El catedrático de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Barcelona, Ricardo García Cárcel considera que “vivimos un momento de crisis de ligitimidad científica de la Historia. A caballo del relativismo se cuestiona su objetividad y neutralidad, y los propios historiadores dudamos que sea posible acceder a una verdad científica”. El catedrático hizo estas declaraciones en la UIMP de Santander al comentar el auge de la novela histórica, sobre la que recalcó “no importa la verdad sino la verosimilitud”.

Y no hay nada más peligrosos para esta sociedad consumista y superficial que esa verosimilitud, ese símil de la realidad. El ciudadano medio no se molesta en investigar ni en profundizar sobre la verdad de las cosas ni los acontecimientos históricos, le basta un articulo en una revista, un documental en televisión o peor aún, una serie de comentarios repetidos, para tener por verdad lo que no es más que una apariencia o a lo más una versión.

Y esto es lo que básicamente esta ocurriendo con lo que hoy se denomina memoria histórica. Esa memoria recuperada de nuestra guerra civil no es más en muchas ocasiones que sectarismo y propaganda política disfrazada de historia. Su valor científico no es muy superior al de prensa de tiempo de guerra, censurada y manipulada para servir al fin de la victoria del bando que la edita.

Sin embargo su mensaje cala entre la ciudadanía y consigue su propósito de suplantar la verdad por la propaganda. Hace unos días nuestro Zapatero corregía la frase de Jesucristo “la verdad os hará libres”, para nuestro presidente la verdad carece de importancia, lo realmente primordial es esa libertad basada en el relativismo que justifica cualquier cosa, hasta falsificar la historia.

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