Una excelente superproducción histórica
Merecidos elogios merece asimismo
La conjura de El Escorial, una superproducción ambientada en la época de
Felipe II que ha costado 16 millones de euros y que se debe al empeño e ilusión personal de
Antonio del Real. El autor de
Corazón loco y
El río que nos lleva es uno de los mejores directores españoles, por mucho que su independencia política y personal le haya dejado fuera de las sectas habituales que por desgracia controlan el cine oficial en España (esos mismos que ahora están callados pese a la crisis galopante que nos azota).
La conjura de El Escorial es un trepidante
thriller histórico con intrigas políticas y policiacas, encuadrado en las luchas y disputas entre la Casa de Alba y sus fieles por un lado y la Casa de los Mendoza con
Antonio Pérez y la princesa de Éboli por otro.
Todo comienza cuando la noche de Pascua de 1578 unos asesinos a sueldo asesinan al secretario particular de
Don Juan de Austria,
Juan de Escobedo, en una emboscada. El enviado del hermano del Rey tenía la misión de apoyar a la reina católica
María Estuardo, prisionera de
Isabel I de Inglaterra. Pero al llegar a la corte es testigo de la intrigas de la princesa de Éboli,
Ana de Mendoza, con el primer ministro
Antonio Pérez.
Julia Ormond (espléndida como
Éboli),
Jürgen Prochnow,
Jordi Mollà,
Joaquim de Almeida,
Fabio Testi,
Rosana Pastor,
Concha Cuetos,
Tony Peck (el hijo del mítico
Gregory Peck) y
Juanjo Puigcorbé en una magistral recreación del rey
Felipe II componen el brillante reparto de una película que interesa desde el primer momento y que demuestra el filón de temas que la historia ofrece a los cineastas españoles. Hollywood hubiera creado un género cinematográfico tan sólo con los temas del Imperio Español.
Del Real se fija en el melodrama y en el suspense, que a veces adquieren tonos actuales, pero su tratamiento de la época es digno –sobre todo del gran rey
Felipe II– y no tiene nada que ver con las mentiras de la leyenda negra tan propagadas en algunos ambientes.
La conjura de El Escorial es más un melodrama de suspense con fondo histórico que un gran espectáculo, pero posee el suficiente interés como para introducir a los espectadores en un período apasionante de nuestra historia, sobre todo ahora que su estudio en las escuelas se tambalea presa de provincianismos y nacionalismos radicales.
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