Estimado Hyeronimus:

No sabía nada de su actual estado ni de su acuciante necesidad.

Sepa que lo tendré presente en mis oraciones, y que si en algo más puedo ayudarle, no dude que lo haré.

Mientras tanto, fortaleza y confianza. La desesperación es para los débiles de fe..., y eso en usted no es propio.