Este es un ejemplo más de las burradas de la democracia, o si se prefiere, de los enormes desajustes que supone una democracia mal entendida y peor aplicada. Permite la presencia de individuos, que jamás deberían salir de su ámbito personal e íntimo, ocupando puestos sostenidos con los impuestos de todos. A aquél o a aquélla les podrá parecer muy bien que ejemplares como éste se encuentren donde están y se les dé hasta pábulo, pero ¿qué pasa conmigo y los que son como yo que nos negamos rotundamente a que dicha presencia sea siquiera posible? ¿dónde están nuestros derechos, o porqué han de prevalecer los de los otros sobre los nuestros?
Para semejante dictadura, prefiero la nuestra. Este individuo debería pagar una fuerte sanción y ser separado definitivamente de la vida pública, sería algo ejemplarizante, y por alguno de ellos habrá que empezar ¿no?
Marcadores