Senhora do Pilar de Saragoça!
Viva a Nossa Senhora da Conceição Aparecida, Padroeira do Brasil!
Viva a HISPANIDADE!!!
Dos mundos bajo un mismo señor y bajo un mismo Dios. El destino nos separo, pero seguimos siendo hermanos. Llevamos la misma sangre. ¡¡ Vivan las Españas! !!
¡Ya las gaviotas anuncian tierra, Almirante!
Concluyamos admirando la grandeza divina, que se dignó crear ser tan extraordinario como Don Cristóbal Colón.
Aclamemos también la memoria de Sus Majestades Católicas la Reina Doña Isabel I de Castilla y León y de Don Fernando II de Aragón l, eficaces protectores del glorioso ...viaje al encuentro de un nuevo continente, sin olvidarnos de Fray Juan Pérez y del gran Don Pablo Toscanelli.
Recordemos, en fin, solemnemente a Génova y a los Gloriosos Reinos de Castilla y León y de Aragón; a la primera, porque es digna de haber dado a luz aquel hijo, grande entre todos los grandes, y a los segundos, porque mediante sus augustos Soberanos, no sólo supieron proteger al mayor de los genios, titán de las empresas inauditas, sino que logró inundar los Reinos Castellanos de las Indias Occidentales hoy América por centenas de años, en glorias. Suyas, que la historia se ha encargado de trasmitirnos, como ejemplo de supremo grado de valor, de abnegación y de constancia humanas. Su fecundo germen, que, inoculado, corre en nuestras ..Venas, nos constituye dignos hijos de tan heroica como gloriosa progenitora.
Hemos tomado algunas palabras emotivas del señor Dr. D. Francisco Andrade Marín ministro de estado de la hispanica república del Ecuador en 1892, durante la magna celebración por el 400 aniversario del descubrimiento de las Indias Occidentales hoy América.
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Pepe Muñoz Azpiri
Ante el advenimiento con el Día del Descubrimiento, del coro fúnebre del "saqueo de la conquista y su correlato de genocidio" por parte de una runfla ignorantes, pícaros, buscas, mediocres y demás excrecencias de los bajos fondos de la condición humana, conviene recordar los conceptos de uno de los tantos excelentes intelectuales que la Argentina supo engendrar. Claro, los muchachos del indigenismo de mercado y las banderitas colorinches, no deben tener la menor idea de quién se trata.
"Nuestra raza"
Por Ernesto Quesada
El siguiente discurso fue pronunciado en el Teatro Odeón, el 12 de octubre de 1900. En tiempos donde arreciaba desde los EE.UU. la política "panamericanista". Quesada marca las diferencias que entre el legado de España en América existe respecto de la política y la mentalidad anglosajonas, sosteniendo además sagazmente el complejo de inferioridad que se nos imponía respecto de lo propio. (Andrés Barazategui).
Señoras:
Señores:
El memorable aniversario del descubrimiento de América nos congrega nuevamente, a españoles y americanos, para celebrar unidos fecha tan gloriosa.
¿No es natural, entonces, que, inspirándonos en el recuerdo de aquel hecho y de sus trascendentales consecuencias, nos ocupemos con criterio sereno de la hora presente, crítica en sumo grado para los destinos de nuestra raza, que realizó la hazaña sin igual del descubrimiento y conquista del Nuevo Mundo?
El momento es quizá auspicioso para examen semejante: fenece un siglo; y se dibujan ya, en los contornos indecisos de la alborada de los tiempos que vienen, las pretensiones arrogantes de otras razas, enriquecidas y ensoberbecidas, con sus garras clavadas en los rincones más apartados del globo, sin más fe que en el éxito y el dinero...
España, al descubrir la América, nacía precisamente a la vida de las grandes potencias con un vigor tan estupendo, que, antes de un siglo, llegó al pináculo de la grandeza, del imperio y de la fama, extendiendo sus dominios por todas partes del orbe. Hoy, cuatro siglos después, acaba de desprenderse hasta de la última pulgada de tierra en el hemisferio que descubrió y pobló; concentrada dentro de sus fronteras peninsulares, ha renunciado a intervenir siquiera en la marcha de la política general, que otrora gobernara su gran Carlos con una simple mueca desdeñosa; y pública, y aun oficialmente, hombres dirigentes de otra raza han creído expresar el consenso universal al proclamar terminada la misión histórica de la gente hispana, vaticinando su fatal transformación en nuevas entidades que respondan a la época venidera, mientras que aquella parece ensimismada en la contemplación de acontecimientos que pasaron y de ideales que desaparecieron.
Los pueblos sajones, de suyo emprendedores y poseídos de lo que llaman su "destino manifiesto", están persuadidos de la exactitud de aquel fallo: para ellos nuestra casta, tanto en la península como en el continente americano, va lentamente a su ocaso; es, pues, presa segura, cuyos despojos se preparan tranquilamente a repartirse. En la vida diaria nos tratan individualmente, es cierto, con toda la consideración o la simpatía que las personas puedan inspirar; pero, del punto de vista colectivo, nos miran con un desdén profundo y sincero... No hay por qué ocultar lo que es un hecho fuera de discusión, tanto más cuanto que cabalmente es esa convicción, franca y clara, lo que explica la razón de ser de su política respecto de nuestra raza. Ahora bien, ¿es acaso fundada pretensión tamaña? ¿Qué grado de verdad encierra? He ahí, señores, preguntas sencillas que no es tan fácil contestar en los breves instantes concedidos á una alocución; si bien no es quizá imposible trazar las grandes líneas del conjunto: vosotros llenaréis el resto sin esfuerzo.
Por de pronto, paréceme que no hay jactancia en suscribir el juicio que los pensadores de todas las razas han emitido acerca de la nuestra: España renovó, en la época moderna, la homérica empresa que en los tiempos antiguos realizara Roma, cuando dominó ésta el universo conocido, personificó su civilización, y llevó por doquier su lengua y su religión.
El Tu regere imperio populos, Romane, memento del poeta clásico, lo tuvo tan presente la España de Carlos V, como la Roma de Augusto. Y dejó aquélla muy atrás la fama del ilustre precedente, añadiendo al orbe conocido otro nuevo, lleno de riquezas, poblado por gentes no sospechadas, y el cual, abriendo un campo inconmensurable a la actividad humana, ha desviado el curso de la historia.
Roma no hizo tanto: ni antes ni después nación alguna ha podido repetir hazaña igual; y puede honestamente afirmarse, sin temor a ser desmentido por el porvenir, que jamás por jamás otra nación podrá alcanzar lo que España... Ya no existen ni pueden existir hemisferios ignotos en el globo terráqueo —cruzado en todas direcciones por la avidez del sabio y la avaricia del mercader— de modo que desaparece la más remota posibilidad de poder imitar el fenómeno único del descubrimiento de un mundo nuevo. Y no fue eso sino el preludio de la hazaña misma, porque nada hay en la historia de los tiempos viejos ni coetáneos que pueda igualar la epopeya admirable de la conquista, el coraje singular de aquellos hombres esforzados que se lanzaron, en grupos diminutos, a conquistar pueblos organizados, ricos y llenos de ejércitos aguerridos.
Nuestros abuelos dieron entonces a la humanidad entera un ejemplo sin par: fiados en su fe religiosa y persuadidos de la superioridad de su ralea, no repararon en la disparidad del número, sino que acometieron con denuedo y con sublime audacia: todo lo arrollaron, todo lo conquistaron, lo poseyeron todo. Tan sólo un siglo duró aquella titánica contienda: la raza indígena no discutió siquiera la supremacía de la conquistadora, y se entregó resignada a la fatalidad de su destino.
Nobilísima mostróse entonces la madre patria: acogió como hijos propios a los que de tal guisa se sometieron, y los protegió por medio de una de las legislaciones más sabias, y que fue, sin asomo de duda, la más adelantada de su época. Esas “leyes de Indias” son tanto más admirables cuanto que representan un esfuerzo sin precedente: imbuida Europa en las máximas romanas, que consideraban ingenuamente como bárbaros —y fuera, por lo tanto, del derecho común— a todos los pueblos que escapaban a la civilización latina, nada era más natural que considerar así a los indígenas de América, y hacer con ellos lo mismísimo que hiciera Roma con los germanos y sajones de su tiempo: sus esclavos ó sus siervos. La sublime revolución moral del cristianismo no había logrado todavía, ni con mucho, extirpar aquel concepto, que se imponía con la fuerza irresistible que da la tradición de veinte siglos.
Pues bien: es gloria inmarcesible de la monarquía española haber reaccionado contra tal prejuicio; y si á las veces, en algunas regiones apartadas de América, se cometieron abusos por hombres sin piedad, convirtiendo el yanaconazgo, la mita y la encomienda, en verdaderas servidumbres de la gleba, no es menos cierto que jamás fue ello tolerado o dejado sin castigo, y que se hizo cuanto fue posible por atraer a la civilización cristiana a las innumerables tribus indígenas. No han obrado así quienes se precian de superiores: en otras partes se ha preferido sencillamente exterminar a los indios, por las armas ó por el triste veneno del alcohol.
Tres siglos estuvo España en posesión indiscutible de este continente: lo pobló, lo organizó y lo gobernó, con arreglo al criterio de la época, por y para la metrópoli. Ha sido tema socorrido criticar el régimen colonial de la América española: nada más fácil, aplicando el criterio del siglo XIX; pero coloquémonos dentro de las ideas de los siglos XVI, XVII y XVIII, y desafío al detractor más malévolo a que demuestre discordancias, en las líneas generales, entre aquella legislación ultramarina y la que tenían las demás naciones.
Más todavía: gloria es de la dinastía borbónica haberse adelantado á su época, con las iniciativas fecundas del reinado de Carlos III.
Llegó el momento de la emancipación: los hijos núbiles se desprendieron del regazo de la madre, antes soberbia, entonces desmedrada por las debilidades de un Carlos IV o los desvaríos de un Fernando VII.
Principió para España vía crucis que le ha tocado en suerte en el siglo XIX, con la invasión brutal e injustificada de los invencibles batallones napoleónicos: el pueblo español reaccionó con un vigor admirable, que prometía una era nueva de gloria, pero que fue desgraciadamente obscurecida por las cruentas guerras civiles. Tenemos todos demasiado presente esa dolorosísima página de historia contemporánea, para que sea necesario recapitularla nuevamente... Y cosa análoga pasó en las nuevas naciones hispanoamericanas: el esfuerzo épico de la guerra de la independencia fue casi neutralizado por revoluciones constantes o por tiranías menguadas. Durante este siglo, americanos y españoles hemos estado, por lo general, alejados unos de otros con perjuicio recíproco: sólo hemos rivalizado en dar al mundo el ejemplo peligroso de ser díscolos y cuasi ingobernables.
Y ello no ha contribuido poco a formar la convicción sajona respecto de la inferioridad de nuestra raza. La guerra hispano-yanqui no ha obedecido á otro criterio, y sus resultados han servido sólo para dar mayor autoridad a creencia semejante. La acción lenta, pero eficaz, de los Estados Unidos en las naciones iberoamericanas es ya visible: la doctrina monroísta no es sino la tutela disfrazada de los que se consideran superiores por la energía, la riqueza y la conciencia de su propio valer. Si en parte alguna de Sud América puede hablarse con altivez de estas cosas, es, sin duda, en esta región del Río de la Plata, cuyo desarrollo vigoroso le señala un puesto de vanguardia en el conjunto de naciones de origen español.
No debemos, con todo, desconocer nuestros defectos: nos corresponde corregirlos. Todo se nos ha enrostrado: pasamos, a los ojos de los estadistas de otras agrupaciones, como gentes corrompidas en lo político y social; atribuyéndose a los gobernantes de nuestra raza ausencia manifiesta de ideales, sensualismo vulgar, y desconfianza absoluta en la virilidad y en el espíritu cívico de estos pueblos. Se arguye, por otra parte, que nos falta moralidad y que carecemos de fe, revelándonos impotentes para administrar e incapaces para prever. Se sostiene, por último, que los pueblos ibéricos no tienen energía para triunfar en la lucha por la vida, dejando que las industrias y el comercio pasen a manos de gente de otra calaña; y que se contentan cuando más con remedar los excesos tumultuosos de la plebe romana y su exigencia de “pan y diversiones”; o las luchas de la sangrienta politiquería de las turbas bizantinas, destrozándose en los circos por los bandos estériles de los azules y los verdes...
Y bien, señores: tengamos la entereza de confesar que hay algo de verdad en esos cargos, por más exagerados que parezcan. Preciso es reaccionar: es menester levantar en alto los corazones. Tenemos una herencia sagrada que enaltecer: la tradición de nuestros mayores. Y no es en vanas palabras que se debe cimentar la confraternidad de sus descendientes, impuesta por la historia y por la sangre: urge extirpar el cáncer de la frase con el cauterio de la acción.
Necesitan nuestros pueblos una fuerte sacudida moral. No sólo hay que reformar su educación, sino que despertar sus energías adormecidas y retemplar el carácter. Es indispensable descollar en el comercio y las industrias, pero brillando por la cultura científica; y sin olvidar que debemos disputar anhelosos la primacía en las artes y las letras, manteniendo siempre alta, muy alta, la religión del ideal, que ha caracterizado a nuestro abolengo. Hay, pues, que poner manos a la obra: desarrollemos sin descanso las riquezas naturales y aunemos sus intereses, cuyo intercambio, entre pueblos de linaje castellano, es visiblemente precario. Abrigo la convicción de que nos bastará desear la reacción, para producirla.
El momento es propicio. La pérdida de sus últimas colonias ha hecho afluir a la madre patria caudales ingentes, antes radicados en las posesiones ultramarinas, y ha regresado a la península una categoría de hombres habituados a soportar con éxito la competencia con los de otros pueblos. ¿No significa esto acaso que está próximo el renacimiento industrial y comercial de España? Podremos entonces estrechar más íntima y proficuamente nuestras relaciones, pues la antigua metrópoli —ahora nuestra hermana, como parte de la familia ibérica cobijada por el panhispanismo— debería convertirse en el mercado donde fueran a venderse los productos sudamericanos, en su mayor parte materias primas que, elaboradas por las fábricas peninsulares, nos retornarían como productos manufacturados. Hoy todo ello se vende en mercados de otras razas, y allí están las fábricas que los utilizan y los capitales que facilitan su circulación: ese sólo hecho ha desviado fatalmente el comercio de América hacia aquellos países, pues es natural que donde se vende, a la vez se compra, y tras las relaciones comerciales e industriales, vienen las intelectuales y sociales, lo que explica el hecho original de que los hispano americanos estén más ligados con cualquier nación europea que con España. El sentimentalismo está de más en esto: es asunto puramente de intereses de los pueblos. Un simple esfuerzo de España bastará sin embargo para hacer desviar la corriente: y pronto desaparecerá el fenómeno incongruente de que, malgrado la lengua común, la inteligencia americana se nutra todavía en libros de toda procedencia, salvo quizá los españoles.
En poco tiempo más, iniciada que sea esa regeneración, podrán las naciones de origen hispano celebrar con doble orgullo aniversarios como el presente; pues es ensalzar las glorias del pasado, justificando las hazañas del descubrimiento y la conquista, presentarse ante el universo como países prósperos e ilustrados, de probado civismo y sensatamente gobernados, amplios en sus miras y generosos en su conducta.
Señores:
Cuando concentro mi recuerdo en las glorias pasadas de nuestra estirpe hidalga, y, ante mis ojos apasionados, se yergue aquélla, dominadora del orbe, con Carlos V; descubridora de un mundo, con Colón y Pinzón: conquistadora de un hemisferio, con Cortés, Pizarro y tantos otros héroes legendarios; regeneradora del arte, con Murillo y Velázquez; renovadora de la cultura literaria, con Cervantes, Calderón y otros incomparables ingenios; cuando leo en las páginas imparciales de la historia que esta progenie extraordinaria ha descollado en las ciencias, como ha brillado en la guerra y ha sido conspicua en el comercio y las industrias; cuando reflexiono que, por momentáneamente fatigada que se encuentre después de tantos siglos de gigantesca labor, hoy, en fuerza misma de los hechos y de su elocuencia brutal pero saludable, ha despertado ya del pasajero sopor: mi espíritu, entonces, no puede admitir ni en hipótesis la duda de que nuestra egregia raza ha de levantarse airada y majestuosa, rebosantes de ardor las propias venas, fuerte con la tradición hermosa que le corresponde honrar, y rejuvenecida por el con nubio vigoroso con esta tierra virgen del continente americano. Más todavía: estoy íntimamente convencido de que el mismo gloriosísimo pasado ha de servirla sólo para aguijonear su actividad, y que ha de cifrar su orgullo en justificar que fue digna de lo que hizo, haciendo hoy más aun: luchando y venciendo a las demás razas en la brega terrible de estos tiempos novísimos, en los cuales parecen prevalecer más bien los ardides de fenicios y cartagineses, que el noble arrojo de los impróvidos romanos.
Al renacimiento de la raza hispana, señores; a la gloria futura de la madre patria y de las naciones íbero americanas —que son sangre de su sangre, a pesar de la mezcla generosa de otras procedencias—; a la confraternidad, no sólo de sentimientos, sino de intereses, de los pueblos de nuestro común origen: esos son los votos sinceros que formulo y que estoy seguro compartiréis de corazón
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Fuente:
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12 Octubre 1492. Hispanic Heritage Month.
La Hispanidad se vive en los Estados Unidos de una forma muy especial. Algunos ignorantes llenos de rencor y odio racial hablan que no hay nada que celebrar, pues claro que sí. La Hispanidad es el nexo de unión de todos los pueblos hispanoamericanos o latinoamericanos, sin la hispanidad seguirían siendo pueblos indígenas separados. El 12 de Octubre 1.492 los hispanos realizamos una gesta inigualable en la historia de la humanidad, algo que los anglosajones nunca podrán aceptar.
Los hispanos en los Estados Unidos (USA) deben de estar unidos, tanto si son peninsulares como americanos. La unión hace la fuerza, solo hay que ver que cuando los hispanos estuvieron unidos dominaron el mundo.
https://www.youtube.com/watch?v=XP9LHqskmBk
https://www.youtube.com/watch?v=XP9LHqskmBk
Feliz Día de la Hispanidad y de la Virgen del Pilar a todos.
Feliz día!!!
Feliz día a todos, particularmente a los que hayan estado luchando contra las tonterías de todos los 12 de octubre.
Feliz día hermanos, ayer no pude entrar por aquí.
Con algo de retraso, me uno a las felicitaciones, aunque si bien no posteé ninguna felicitación personal, también lo hice al traer por aquí una de nuestros hermanos de Filipinas.
Hoja del lunes, filatélica y festiva
https://voluntad.files.wordpress.com...ng?w=500&h=311
Y felicidades a las Pilares.
https://voluntad.wordpress.com/
Me da mucha vergüenza el transcurrir de éste, nuestro día mas importante. Los negocios abiertos, ninguna conciencia de lo que se celebra, el erróneo conocimiento de nuestra historia (¡Se ha establecido la versión anglosajona!), es muy triste.
Felicité el día a mis allegados por vía guasap (perdonadme el castellanismo) y como no aparecieron: los ciudadanos del mundo, los del mundo globalizado, alianza de civilizaciones, los hayqueverlaqueleliamosalosindios,...
Decía ayer Arcadi Espada en la radio, que España estaba tan frágil que a los independentistas catalanes les sería mas fácil convencer al resto de españoles de que les dieran la independencia que el conseguirla a las bravas. Y puede que sea así, no hay conciencia de país, no hay orgullo, ¡Cómo puede renunciar alguien a ser parte de la mas grande aventura que el hombre imaginó! Y de la que formamos todavía parte.
En esta fecha creo que dejaré de entrar a facebook y twitter, porque leer la cantidad de gilipolleces que se leen el 12 de octubre en las redes sociales me pone de muy mal humor. Podrías contestar a todos esos mequetrefes, pero dudo que sirva de algo, así que sería mejor no encender el ordenador ese día. No lo digo solo por Willy Tolerdo, sino por gente anónima, amigos míos, etc...
Te entiendo, felicité a unos amigos y me pidieron por favor que no celebrase esa fiesta, que era la conmemoración de un genocidio. Por supuesto, ya no son mis amigos.
La gente te hace preguntas y realiza afirmaciones estúpidas, que supongo que tendrán algo que ver con el consumo de alucinógenos en cantidades industriales, del tipo podemita, véase:
- ¿Para que deben existir los países?
- Yo soy de aquí como podría ser de allí.
- El mundo me pertenece.
- Las fronteras son arbitrarias y ninguna me coartará.
Luego el mundo te dice la verdad a la cara y te dice de la importancia de tener una casa y de lo importante que es hacer que esa casa sea respetada.
Racismo contra un jugador español en USA. "Me hicieron la vida imposible por ser blanco" - @KIAenZona
Por supuesto, este tipo de racismo no existe, me lo he inventado, sólo existe el racismo en el otro sentido.
Otro ejemplo de racismo es el que comprobé, yo creyéndome caucásico de toda la vida y resulta que no, que soy hispano a la vista de unos rubiacos mequetrefes. Tienen la desfachatez de encasillarme sin saber mis orígenes. Tampoco me ofende que me llamen hispano, faltaría mas.
Supongo que también en mi hizo mella la propaganda inglesa.
¿Qué es hoy la Hispanidad? porque si es lo que se puede comprobar a la vista de las "respuestas" a la noticia del enlace siguiente, creo que no hay nada que celebrar.
Un guardia civil contesta a Willy Toledo: "La sequía de trabajo que sufres te hace esperar a acontecimientos importantes para ganarte tu minuto de gloria" :: Política :: Autonomías :: Periodista Digital
El medio es el que es y punto, creo que no hay nada que añadir que no se sepa ya. La noticia refleja una situación que sabemos muy bien. Pero lo preocupante son las respuestas de la gente, salvo excepciones que siempre las puede haber. Ya he comentado en alguna que otra ocasión que no hay nada peor que un tonto con un lápiz. Pues confieso que estaba equivocado y me quedaba corto porque si que lo hay: un gilipollas con un teclado de ordenador y una conexión a Internet.
De lo que no cabe duda es que los españoles -y otros invitados por estos pagos-, están necesitando una profundísima re-evangelización y una intensiva y urgente alfabetización, particularmente en Historia.
En efecto, la carta de este pobre guardia indignado (con mucha razón, eso si) es patética desde todo punto de vista. Carente de interés o profundidad intelectual, de corrección literaria, y hasta de gracia, que quizá sea esto lo peor.
Pero al menos parece que a algunos le ha gustado; bueno, pues eso que por lo menos ha conseguido. De todas maneras, las "defensas de la hispanidad" que hacen otros individuos más cultivados (se supone) no son mucho mejores. Los "intelectuales" de la derecha liberal imperante, nunca han bebido precisamente de "fuentes puras" en cuanto a historia y visión de España, sino todo lo contrario. Siempre se han tragado las patrañas de la historiografía francesa o anglosajona sobre la época grande de España; normal, el liberalismo es extranjero y enemigo de España, y los liberales españoles se lo han creído siempre como si fuera "Palabra de Dios", el seso no les dio para más.
Así que lo que puedan aportar en defensa de España, profesores como Marhuenda, periodistas como Jaime González, o políticos como Margallo y compañía, siempre harán en realidad un poquito más grande el "páramo español".
Por último, me gustaría recordar que el complejo de inferioridad sobre el hecho de ser español, obedece a una estrategia muy antigua, inoculada en las aulas y en la sociedad española a gran escala hace al menos cuatro décadas, como Valmadian y otros que hayan estudiado en la Universidad a mediados-finales de los setenta sabrán perfectamente.
Antes de eso, la "Leyenda Negra" ya existía, pero casi nadie en España le hacía caso.
Obvio, no podía faltar el señor Patricio Lons, siempre presente en nuestra página.
:)
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¡¡ AMIGOS, AFLOJEN CON LA LEYENDA NEGRA !!
Por Patricio Lons
Aflojen amigos con la leyenda negra. Bartolomé de las Casas exageró muchas veces y ha sido desmitificado en numerosos trabajos. Y sobre aquellos falsos testimonios, los enemigos de España y de todos nosotros, inventaron un relato. Si al comienzo, y hablo del comienzo de la conquista hubo abusos por parte de algunos, solo algunos encomenderos, Carlos V detuvo la conquista y llamó a de las Casas y a otros sacerdotes para LA CONTROVERSIA DE VALLADOLID donde se puso fin a cualquier abuso y se decretaron las LEYES DE INDIAS.
Y sigo, estimados amigos. El primer informe sobre abusos dirigido a Carlos V fue escrito en perfecto castellano del siglo 16 por... un indígena doctorado en una de las primeras universidades fundada por España. Nación que nos dejó 28 universidades y 14 Colegios Mayores.
¡¿Acaso alguna potencia detuvo sus conquistas por preocupación por los nativos?! Solo España lo hizo.
Y tres siglos después, los aborígenes lucharon en el ejército realista, incluso algunos con grado de general y títulos de nobleza y lo hicieron hasta costarles la vida, pues no se rindieron. Los abusos hacia los indígenas comenzaron con los revolucionarios que les quitaron todas las tierras, derechos, títulos, minas y posesiones que el rey les había otorgado. Y fue gracias a España que los indios aprendieron sobre el derecho de propiedad que desconocían.
Mientras que, por el contrario, los "libertadores" sometieron y asesinaron con armas, dinero y tropas inglesas con el único fin de balcanizarnos en treinta estados, que inocentemente festejamos como gestas; ese es el tema por el cual se divulga la leyenda negra; porque éramos una potencia desde el sur de América hasta más allá de Alabama, Texas y Florida, desde Iberia hasta Filipinas y contábamos con la primera moneda global, el REAL DE A 8, con el cual podíamos comerciar desde Montevideo hasta oriente, pues las economías de China, India y las Españas, eran complementarias durante los siglos XVI,XVII y XVIII. Y ese era el objetivo inglés, apoderarse de nuestro poder y destruirnos, como lo siguen haciendo hoy en día con el manejo de nuestra minería. Y no es necesario recordar que nuestras monedas americanas no tienen hoy incidencia alguna en el mercado mundial. Pero si es necesario recordar que necesitan borrarnos nuestra verdadera historia.
Hoy podemos caminar por todo el continente y la mayoría de la población tiene rasgos mestizos o indígenas y podemos apreciar numerosas construcciones dejadas por los españoles como bellas catedrales, hospitales, caminos, puertos, escuelas, cabildos, etc. En cambio si ud. camina por las ciudades de los actuales Estados Unidos, no encontrará ni una sola universidad dejada por los ingleses…simplemente porque no fundaron ninguna, tampoco encontrará construcciones dejadas por Inglaterra, porque no quedó nada o no construyeron nada eterno.
Somos lo que somos, una herencia del orden romano, la filosofía griega y la fe de Tierra Santa, gracias a España y a su coraje pocas veces igualado. Con abusos o sin ellos, nuestros pueblos sobrevivieron con las Leyes de Indias y los Santos Evangelios. Sin esa herencia que inculcó el sentido del derecho a la justicia y la misericordia, se habrían extinguido.
Y SIN EL DESCUBRIMIENTO, MILLONES DE SERES HUMANOS (incluyendo a los de apellido español con manía de autodenostarse) NO HUBIESEN TENIDO ESTAS TIERRAS PARA LABRAR SUS SUEÑOS, PUES EL MUNDO HUBIESE QUEDADO INCONEXO.
¡Que quede claro, no nos invadieron viniendo en las carabelas, veníamos nosotros arriba de ellas, venía nuestra actual civilización en esos navíos, venía la fusión con los pueblos aborígenes!
Nuestra patria castellana nació en 1492 y nuestra Terrae Argentum Hispaniae allá en el Atlántico Sur, comenzó su historia el 2 de abril de 1520, con la primera misa celebrada en la futura tierra argentina, en la Bahía San Julián, por un capellán de la expedición del Adelantado Hernando de Magallanes. 462 años después, desde esa misma bahía, partían nuestros halcones a hundir a la flota invasora que pretendía continuar su proyecto de dominación.
España circunvalaba el globo por primera vez en la historia de la humanidad y nosotros éramos uno de los primeros hitos de esa magnífica empresa de llevar fe, cultura y la alta política internacional por todo el mundo. Esa es la herencia que recibimos de nuestra primera reina, doña Isabel la católica.
Nuestro Grial es buscar la unidad, sin sentirse unos más que otros y renacer como potencia mundial. Llevamos dos siglos de separación forzada; ¡ya es hora de terminar con esto!
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Fuente:
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Discurso de Patricio Lons por el Día de la Hispanidad:
¡¡Cruz, espada y corazón!!
12 de octubre de 2015, Monumento a los españoles
Patricio Lons
Cuando en los albores de aquel lejano 12 de octubre, tres navíos abrieron el surco de una vocación universal, portaron el sentir de nuestra identidad a nuevos pueblos aislados del sentir metafísico de la existencia, alumbrándolos con un imponente rayo de sol que penetró sus almas, dándoles nueva esencia y completando el sentido de sus existencias.
Con Castilla y León comienza en el Nuevo Mundo el sentido del derecho a la justicia, de propiedad, de la educación, de territorio y de la conciencia de poder ser civilización. Con Isabel y Fernando se inicia la gesta más grande de la humanidad, solo subordinada al Fiat mariano respondido a San Gabriel, con el que se anunciaba la salvación humana. Con los Reyes Católicos podemos decir que se continúa ese camino nacido en la casa de María, pues con su empresa, el Evangelio empieza a derramarse por el resto del orbe.
Y es a partir de entonces que se unen las Españas, aquende y allende la Mar Océano, se unen nuevas tierras aquí y luego en la península cuando se agregan Navarra y Portugal. Nacen sus lenguas con la gramática de Antonio de Nebrija que da forma al castellano y con la labor misionera que restaura lenguas aborígenes ágrafas, dándoles escritura, forma y gramática, salvándolas de la desaparición y creando un mutuo enriquecimiento entre todas estas lenguas, tanto que podemos decir, como bien enseña la historiadora Mónica Nicoliello, son lenguas aborígenes españolas, que le otorgaron al castellano, el privilegio de ser la lengua común y convirtiéndolo en español al hacerlo universal.
Y con la lengua, España nos dio las manos, las convirtió en herramientas del saber y del conocimiento. Los nuevos pueblos pasaron del pensamiento mítico al religioso y de necesitar cuarenta jornadas para labrar una hectárea a un solo día para hacerlo. Y ambos mundos unieron saberes y construyeron una nueva manera de ver el mundo, por ellos unificado. Y con ese impulso creador, civilizador y cristiano que compartieron españoles peninsulares, americanos y africanos, España nos devolvió al disfrute de la vida al legarnos, a tantos pueblos del mundo, la luz de Tierra Santa como sostén del pensamiento griego y del orden romano. Por eso, estos pueblos te están agradecidos, porque los has devuelto a la vida, porque le has llevado la luz del poder gozar en la esperanza. Y porque nos diste a todos, un mejor sentido de la vida, en su exégesis dramática y divina, que nos permite entender que la virtud es felicidad en este tránsito y que vana es la gloria del mundo.
Por Castilla fuimos gente, nos enseñaba el padre Castañeda, por los tiempos de la revolución de Mayo. Y cuando la abandonamos, bien caro lo pagamos.
¡Y qué obligaciones encarna, el ser herederos de una raza de héroes y de estirpes de caballeros continuados en nuestros caudillos del siglo XIX que plantaron cara en Vuelta de Obligado y en un general del siglo XX que se plantó hasta que le aparecieron sus urquizas, esos personajes cuyos nombres deben escribirse en letras minúsculas! ¡Raza coronada en marinos, soldados y aviadores que en justa vindicta portaban fuego, desde cada trinchera y lanzando la muerte a ras del agua sobre el insolente en 1982, que osaba pisar la tierra de Malvinas y que parecía haber perdido la protección de San Jorge!
Hoy la patria está herida de muerte… pero la muerte no es el final. Puede que sea una etapa de dolor, más bien sabemos que no hay Domingo de Gloria sin viernes de pasión. Lo será si nos desapasionamos, y ese puede ser nuestro mayor castigo, que nos vayamos desdibujando penosamente en un triste deshonor. Pues queda claro que lo que se pierde por el orgullo de no haber querido ver el futuro, no se recupera con lágrimas, sino con hombría. Los pueblos que se pierden es porque antes se extraviaron olvidándose de Dios. Por eso, pidamos como reza Martín Fierro: “Gracias le doy a la Virgen, gracias le doy al Señor, porque entre tanto rigor y habiendo perdido tanto, no perdí mi amor al canto, ni mi voz como cantor”.
A los que quieren el fin de las Españas, les respondemos “Santiago y cierran España y sus hijas de todo el orbe”. Pues existen los ángeles de las naciones y las patrias son creaciones de Dios. Y mientras el Creador quiera, nuestra tierra plateada de brillante Argentina, y todas sus hermanas, tendrán el sol sobre su frente y un escudo protector bajo el manto de la Virgen guadalupana. Pues son nuestras tierras, portadoras y sostén de valores eternos. Fuimos paridos sobre tierras y cimiento de un nuevo renacer esperanzado.
Somos más de 500 millones de hispanohablantes. No es un dato menor ni secundario. Una fuerza propia y vivificante que no pudieron borrar algunos actores de nuestra historia cuyos bronces ya hace generaciones que lucen muy opacos.
¡Que no se acepte nunca más otro desmembramiento de la patria, por el contrario, vayamos en la búsqueda de nuestro tesoro interior, el que abreva en el espíritu de cada uno de nosotros, de cada alma compatriota y luchemos por la restauración de nuestras patrias en una sola!! ¡¡ Con paso firme a pura Cruz, espada y corazón!!
Y para que no nos falle nuestra conciencia, todos recordemos estos versos, parafraseando al gran Lope de Vega, poeta y soldado:
“Por España y por sus hijas,
Por Argentina y sus hermanas,
Y el que quiera defenderlas, honrado muera;
Y el que traidor las abandone,
No tenga quien le perdone,
Ni en tierra santa cobijo,
Ni una cruz en sus despojos,
Ni la mano de un buen hijo,
Para cerrarle los ojos”
¡¡¡Compatriotas. Que nadie falte, que cuando redoblen las campanas, que suenen por el renacer de nuestra civilización, que su repique sea porque vuelven las banderas victoriosas, azules y blancas, acompañadas de todos los emblemas de pueblos hermanos y precedidos por las siempre amadas Aspas de Borgoña y el emblema de los Reyes Católicos!!!
Y cuando nos llamen a hacer guardia junto a los luceros, podamos mirar al capitán de las milicias celestiales, con la conciencia del deber cumplido y decirle a nuestro Creador, “sin novedad en el frente, Señor”.
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Discurso de Nicolás Duré, de la Asociación Cultural Felipe II, por el Día de la Hispanidad:
El 12 de octubre de 1492 llegaba don Cristóbal Colón a estas Indias, dando comienzo a una nueva etapa en la Historia de la Humanidad. En aquel momento se iniciaba una de las gestas más grandiosas que hayan presenciado los siglos, equiparable a la helenización del Oriente por las falanges de Alejandro Magno, o a la romanización del Mediterráneo por las legiones de Escipión y Julio César. Daba comienzo una auténtica cruzada, en la que esas espadas forjadas en el fragor de una Reconquista de casi 8 siglos, conquistaban la Mar Océano para venir a tierras ignotas y expandir la civilización romana y cristiana.
Colón, Cortés, Pizarro y tantos otros héroes supieron descubrir, conquistar y colonizar en menos de un siglo un territorio que se extendía desde los actuales Estados Unidos hasta el estrecho de Magallanes, donde Sarmiento de Gamboa fundó un poblado en condiciones infrahumanas, tomando posesión del territorio. Al mismo tiempo, los Conquistadores lograban abrir a la navegación dos océanos, todo esto mientras en Europa se libraban guerras simultáneas contra franceses, turcos y protestantes.
De esta manera, una nación de 8 millones de habitantes se hacía con el dominio de medio mundo, constituyendo un inmenso imperio, digno heredero de Roma. Un imperio compuesto por reinos, y no simples colonias de explotación. La prueba de esto se encuentra en la labor civilizatoria llevada a cabo por España en América, que puso a pueblos que se encontraban en el Neolítico al nivel de la misma Europa. Para ello, fundó cientos de pueblos y ciudades, fomentó el desarrollo agropecuario y la industria, fundó más de veintiséis universidades con un nivel de enseñanza análogo al de la Europa de la época. Humboldt mencionaba que los científicos de Nueva España eran tan buenos como los europeos.
Esta actividad educativa y científica fue en gran medida llevada a cabo por la Iglesia a través de las órdenes misioneras. Así, franciscanos y jesuitas levantaban pueblos y escuelas, enseñando a los nativos las artes y los oficios. Si hasta se instalaban observatorios astronómicos en las reducciones guaraníticas, destacándose personalidades como Antonio Ruiz de Montoya, que armó a los guaraníes para defenderse de sus enemigos, o el padre Buenaventura Suárez, considerado el primer astrónomo de Sudamérica, y que construyó un telescopio en medio de la selva. ¿Cómo olvidar también a personalidades como el gran Hernandarias? Gobernante recto y justo, defensor de los derechos de los nativos, fundador de escuelas y protector de la industria.
La historia virreinal de América está repleta de grandes logros y de ilustres hombres que nuestros manuales de historia actuales han olvidado, pero que contribuyeron a la construcción de un próspero imperio donde no se ponía el sol, y que fue defendido por espacio de trescientos años con pérdidas mínimas. Ingleses, franceses y holandeses intentaban de continuo usurpar y conquistar las riquezas de las Indias con sus corsarios, siendo permanentemente rechazados. Algunas de las páginas más grandiosas de nuestra historia patria se inscriben dentro de esta guerra contra los eternos enemigos de la Hispanidad. Hablo de las gloriosas jornadas de 1806 y 1807 cuando los pueblos del Río de la Plata derrotaron al invasor inglés, sosteniendo en alto la cruz de Borgoña, al grito de "¡Santiago, cierra España!", haciéndose eco del espíritu de los legendarios Tercios Viejos, que dominaron Europa durante más de un siglo.
Hoy nuestro deber consiste en recuperar el espíritu de esos grandes guerreros, nuestros antepasados, los padres de la América española, que habla orgullosamente la lengua de Cervantes. En estos días oscuros, una educación hispanófoba y anglófila busca hacernos renunciar a nuestra identidad y que olvidemos a patriotas como el gran Blas de Lezo. A todos esos les decimos que no, que no van a poder hacernos renunciar a nuestra identidad y a la verdad histórica, porque como decía el poeta Carlos Obligado en lapidarios versos, nuestra Patria fue:
Fundada en Cristo por misión de España,
excelsa engendradora así engendrada,
mi España ascensional mística y fuerte,
Señora de la Cruz y de la Espada.
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Telered Libre Opinión 9 10 14 Significado del 12 de octubre para los argentinos
Publicado el 10 oct. 2014
Desde el 12 de octubre de 1492 al 2 de abril de 1982
https://www.youtube.com/watch?v=slDZYaxkNAw
https://www.youtube.com/watch?v=slDZYaxkNAw
12 de Octubre - Comienzo de nuestra Hispanoamérica
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Madre Patria, tu estandarte flamea en cada latido de nuestro pecho.
No se puede hablar de Hispanoamérica sin mencionar a España, pues es la base de su cultura y su idiosincrasia. No se puede entender de dónde venimos y cuáles son nuestras raíces, sin recordar con orgullo a nuestros valerosos antepasados que cruzaron el Atlántico, que levantaron ciudades, que formaron familias, que hermanaron y unificaron pueblos; que por muchos motivos hicieron próspera esta tierra. No se puede reconocer nuestra cultura, tradiciones y civilización durante estos 5 siglos, sin identificar en ella un legado latino-ibérico indiscutible.
No puede un hispanoamericano mirarse en un espejo, y renegar de su pasado; el mismo que lo hizo existir, y ser lo que ahora es.
Basta de leyendas negras, abraza tu hispanidad, defiende tu identidad.
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El pasado 8 de octubre tuve la fortuna de ser invitado a dictar un conferencia en la Cervantina. El tema era "Origen y sentido de la Hispanidad". Como siempre fui acogido y acompañado por grandes amigos.
Intentaré poco a poco ir colgando la conferencia. De momento paso la introducción que quise leer literalmente. Es mi pequeña contribución al día de mañana 12 de Octubre.
"Esta conferencia pretende ser un homenaje a todos aquellos que de una u otra forma han luchado por mantener el espíritu de la Hispanidad en esta Cataluña asolada por la vacuidad intelectual, envenenada por el autododio, enferma de melancolía y asomada al borde de una sima de nihilismo. Esta actitud no es fruto de invasiones culturales o asimilacionismo “españolista” como nos quieren hacer creer los nacionalistas; sino que proviene de un debilitamiento interior del alma colectiva catalana.
El redescubrimiento de la catalanidad hispánica se nos antoja como el remedio más eficaz para este estado mortecino de nuestro espíritu. Pues la catalanidad hispánica, es el remedio contra separadores y separatistas. Con cierta perseverancia, se ha ido acuñando en los últimos años, un hermoso eslogan: “Catalanitat és Hispanitat” que reconcilia dos formas de ser que en el fondo son una y nos alejan de la dialéctica siempre perversa del enfrentamiento entre términos como si fueran opuestos (V. gr., “España contra Cataluña”). Por ello nos vemos con la obligación moral, de asentar unas reflexiones en torno al concepto de Hispanidad para profundizar en nuestras convicciones y dotarnos de argumentos para su defensa.
El marco de la Cervantina nos parece el más propicio para esta conferencia, pues no podríamos pensar en un Quijote sin su viaje a Barcelona, ni un Cervantes sin su partida allende los mares para combatir en Lepanto al enemigo de la Cristiandad. Este salir de sí mismo que representa cruzar los mares, es lo mismo que quiso recoger nuestro inmortal Mn. “Cinto” Verdaguer en L´Atlàntida, el mayor canto poético a la Hispanidad, relatado en lengua catalana, que no castellana. El deseo de este excurso -que nos tememos sea largo- sirva pues para enardecer espíritus y abrir corazones"
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Luis Navarro. Catedrático mérito de Historia de América "La conquista de América se hizo gracias a los indios"
Es autor de importantes investigaciones (tiene el máximo de sexenios que reconoce el Estado) y ha dirigido un sinfín de tesis, entre ellas a catedráticos y a políticos conocidos. Es un especialista en México, que le otorgó el Águila de Tlatelolco y el Premio de Historia Banamex 2014.
José Joaquín León | Actualizado 24.10.2015 - 09:35
-¿Qué piensa cuando oye que la conquista de América fue un genocidio?
-Es un comentario que surge todos los años cuando llega el 12 de octubre. Es propio de gente desinformada. En el mundo científico, esas críticas a la conquista española están desautorizadas desde el siglo pasado. Y el concepto del genocidio no es aplicable.
-¿Por qué motivos?
-El término genocidio se usa desde 1960, aproximadamente, para referirse al exterminio de judíos por los nazis. Tiene un componente racista. Pero los españoles no mataban a los indios para exterminarlos. Al revés. Los españoles querían que siguieran vivos para aprovechar su trabajo y cobrarles tributos.
-Mejor vivos que muertos.
-"No hay Indias sin indios", esa era la idea en la colonización. Por supuesto, querían a los indios sumisos, pero no esclavos. En España era legal tener esclavos negros, pero a los indios los querían cristianizar como hombres libres.
-La conquista no fue un paseo de amigos…
-La conquista la hacen los españoles gracias a los indios que colaboraron. Hernán Cortés no podía conquistar México con los 400 hombres que tenía al principio, o con los 1.500 que llegaron después. Lo consiguió con el apoyo de los indios de Vera Cruz y otros de México, que eran enemigos de los aztecas y aprovecharon para vengarse. Muchas empresas de la conquista se hacen con indios aliados, que van a luchar de unos países a otros. Por eso se colonizó con relativa rapidez.
-¿De dónde viene la leyenda negra española?
-La crearon los enemigos, pero el origen está en España. Algunos españoles se plantearon la licitud y las consecuencias, a la luz de la Ética y la Teología del siglo XVI. La Iglesia puso especial cuidado en el aspecto evangelizador de las personas. Eso llevó a denunciar algunas situaciones.
-¿Tan influyente fue fray Bartolomé de las Casas?
-Es uno de los sevillanos más insignes y fue un precursor de los derechos del hombre. También hay que decir que exageraba y estaba equivocado.
-¿Por qué exageraba?
-Porque era impreciso. Por ejemplo, decía que había un millón de ríos en la isla donde actualmente está Haití. También exageraba el número de indios que murieron en las batallas. Un historiador argentino hizo las cuentas y le salían miles de indios muertos todos los días desde 1492 a 1550. La realidad no era así. También murieron por otras causas.
-¿A qué se refiere?
-A las epidemias. Muchos indios murieron a consecuencia de los virus de enfermedades que eran desconocidas para ellos. No estaban inmunizados. La gripe los dejó diezmados. Se decía: "El aire del español mata al indio". Hubo un traslado de enfermedades a otro continente.
-¿Los conquistadores no eran sanguinarios?
-No lo creo, salvo algunos casos de venganzas personales. Todo lo que ocurrió en América era experimentación. Allí se encuentran hombres del Renacimiento con hombres del Neolítico.
-¿Practicaban sacrificios rituales de personas?
-Es una realidad, que está acreditada. Eran culturas bárbaras. También es verdad que los sacrificios rituales de personas se practicaban en casi todas las religiones antiguas. En otras se sacrificaban animales. El cristianismo, de hecho, civiliza el sacrificio ritual y lo traslada a la misa.
-¿Había canibalismo?
-Sí. Existió un canibalismo que era ritual, y que podía llevar a comerse al vencido. Seguramente lo practicaron en algunos casos con los españoles.
-¿La religión católica se impone a sangre y fuego?
-No. Aunque sí es cierto que apartaban a los indios de las otras religiones. En general, la religión católica se impone porque los indios la veían benévola. Pero en ciertos casos hubo oposición y fue motivo de revueltas. Los sacerdotes de otras religiones salían perdiendo. También puede haber dudas sobre la autenticidad de algunas conversiones. La nueva religión se entendía mejor al cabo de una o dos generaciones.
-¿Los misioneros hicieron una buena labor?
-Sí. Los misioneros estaban bastante preparados. Muchos tenían estudios universitarios, eran intelectuales… Contribuyeron a educar a esas poblaciones.
-¿Y el mestizaje?
-Fue muy positivo. El mestizaje libró a los indios de epidemias, al contribuir a inmunizarlos frente a enfermedades. Eso no se supo hasta el siglo XX. Hay otro mestizaje, porque España no se limitó a traer tesoros. Llevó a América una nueva agricultura y ganadería. Eso produjo un mayor bienestar económico.
-¿Le parece bien que la Fiesta Nacional de España sea el 12 de octubre?
-Me parece bien, porque es un hecho limpio. La conquista de América es más útil que poner el pie en la Luna. Tuvo un enorme valor científico, humano y político. Era la duplicación del mundo en otro continente. Y sólo podían hacerlo España o Portugal, que eran las potencias navales.
-¿En España hay una crisis de identidad?
-Hay un complejo de inferioridad histórico. Procede de la decadencia de España a partir del siglo XVII. Otros países europeos progresaban en la tecnología y las formas políticas. Y se veía a España aldeana. Sin embargo, el legado histórico español es muy importante, porque dejó en América una de las dos grandes lenguas del mundo y una forma de pensar.
"La conquista de América se hizo gracias a los indios"
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La herencia española en USA: Alaska y Canadá
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Es verdad que España no llegó a tener nunca en América del Norte la influencia dominante que tuvo en el Caribe, América Central y América del Sur, pero la huella dejada por los españoles sobre las tierras de América del Norte no ha sido menos profunda. España colonizó América del Norte desde sus puertos ubicados en el Caribe, sus barcos cruzaron el Estrecho de la Florida para llegar al subcontinente norteamericano. https://somatemps.files.wordpress.co...pg?w=473&h=313 Durante más de tres siglos, los españoles fundaron ciudades, misiones y fuertes, fortificaciones desde de Texas hasta la mismísima Alaska, donde podemos encontrar topónimos españoles, como Valdez o Cordova. Dimos nombres españoles a islas y territorios más al norte de USA ( Washington) canadienses, de islas de San Juan, López, Fidalgo, López y Cortés en Washington; Victoria e isla Galiano en Canadá; y Valdez y Córdova en Alaska . Estos nombres hacen honor a gestas de otra época. Llegamos hasta los confines de la actual Rusia, donde el Imperio Español fijó frontera con Rusia.
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La Fiesta de la Hispanidad, una idea que vino de América a España
El comienzo de la fiesta se encuentra en el IV Congreso de Americanistas (1881), que proponía a todos los gobiernos del mundo civilizado que declarasen festivo el 12 de octubre.
http://www.actuall.com/wp-content/up...on-696x446.jpgEl descubrimiento de América / Wikipedia
Pedro Fernández Barbadillo.- En un país como España, donde el estudio de la Historia se desprecia porque no da beneficios económicos o porque se ha convertido en propaganda, la ignorancia sobre su propio pasado es inabarcable.
El principal tópico imperante sobre el 12 de Octubre es que la conmemoración del Descubrimiento de América es franquista, cuando la verdad es que la introdujo en 1918 un Gobierno parlamentario presidido por Antonio Maura y la celebró la II República. El franquismo fue el que eliminó en 1958 la denominación de Fiesta de la Raza y la sustituyó por Día de la Hispanidad.
Por otro lado, fue la primera fiesta civil celebrada de manera universal, en 1892, con motivo del cuarto centenario del descubrimiento de América, mientras que el primer Empire Day, auto-homenaje de los súbditos del Imperio Británico en el día del nacimiento de la reina Victoria I, el 24 de mayo, fue en 1902; hoy convertido en Día de la Commonwealth.El Día de la Hispanidad fue la primera fiesta civil celebrada de manera universal, en 1892, con motivo del cuarto centenario del descubrimiento de AméricaEl comienzo de la fiesta se encuentra en el IV Congreso de Americanistas (1881), que aprobó una resolución en la que proponía a todos los gobiernos del mundo civilizado que declarasen festivo el 12 de octubre de 1892 y construyesen estatuas y monumentos de Cristóbal Colón.
Una vez que pasó 1892, el 12 de Octubre cayó en el olvido institucional. Sólo las comunidades de emigrantes en el extranjero lo celebraban en sus centros regionales, y sin subvenciones. El auge de la fiesta llegó en la segunda década del siglo XX. A partir de 1910 se declaró fiesta anual en Panamá, la República Dominicana, Honduras, Guatemala, Paraguay, Bolivia, El Salvador, Ecuador y Uruguay.
http://www.actuall.com/wp-content/up...na-200x300.jpg
El 4 de octubre de 1917, el presidente argentino Hipólito Irigoyen (del partido radical) declaró festivo el 12 de Octubre en su país mediante el Decreto 7.112, cuyo contenido es uno de los mayores elogios a la obra de España:
Visto el memorial presentado por la Asociación Patriótica Española, a la que se han adherido todas las demás sociedades españolas y diversas instituciones argentinas, científicas y literarias, solicitando sea declarado feriado el día 12 de Octubre y
Considerando:
1º. Que el descubrimiento de América es el acontecimiento de más trascendencia que haya realizado la humanidad a través de los tiempos, pues todas las renovaciones posteriores se derivan de este asombroso suceso que a la par que amplió los lindes de la tierra, abrió insospechados horizontes al espíritu.
2º. Que se debió al genio hispano -al identificarse con la visión sublime del genio de Colón-, efemérides tan portentosa, cuya obra no quedó circunscripta al prodigio del descubrimiento, sino que la consolidó con la conquista, empresa ésta tan ardua y ciclópea que no tiene términos posibles de comparación en los anales de todos los pueblos.
3º. Que la España descubridora y conquistadora volcó sobre el continente enigmático y magnífico el valor de sus guerreros, el denuedo de sus exploradores, la fe de sus sacerdotes, el preceptismo de sus sabios, las labores de sus menestrales; y con la aleación de todos estos factores obró el milagro de conquistar para la civilización la inmensa heredad en que hoy florecen las naciones americanas.
Y por tanto, siendo eminentemente justo consagrar la festividad de esta fecha en homenaje a España, progenitora de naciones, a las cuales ha dado, con la levadura de su sangre y la armonía de su lengua una herencia inmortal, que debemos afirmar y mantener con jubiloso reconocimiento, el Poder Ejecutivo de la Nación decreta:
Artículo 1º. Declárase Fiesta Nacional el 12 de Octubre.
Unos días más tarde hizo lo mismo el presidente José Pardo y Barreda del Perú. En su decreto de 10 de octubre, la festividad se instituyó en “homenaje a la Nación española y a Cristóbal Colón”.
Ahora, la moda entre los gobernantes hispanoamericanos es denigrar su origen.
La Fiesta de la Hispanidad, una idea que vino de América a España
Apología a la Hispanidad Católica
(Ojalá la lean los que desprecian nuestra gran herencia Española)
La obra de España, obra de catolicismo
Yo debiera demostraros ahora que la obra de España fué, antes que todo, obra de catolicismo. No es necesario. Aquí está el hecho, colosal. Al siglo de empezada la conquista, América era virtualmente cristiana. La Cruz señoreaba, con el pendón de Castilla, las vastísimas regiones que se extienden de Méjico a la Patagonia; cesaban los sacrificios humanos y las supersticiones horrendas; templos magníficos cobijaban bajo sus bóvedas a aquellos pueblos, antes bárbaros, y germinaban en nuevos y dilatados países las virtudes del Evangelio. Jesucristo había triplicado su reino en la tierra.
Porque España fué un Estado misionero antes que conquistador. Si utilizó la espada fué para que, sin violencia, pasara triunfante la Cruz. La tónica de la conquista la daba Isabel la Católica, cuando a la hora de su muerte dictaba al escribano real estas palabras: «Nuestra principal intención fué de procurar atraer a los pueblos dellas (de las Indias) e los convertir a Nuestra santa fe catholica.» La daba Carlos V cuando, al despedir a los Prelados de Panamá y Cartagena, les decía: «Mirad que os he echado aquellas ánimas a cuestas; parad mientes que deis cuenta dellas a Dios, y me descarguéis a mí.» La dieron todos los Monarcas en frases [206] que suscribiría el más ardoroso misionero de nuestra fe. La daban las leyes de Indias, cuyo pensamiento oscila entre estas dos grandes preocupaciones: la enseñanza del cristianismo y la defensa de los aborígenes.
España mandó a América lo más selecto de sus misioneros. Franciscanos, Dominicos, Agustinos, Jesuítas, acá enviaron hombres de talla y de fama europea. Los nombres de Fray Juan de Gaona, una de las primeras glorias de la iglesia americana; de Fray Francisco de Bustamante, uno de los grandes predicadores de su tiempo; Fray Alonso de Veracruz, teólogo eminente; todos ellos eran de alto abolengo, o por la sangre o por las letras, y dejaban una Europa que les hubiera levantado sobre las alas de la fama.
Los mismos conquistadores se distinguieron tanto por su genio militar como por su alma de apóstoles. Pizarro, que funda la ciudad de Cuzco «en acrescentamiento de nuestra sancta fee catholica»; Balboa, que al descubrir el Pacífico, que no habían visto ojos de hombre blanco, desde las alturas andinas, hinca su rodillas y bendice a Jesucristo y a su Madre y espera para Dios la conquista de aquellas tierras y mares; Menéndez de Avilés, el conquistador de la Florida, que promete emplear todo lo que fuere y tuviere «para meter el Evangelio en aquellas tierras», y otros cien, no hicieron más que seguir el espíritu de Colón al desembarcar por vez primera en San Salvador: «Yo –dice el Almirante–, porque nos tuvieran mucha amistad, porque conocí que era gente que mejor se convertiría a nuestra Santa Fe con amor que no por fuerza, les di unos bonetes colorados y unas cuentas de vidrio que se ponían al pescuezo.»
La misma nomenclatura de ciudades y comarcas, con la que se formaría un extenso santoral; las sumas enormes que al erario español costaron las misiones y que el P. Bayle hace montar, en tres siglos, a seiscientos millones de pesetas; esta devoción profunda de América a la Madre de Dios, en especial bajo la advocación de Guadalupe, trasplantada de la diócesis de Toledo a las Américas por los conquistadores extremeños; y –¿qué más?– esta tenacidad con que la América española, desde Méjico, la mártir, hasta el Cabo de Hornos, sostiene la vieja fe contra la tiranía y las sectas, [207] por encima del huracán del laicismo racionalista, ¿qué otra cosa es más que argumento invicto de que la forma sustancial de la obra de España en América fué la fe católica? Arrancadla de España y América, y no digo que nos quedamos sin la llave de nuestra historia, acá y allá, sino que nos falta hasta el secreto del descubrimiento del Nuevo Mundo, que arrancó de los ignotos mares España, misionera antes que conquistadora, en el pensamiento político del Estado.
Y faltará el secreto de la raza, de la hispanidad, que, o es palabra vacía, o es la síntesis de todos los valores espirituales que, con el catolicismo, forman el patrimonio de los pueblos hispanoamericanos.
América es obra nuestra; esta obra es esencialmente de catolicismo. Luego hay relación de igualdad entre raza o hispanidad y catolicismo. Vamos a señalar las orientaciones viables en el sentido de formación del espíritu de hispanidad. Pero antes respondamos a algunos
III
Reparos que a España pueden hacerse
en sus campañas por la hispanidad
¡Difícil cometido sostener la bandera de España en pro de la hispanidad! No somos ya lo que fuimos; en nuestra misma casa parecen haber sufrido grave derrota los principios fundamentales de la hispanidad. Empeñarse hoy un español en hacer raza podría parecer invitación a desvalorizar los grandes factores de la vida de un pueblo: tradición, historia, patriotismo verdadero, y, sobre todo, este algo divino sin lo que ningún pueblo vive vida digna, la religión; este algo soberanamente divino, Jesucristo y su Evangelio, que han hecho de Europa lo que ni soñar pudieron Grecia o Roma y que ha merecido el repudio oficial en España. Ya podéis suponer que le sangra el corazón a un Obispo español que, lejos de su patria, tiene que hacer esta confesión tremenda.
Y por la parte de América, se nos ofrece a primera vista un amasijo formidable de naciones, de razas, de tendencias diversas que se traducen en rivalidades y recelos, de lenguas y civilizaciones [208] distintas que hacen de esta bellísima tierra que corre de las Antillas a Magallanes, una Babel más complicada que la del Senaar. Yo no sé quién ha hablado de los «Estados desunidos de la América del Sur»; y en un periódico español se ha escrito que el nombre de América es algo serio y sustancial para el mundo moderno, pero que debe referirse a los Estados Unidos, pues todo lo demás, dice, «es un revoltillo de españoles, portugueses, indios, negros y loros».
Las objeciones son formidables, pero denuncian algo accidental en España y América, no un defecto medular que, acá y allá, haga inútil todo esfuerzo de hispanización.
Cuanto a España, confesemos un hecho: la desviación, hace ya dos siglos, de nuestra trayectoria racial. Desde que, con el último de los Austrias, nuestro espíritu nacional polarizó en sentido centrífugo, haciendo rumbo a París, toda tendencia espiritual –filosofía y política, leyes y costumbres–, hemos ido perdiendo paulatinamente las esencias del alma española, y hemos abrumado con baratijas forasteras el traje señoril de la matrona España.
Confesemos todavía otro hecho, que no es más que la culminación explosiva de este espíritu extranjerizante: me refiero a nuestra revolución, de la que yo no quiero decir mal, porque no cabe hablar mal de la casa propia en la ajena, y menos cuando la pobre madre, por culpa de los hijos, se halla en trance de dolencia grave. Yo no creo que ningún español deje de querer bien a su patria, aunque haya cariños que puedan matarla. Yo prefiero creer que muchos de mis hermanos de patria andan equivocados, antes de creer en la existencia de malos patriotas: es más verosímil, porque es más humano, un desviado mental que un parricida.
Pero España resurgirá. No aludo a ningún mesianismo, ni a ningún espasmo de orden político o social. Resurgirá porque las fuerzas latentes de su espíritu, los valores que cien generaciones cristianas han depositado en el fondo del alma nacional, vencerán la resistencia de esta costra de escorias que la oprimen, y saldrá otra vez a la superficie de la vida social el oro puro de nuestra alma añeja, la del catolicismo a machamartillo, la del sentido de jerarquía, más arraigado en España que en ninguna otra nación del mundo, la de los nobles ideales, la que ha cristalizado en obras e instituciones que nos pusieron a la cabeza de Europa. [209]
Cuanto a América, no es un amasijo. Lo fuera si sus elementos estuvieran destrabados. Si así fuera, perecería en el caos de luchas fratricidas, o seria aventada, en frase de la Escritura, como el polvo del camino. Pero América, con toda la complejidad de sus nacionalismos, de sus razas, de sus aspiraciones, de las facetas múltiples de su espíritu, se asienta en el subsuelo uniforme de la espiritualidad que hace cuatro siglos la inoculó la Madre España.
Y ahí tenéis, anticipándome a la prueba positiva de mi tesis, el factor esencial de la unidad hispanoamericana: el espiritualismo español, este profundo espíritu católico que, porque es católico, puede ser universal, pero que, matizado por el temperamento y la historia, por el cielo y el suelo, por el genio de la ciencia y del arte, constituye un hecho diferencial dentro de la unidad de la catolicidad, y que se ha transfundido a veinte naciones de América. Vosotros conocéis el fenómeno geológico de estas formaciones rocosas que emergen en la tierra firme de países separados por el mar, con iguales caracteres químicos y morfológicos, y que se dan la mano y se solidarizan por debajo de las aguas del océano; esto ocurre con vuestra patria y la mía; las aguas de cien revoluciones y evoluciones han cubierto las bajas superficies, y hemos quedado en la apariencia separados; pero allá, en España, y acá, en América, asoman los picachos de esta cordillera secular que nos unifica; es la cordillera de nuestra espiritualidad idéntica; son los picachos, las altas cumbres de los principios cristianos, coloreados por el sol de una misma historia y que a través de tierras y siglos nos consienten darnos el abrazo de fraternidad hispana.
Yo no hablaría con la lealtad que os he prometido si no resolviera otra objeción. ¿Por qué, diréis, nos habla España de unificación en la hispanidad, cuando los hijos de España desgarran su propia unidad? Aludo, claro, al fenómeno de los regionalismos más o menos separatistas, que se han agudizado con nuestro cambio de régimen político y que pudiera dañar el mismo corazón de la hispanidad.
Pero éste es pleito doméstico; pleito que tiene su natural razón de ser en lo que se ha llamado hecho diferencial, no de las [210] razas hispanas, que no hay más que una, producto de veinte siglos de historia en que se han fundido todas las diferencias étnicas, de sangre y de espíritu, de los pueblos invasores, sino de cultura, de temperamento, de atavismos históricos; pero que se han agudizado por desaciertos políticos pasados y presentes y tal vez por la acción clandestina de fuerzas internacionales ocultas, que tratan para sus fines de balcanizar a España, rompiendo a la vez el molde político y religioso en que se vació nuestra unidad nacional.
Pero esto pasará. Pasará por el desengaño o el cansancio de los inquietos, o porque el buen sentido de los pueblos y la prudencia de los gobernantes hayan encontrado el punto de equilibrio que consienta el libre juego de la vida regional dentro de la unidad de la gran patria. Yo creo que, salvando algunas cabezas alocadas por esta fiebre chauvinista, no hay español que no sepa que España no puede partirse en piezas sin que éstas, tarde o temprano, entren en la órbita de atracción de otro mundo político, de otro Estado, y a esto no se avendrá jamás ningún buen español.
Y siempre quedará, en el fondo de nuestra patria, el primer factor de hispanidad, que si ha podido ser el alma política de Castilla, acrecida en su fuerza por el alma de todas las regiones que han colaborado con ella, pero en lo más sustantivo es este espíritu católico, más amplio y más profundo que toda forma política, que ha unificado en forma específica nuestra vida social y que será el molde perdurable de la hispanidad.
Ni es obstáculo a la unificación espiritual de los pueblos hispanoamericanos el hecho histórico de la lucha por la independencia de estas Repúblicas, que hubiese podido dejar un sedimento, cuando no de odios, de resquemores, hijos de pasadas querellas. El fin del imperio español en América –lo ha demostrado André en un libro así rotulado– no se debió al ansia de libertad de unos pueblos esclavizados por la metrópoli, sino a una serie de factores históricos e ideológicos que hicieron desprenderse, casi por propia gravedad y sin violencias, a las hijas mayores, del seno de la madre, como caen del árbol, por su propio peso, los frutos maduros de otoño.
Porque lo que sostuvo nuestro imperio colonial en su unidad política, fueron los principios espirituales que en su origen informaron a la colonia y a la metrópoli, es decir, la religión y la [211] autoridad de los monarcas. El siglo XVIII fué fatal para estos principios: el ateísmo de la Enciclopedia y la revolución demagógica entraron en América de matute con los cargamentos españoles; la vieja hispanidad se tornó poco a poco francófila; Madrid fué suplantado por Versalles; el Evangelio, por la Enciclopedia; el viejo respeto a la autoridad del Rey, por el prurito de tantear nuevas formas democráticas de gobierno.
De aquí la guerra civil entre los mismos americanos, que se dividieron ante los hechos y las ideas de Europa, especialmente ante la terrible explosión revolucionaria de la Convención y ante la invasión napoleónica de España, que quedó sin Rey y determinó un movimiento instintivo de justo temor y de concentración en sí mismas en las hoy Repúblicas americanas.
Y se guerreó acá, no contra España, ni contra la Religión, ni en pro de los principios revolucionarios de Francia o de los Derechos del Hombre, sino por un Rey o por otro, por una u otra forma política de gobierno, siempre, o casi siempre, para salvaguardar la personalidad y la independencia política de estas naciones. Recordad que en Quito empieza la guerra un Obispo al grito de «¡Viva el Rey!»; que en Méjico se lucha contra el parlamentarismo liberal, dueño de España; y que cuando en 1816 el Congreso de Tucumán proclamó la independencia argentina, de los 29 votantes, 15 eran curas y frailes, y que el voto de un fraile decidió el empate en favor de la República.
Y al par de estas causas generales que determinaron la independencia, otras que derivaron, como el lodo de los polvos, de aquella conmoción de los espíritus: el parlamentarismo de las Cortes de Cádiz, en que cien veces quedaron defraudados y humillados los diputados por América; la codicia de los ex ricos, o de los que querían serlo por vez primera, que acá vinieron a llenar sus bolsillos sin vaciar sus pensamientos y su alma para ir tejiendo la historia de la maternidad de España, que empezaba a salir de su vieja trayectoria para formar este ángulo abierto, que se agranda hace ya más de un siglo; la expulsión insensata de los jesuítas, vínculo de unión con la patria, institución venerada por los indígenas, que sufrieron como propio el golpe de la Compañía y aprendieron a pagar el agravio con el rencor; la derogación de la ley de Indias, que concedía nobleza al criollo, no por la sangre de sus abuelos, sino por las proezas de los conquistadores, rompiendo así, a pretexto [212] de la pureza de la sangre azul de la aristocracia española, un nexo que sabiamente habían creado los antiguos Monarcas; la expansión del comercio que, especialmente en Buenos Aires, aspiraba a negociar sin trabas con todo el mundo, y la francmasonería, en fin, que trabajó con denuedo por la independencia de estos pueblos para descatolizarlos más fácilmente.
Pero no hay que mirar al pasado, sino al porvenir. Canceladas quedan, con sus penas y hasta con sus glorias, las culpas de acá y de allá, y hoy la Madre España, ufana de la opulencia de sus hijas, henchido el corazón del amor con que las engendrara e hiciera fuertes, tiende a ellas sus brazos para atraerlas, con todo el respeto que le merece su gloriosa independencia política y social, y fundirlas en el viejo crisol de la pura hispanidad. Los hijos no tienen motivo para recelar de la madre.
Y sigamos removiendo obstáculos a la gran obra. Se ha llamado a este día, 12 de octubre, Día de la Raza. ¿De qué raza? ¿Qué es la raza?
Yo no sé lo que ha puesto Dios en el fondo del organismo humano y del alma humana y en el fondo, tal vez más misterioso, en que cuerpo y alma se unen en unión sustancial para formar el ser humano, que el hombre, nacido de un solo tronco, se diversifica socialmente; en el cuerpo, por determinados caracteres anatómicos; en el alma, por distintas tendencias espirituales, y en la historia, por corrientes de civilizaciones inconfundibles. Religión, lengua, literatura, arte, instintos, hasta el mismo concepto de la vida, es decir, cuanto puede llamarse proyección social del humano espíritu, todo imprime y recibe a su vez el sello de la raza. Dejemos a filósofos y antropólogos que definan y expliquen el misterio. Nosotros no podemos hacer más que definir el concepto de raza tal como lo entendemos al adoptarlo para esta fiesta, o tal como se requiere para expresar el concepto de hispanidad.
La raza, dice Maeztu, no se define ni por el color de la piel ni por la estatura ni por los caracteres anatómicos del cuerpo. Ni se contiene en unos límites geográficos o en un nivel determinado sobre el mar. La raza no es la nación, que expresa una comunidad regida por una forma de gobierno y por unas leyes; ni es la patria, que dice una especie de paternidad, de sangre, de lugar, de instituciones, de historia. La raza, decimos apuntando al ídolo del [213] racismo moderno, no es un tipo biológico definido por la soberbia propia y por el desdén a las otras razas, depurado por la selección y la higiene, con destinos transcendentales sobre todas las demás razas.
La raza, la hispanidad, es algo espiritual que trasciende sobre las diferencias biológicas y psicológicas y los conceptos de nación y patria. Si la noción de catolicidad pudiese reducirse en su ámbito y aplicarse sin peligro a una institución histórica que no fuera el catolicismo, diríamos que la hispanidad importa cierta catolicidad dentro de los grandes límites de una agrupación de naciones y de razas. Es algo espiritual, de orden divino y humano a la vez, porque comprende el factor religioso, el catolicismo en nuestro caso, por el que entroncamos con el catolicismo «católico», si así puede decirse, y los otros factores meramente humanos, la tradición, la cultura, el temperamento colectivo, la historia, calificados y matizados por el elemento religioso como factor principal; de donde resulta una civilización específica, con un origen, una forma histórica y unas tendencias que la clasifican dentro de la historia universal.
Entendida así la hispanidad, diríamos que es la proyección de la fisonomía de España fuera de sí y sobre los pueblos que integran la hispanidad. Es el temperamento español, no el temperamento fisiológico, sino el moral e histórico, que se ha transfundido a otras razas y a otras naciones y a otras tierras y las ha marcado con el sello del alma española, de la vida y de la acción española. Es el genio de España que ha incubado el genio de otras tierras y razas, y, sin desnaturalizarlo, lo ha elevado y depurado y lo ha hecho semejante a sí. Así entendemos la raza y la hispanidad.
En el cielo, dice el Apocalipsis, gentes de toda nación y raza bendicen a Dios con este himno: «Nos redimiste, Señor, con tu sangre, de toda nación, y has hecho de todos un solo reino.» Alejando toda profanidad en la aplicación, ¿por qué todas las gentes de Hispanoamérica no podrían bendecir a la Madre España y decirla: «Señora, nos sacaste un día de la idolatría y la barbarie y nos imprimiste una semejanza tuya, que aún perdura después de más de cuatro siglos? Somos la hispanidad, señora, porque si no formamos un reino único de orden político, pero tenemos idéntico espíritu, y ese espíritu es el que nos une y nos señala una ruta a seguir en la historia.» [214]
Así queda definido el problema de la hispanidad en su fórmula espiritual, y queda al mismo tiempo resuelta la dificultad que podría ofrecerse por la enorme
diferencia de tipos biológicos, de cultura, de lengua, que nos ofrecen estas Américas, hasta reduciéndolas al tipo latino o hispano.
Y así definida la hispanidad, yo digo que es una tentación y un deber, para los españoles y americanos, acometer la hispanización de la América latina. Tentación, en el buen sentido, porque todo ser apetece su engrandecimiento, y América y España se brindan mutuamente, más que otros países del mundo, anchos horizontes hacia donde expansionarse. Deber, porque lo hemos contraído ante nuestra propia historia, que nos impone la obligación moral de la continuidad, so pena de errar la ruta de nuestros destinos. Hemos hecho lo más; nos queda por hacer lo menos. Hemos conquistado y colonizado y convivido en español; hemos de reconquistar nuestro propio espíritu, que va desvaneciéndose en América.
Bryce, que habla de España peor que un mal español, nos señala así nuestra posición ante América: «El primer movimiento, dice, de quien está preocupado, como lo está hoy todo el mundo, por el desenvolvimiento de los recursos naturales, es un sentimiento de contrariedad al ver que ninguna de las razas continentales de Europa, poderosas por su número y su habilidad, ha puesto las manos en la masa de América; pero tal vez sea bueno esperar y ver las nuevas condiciones del siglo que viene. Los pueblos latino-americanos pueden ser algo diferente de lo que en la actualidad aparecen a los ojos de Europa y de Norteamérica. ¿Se dará tiempo a las sociedades iberoamericanas para que hagan esta experiencia, antes que alguna de las razas occidentales, poderosas por su número o habilidad, les imponga la ley?» ¿Dictó estas palabras, decimos nosotros, el miedo a Monroe, o son un estímulo para que las razas poderosas y fuertes se resuelvan a anular nuestra influencia en América? He aquí expuestos en toda su crudeza los términos del problema: o trabajamos por la hispanidad, o somos suplantados por otros pueblos, por otras razas, más fuertes y menos perezosas.
Veamos ahora las [215]
IV
Formas más eficaces de hacer raza
y trabajar por la hispanidad
Perdonadme que reitere la palabra y el concepto de hispanidad, porque todos los valores espirituales de la América latina son originariamente españoles; porque estos valores han sido sostenidos durante tres siglos por la acción política y administrativa de España, y más aún por la acción misionera de España; y porque si los siglos pasados señalan a los pueblos sus caminos, faltaríamos a nuestra misión histórica si no hiciéramos hispanidad.
Cierto que otras naciones europeas han aportado a la América latina, sobre todo en el último siglo, su caudal de sangre, de esfuerzo, de civilización peculiar. Pero todas ellas no han dejado más que un sedimento superficial en la gran masa de la población americana; algo más denso en las modernas ciudades cosmopolitas.
Pero las capas profundas de la civilización secular de estas Américas las pusimos nosotros, con la erección de sus más famosas ciudades, que se construyeron al estilo español; con los obispados y misiones, que irradiaron la vida espiritual de la Metrópoli hasta el corazón de las selvas vírgenes; con esos Cabildos o Municipios, a los que se concedieron iguales privilegios que a los de Castilla y León, institución de derecho político que no ha sido igualada en ningún país de Europa; con las Universidades, que lograron tanto lustre como las de Europa y que difundieron aquí la cultura en el mismo nivel que en el mundo viejo; en las encomiendas y reducciones, sobre todo las asombrosas reducciones del Plata, que llevaron a estos pueblos a ser tan felices como pueda haberlo sido pueblo alguno de la tierra, pudiendo parangonarse las instituciones de derecho civil y político de estos países con las conquistas de la moderna democracia, sin los peligros de la atomización de la autoridad. Sobre estos pilares se levantó la civilización americana, que, o dejará de ser lo que es, o debiera seguir por los caminos de la hispanidad.
Lo primero que hay que hacer para que España y América se encuentren y se abracen en el punto vivo que les es común, que [216] es su propia alma, es destruir la leyenda negra de una conquista inhumana y de una dominación cruel de España en América. Lo pide la verdad histórica; lo exigen las últimas investigaciones de la crítica, hecha sobre documentos auténticos del Archivo de Indias por historiadores que tal vez fueron a bucear allí para sacar testimonios contra España; lo reclama la justicia, porque la leyenda negra es un estigma que no sólo deshonra a España, sino que puede perjudicarla en sus intereses vitales –iguales, a lo menos, a los de todo el mundo– sobre estas tierras que descubrió y civilizó y de las que tal vez se la quiera desplazar.
Valen en este punto todos los recursos que no se apoyen en una falsedad o en una injusticia. Las naciones no están obligadas a la ley del Evangelio que nos manda ofrecer la mejilla sana cuando se nos ha herido en la otra. Verdad contra la mentira; la vindicación legítima contra la calumnia villana; el sol entero de nuestra gloria en América para disipar los puntos negros de nuestra gestión.
No hace mucho que en un libro publicado en una nación hermana para promover la más grande obra de civilización, que es la acción misional católica, se nos marcaba a los españoles al fuego con esta afirmación tremenda: «Acaso jamás llevó nadie el nombre de cristiano y de católico más indignamente que los conquistadores de la península Ibérica, que fueron los usurpadores y perseguidores despiadados, hasta exterminarlos, de los pobres indios. La mancha de sus nefandas empresas, no se lavará nunca.» ¿Que no se lavará? ¿Que no la ha lavado toda esta literatura abrumadora de historia, de política, de psicología, con que hombres como Humbolt, Pereyra, André, Bayle y otros cien, han pulverizado las mentiras de los adversarios del hombre español que, al decir de Nuix, coinciden todos en su animadversión contra el catolicismo? Este libro era denunciado por un eximio Prelado español al jesuíta y gran americanista Padre Bayle, y al disparo desafortunado de pobre arcabuz ha respondido el insigne escritor con el libro que acaba de salir de prensas, España en Indias, en que dispone en serie todas las baterías de la verdadera historia logrando no sólo restaurar la vieja justicia, sino que, valiéndome de sus palabras mismas, anula los nuevos ataques con las nuevas defensas.
Vale, contra las negras imputaciones, hasta el recurso del [217] «Más eres tú». Porque no basta descubrir en la historia de nuestra gestión en América el garbanzo negro, hablando en vulgar, de unos hechos que somos los primeros en condenar, sino que hay que atender a la naturaleza de la conquista, en que no pocas veces nos tocó la peor parte; al principio general de no hay guerra sin sangre, como no hay parto sin dolor: al principio más profundo de derecho, sostenido por nuestro gran Vitoria, que es lícito guerrear contra el que se opone al precepto divino de predicar el Evangelio a toda criatura, y, sobre todo, hay que comparar nuestra acción colonizadora con la de otros Estados y de otras razas.
¡Que España llevó a las Américas la violencia y el fanatismo, e Inglaterra exportó acá la libertad! ¡Qué nuestras colonias americanas vivieron entecas y pobres y las inglesas son vigorosas, hasta aventajar a la madre que las dio a luz! La historia tiene sus revueltas, y hay que esperar que diga la última palabra en cuanto al éxito definitivo de las civilizaciones del norte y del sur de América. Cuanto a procedimientos, que es lo que aquí interesa, nos remitimos a la historia de los Pieles Rojas y a la trama de La Cabaña del Tío Tom, al Memorial del P. Vermeersch, que con mejor juicio que nuestro Las Casas denuncia los abusos del Congo Belga, y a lo que nos cuentan las historias de Virginia, California y el Canadá. Y, como trabajo de síntesis, nos remitimos al capitulo XIV de la obra del Padre Bayle, titulado: «El tejado de vidrio.» Todos lo tenemos quebradizo, con la ventaja, por nuestra parte, de que no es nuestro el adagio inglés que dice que «no hay indio bueno sino el indio muerto», y que nosotros encontramos una América idólatra y bárbara y se la entregamos, entre dolores de alumbramiento, a la civilización y a Dios.
Esto, sin acrimonia. Y haciendo en nombre de España y de la verdad un llamamiento a la fraternidad hispanoamericana, pido a los hermanos de América que eliminen sin piedad de la circulación literaria todo lo que denigre sin razón a mi patria; que depuren los textos de historia de sus Centros de enseñanza; que borren de sus himnos nacionales –ya sé que lo ha hecho la República Argentina– todo concepto de tiranía que la vieja Metrópoli ejerciera en estas tierras y que no tiene razón de ser sino en momentos de exaltación patriótica, que ya debieron pasar con el logro de la independencia política. A los españoles, les digo que [218] aprendan de los mismos extranjeros, que están ya de vuelta y han desmentido la fábula de nuestra barbarie. Y a los extranjeros que puedan oírme, que si dan crédito a las exageraciones del Obispo de Chiapa, no repudien los testigos de descargo, ni cierren los ojos a esta luz de civilización que al conjuro de España se levantó y brilla hoy radiante en esta tierra bendita de América. Y, a lo menos, que paguen con la admiración nuestra paciencia, porque ningún país del mundo hubiese consentido, como España, vivir cuatro siglos abrumada por la calumnia.
Destruído el prejuicio de las falsas historias, hay que revalorizar el espíritu netamente español en las Américas.
Lo digo con pena, pero no diré más que lo que está en el fondo de vuestro pensamiento en estos momentos: España está depreciada ante el mundo, y es inútil pedir paso libre a la hispanidad si España no puede llenar honrosamente su misión. El gran Menéndez y Pelayo, que tanto trabajó en la restauración de los valores patrios y que no ha tenido aún sucesor de la envergadura de él, se lamentaba, en el Congreso de Apologética de Vich, en 1911, de que España contemplara estúpidamente la disipación de su patrimonio tradicional. Más que disiparlo, lo que ha hecho España es dejarlo abandonado; que el ser y el valer de una gran nación no se aventa en unos lustros de incomprensión de sus hijos. Dios nos ha deparado coyunturas históricas, hasta en lo que va de siglo XX, en que cualquier nación hubiese podido dar un aletazo por encima del peñascal que cayó sobre Europa y que arruinó al mundo, y las hemos desaprovechado. Más aún: cuando los pueblos europeos empiezan a resurgir de sus ruinas, nosotros hemos cometido la locura de entrar en el mar agitado de una revolución que pudo ser una esperanza, pero que de hecho ha sido la vorágine en que pueden hundirse los valores más sustantivos de nuestra historia: el sentido religioso, el de justicia que sobre él se asienta, la cultura integral, desde la que se ocupa en las altas especulaciones de la filosofía hasta las ciencias aplicadas que dan a los pueblos lustre y provecho; el culto a la autoridad por los de abajo y el sentido de paternidad en los de arriba; la hidalguía, la fidelidad, todo aquello, en fin, que constituyó el patrimonio espiritual de España en los siglos pasados.
Todo esto debemos revalorizarlo, no sólo sacando de los viejos [219] arcones de nuestra historia los altísimos ejemplos que podemos ofrecer al mundo, sino trabajando con inteligente abnegación sobre nuestro espíritu nacional para desentumecerlo y devolverle el uso de su fuerza y de sus aptitudes y virtudes históricas, sin dejar de incorporarnos todo lo legítimo de las corrientes que de afuera nos lleguen. Los tiempos son propicios para ello, a pesar de la dispersión de nuestras energías al salir de la corriente de nuestra Historia, y a pesar de que nuestro esfuerzo mental se prodiga estérilmente en el complicado juego de la vida moderna, en los escarceos de la baja política, en la hoja diaria voraz y en los temas múltiples y triviales que plantea la curiosidad insana del espíritu.
Y son propicios los tiempos porque, como ha notado Maeztu, «el sentido de cultura de los pueblos modernos coincide con la corriente histórica de España; los legajos de Sevilla y de Simancas y las piedras de Santiago, Burgos y Toledo, no son tumbas de una España muerta, sino fuentes de vida; el mundo, que nos había condenado, nos da ahora la razón», y es de creer que España, que se ha deshispanizado en estos dos últimos siglos, volverá a entrar en el viejo solar de sus glorias, después que, nuevo hijo pródigo, ha corrido esas Europas viviendo precariamente de manjares que no se hicieron para ella.
Cuique suum. Europa empieza a hacernos justicia: ayudemos a Europa a hacérnosla. Felipe II ya no es el «Demonio meridiano», sino el Rey Prudente y el político sagaz. El Escorial ya no es una mole inerte, esfuerzo de un arte impotente para inmortalizar un nombre y una fecha, sino que es un monumento en que Herrera aprisionó de nuevo la serenidad y armonía del genio griego. América ya no es el viejo patrimonio de ladrones, aventureros y mataindios, sino una obra de conquista y civilización cual no la hizo ni concibió pueblo alguno de la historia. Así, paulatinamente, se revalorizará el arte, la teología, el derecho, la política, todo lo que constituye el patrimonio de la cultura patria; e injertando en el viejo tronco de nuestras tradiciones lo nuevo que puedan asimilarse, ofreceremos al mundo la España viva y gloriosa de siempre, inaccesible a esta corriente de trivialidad, de extranjerismo, de fatuidad revolucionaria que nos atosiga.
Vosotros, americanos de sangre española, debéis ayudarnos en este trabajo ímprobo. Vuestras son las ejecutorias de la grandeza [220] de España, porque son de vuestra Madre. Las fuerzas de conquista del mundo moderno están, con las de España, alineadas ante esta América para el ataque, llámense monroísmo, estatismo, protestantismo, socialismo o simple mercantilismo fenicio. Escoged entre la madre que os llevó en sus pechos durante siglos o los arrivistas de todo cuño que miran a su provecho. Rubén Darío, apuntando a uno de los ejércitos permanentes que nos asedian, arrancaba a su estro sonoro esta estrofa, colmada de espanto y de esperanza en España:
¿Seremos entregados a los bárbaros fieros?
¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?
¿Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros?
¿Callaremos ahora para llorar después?
Aquí está España, que quiere rehabilitarse ante vosotros y que os pide en nombre de la vieja común historia, que unáis otra vez a ella vuestros destinos.
Libres de los prejuicios de la leyenda negra y rehechos nuestros valores espirituales, unámonos en la obra solidaria de la cultura, entendida la palabra en su sentido más amplio y profundo. Cultura es cultivo: como estamos obligados a cultivar la tierra para que nos dé el sustento de cada día, así tenemos la obligación moral de cultivar la vida humana personal y socialmente, para lograr su máximo rendimiento y esplendor. Los pueblos sin cultura sucumben, porque son absorbidos o anulados en su personalidad histórica por los más cultos. La infiltración de la cultura de un pueblo en otro es el preludio de su conquista moral, especie de anexión de espíritus que importa como una servidumbre, que es desdoro para quien la presta.
Cierto que la cultura es patrimonio circulante, a cuya formación contribuyen y de que participan a su vez todos los pueblos. Pero hay pueblos parásitos que viven de la cultura ajena y pueblos fabricantes y exportadores de su cultura específica. Estos son los que imponen al mundo la ley de su pensamiento, en el orden especulativo, y acaban por imponer las ventajas de sus inventos científicos y los productos de sus fábricas.
No seamos parásitos ni importadores de cultura extranjera. Tenemos alma y genio que no ceden a los de ningún pueblo. Tenemos un fondo de cultura tradicional que el mundo nos envidia. [221] Tenemos una lengua, vehículo de las almas e instrumento de cultura, que dentro de poco será la más hablada de la tierra y en la que se vacían, como en un solo troquel, el pensamiento y el corazón de veinte naciones que aprendieron a hablarla en el regazo de una misma madre. Y, sobre todo, tenemos la misma formación espiritual, porque son idénticos los principios cristianos que informan el concepto y el régimen de la vida.
¿Cómo fomentar esta obra solidaria de cultura? Españolizando en América y americanizando en España. Cuando dos se aman, piensan igual y sus corazones laten al unísono. Amémonos, americanos, y transfundámonos mutuamente nuestro espíritu; nos será más fácil entendernos que con otros, porque tenemos el paso a nivel de una misma tradición y de una misma historia. La depuración de la lengua, el intercambio de libros y periódicos, la voz de España que se oiga en los Círculos y Ateneos de América y la voz de los americanos que resuene en España, para repetirnos nuestras viejas historias y proyectar, acá y allá, las luces nuevas del espíritu. Contacto de maestros y juventudes en Colegios y Universidades, con las debidas reservas para que no se deforme el criterio de nuestra cultura tradicional; coordinación de esfuerzos acá y allá, entre los enamorados del ideal hispanoamericano, para abrir nuevas rutas a nuestra actividad cultural y canalizar las energías hoy desperdigadas. Un gran centro de cultura hispanoamericana en España, en comunicación con otros análogos en las naciones de habla española en América, podría ser el foco que recogiera e irradiara la luz homogénea del pensamiento de aquende los mares.
Y todo ello sin recelos, hermanos de América, sin recelos por nuestra aparente inferioridad; que todavía le queda cerebro y médula al genio español, que iluminó al mundo hace tres siglos; y menos por la autonomía de vuestro pensamiento y de vuestra cultura propia, porque España no aspira al predominio, sino a una convivencia y a una colaboración en que prospere y se abrillante el genio de la raza, que es el mismo para todos.
Si no desdijese de mis hábitos episcopales y de esta cruz pectoral, que recuerda lo espiritual y sobrenatural de mi misión, yo os diría, americanos, sin que nadie pueda recelar de propagandas ajenas a mi oficio: Unámonos hasta para el fomento de [222] nuestros intereses económicos. ¿Por qué no? El hombre no vive de sólo pan, cierto; pero no vive sin pan, y tiene derecho a su conquista, hasta donde pueda convenirle para vivir prósperamente. La decadencia económica va casi siempre acompañada del decaimiento espiritual; la prosperidad colectiva, mientras se conserven en los pueblos las virtudes morales, es estímulo social de progreso.
Ni es ajeno al oficio sacerdotal el de buen patriota que quiere para su pueblo la bendición de Dios de pinguedine terrae. ¿No fueron los misioneros los que trajeron de España acá aperos y semillas y abrieron escuelas de artes y oficios? No había en América más que una espiga de trigo que tenían en su jardín los dominicos de la Española; cuando el Obispo Quevedo se queja a Las Casas de que no hay pan, contesta indignado el celoso misionero: ¿Qué son estos granos del huerto de los frailes? Y en América hubo pan: al mísero cazabe sustituyó el pan candeal, el de los pueblos civilizados; este pan de Melquisedec y del Tabernáculo mosaico y de los altares cristianos en que Dios ha querido fundar el sacrificio, que es la salvación del mundo.
Pan copioso debemos pedirle a Dios y a nuestro mutuo esfuerzo, y con él toda bendición de la tierra.
Hace pocas semanas que la Unión Ibero-Americana circulaba en España una comunicación en que se quejaba de la decadencia del comercio español con las Américas, de la competencia ruinosa de otras naciones, de los errores cometidos por los exportadores nacionales, de lo difícil que será recobrar para España lo que por su culpa se perdió, e invitaba a las entidades del comercio español a una conferencia para el presente otoño. Señores: si cupiese en los ámbitos de mi jurisdicción, yo diría a la Unión Ibero-Americana: os envío mi bendición de Obispo español y quisiera que ella fuese prenda de todas las bendiciones del cielo, para España y para América, en orden a la conquista legítima de los bienes de la tierra. Y ojalá que al conjuro de esta bendición surgieran de nuestros arsenales las escuadras pacíficas de los trasatlánticos y de los zepelines que, en su ir y venir de un mundo a otro, ataran las naciones de la hispanidad con el hilo de oro de la abundancia, y, al par que vaciaran en los puertos de ambos mundos los tesoros de sus entrañas, estrecharan cada día más los lazos espirituales que unen los pueblos de la raza. Qué también en los banquetes, [223] en que se refocilan los cuerpos, se comunican los espíritus y se fundan amistades duraderas.
Yo quería hablaros de las características de esta colaboración de España y América en la obra de la hispanidad: del espíritu de continuidad histórica, porque la historia es la luz que ilumina el porvenir de los pueblos, y si rechazan sus lecciones dejarán de influir en lo futuro, pues, como dice Menéndez y Pelayo, ni un solo pensamiento original son capaces de producir los que han olvidado su historia; de otro espíritu de disciplina, sin el que no se concibe una sociedad bien organizada ni el progreso de un pueblo; porque la disciplina de Reyes, hidalgos y misioneros, cualesquiera que sean las fábulas sobre nuestra colonización, supo imprimir el sello intelectual y moral de sus almas bien formadas; y de este otro espíritu de perseverancia tenaz, sin el que sucumben y fracasan las empresas mejor concebidas y empezadas y que, en una elocuente parrafada, negaba nuestro Costa al genio español.
Pero prefiero hablaros, para terminar, de lo que es todo esto junto, historia, disciplina de cuerpo y alma, perseverancia secular; que es la razón capital de la intervención de España en América y, por lo mismo, la razón de la historia hispanoamericana, y que no podemos repudiar si queremos hacer hispanidad verdadera. Es el catolicismo, confesado y abrazado en todas sus esencias doctrinales y aplicado al hecho de las vidas en todas sus consecuencias de orden moral y práctico.
V
Catolicismo e hispanidad
Esta es la síntesis de mi discurso. Ni podía ser otra, por mi carácter de Obispo católico que ha venido a estas Américas para presenciar esta función de catolicismo, el Congreso Eucarístico, una de las más fastuosas que habrán presenciado los siglos cristianos, culminación del espíritu que la vieja España infundió en estas tierras americanas; ni por la misma naturaleza de las cosas, porque si no puede olvidarse la historia sin que sucumban los pueblos [224] desmemoriados de ella, la historia de nuestra vieja hispanidad es esencialmente católica, y ni hoy ni nunca podrá hacerse hispanidad verdadera de espaldas al catolicismo.
¡Que esto es hacer oficio de paleontólogo, como ha dicho alguien, y empeñarse en vivificar estos grandes pueblos de América enseñándoles un fósil como lo es el sistema católico! ¡Que España ha dejado de ser católica, que se ha borrado de su Constitución hasta el nombre de Dios y que un español no tiene derecho a invocar el catolicismo para hacer obra de hispanidad!
¡Un fósil el catolicismo, cuando el espíritu moderno, en medio de las tinieblas y del miedo que nos invaden, sólo está iluminado por el lado por donde mira a Jesucristo; cuando públicamente ha podido decirse: «O la Iglesia o los bárbaros»; cuando este japonés que escribe de historia y de conflictos sociales y de razas, profetiza el choque tremendo del Asia con Europa, y sólo ve flotar sobre las ruinas más grandes de la historia la cruz refulgente a cuya luz se reconstruirá la civilización nueva; cuando los espíritus más leales y abiertos y que más han profundizado en las ideologías que pretenden gobernar el mundo, queman los dioses que han adorado y se postran ante Jesucristo, luz y verdad y camino del mundo; cuando al anuncio, hoy hecho glorioso, de que en Buenos Aires, la ciudad nueva que en pocos años ha alcanzado las más altas cimas del progreso, iba a levantarse la Hostia Consagrada, que es el corazón del catolicismo, porque en ella está Jesucristo, el Hijo de Dios vivo, se ha conmovido el mundo, y han venido acá multitudes de toda la tierra para aclamarle Rey inmortal de todos los siglos! ¡Ved el fósil con que quisiera yo vivificar estas Américas, en cuyas entrañas mi Madre España depositó, hace cuatro siglos, esta partícula de Jesucristo, de donde derivó toda su actual grandeza!
¡Que España ha dejado de ser católica! En la Constitución, sí; en su corazón, no; y en la entraña llevan los pueblos su verdadera constitución. Yo respeto las leyes de mi país; pero yo os digo que hay leyes que son expresión y fuerza normativa a la vez de las esencias espirituales de un pueblo; y que hay otras, elaboradas en un momento pasional colectivo, sacadas con el forceps de mayorías artificiosas manejado por el odio que más ciega, que es el de la religión, que se imponen a un pueblo con la intención malsana de deformarlo. [225]
Id a España, americanos, y veréis cómo nuestro catolicismo, si ha padecido mucho de la riada que ha pretendido barrerlo, pero ha ahondado sus raíces; veréis una reacción que se ha impuesto a nuestros adversarios; veréis que las fuerzas católicas organizan su acción en forma que podrá ser avasalladora; veréis surgir por doquier la escuela cristiana frente a la laica, así hecha y declarada a contrapelo por el Estado; veréis el fenómeno que denunciaba Unamuno en metáfora pintoresca, cuando decía de los ateos españoles que, quien más quien menos, llevan sobre su pecho un Crucifijo; veréis el hecho real, ocurrido en mi Diócesis de Toledo, de veinticuatro socialistas que mueren al estrellarse en un barranco el autocar en que regresaban de un mitin ácrata, y sobre el rudo pecho se les encuentra a todos el escapulario de la Virgen o la imagen de Cristo; y veréis más, veréis cómo los hombres de nuestra revolución mueren también como españoles: abrazados con el Crucificado, es decir, con el fundador del Catolicismo que combatieron.
Esto es el Catolicismo, hoy; y este es el Catolicismo de España. El Catolicismo es, en el hecho dogmático, el sostén del mundo, porque no hay más fundamento que el que está puesto, que es Jesucristo; en el hecho histórico, y por lo que a la hispanidad toca, el pensamiento católico es la savia de España. Por él rechazamos el arrianismo, antítesis del pensamiento redentor que informa la historia universal, y absorbimos sus restos, catolizándolos en los Concilios de Toledo, haciendo posible la unidad nacional. Por él vencimos a la hidra del mahometismo, en tierra y mar, y salvamos al Catolicismo de Europa. El pensamiento católico es el que pulsa la lira de nuestros vates inmortales, el que profundiza en los misterios de la teología y el que arranca de la cantera de la revelación las verdades que serán como el armazón de nuestras instituciones de carácter social y político. Nuestra historia no se concibe sin el Catolicismo; porque hombres y gestas, arte y letras, hasta el perfil de nuestra tierra, mil veces quebrado por la Santa Cruz, que da sombra a toda España, todo está como sumergido en el pensamiento radiante de Jesucristo, luz del mundo, que, lo decimos con orgullo, porque es patrimonio de raza y de historia, ha brillado sobre España con matices y fulgores que no ha visto nación alguna de la tierra. [226]
Y con todo este bagaje espiritual, cuando, jadeante todavía España por el cansancio secular de las luchas con la morisma, pudimos rehacer la patria rota en la tranquilidad apacible que da el triunfo, abordamos en las costas de esta América, no para uncir el Nuevo Mundo al carro de nuestros triunfos, que esto lo hubiese hecho un pueblo calculador y egoísta, sino para darle nuestra fe y hacerle vivir al unísono de nuestro sobrenaturalismo cristiano. Así quedamos definitivamente unidos, España y América, en lo más sustancial de la vida, que es la religión, porque nada hay más profundo para el hombre y la sociedad que la exigencia y la realidad de la religión.
Y esta es, americanos y españoles, la ruta que la Providencia nos señala en la historia: la unión espiritual en la religión del Crucificado. Un poeta americano nos describe el momento en que los indígenas de América se postraban por vez primera «ante el Dios silencioso que tiene los brazos abiertos»: es el primer beso de estos pueblos aborígenes a Cristo Redentor; beso rudo que da el indígena «a la sombra de un añoso fresno», «al Dios misterioso y extraño que visita la selva», hablando con el poeta. Hoy, lo habéis visto en el estupor de vuestras almas, es el mismo Dios de los brazos abiertos, vivo en la Hostia, que en esta urbe inmensa, en medio de esplendores no igualados, ha recibido, no el beso rudo, sino el tributo de alma y vida de uno de los pueblos más gloriosos de la tierra. Es que este Dios, que acá trajera España, ha obrado el milagro de esta gloriosa transformación del Nuevo Mundo.
Ni hay otro camino. «Toda tentativa de unión latina que lleve e
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¡Feliz día a todos!
Feliz día de la Hispanidad a todos. Aunque a la vez sea un día que me saque de mis casillas por tener que lidiar con tanto imbécil en las redes sociales o en la propia calle.
Feliz Día de la Hispanidad, les deseo desde la Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María de los Buenos Aires.-
Como siempre quebrando una lanza por la gualda y oro, solo, rodeado, en tierra de herejes en donde lo Hispano es aborrecido.-
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¡Feliz Día de la Hispanidad a todos!
12 de Octubre, Festividad de la Virgen del Pilar, Día de la Hispanidad.
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Cuenta la Tradición que el dos de enero (Fiesta de la Venida de la Virgen) del año cuarenta de la era Cristiana, la Santa Madre de Dios se apareció en carne mortal sobre un solemne Pilar al Apóstol Santiago, quien desesperado en su misión evangelizadora, se encontraba meditativo junto a un reducido grupo de cristianos hispanos en Caesar Augusta (Zaragoza).
Quiso así Nuestra Señora, mostrándose de esta forma singular -pues además de ser su primera aparición, fue la única que se produjo durante la propia vida carnal de la Madre de Dios-, transmitir al Pueblo Español por mediación de su principal heraldo, el Apóstol Santiago el Mayor, Patrón de España, su condición de pueblo elegido por el Señor para llevar la palabra de Dios hasta los confines del mundo.
Así lo reconoció posteriormente el Santo Padre Clemente XII, otorgando a la Festividad de la Virgen del Pilar la fecha del doce de Octubre, día histórico en que las naos castellanas descubrieron el Nuevo Mundo para la Cristiandad por medio de la Monarquía Hispana y sus heroicos hijos.
Oh Virgen del Pilar, Reina y Madre.
España y todas las naciones hispanas
Reconocen con gratitud tu protección constante
Y esperan seguir contando con ella.
Obténnos de tu Hijo fortaleza en la fe,
Seguridad en la esperanza
Y constancia en el amor.
Queremos que en todos los instantes de nuestra vida
Sintamos que tú eres nuestra Madre.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
A. C. T. Fernando III el Santo
La Fiesta de la Raza
Nuestra Santa Madre la Iglesia, única Maestra infalible, proponiéndonos diariamente la consideración de las vidas gloriosas que realizaron los que declaró su sabiduría dignos del honor de los Altares, nos enseña lo conveniente que es la constante remembranza de los hechos dignos de loa. Y como pocos hay que puedan compararse con el que inmortalizó el día 12 de Octubre, festividad de Nuestra Se*ñora del Pilar, justo es que de esa fiesta [...] nos aprovechemos para estrechar los lazos que deben unirnos, ya que tanto empeño hay en romper esos fraternales vínculos, presentándonos separados y hasta en oposición.
El bendito IDEAL DE ESPAÑA, lo que forma la aspiración de su alma colectiva, comprende lo que llamó Vázquez de Mella los tres dogmas nacionales, y el tercero, complemento de los tres anteriores, cima y cúspide de ellos, es la Confederación tácita con los Estados hispanoamericanos: con esos Estados, sangre de nuestra sangre, huesos de nuestros huesos, vida de la vida española. Es indispensable llegar a constituir los Estados Unidos del Sur de América, que contrapesarían la acción sajona de los Estados Unidos del Norte. La cruz que llevó Colón al Nuevo Mundo no puede dejar de levantarse sobre todas las concupiscencias. Tiene que ser cada vez más y mejor ensalzada en la lengua que el gran Emperador Carlos V empleaba para hablar a Dios Nuestro Se*ñor y con su Madre.
Oportunísima es la celebración de la llamada Fiesta de la Raza. Como el Catecismo, debían aprender y repetir los escolares la gran hazaña del gran terciario franciscano, a quien Cavanilles apellida “el mayor de los bienhechores de la Humanidad”.
Repitamos las palabaras del mismo historiador:
“Una noche, el 11 de Octubre, a los setenta días de viaje, descubre Cotón desde el castillo de popa una luz a lo lejos; vuelve a observar... No había duda; llama a alguno de los suyos, a Pedro Gutiérrez, repostero de estrados del Rey, y a Rodrigo Sánchez de Segovia, veedor de la Armada; uno la veía; otro, no; y Colón esperó adquirir más certidumbre antes de publicar su descubrimiento.[...] El descubrimiento, la colonización de América, fue empresa española y, por ende, católica. y monárquica, en servicio del Altar y del Trono. El mismo Colón lo declaró en su testamento, y un noble poeta español, a pesar de su liberalismo, hubo de reconocerlo así, proclamando, y precisamente a raíz del movimiento arteramente iniciado y protegido por nuestros seculares enemigos, que no será posible se rompan los fraternales, los filiales lazos que nos unen con los traídos por nosotros a las apacibles vías de la civilización. Hágase lo que se haga; intríguese lo que se intrigue, siémbrese la cizaña que se quiera, será una verdad axiomática la cantada por el simpático Conde de Haro, Duque de Frías:
La gente estaba inquieta y alarmada; si anunciaba la tierra y desgraciadamente no lo era ¿qué dirían los suyos? Perderían por completo el ánimo, se declararían en abierta rebelión, y peligraría la empresa. Mas el almirante había sido el primero que descubrió la codiciada tierra: así debía ser y así fue.
A las dos horas después de media noche pareció la tierra, de la cual estarían dos leguas; anuncióla primero Rodrigo, de Triana, marinero de la Pinta... Postrá*ronse todos, dieron gracias a Dios, y ¡quién podrá expresar el júbilo que inundaría el corazón del almirante! Este gran día fue el viernes, 12 de Octubre de 1492.”
“¡Españoles seréis, no americanos!
porque ahora y siempre el argonauta
[osado,
que del mar arrostrare los furores,
al arrojar el áncora pesada
en las playas antípodas distantes,
verá la Cruz del Gólgota plantada
y escuchará la lengua de Cervantes.”
EL CONDE DE DOÑA-MARINA
EL CORREO ESPAÑOL (11 de octubre de 1917)
Reino de Granada
En este día quiero acordarme especialmente de Juan Garrido, Juan Valiente y Pedro Alonso Niño, conquistadores negros; así como de los tlaxcaltecas, zapotecas, tarascos, otomíes, chancas, cañaris o chachapoyas que fueron conquistadores indios; así como de Francisco Fajardo y los conquistadores mestizos. Y no me olvido de cómo el mestizo Agualongo y el indio Cisneros, así como los mestizos y los indios de la isla de Chiloé, o así como los negros de la Nueva Granada, resistieron hasta la extenuación los planes secesionistas.
Ellos nos dieron el ejemplo como pioneros o como resistentes.
Quiero acordarme de la Roma que nos dio la forja y la vocación universal, la misma que nos dio la raíz de un idioma y un derecho por y para ser nosotros mismos.
Quiero acordarme también de los intrépidos viajes andaluces y de los potentes astilleros vizcaínos.
Quiero acordarme de las Islas Canarias como sempiterno puente euramericano.
Quiero acordarme del idioma que nació en Castilla para hacerse universal. que es el idioma que a la postre tienen que usar desde indigenistas hasta separatistas ibéricos para odiarse a sí mismos. ¡Nunca tuvo el imperialismo anglosajón tan buenos y baratos lacayos!
Quiero acordarme de ese Atlántico que comienza en la marisma de Doñana anunciándose como Mare Nostrvm, uniendo toda la franja occidental peninsular, desde el Finisterre galaico.
Quiero acordarme de la nobleza inca o de los descendientes de Moctezuma que fueron reconocidos como títulos de Castilla.
Quiero acordarme de unos acordes musicales que, cristalizados en el barroco especialmente a través del fandango antiguo, han creado una interacción universal influyendo a diestro y siniestro, y que todavía palpamos entre marineras o sevillanas.
Quiero acordarme de cómo la tortilla o el gazpacho, o tantos otros platos característicos de la gastronomía ibérica, llevan a América dentro.
Quiero acordarme de esa arquitectura soberbia que se ha ido cincelando entre pinceladas góticas, mudéjares, clasicistas o barrocas, reconociéndose por todo el mundo como crisol artístico único.
Quiero acordarme de aquellos que por toda Norteamérica, sin complejos, de una manera entrañable, reclaman su herencia hispánica.
El hispanismo (pero el de verdad, no el de los frikis pedantes y amanerados dizque academicistas) será la causa del siglo XXI, porque es lo único que nos queda por defender. Porque es lo único que realmente vale la pena. Los ingleses lo vieron claro ya en el siglo XVIII: A España hay que vencerla en América, no en Europa. Por algo dijo Federico García Lorca que el español que no ha estado en América no sabe qué es España, y por algo dijo Ramón del Valle-Inclán que el alma de España había que buscarla en México. Algo de eso hay.
Somos un pueblo cautivo, esparcido y alienado. Nos han querido quitar hasta el alma. Pero tengamos fe y esperanza, que por algo el poeta Rubén Darío nos dejó la salutación del optimista.
Feliz día hermanos. Y aunque sea como dijo Bernardo de Gálvez: "Yo solo". Sigamos nosotros adelante, que así le quitaremos el miedo a los que nos sigan y, como Gálvez, crearemos otra armada invencible.
¡ORGULLOSO DE SER HISPANO!
-Antonio Moreno Ruiz
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Son varias las formaciones políticas y “culturales” (anticultura) que salen a criticar la celebración del día de la Hispanidad. Argumentando que fue un acto criminal, donde se esclavizó, se asesinó y se saqueó a los pueblos conquistados.
Esas personas son las mismas que también ven mal celebrar la Toma de Granada (2 de Enero), porque según ellos es una falta de respeto hacia los musulmanes.
Para los endófobos antiespañoles, la invasión musulmana fue una época de progreso y desarrollo acojonante, donde los árabes nos aportaron sus grandes conocimientos. Para ellos esa España era la gran España civilizada, alejada de la Europa cristiana y obsoleta. No hablan de crímenes, ni de esclavitud, ni de saqueo, ni de injusticias. Al-Ándalus es muy amada por este tipo de personas. Camisetas, canciones, banderas, marcas comerciales… Todo muy respetado por ellos.
Pero con la Hispanidad el chip les cambia, pues están educados para odiar a sus propios antepasados, su cultura y su historia. En ese momento histórico no ven un aporte cultural de nuestros pueblos a los indígenas. Ven las matemáticas de los árabes en Al-Ándalus, pero no la de nuestro pueblo en América. No hay progreso en la llegada de nuestros antepasados… o por lo menos ellos no quieren verlo.
Está claro que su visión de la historia está bajo el prisma de la endofobia. De ahí que el Ayuntamiento de Madrid colgara la “wiphala”, símbolo de la resistencia indígena. Mientras que en en Granada ven mal que los españoles mostremos orgullo por expulsar y resistir a los musulmanes.
Son una corriente infantil que lamentablemente tiene bastante poder e influencia en este país. Por eso debemos seguir recordando lo que somos y lo que nuestros antepasados lograron hacer. Mejorando el destino de los pueblos, no mandándolos al exterminio, que es lo que casi hicieron los ingleses con los nativos de la zona. Hoy viven en reservas, mientras que Evo Morales gobierna en su país.
Nosotros como canarios que somos debemos defender esta condición hispana que nos recorre la sangre y adorna nuestra historia. Hemos sido punta de lanza de la conexión europea con América. Nuestros antepasados cruzaron el charco en la conquista creando nuevos pueblos, y dejando allí parte de nuestra cultura. Cultura que hoy permanece viva en muchas zonas del continente (desde el norte hasta el sur)
Los marxistas quieren que sintamos vergüenza por nuestros abuelos, por nuestro pasado, por nuestro pueblo. No quieren que sintamos orgullo por nada en relación a nuestra patria. Por el contrario exaltan el orgullo que sienten otros por sus antepasados… Una cosa de locos. La palabra correcta para definirlos es; endófobos. No la olviden.
¡Feliz día de la Hispanidad!
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Fuente:
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A la raza hispana, de Flavio Zaragoza [Antología de poesía filipina]
Subido el 4 sep. 2011
A la raza hispana, de Flavio Zaragoza Cano
I
Noble raza inmortal, raza divina
que hablas el dulce idioma de Castilla
triste y altiva, mi alma filipina
ante tu altar sagrado se arrodilla
Amo a mi patria mas el sacro rayo
de mi amor puro no es para ella sola
que si como patriota soy malayo
como poeta ¡mi alma es española!
Y lo proclamo así, sin cobardía.
Amo a España que me dio cultura.
La gratitud es flor del alma mía
y mi alma no es ingrata ni es impura
Mi amor a España Dios ha bendecido
y no es traición para mi propia tierra
porque en mi corazón que odia el olvido
si es noble y santo todo amor se encierra
II
Hoy que muchos claudican yo te canto
gran raza hispana, tu renombre eterno
vive en mi lira en medio del quebranto
con que sufrimos el dogal moderno
Si todos ya olvidaron el aroma
de tu seno prolífico y fecundo
aún quedo yo, soldado de tu idioma
para cantar tus glorias en el mundo
No soy de ese linaje de chacales
que nacidos de páramos incultos
al recibir tus besos maternales
tu dulce amor pagaron con insultos
Los que ayer te ensalzaron hoy te olvidan
¡corifeos del nuevo coloniaje!
mientras extrañas águilas anidan
en el bello jardín de tu lenguaje
III
Noble raza que sufres con grandeza
las épicas tragedias del presente
yo te amo y respeto la tristeza
que brilla en las arrugas de tu frente
Y si ayer contra ti tenido hubiera
que ir a la lucha por la patria mía
nunca hubiese manchado tu bandera
y en medio de mis triunfos ¡te amaría!
De tu amor maternal la firme esencia
no olvidará la tierra panayana
que al gritar libertad e independencia
¡siempre hablamos la lengua castellana!
Cuando te olviden todos, mi alma fuerte
pregonará tu honor de polo a polo.
Yo hablaré tu lenguaje hasta la muerte.
Si nadie te ama ya ¡te amaré solo!
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Encontré insólito lo de la bandera indígena en Madrid el 12 de octubre. En nuestra América esa bandera no representa nada. Es sólo un adornito en manifestaciones izquierdistas, pero en Europa parece que se le está dando una importancia inusitada. Es una forma más de dividirnos.
La evangelización española de América - Ramiro de MaetzuTodo un pueblo en misión
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Toda España es misionera en el siglo XVI. Toda ella parece llena del espíritu que expresa Santiago el Menor cuando dice al final de su epístola que: “El que hiciera a un pecador convertirse del error de su camino, salvará su alma de la muerte y cubrirá la muchedumbre de sus pecados” (V.20). Lo mismo los reyes, que los prelados, que los soldados, todos los españoles del siglo XVI parecen misioneros. En cambio, durante el siglo XVI y XVII no hay misioneros protestantes. Y es que no podía haberlos. Si uno cree que la Justificación se debe exclusivamente a los méritos de Nuestro Señor, ya poco o nada es lo que tiene que hacer el misionero; su sacrificio carece de eficacia.
La España del siglo XVI, al contrario, concibe la religión como un combate, en que la victoria depende de su esfuerzo. Santa Teresa habla como soldado. Se imagina la religión como una fortaleza en que los teólogos y sacerdotes son los capitanes, mientras que ella y sus monjitas de San José les ayudan con sus oraciones y escribe versos como éstos:
"Todos los que militáis
debajo de ésta bandera,
ya no durmáis, ya no durmáis
que no hay paz sobre la tierra"
Parece que un ímpetu militar sacude a nuestra monjita de la cabeza a los pies...
La Compañía de Jesús, como las demás Órdenes, se había fundado para la mayor gloria de Dios y también para el perfeccionamiento individual... San Ignacio había enviado a San Francisco a las Indias, cuando todavía no había recibido sino verbalmente la aprobación del Papa para su Compañía. ... si no iba él era porque como general de la Compañía tenía que quedar en Roma, en la sede central; pero al hombre que más quería y respetaba, le mandaba a la obra misionera de las Indias. ¡Tan esencial era la obra misionera para los españoles!
El propio padre Vitoria, dominico español, el maestro directa o indirectamente, de los teólogos españoles de Trento, enemigo de la guerra como era y amigo de los indios, que de ninguna manera admitía que se les pudiese conquistar para obligarles a aceptar la fe, dice que en caso de permitir los indios a los españoles predicar el Evangelio libremente, no había derecho a hacerles la guerra bajo ningún concepto, “tanto si reciben como si no reciben la fe”; ahora que, en caso de impedir los indios a los españoles la predicación del Evangelio, “los españoles, después de razonarlo bien, para evitar escándalo y la brega, pueden predicarlo, a pesar de los mismo, y ponerse al a obra e conversión de dicha gente, y si para esta obra es indispensable comenzar a aceptar la guerra, podrán hacerla, en lo que sea necesario, para oportunidad y seguridad en la predicación del Evangelio”. Es decir, el hombre más pacífico que ha producido el mundo, el creador del derecho internacional, máximo iniciador, en último término, de todas las reformas favorables a los aborígenes que honran nuestras Leyes de Indias, legitima la misma guerra cuando no hay otro medio de abrir el camino a la verdad.
Por eso puede decirse que toda España es misionera en sus dos grandes siglos, hasta con perjuicio del propio perfeccionamiento. Este descuido quizá fue nocivo; acaso hubiera convenido dedicar una parte de la energía misionera a armarnos espiritualmente, d tal suerte que pudiéramos resistir, en siglos sucesivos, la fascinación que ejercieron sobre nosotros las civilizaciones extranjeras. Pero cada día tiene su afán. Era la época en que se había comprobado la unidad física del mundo, al descubrirse las rutas marítimas de Oriente y Occidente; en Trento se había confirmado nuestra creencia en la unidad moral del género humano; todos los hombres podían salvarse, ésta era la íntima convicción que nos llenaba el alma. No era la hora de pensar en nuestro propio perfeccionamiento ni en nosotros mismo; había que llevar la buena nueva a todos los rincones.
Ramiro de Maetzu – En defensa de la Hispanidad – Editorial Poblet – Bs.As. 1952 – Págs. 117-120.
Nacionalismo Católico San Juan Bautista: La evangelización española de América - Ramiro de Maetzu
En breve, ¿cuáles eran los verdaderos motivos de Colón?
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Vídeo: en breve, ¿cuáles eran los verdaderos motivos de Colón? – Que no te la cuenten
Arequipa: Manifiesto por el Día de la Hispanidad
En este día en que la Providencia quiso generosamente incorporar vastos territorios y millones de almas a la Cristiandad, por el brazo heroico de la Monarquía Católica, los tradicionalistas de Arequipa, congregados en la sección regional del Círculo Blas de Ostolaza del Perú, luego de peregrinar en acción de gracias a la Recoleta Franciscana, iglesia y colegio apostólico misionero virreinal situado en los antiguos extramuros de la ciudad, donde se venera a la Santísima Virgen en su advocación de Montserrat, deseamos manifestar:
- Nuestra permanente gratitud a la Corona hispánica, en la persona de S.A.R. el Duque de Aranjuez, Don Sixto Enrique de Borbón, Abanderado de la Tradición, por aquella gesta única, cuya memoria ha de permanecer por siempre y a la que debe nuestra nación tanto la vida natural como la sobrenatural.
- Nuestra alegría por poder celebrar por primera vez, congregados bajo las banderas de la Tradición carlista, el Día de la Hispanidad, cuya esencia –lejos de las mistificaciones de mitologías políticas de algunos sectores minúsculos y extravagantes– representa, según Ramiro de Maeztu y el Rvdo. P. Arintero, una verdad espiritual de eminente valor: «La igualdad esencial de todos los hombres de la tierra, en punto de libertad metafísica».
- Nuestra alarma por los avances de la agenda mundialista en nuestro hemisferio, expresada en los intentos de alcanzar un acuerdo inicuo que comprometía la paz y el orden cristiano de nuestro hermano pueblo neogranadino, auspiciado por todo género de figuras desprestigiadas, pertenecientes al variopinto espectro de la revolución anticristiana global.
- Nuestro repudio, en primer lugar, a los intentos por parte de determinadas figuras liberales exdinásticas de confundir al pueblo tradicionalista con supuestas defensas de principios en los que no creen; y, en segundo, a las organizaciones que, habiendo abandonado los principios carlistas hacia posiciones en la práctica «centristas» y democristianas, les hacen el juego, contribuyendo a la confusión generalizada.
¡Dios, Patria, Fueros y Rey!
Círculo Blas de Ostolaza, sección de Arequipa
Miércoles 12 de octubre de 2016, fiesta de Nuestra Señora del Pilar
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12 de Octubre: Día de la Hispanidad
Por Luis Gaisse Fariña
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12 de octubre. Fecha llena de significados para gran parte del mundo, pero también sujeta a interpretaciones y usos torticeros. El 12 de octubre de 1492 avistó Colón las tierras del nuevo continente sin saberlo. Entonces comenzó una epopeya de grandes dimensiones que cambió el rumbo de la humanidad. Como toda empresa humana está llena de luces y sombras, y algunos -no pocos- han pretendido denodadamente resaltar las sombras y minimizar las luces, cuando a la mirada del historiador honrado se presenta con grandiosa luminosidad. Los primitivos pobladores de América no eran los indígenas inocentes y llenos de bondad que nos quieren presentar los hijos de Rousseau denostadores de la civilización y el progreso, por el contrario, vivían en un estado prehistórico, bastante animalizados, tan violentos que habían aniquilado culturas y pueblos enteros, practicantes habituales de sacrificios humanos y canibalismo, etc.
La conquista de los españoles difiere mucho de la de otros colonizadores. De entrada en el respeto a la raza y el mestizaje: ¿Cuántos aborígenes australianos quedan o se han fundido con los ingleses? ¿Cuántos indígenas nativos de la América del norte? ¿Cuántos años han tardado los pueblos africanos en superar la separación racial? Negar el diferente enfoque colonizador es negar una realidad innegable. Podríamos también hablar de aspectos culturales, lingüísticos, etc. Por todo ello este día 12 de octubre es el Día de la Hispanidad, anteriormente llamado Día de la Raza (vestigios quedan en calles de Sevilla), denominación que no tiene nada que ver con el Franquismo, es terminología del siglo XIX cuando menos. Por eso este debe ser un orgullo celebrar este Día de la Hispanidad en España y en toda Iberoamérica: la cantidad de vínculos que nos unen, muchos más que los que nos separan
La razón de fondo de esa singular obra colonizadora se debe encontrar en la otra conmemoración que se celebra el 12 de Octubre: la Virgen del Pilar. Es decir, las raíces cristianas de España y de los conquistadores. Los testimonios históricos del cristianismo en las tierras del Ebro se remontan al primer siglo de de nuestra Era por lo que no es nada arriesgado dar verosimilitud al hecho de la aparición milagrosa de la Santísima Virgen María en carne mortal a Santiago y sus primeros discípulos. Es decir, uno puede creerlo o no, pero no es un suceso ahistórico ni una simple leyenda medieval. Desde entonces y con no pocos avatares, la fe ha permanecido en nuestra patria y, con todas las deficiencias que caben en los seres humanos, ha sido motor de gestas como la que nos corresponde celebrar este gran Día. Leyendas negras ha habido y seguirá habiendo, se autoalimentan. La verdad no es patrimonio de nadie, simplemente es, guste, no guste, esté de moda o no, es la verdad histórica adecuación de los hechos a la razón que los juzga.
12 de Octubre: Día de la Hispanidad
miércoles, 12 de octubre de 2016
América: no es descubrimiento, sino INVENCIÓN
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12 de octubre: ¿una fecha memorable, para celebrar y rendir homenajes, o un infausto histórico execrable, trágico, cuyo recuerdo más valdría olvidar, mejor aun, borrar, si posible fuera, para sanar las cicatrices colectivas? En honor a la verdad, las respuestas meramente humanas, son variadas, y dependerán de la cosmovisión e ideología que se adopten alrededor de este magno acontecimiento, así como del sentido de pertenencia en el rumbo histórico e identitario en que uno se engarce, y del que se sienta parte. Desde un sentido metafísico y teocéntrico de la historia, al que no ocultamos adherir, el Descubrimiento de América FUE UN EVENTO PROVIDENCIAL, por más que en apariencia meramente fáctica, se reconozca su punto de partida accidental: el hecho de tardarse décadas en reconocer que se había arribado a un continente nuevo, no a la India asiática, cuya nueva ruta de acceso marítimo se pretendía trazar.
Muchos habrían de lamentar, quizá a perpetuidad, como mala hora este “accidente” de la historia, deseando que jamás se hubiera producido. Podemos entender tal mentalidad y más aun, tal repertorio psicológico de anticuerpos a la dominación hispánica en lo que hoy conocemos como América. Y lo entendemos, porque se da, por lo general, precisamente, en aquellos que NO SE IDENTIFICAN CON ESPAÑA, EUROPA U OCCIDENTE, ni con lo que ello representa. Suponemos, que, al contrario, estas personas detentan una religión (o irreligión), lengua, cosmovisión, costumbres, etnia y derroteros políticos ajenos a lo que el Imperio español trajo a América. Señálense entre ellas, a multitud de etnias indígenas, sea como comunidades o como individuos, que conservan y desean que se haga respetar su otredad, frente al imaginario e instituciones occidentales; también, cuéntense aquí , a los grupos y gente de cuño marxista y con tendencia a políticas que llaman de “liberación”, cuya inspiración siendo materialista, humanista y atea, aun si se consideraran creyentes adscritos a alguna fe religiosa, les distancia enormemente del espíritu ideológico y político de la España imperial. Finalmente, se hacen presentes como ajenos o contrarios a la hispanidad, aquellos que, reconociendo su hibridación cultural y étnica, afirman y retoman para sí su legado indígena de forma exclusiva y excluyente.
Nosotros, por el contrario, aun reconociendo CON RESPETO Y HASTA ADMIRACIÓN el valor de nuestros ancestros indígenas y su cultura, sin embargo, RETOMAMOS CON ORGULLO LA HERENCIA ESPAÑOLA, que llevamos viva no solo en la sangre, sino en nuestro espíritu. Para quienes así reclamamos nuestra estirpe hispánica, el 12 de octubre, lejos de ser oprobioso, es UN MOTIVO DE FESTEJO, JÚBILO Y VENERACIÓN. Consideramos esta fecha, lejana en el Cronos, pero viva en el Eros metahistórico al que nos plegamos. Frente a los odios e incomprensiones que suscita esta efemérides, sea por constituir ecos de gritos dolientes de identidades ancestrales cuya resonancia sigue viva, y que siendo así, logramos comprender, o más aun, proviniendo de desfiguraciones históricas e interpretaciones parciales en torno al balance del valor civilizatorio y los aportes negativos y positivos que ha legado España a América, nosotros AFIRMAMOS NUESTRO AMOR Y GRATITUD AL LEGADO HISPÁNICO Y NO AHORRAMOS OCASIÓN PARA DAR NUESTRO HUMILDE HOMENAJE A LA ESPAÑA IMPERIAL A LA QUE CONFESAMOS COMO MADRE PATRIA .
Ante todo, reconocemos en los conquistadores españoles a simples seres humanos: ni ángeles ni demonios. LEJOS DE NOSOTROS EL FABULAR LA HISTORIA CON LEYENDAS ROSAS O NEGRAS. Lo que no nos impele ni a la neutralidad, ni a borrar de nuestro juicio personal valoraciones de adhesión y afecto, EN UNA MANERA GENERAL, A LA GRAN EMPRESA COLECTIVA, ESPIRITUAL, CULTURAL Y POLÍTICA EFECTUADA POR ESPAÑA. CREEMOS QUE QUIEN LOGRA CONSOLIDAR Y DEFINIR SU IDENTIDAD, QUIEN SABE QUIÉN ES, DE DÓNDE VIENE, ADÓNDE SE INCLINA Y QUÉ REPUDIA, ES CAPAZ DE PODER APRECIAR EL VALOR DE SÍ MISMO, DE LOS OTROS, Y TAMBIÉN, DE RECONOCER TANTO SUS DEFECTOS COMO SUS VIRTUDES. Como bien dice Jacques Lafaye: “Hemos de considerar a los conquistadores como hombres en una situación histórica particular y NO COMO SUPERHOMBRES O BESTIAS” (1), y en otra parte: “Todavía en nuestros días siguen vivas las controversias…entre los historiadores. La exaltación heroica de la Conquista, por una parte, y el anatema a los crímenes de sus autores, por otra, han señalado con una ambigüedad tenaz ESTE EPISODIO ÚNICO EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD”(2).
Lafaye nos brinda la clave histórica para justipreciar a los conquistadores: “Invirtamos los arcos de triunfo que les levantó la España imperial, recibamos CON PRUDENCIA las requisitorias de los historiadores ingleses y hugonotes; instruyamos nosotros mismos el proceso DANDO LA PALABRA A LOS TESTIGOS: LOS CONQUISTADORES MISMOS EN SUS “RELACIONES” Y ESOS JUECES EXIGENTES QUE FUERON PARA ELLOS LOS “CONQUISTADORES ESPIRITUALES”, como se ha llamado a los MISIONEROS CATÓLICOS. Si la parcialidad de unos y otros no deja duda, TIENE EL MÉRITO DE INTRODUCIRNOS EN UN MUNDO ESPIRITUAL QUE SE NOS HA HECHO AJENO: EL DE LOS CONQUISTADORES. Sólo podremos comprenderlos desde el punto de vista de su época, y en función de la moral que fue suya podremos enjuiciar su actos”(3).
Francisco Morales Padrón refuerza esta idea: “Pensamos y afirmamos siempre que nada mejor para conocer a aquellos hombres que sus hechos y la documentación. NADA DE INTERPRETACIONES MODERNAS…Los hombres que allí fueron (a América) NO ERAN UNA PANDILLA DE ASESINOS DESALMADOS; ERAN UNOS TIPOS HUMANOS QUE ACTUABAN AL INFLUJO DEL AMBIENTE DETERMINADO POR SU ÉPOCA, POR LAS CIRCUNSTANCIAS, POR EL ENEMIGO, POR SU PROPIO HORIZONTE HISTÓRICO. La conquista puso al rojo todas las virtudes y defectos de la raza” (4). Y con gran tino amplia: “Para acercarnos a la psicología del conquistador, hemos de huir de la vida muelle de nuestro estadio cultural y ABANDONAR LOS PREJUICIOS Y CRITERIOS DEL TIEMPO ACTUAL. La experiencia de sus vidas hay que juzgarla de acuerdo con los cánones de su época y metiéndonos en sus circunstancias. Arrogantes, rapaces, turbulentos, implacables y crueles han sido para una legión de historiadores que han sentado cátedra sobre ellos. Santos, para otros. HUBO DE TODO, y lo que maravilla es que, a la distancia que actuaron y dentro del medio en que lo hicieron, NO SE HUBIESEN COMPORTADO MÁS DESPÓTICA Y ANÁRQUICAMENTE”(5).
Hecho este recordatorio que apela a un sano juicio histórico, que consideramos que vale la pena retomarse, diremos que América, más que ser descubierta, FUE INVENTADA, y no por obra anónima, sino por la ORIENTACIÓN Y LABOR DEL INGENIO ESPAÑOL. Ciertamente, este continente llevaba milenios de estar habitado por diversidad de pueblos con distinto tipo de organizaciones sociales y culturas. De modo que “descubrimiento” implica un término etnocentrista europeo, puesto que las tierras americanas ya eran conocidas por una pléyade de comunidades humanas. Pero admitimos que este mismo problema de limitación semántica o conceptual, al usar ciertos términos, se puede encontrar en otros conceptos, como el de indios, indígenas, nativos o pueblos originarios, al hacer referencia a los habitantes de América que vivían allí desde siglos atrás antes de la llegada de los europeos.
Reconocemos la subjetividad y orientación que implica “descubrimiento de América”, y que es un término superable o refutable. No obstante, una vez reconocido su connotación etnocentrista, acusamos de lo mismo, y señalamos también que no está exento de parcialidad usar el término de “pueblos originarios”, puesto que si se toman en cuenta las diferentes teorías del poblamiento de América, la mayoría (y las más aceptadas) afirman que las poblaciones americanas preeuropeas descienden de migraciones principalmente asiáticas. En un sentido estricto, por tanto, no podemos decir otra cosa sino que los precolombinos SÍ QUE TENÍAN MILES DE AÑOS DE VIVIR Y DESARROLLARSE EN AMÉRICA, PERO SU ORIGEN NO ES AMERICANO. A menos, claro, que adhiramos a la tesis de Ameghino, que hace de América el origen de las poblaciones americanas, lo que se desmiente analizando el feno y genotipo mongoloide de la mayoría de indígenas en nuestro continente. El uso del término “pueblos originarios”, por tanto, así como el de “descubrimiento”, es fácil de entender, pero, en el fondo, inexacto y parcial.
Además, los llamados “descubridores” europeos, para el caso, los españoles, no encontraron una región continental CON UNA POLÍTICA, SOCIEDAD, CIVILIZACIÓN, LENGUA Y RELIGIÓN UNIFICADA. NO SE PUEDE HABLAR MÁS QUE ACOMODATICIAMENTE DE AMÉRICA, ANTES QUE ESTE CONTINENTE, MÁS ALLÁ DE SU UNIDAD TERRITORIAL, O PROXIMIDAD GEOGRÁFICA, CONFORMARA UNA UNIDAD HISTÓRICA Y DE CIVILIZACIÓN, FRUTO DE LA HIBRIDACIÓN DE SUS ELEMENTOS CON LOS EUROPEOS, PERO BAJO LA HEGEMONÍA OCCIDENTAL, EN ESPECIAL, AL HABLAR DE HISPANOAMÉRICA, BAJO LA RÚBRICA ESPAÑOLA.
De esta unidad en la diversidad que llamamos América, particularmente, de Hispanoamérica, y su nexo INDISOLUBRE E IRRVERSIBLE CON EL IMPERIO ESPAÑOL cuyo perpetuo legado es LA HISPANIDAD, nos sentimos dichosos herederos, y por eso celebramos el 12 de octubre más que como descubrimiento de América, como PRINCIPIO DE LA CONFORMACIÓN DE HISPANOAMÉRICA Y EXALTACIÓN DE LA HISPANIDAD COMO ESTILO DE EXISTENCIA. De la empresa conquistadora y el legado español, su sentido, semblanza de los conquistadores y características de la Hispanidad, hablaremos en otras ocasiones.
NOTAS:
(1) Jacques Lafaye. “Los Conquistadores. Figuras y escrituras”, pág. 15.
(2) Ibíd., pág. 13.
(3) Ibíd., pp. 15-16.
(4) Francisco Morales Padrón. “Historia del Descubrimiento y Conquista de América”, pág. 310.
(5) Ibíd., pp. 310-313.
BIBLIOGRAFÍA:
LAFAYE, Jacques. “Los Conquistadores. Figuras y escrituras”. 2a Ed. Fondo de Cultura Económica. México. 1999.
MORALES PADRÓN, Francisco. “Historia del Descubrimiento y Conquista de América”. 5a Ed. Gredos. Madrid. 1990.
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Fuente:
Castillos y Trincheras: América: no es descubrimiento, sino INVENCIÓN
miércoles, 12 de octubre de 2016
12 DE OCTUBRE: DÍA DE LA HISPANIDAD (DÍA DE LA RAZA)
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ÁGUILAS Y LEONES.
POEMA DEL MEXICANO
AMADO NERVO.
Somos de raza de águilas y raza de leones;
maridaje sublime de una y otra realeza:
la del ala que burla todas las extensiones
y la del rey ungido por la Naturaleza.
Somos de raza de águilas y raza de leones;
ya apunta nuestra aurora, nuestro destino empieza.
Somos de raza de águilas y raza de leones;
de leones indómitos de coronas fulgentes,
y de águilas reales que en los hoscos peñones
estrangulan serpientes
¿Cómo no han de alumbrarnos el sol que a las naciones
transfigura, el divino sol de amor y bonanza?
Somos de raza de águilas y raza de leones.
¡Tengamos esperanza!
Nuestras estirpes áureas eclipsan los blasones
de los más grandes pueblos. Tenemos la fe, el estro
que inflama; la osadía, madre de altas acciones.
Somos de raza de águilas y raza de leones.
El mundo (aunque no quieran los otros) será nuestro.
En tanto, recordamos con emoción amante
el día en que unas naves, cruzando las llanuras
del nunca hollado Atlante,
trajeron a estos mundos al fiero león rapante,
para unirlo a las águilas, diosas de las alturas.
De entonces, juntos ambos, mientras el león defiende
la heredad que en sus garras formidables afianza,
el águila, su aliada, las extensiones hiende,
y su mirada inmóvil la emboscada sorprende,
sortea los peligros y burla la asechanza.
¡Oh, España, que nos diste tu altivo león rugiente:
gracias! Seremos dignos de su pujanza heroica,
y en premio del regalo y a cambio del presente,
te ofrendamos el vuelo del águila potente,
y en el combate brava y en el dolor estoica...
¡Oh, madre, madre augusta de las veinte naciones,
rimemos los latidos de nuestros corazones,
y unidos para siempre nuestros veintiún pendones,
marchemos por caminos de paz y bienandanzas!
Somos de raza de águilas y raza de leones:
¡tengamos esperanza!
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A LA VIRGEN DEL PILAR
(PATRONA DE TODA LA HISPANIDAD)
Es María la Blanca Paloma
que un día en España la vieron volar
y sus plantas augustas se posan
en el santo y celeste Pilar.
Y Santiago como lo sabía
a orillas del Ebro la salió a esperar
a quien Jesús nos entregó por Madre,
Reina y Señora de la cristiandad.
Al decir: "Dios te salve, María",
cayó de rodillas al pie del Pilar
y de hinojos a sus plantas postrado
contempla a María en carne mortal.
Desde entonces los hijos de España
la llamamos Madre, Madre del Pilar,
y con fe le pedimos dichosos:
no dejes a España nunca de amparar.
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Fuente:
Catolicidad: 12 DE OCTUBRE: DÍA DE LA HISPANIDAD (DÍA DE LA RAZA)