Estamos ante una mala película pero bien hecha en cuanto a los medios empleados. Lo que parece una paradoja no lo es en realidad, pues con todas las licencias que se quieran, en las películas que tratan sobre temas históricos no se debería mentir, manipular o lanzar falacias insidiosas. En cuanto al protagonista, Antonio BANDERAS, ¿qué decir? no sólo interpreta al personaje falseándolo, sino que se presta a la falacia, luego vendrá cada Semana Santa y cada Romería del Rocío a hacerse la foto vestido de costalero, coherencia moral e ideológica la suya, esperemos que en lo sucesivo se quede en su Jolivú.