Tema: Carta de la Plataforma Pro Identidad Leonesa al Sr. Juan Vicente Herrera

21/06/2005
Carta de la Plataforma Pro Identidad Leonesa al Sr. Juan Vicente Herrera






Estimado Sr. Juan Vicente Herrera:








Con motivo de la inminente reforma del estatuto de autonomía de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, y la ronda de contactos que han iniciado, les solicitamos participar en dicho proceso.


Comprobamos que, hasta ahora, han estado inmersos en una campaña de fomento del sentimiento de pertenencia a la comunidad autónoma. En ella se ha sostenido que León y Castilla la Vieja nunca han sido dos regiones distintas, sino una única región histórica, bien delimitada geográficamente, cuyo origen está en la unión de los reinos de León y de Castilla. No le voy a aburrir con argumentos que desmontan fácilmente esta afirmación, pero le aportamos tan sólo una apreciación: León y Castilla tienen denominaciones que las diferencian y a lo largo de los siglos han sido entidades regionales distintas, León (ó Reino de León durante el Antiguo Régimen) y Castilla la Vieja. Se pueden revelar o inventar todo tipo de vínculos históricos, culturales, institucionales o de cualquier tipo que las unan, pero es obvio, y esto todos los sabemos, que son entidades históricas distintas.


Sr. Herrera: ¿Es preciso mentir para fomentar el sentimiento de pertenencia a la comunidad? El sentimiento es algo muy personal, que se lleva por dentro. ¿No se fomentaría este sentimiento de forma más sólida reconociendo, expresamente, que la comunidad autónoma de Castilla y León se formó en 1983 a partir de provincias de las regiones históricas de León y Castilla la Vieja, admitiendo y protegiendo ambas identidades, así como sus respectivos rasgos culturales y su Historia?


Es como si se tuviera miedo a decir la verdad, a que con el reconocimiento de que León y Castilla son entidades históricas distintas (independientemente de sus posibles vínculos) se pusiera en evidencia algo que cuestionara la legitimidad de la Comunidad Autónoma. Incluso el, hasta ayer, Procurador del Común, D. Manuel García Álvarez, les ha manifestado en más de una ocasión la necesidad de reconocer la existencia diferenciada de dos identidades, la leonesa y la castellana, en el seno de la comunidad autónoma.


La Constitución Española proclama en su preámbulo la voluntad del Estado Español de "proteger a todos los españoles y pueblos de España, en el ejercicio de sus derechos humanos, sus culturas y tradiciones, sus lenguas e instituciones". Cuando se promulgó esta Constitución existía una región leonesa y por tanto, un Pueblo Leonés, que hoy existe y que tiene derecho constitucional a fomentar su identidad, su cultura, a profundizar en su historia, a cultivar su lengua -reconocida por la UNESCO- y a conservar sus ancestrales instituciones. Hasta ahora simplemente nos están negando en lo esencial. No sólo se afirma que no existimos, denominándonos el Oeste de Castilla y León, sino que nunca hemos existido, que nunca ha existido una región leonesa o un Reino de León (como durante el Antiguo Régimen), diferenciado de Castilla.





Queremos hacer mención que nuestra postura no se sostiene en postulados políticos, que para eso están Uds. Pero hacemos mención del “leonesismo” definido por la Real Academia Española, como "amor o apego por las cosas características o típicas de la región leonesa"; es decir, se puede ejercer el leonesismo trabajando por el desarrollo de la comunidad autónoma en la que la región leonesa está incluida. Sin embargo, es imprescindible que esta comunidad autónoma nos reconozca, que deje de desvariar y alimentar la confusión. No se pueden dedicar tantos recursos económicos, propagandísticos y académicos a reinventar la historia. Es un error y una violación del artículo 46 de la Constitución Española. Los leoneses tenemos derecho a amar nuestra tierra, nuestra región y tenemos derecho constitucional, como Pueblo Histórico del Estado Español, a ser respetados. La negación de este derecho contribuye a alimentar el malestar del pueblo leonés, claramente perceptible a partir de las noticias de prensa o en la proliferación de asociaciones ciudadanas dedicadas la protección del patrimonio identitario, cultural, histórico y artístico leonés, frente a la indiferencia o agresión por parte de las instituciones autonómicas.


El actual texto del estatuto del Estatuto de Autonomía de Castilla y León contiene graves errores que deben ser, a nuestro modesto entender, subsanados y rectificados:


· Referirse a UNA identidad de los antiguos Reinos de Castilla y León que la actual Comunidad Autónoma reanuda, es cuanto menos que una aberración sintáctica. Es obvio que si son dos reinos, con dos nombres que los diferencian, es porque tienen sus respectivas identidades. Otra cuestión bien distinta es que puedan tener o no los mismos intereses.


· Referirse a un inexistente "pueblo castellano y leonés", previo a la constitución de la comunidad autónoma, es otro absurdo apriorístico, dado que tal pueblo nunca antes se definió como tal y, por tanto, no puede proclamar su voluntad política de organizarse en comunidad autónoma. Es obvio que se trata de dos pueblos diferenciados: el leonés y el castellano.


· Referirse a una inexistente identidad propia de la comunidad autónoma de Castilla y León, cuando en realidad se trata de la composición de dos identidades históricas: la leonesa y la castellana; agregadas con el fin de proteger sus intereses comunes, pero basándose en el respeto y reconocimiento recíproco, así como la protección de sus respectivos patrimonios culturales e históricos.


Estos errores y alguno más, si no fueran corregidos, podrían poner en entredicho la legitimidad del texto estatutario.


Una buena forma de comenzar una vertebración coherente de la comunidad autónoma es reconociendo en el estatuto de autonomía de Castilla y León que ésta proviene, como su nombre claramente indica, de Castilla y de León: es Castilla + León, ó León + Castilla, pues el orden de los sumandos no afecta al resultado de la suma.


Agradeceríamos sinceramente que nos comunicara su opinión sobre este asunto, con la esperanza de poder mantener un dialogo sincero y constructivo en el que todos saldríamos ganando.








Sin otro particular, se despide cordialmente

y por cierto Castilla no es España.