Hay otro grupo, el más numeroso, y es aquel que no pertenece a ningún grupo y vive la fe dónde, cuándo y cómo puede. Otro de los males conciliares es el del "grupalismo", parece que si uno no pertenece a ningún grupo no pertenece a la Iglesia. Este grupo no entiende mucho, pero mantiene ese "sensu fidei et sensu Ecclesiae" de los fieles bautizados por el cual se aparta, sin ruido, de toda vida eclesial: parroquial, misa nueva, documentos papales, etc; ya que, entiende por la gracia que eso no es católico. Y así hay mucho de lo que algunos dirían "emboscado", pero al fin los más libres que no necesitan ni carnés de plenas comuniones ni gaitas similares. Son católicos, por la gracia de Dios, y profesan el Credo de sus mayores y el que a ellos les enseñaron en su infancia y el mismo que trasmitieron a sus hijos. No dirán una mala palabra sobre el Papa o sobre el CVII, porque el misterio de iniquidad les supera, pero ahí están, viviendo con repugnancia la traición del clero y los clericales.