Muchas gracias por subirlo, Hyeronimus. Ya había otro hilo sobre el General Calderón: http://hispanismo.org/biografias/169...granadino.html
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Militia est vita hominis super terram et sicut dies mercenarii dies ejus. (Job VII,1)
Granada también tuvo su Don Juan
Los herederos del Don Juan granadino Carlos Calderón fundaron el Colegio Calderón, llamado desde 1998 Regina Mundi. Uno de sus amoríos se le apareció anunciándole su muerte; y así fue Carlos María Calderón y Vasco debió ser una perla; lo más parecido al famoso Don Juan Tenorio que nos dejó Zorrilla
JOSÉ LUIS DELGADO | ACTUALIZADO 01.11.2010 - 01:00
ES tiempo de otoño, es tiempo de recordar a Zorrilla representando el Don Juan Tenorio; pues sepan los granadinos que también aquí tuvimos nuestro particular Don Juan.
Dicen que cuando Valle-Inclán escribió sus Sonatas y escogió como protagonista al Marqués de Bradomín, "feo, católico y sentimental", se inspiró en un aristócrata granadino llamado Carlos María Calderón y Vasco, nacido en el Carmen de los Mártires en 1845. Se trata de un típico personaje de ésos en los que se encuadran los legendarios donjuanes españoles que tanto juego han dado en nuestra literatura. Galantes, audaces, pendencieros, religiosos pero nada practicantes, dados a las mujeres, generosos y encantados de haberse conocido.
Quienes hayan visitado el Carmen de los Mártires o tengan alguna relación con el Colegio Regina Mundi, antiguamente conocido como Colegio Calderón, situado entonces y hasta 1968 en la calle Recogidas, tal vez hayan oído hablar de este curioso personaje.
Don Carlos María Calderón debió ser un perla; lo más parecido al Don Juan Tenorio que nos dejó Zorrilla. Una típica representación del romanticismo granadino de mediados del siglo XIX. Fue un general carlista, seguidor del rey Carlos VII, guardia noble del Papa y Agregado a la Embajada española en San Petersburgo, cuando estaba allí de embajador el Duque de Osuna. Reconocido calavera, mal educado, religioso no practicante y algo fanfarrón.
Anunciaron su muerte
Cuentan que tuvo sus amoríos con la Duquesa de Osuna y que poco después de fallecer ésta se le apareció una noche en forma de espectro, lamentándose de que venía de un lugar oscuro y tenebroso para anunciarle que muy pronto él la acompañaría. "Estoy en un sitio horroroso donde padezco horribles torturas", dice que le dijo. Tal ataque de risa le dio al "donjuan" granadino que al día siguiente se murió. Eso sí, dice su criado Robledo que momentos antes de morir reclamó la asistencia de un sacerdote.
En 1870 el Rey don Carlos, en su Diario íntimo, refiriéndose a Calderón, al que tenía gran afecto por ser uno de los más fieles seguidores de la causa carlista, dejó escrito esto: "tiene corazón y bastante buen criterio; es valiente y decidido; algo corredor y muy alborotado; tiene buen fondo pero ha sido mal educado; es algo calavera, pero buen calavera, porque tiene modales en sociedad y era uno de los elegantes de París".
Debió ser valiente efectivamente porque cuando fue hecho prisionero en la Toma de Estella en 1876, uno de los episodios de la tercera Guerra Carlista, el propio General Primo de Rivera le devolvió su espada como prueba de su valentía.
El Carmen de los Mártires, que por tantas manos pasó desde que fuera Convento de Carmelitas en la época de los Reyes Católicos, había sido comprado por su padre, don Carlos Manuel Calderón y Molina, en 1846; al fallecer éste en 1864 pasó a su viuda y luego a su hijo Carlos María. Fueron luego sus herederos los que dejaron en el testamento la orden de fundar en 1896 una institución religiosa para la enseñanza. Ahí nació el Colegio La Purísima Concepción, conocido popularmente como Calderón, en las calles Recogidas y Solarillo de Gracia, hasta que fue trasladado en 1968 a la calle Arabial con el nombre de Regina Mundi.
Allí y durante más de 40 años lleva dirigiéndolo otro curioso personaje del paisanaje granadino, aunque ella hubiera nacido en Ávila, la incombustible y muy inteligente Sor Teresa que supongo que con sus rezos y sus sacrificios habrá mandado de patitas al cielo al pecador "donjuan" granadino, aunque sea en agradecimiento por la fundación de tan ilustre Colegio.
Granada también tuvo su Don Juan
Militia est vita hominis super terram et sicut dies mercenarii dies ejus. (Job VII,1)
¡Conservemos la tumba del General Calderón!
Posted: 06 Feb 2015 03:23 PM PST
A poco más de un mes de la celebración señera de los carlistas, la Festividad de los Mártires de la Tradición, desde el Círculo General Carlos Calderón realizamos un llamamiento a todos los correligionarios para que cooperen con nosotros por salvar la tumba del ilustre titular de nuestro humilde círculo.
Repasemos su biografía:
Don Carlos Calderón y Vasco (Granada, 1845 — París, 1891), de quien hemos hablado en otras ocasiones (cf. CXXIII Aniversario de Carlos Calderón y Vasco; El general carlista granadino Don Carlos Calderón y Vasco; Carlos Calderón y Vasco, general carlista granadino) fue un militar que tras el estallido de la Revolución de Septiembre de 1868 se presentó en París para ofrecer su espada a Don Carlos VII, que lo nombra Capitán. Durante la III Guerra Carlista llegó a ser Brigadier y acabada la misma, por su lealtad y servicios prestados, el Duque de Madrid —gran amigo suyo hasta el final de sus días— lo ascendió a General de División.
El nombre de Calderón sonó mucho en la guerra y sus cargas a la bayoneta fueron célebres. Oroquieta, Monreal, Oñate, Eraul, Lecumberri, Estella y Dicastillo podrían hablar del heroísmo de don Carlos Calderón.
En febrero de 1876 se le encargó la defensa de Montejurra y al mando solamente de tres batallones, un escuadrón y una batería, logró poner su enardecido entusiasmo a la mayor altura de la gloria militar. Al ser tomada Estella por los liberales, el General Primo de Rivera, como recompensa al valor demostrado por Calderón, le devolvió su espada, haciéndolo prisionero bajo palabra de honor.
Quizá debido a este gesto de caballerosidad por parte del enemigo, algunos revoltosos navarros empezaron a circular el rumor de que Calderón los había traicionado, habiendo vendido Montejurra al enemigo por cinco mil duros, suma que él se gastaba en la menor de las fiestas que con frecuencia ofrecía. Esta disparatada calumnia no hizo nunca la menor mella en el ánimo de Carlos VII, que le conservó hasta la muerte grandísimo afecto, conviniendo los dos que, mientras vivieran, pasarían juntos todos los años el día de San Carlos, patrón de ambos.
Prueba de la dedicación y entrega no sólo militar, sino también pecuniaria, de Carlos Calderón a la Sagrada Causa de la Tradición —que jamás abandonó— son las palabras del rey legítimo en 1870:
«Tiene corazón y bastante buen criterio; es valiente y decidido. [...] Ha hecho sacrificios pecuniarios por la Causa y está dispuesto a hacer más.»
Como curiosidad, puede citarse el personaje de las Sonatas de Valle-Inclán, el Marqués de Bradomín, todo un Don Juan inspirado en la figura del General Calderón.
Antiguo Colegio Calderón
colegioreginamundi.com
Para la ciudad de Granada la familia Calderón fue una gran benefactora. El padre de D. Carlos Calderón y Vasco, D. Carlos Manuel Calderón y Molina, construyó el carmen de los Mártires; y su señora madre, D.ª Josefa Calderón Gómez, se entregó por completo a la caridad cristiana que le valió recibir el título de Marquesa de la Caridad por Carlos VII en 1874. Muestra del ejercicio de esta virtud teologal por parte de la familia Calderón es el Colegio que donaron a la ciudad de Granada para la enseñanza de los pobres: el Colegio Calderón, hoy Regina Mundi, cuyo edificio original se encontraba en la calle Recogidas.
Acabada la guerra, Carlos Calderón se dedicó a sus importantes negocios en el extranjero y llegó a ser director de la Compañía Transatlántica y de los ferrocarriles mexicanos.
Su muerte le sorprendió en París la madrugada del 9 de noviembre de 1891, tras haber celebrado una fiesta en honor de los Grandes Duques Vladimiro. Los restos mortales de nuestro General fueron trasladados a Granada desde la capital de Francia y recibió cristiana sepultura en la finca Jesús del Valle, antiguo convento jesuita propiedad de la familia Calderón.
La tumba
En dicha hacienda-convento permanecieron enterrados los huesos del General Calderón hasta 1980, cuando la familia tuvo que venderla. Actualmente, el antiguo convento de la Compañía de Jesús (una víctima más de la terrible desamortización de Mendizábal), que adquirió el padre del General Calderón, se encuentra en estado ruinoso. El buen criterio y piedad de los bisnietos de Concepción Calderón y Vasco, hermana de Carlos Calderón, motivó el traslado de los restos mortales de sus mayores, entre ellos el General Calderón, al Cementerio San José de Granada.
Uno de los familiares de estirpe carlista granadina nos ha relatado una anécdota de su traslado:
«Recuerdo escucharle a alguno de mis tíos que estuvieron allí presentes que el uniforme militar del general Calderón se encontraba impecable, que la boina roja se encontraba en perfecto estado y que el sepulturero se extrañó de lo bien conservado que estaba todo. Realismo mágico granaíno.»
No obstante, la sobrina-bisnieta titular de la tumba del General ha fallecido hace pocos años y sus herederos no han mostrado interés en la conservación de la misma.
El Cementerio de Granada, gestionado impropiamente por una empresa privada, Emucesa, que pone a disposición de los musulmanes un gran terreno separado para el enterramiento de estos, siempre bajo suelo y separado de aquellos que no son seguidores de Mahoma, como mandan las leyes de su falso profeta y en virtud de la ley socialista de 1992, que otorga este privilegio sólo a judíos y mahometanos y no a los católicos (ley conservada, como es lógico por los posteriores gobiernos conservadores del Partido Popular), no tiene ningún reparo en exhumar los cadáveres de los difuntos cristianos y depositarlos en una fosa común a la mínima que sus familiares se descuidan en el pago de las tasas, obteniendo así más espacio para nuevos "clientes". Prueba de ello son los innumerables avisos de exhumación inminente que pueden verse en las tumbas al visitar el cementerio.
Para que se conserve la tumba del General Calderón y evitar que sus restos acaben en una fosa común, es preciso pagar las tasas atrasadas desde hace 11 años, que ascienden a 341 euros. Pero los integrantes del Círculo General Calderón no nos conformamos con eso y queremos dotarle además de una lápida de la que actualmente carece y cuyo valor asciende a no menos de 700 euros.
Por todo ello, realizamos un llamamiento a nuestros amigos y correligionarios para que realicen una contribución económica, en las medidas de sus posibilidades, honrando así la memoria de aquel que tan valiente y lealmente luchara por la bandera de Dios, la Patria y el Rey, como reza nuestro sagrado lema.
Para hacer un donativo a tan noble fin, puede hacer un ingreso por PayPal o transferencia bancaria:
PayPal: circulogeneralcalderon@gmail.com
Número de cuenta corriente
IBAN: ES09 1465 0120 31 2009412098
BIC: INGDESMMXXX
¡Se aceptan propuestas de epitafio y diseño de la lápida por parte de quienes contribuyan generosamente!
Fotografía frente a la tumba del General
Carlos Calderón y Vasco (2014)
REQUIESCAT IN PACE
* El lector que desee cerciorarse de la veracidad de los hechos que exponemos, puede dirigirse por teléfono al Cementerio San José de Granada en el 958 221 864 (www.emucesa.es).![]()
Última edición por Rodrigo; 10/02/2015 a las 22:37
Militia est vita hominis super terram et sicut dies mercenarii dies ejus. (Job VII,1)
No es tanto dinero y la causa es incuestionable, si el general Calderón pudo pelear toda su vida sin poner excusas seguro que a nadie le dolerán unos euros ahora.
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
Ayuntamiento Granada niega a Carlos Calderón y familia la condición de personas ilustres
Granada, 16 octubre 2015, Santa Eduvigis, viuda. Los seguidores de FARO y los lectores del cuaderno de bitácora Reino de Granada sabrán de la reciente campaña del Círculo Tradicionalista de Granada para salvar los restos del General Calderón, oficial granadino de la Carlistada de 1872-1876.
Con el fin de salvar los huesos de don Carlos Calderón a perpetuidad (condición que el cementerio secular/empresa de Granada ha dejado de ofrecer a "sus clientes", llegando a exhumar a quienes en su día fueron sepultados expresamente a perpetuidad con el fin de ganar más espacio y dinero) los integrantes del Círculo Tradicionalista de Granada remitieron una carta al Ayuntamiento para que considerase la inclusión de Carlos Calderón y los familiares con él enterrados como personalidades ilustres de Granada.
He aquí el escrito en cuestión:
(...) solicito (...) que sean reconocidos como personajes ilustres los excelentísimos señores difuntos:
- D. Carlos Calderón y Vasco (enterrado en la bóveda 6, sección 32 del patio S. Gregorio), nacido en Granada en 1845 y fallecido en 1891 en París, por tratarse de un importante oficial del Ejército carlista durante la guerra de 1872-1876, en la que se destacó como Capitán, siendo ascendido posteriormente a Brigadier y acabada la misma a General de División por el reclamante del trono conocido como Don Carlos VII, de quien fue íntimo amigo hasta su muerte. D. Carlos Calderón y Vasco también obtuvo acta de Diputado a Cortes por el distrito de Santa Fe en 1872, fue caballero de la Orden Militar de Alcántara y propietario del Carmen de los Mártires de Granada, dejando a la ciudad de Granada el Colegio Calderón (hoy Regina Mundi), cuyo edificio principal se encontraba en la calle Recogidas. Tras la guerra carlista, D. Carlos Calderón y Vasco se dedicó a sus importantes negocios en el extranjero y llegó a ser director de la Compañía Transatlántica y de los ferrocarriles mexicanos. Como curiosidad, el personaje literario "Marqués de Bradomín" de las Sonatas del escritor Valle-Inclán, está inspirado en la figura de D. Carlos Calderón y Vasco.
- D. Carlos Calderón y Molina (enterrado en la bóveda 6, sección 32 del patio S. Gregorio), nacido en Granada en 1816 y fallecido en 1864, padre de D. Carlos Calderón y Vasco, por tratarse de una alta personalidad de Granada, siendo Diputado a Cortes por el distrito del Sagrario de Granada en 1857 y Senador vitalicio en 1861. Fue caballero profeso de la Orden Militar de Alcántara, gran cruz de Isabel la Católica y de Beneficencia y gentil-hombre de S.M. Construyó el Carmen de los Mártires como su residencia de verano (...). También acumuló un importante patrimonio rústico, como comprador de fincas en las distintas desamortizaciones de la época, en los municipios de Albolote, Calicasas y Cogollos Vega. En su trabajo parlamentario, en la legislatura de 1857 formó parte de las Comisiones de Presupuestos y del Ensanche de la Puerta del Sol y en la legislatura de 1858 se integró en la Comisión del Ferrocarril de Utrera a Morón.
- D.ª María de las Angustias Gómez y Molina (enterrada en la bóveda 6, sección 32 del patio S. Gregorio), nacida en Granada en 1806 y fallecida en 1855, abuela materna de D. Carlos Calderón y Vasco, por haber sido la propietaria de la hacienda Jesús del Valle, antiguo convento de la Compañía de Jesús, y tratarse de la esposa de D. Juan Manuel Vasco y Sarriá, natural de Cádiz, Caballero de la Orden Militar de Alcántara y Brigadier de los Ejércitos.
- D.ª María de la Concepción Molina y Henry (enterrada en la bóveda 6, sección 32 del patio S. Gregorio), nacida en Sevilla en 1776 y fallecida en 1849, madre de D.ª María de las Angustias Gómez y Molina, por tratarse de la esposa de Juan Andrés Gómez y Moreno, Señor de la Villa de Camarma del Caño, ministro vocal de la Real Junta de Comercio de la ciudad de Granada.
Asimismo, solicito el reconocimiento como personajes ilustres de Josefa Vasco y Gómez (Marquesa de la Caridad) esposa de Carlos Calderón y Molina; de los expresados Juan Andrés Gómez Moreno y Juan Manuel Vasco y Sarriá; y de Francisco de Asís Calderón Vasco y Josefa Calderón Vasco, hermanos de D. Carlos Calderón y Vasco (...).
En respuesta a esta petición, el Ayuntamiento de Granada, gobernado por el PP, considera que ningún miembro de la familia que donó un colegio y un palacio a la ciudad llega a la categoría de ilustre, por lo que desestima la solicitud:
El desprecio mostrado por la administración local granadina hacia la personalidad histórica de don Carlos Calderón contrasta con lo que de él decía con motivo de su muerte la prensa liberal de Madrid, para cuyos redactores --coetáneos del oficial carlista-- sí se trataba de una personalidad ilustre, dando como tal la noticia de su muerte, por encima de diferencias políticas:
- El Día (9/11/1891)
- El Liberal (10/11/1891)
- La Correspondencia de España (10/11/1891)
- La Época (10/11/1891)
- El Heraldo de Madrid (10/11/1891)
Para visualizar los facsímiles de la prensa de la época y de la vergonzosa negativa del Ayuntamiento de Granada en la entrada original de Reino de Granada, clic sobre el título siguiente:
El Ayuntamiento de Granada gobernado por el PP niega a Carlos Calderón y a su familia la condición de personas ilustres
Agencia FARO
Fuente: Boletín Fal Conde, Mayo 1987, páginas 3 y 4.
El General Calderón y la Marquesa de la Caridad
En el Cementerio de San José de Granada, perdidos en el triste y frío anonimato de una bóveda sin lápida, reposan los restos de Doña Josefa Vasco y Gómez –Marquesa de la Caridad–, y los de Don Carlos M.ª Calderón y Vasco, su hijo.
Nació Pepa Calderón –como la llamaba Doña Margarita– el 8 de Enero de 1827 en la granadina calle de la Cuesta de Gomérez, en el seno de una familia liberal. De su matrimonio, 17 años después, con Don Carlos Manuel Calderón, nació Carlos M.ª, sólo 18 años menor que ella, al que profesaría un entrañable cariño, y el que ejercería en su madre tal influencia que lograría se hiciera Carlista.
Ambos son prototipo de los muchos hombres y mujeres que lucharon por el triunfo de una Causa en la que creían como única solución para salvar a España; de los muchos hombres y mujeres Carlistas que no supieron de intrigas, ni pactos con los más “próximos”. Que no pretendían condecoraciones ni honores; que no entendían lo del “mal menor”; y que, como otros muchos, plenamente convencidos de las “soluciones” del Carlismo, ofrecieron vida, hacienda e incluso el destierro para siempre, en aras de su Ideal, sin trasnochados romanticismos, sin demagógicos gestos: todo lo hicieron con la grandiosa actitud, con la natural sencillez que sólo poseen las almas generosamente nobles.
Cuando en 1864 Doña Josefa Vasco queda viuda, cambia el rumbo de su vida dedicándose a dirigir y conservar su cuantioso patrimonio, pero retirada de la vida social que a su posición correspondía. Cuatro años más tarde, su hijo, ya al servicio de Don Carlos a raíz de La Gloriosa, recibe de Doña Margarita la insinuación de que su madre la visite: «No dejes de felicitar a tu madre de nuestra parte, Calderón, aunque sentimos no conocerla». La viuda de Calderón se apresuró a cumplir el deseo de S. M. iniciándose a partir de entonces una amistad que duraría para siempre, formando parte de la Corte de Vevey al casarse la menor de sus hijas, Matilde, con el joven Duque de La Unión de Cuba, fiel servidor del Rey.
Fruto de esta amistad y del deseo de servicio a sus semejantes surge, en Agosto de 1873, en Tartifume, lo que sería el servicio de socorro de campaña “La Caridad”, con el lema “Dios, Patria, Rey”, y bajo la advocación de la Santísima Virgen. Sus artífices, S. M. la Reina Doña Margarita, Pepa Calderón –Secretaria del reciente cuerpo–, y la Marquesa de la Romana, mujer emprendedora y tenaz como pocas.
La granadina era generosa, emprendedora, valiente, muy decidida y acostumbrada a mandar, cualidades que derrochó en favor de los heridos, adentrándose incluso en los campos de batalla para socorrerlos. Sus constantes desvelos y actos de valor le valieron la concesión, en Febrero de 1875, de la Cruz de Carlos VII, y más tarde el de Marquesa de la Caridad.
Supo sufrir con entereza los intentos que el Gobierno liberal hizo para arruinarlos, la prisión de su hijo, el destierro voluntario del mismo, y el 12 de Agosto de 1878 fallecía, con sólo 51 años, en una clínica de Bonn, esta gran señora, que llegó incluso a atravesar las filas liberales para entrevistarse con el General Serrano y recordarle que había roto la promesa que le hiciera de no bombardear ni Portugalete ni Santurce, aclarándole que «… en dichos hospitales tengo cobijados a muchos liberales». Esta persuasiva mujer le arrancó, además, la promesa de que dejarían evacuar por mar a más de dos mil Carlistas que estaban hospitalizados en Santurce, lo cual consiguió. El antiguo Regente, admirado del valor de aquella dama, ofreciéndole el brazo le ayudó lentamente a cruzar las trincheras liberales, dejándola al borde mismo de las posiciones carlistas, donde fue recibida con una cariñosa ovación, rodeándola los voluntarios, que la acompañaron entusiasmados hasta que subió al coche para regresar a Santurce. Ese día, 1 de Abril de 1874, su hijo estaba de Jefe de Día en las trincheras del centro.
Una gran señora, madre de un valiente voluntario, Carlos M.ª Calderón y Vasco.
Nació Carlos M.ª en la misma calle granadina de la Cuesta de Gomérez en que lo hiciera su madre, el 13 de Junio de 1845. Con sólo 19 años era ya Ayudante del Duque de Osuna en San Petersburgo, cuando éste fue embajador de España en la Corte de los Zares. Don Carlos VII en sus Memorias y Diario dice de él: «Carlos Calderón y Vasco era oficial del ejército… y se me presentó en París con varios compañeros suyos. Le nombré Oficial de Órdenes con el empleo de Capitán. Me ha servido bien, con mucho celo y buen deseo. Tendrá ahora 25 años, y cuando se siente un poco, creo que valdrá… Nunca adula; si peca, será por el lado contrario. Le he enviado a muchas comisiones y las desempeñó todas bien. Tiene la noble ambición de la Ordenanza; es muy pundonoroso y desea llegar a ser algo, pero mereciéndolo. Le gusta discutir y en la discusión da a conocer que no carece de talento, pero un talento natural, al cual falta el pulimento. A veces pasa horas enteras con Aparisi y dice que piensa idénticamente como él, lo que no deja de sorprender a los que le conocen y saben lo calavera que es; pero buen calavera. Tiene muy buenos modales de sociedad y era uno de los elegantes de París. Espero dentro de unos años escribir otra vez sobre Calderón y decir de él cosas grandes, pues le creo capaz de ellas; en el campo de batalla, los calaveras se distinguen ordinariamente».
En efecto, diputado a Cortes por los Carlistas en 1872, renunció a su cargo para dedicarse por entero a la guerra. Logró empréstitos y armas para el ejército de Don Carlos. Se distinguió en las acciones de Monreal, Eraul, Oñate, Azpeitia, Puente la Reina, Lecumberri y Dicastillo entre otras. Ascendió a Brigadier en la Batalla de Lácar. Herido en el pecho en la Batalla de Montejurra, y hecho prisionero bajo palabra de honor junto con su Ayudante, les fueron devueltas sus espadas a ambos por los Generales Primo de Rivera y Cortijo; tal fue su derroche de valor y heroísmo. Por el comportamiento de esta batalla fue ascendido por S. M. a Mariscal de Campo.
De su carácter y talante baste una sola anécdota: «Don Carlos había salido de Tolosa, antigua capital de la provincia de Guipúzcoa, para ir a Navarra al encuentro de su esposa, que hacía su primera entrada en el reino que deseaba conquistar.
Al Príncipe le acompañaban todo el Cuartel Real y el batallón de Guías del Rey, cuyo coronel era Carlos Calderón. De Ezcurra a Santesteban andaban por estrechos y cortados caminos con grandes precipicios. Don Carlos ve al borde de uno de ellos a un voluntario que lloraba enjugando su cara ensangrentada.
– ¿Te has caído? ¿Estás herido?
– No Señor, es mi Capitán que me ha dado un golpe de sable en la cara.
Le pregunta el nombre, se lo dice y Don Carlos manda llamarle. Se presenta y le pregunta si es verdad que había herido de un sablazo a un soldado, y al contestar el Capitán [que sí] por haberle desobedecido y sembrar el desorden en la marcha, el Rey enfadado le dice:
– Yo te he dado un sable para pegar a mis enemigos, no a mis soldados; devuélvemelo, eres indigno de llevarlo.
Quedó el Oficial lívido y tembloroso: preguntándose todos con temor lo que iba a suceder. Por fin, tiró su sable de la vaina y rodilla en tierra lo tendió a su Rey. Éste, molesto, lo cogió, y echándolo a uno de sus criados que iban tras él, le dijo: “Tómalo”.
Calderón, que no había presenciado la escena, vio al Capitán petrificado al borde del camino, le interrogó, y, al enterarse de lo sucedido, espoleó el caballo corriendo por el estrecho desfiladero hasta llega a Don Carlos, ante quien, cuadrándose, le dijo:
– Señor, vengo a entregaros mi dimisión y solicitar el permiso a V. M. para marcharme esta misma noche a Francia.
– ¿Qué te pasa? ¿Qué te han hecho?, –preguntó el Rey.
– V. M. ha deshonrado a uno de mis Oficiales, y, por tanto, me ha deshonrado a mí.
– ¿Estás loco? ¿En qué he ofendido tu honor?
– Señor, cuando un Rey recoge la espada de un Oficial no la da a su criado para que la lleve, sino que la entrega al Coronel de dicho Oficial.
– Está bien. Ya me hablarás de ello esta noche después de llegar la Reina.
Calderón estaba indignado y sólo la habilidad de Doña Margarita consiguió calmarle. El Oficial y el soldado fueron sometidos a Consejo de Guerra, y se les hizo justicia, quedando Calderón fiel hasta su muerte a la Causa de la Legitimidad».
Desterrado, murió en París en su casa de la calle Marignan, el 9 de Noviembre de 1891, cuando sólo contaba 46 años. Vivió poco pero intensamente. Viajero incansable, bueno en las finanzas, leal a su Causa, a su Rey y a su Patria, simpático don Juan con las Damas, responsable de sus hombres, heroico en el campo del honor, estaba en posesión de tres Cruces Rojas del Mérito Militar, y vestía el hábito de Caballero de Alcántara.
De todo ello se despojó ante la muerte; sólo el uniforme y la Boina de General Carlista cubrió su cuerpo.
Durante 89 años, embalsamado, reposó en la capilla de su casa de Jesús del Valle en Granada, junto a los suyos. Hoy, por motivos particulares de sus descendientes, lo hace con su madre, la Marquesa de la Caridad, en el cementerio de San José de esta Ciudad.
Tal vez nunca oísteis hablar de Josefa Vasco y Gómez y de Carlos M.ª Calderón y Vasco; tal vez, acabado de leer este esbozo de semblanza, los olvidéis; pero elevad una Oración por sus almas, porque hombres y mujeres como ellos hicieron posible que hoy –aunque sólo sea en apariencia– siga habiendo CARLISMO.
M.ª de las Nieves Bertos Herrera
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