Nadie, ni el Santo Padre mismo, puede modificar los Dogmas anteriormente declarados.
El problema es que algo tan evidente tampoco queda a salvo cuando desde la Iglesia Conciliar se deja entrever, en caso de conflicto evidente y flagrante entre los dogmas antiguos y las novedades modernas, que no hay ningún problema sino sólo en los carcas que "se escandalizan.... como los fariseos frente a Cristo(¡¡¡)!""

Según ellos, el tradicionalista escandalizado sería el "fariseo" de la historia, y el papa post-conciliar, que enseña novedades contrarias al dogma, sería nada menos que Cristo "escandalizador de fariseos" (o sea, de tradicionalistas). Hay respuestas para todo.