¿Quién ha hablado de evangelizar con la espada?
Otra cosa es defender la fe con la espada frente a los enemigos de la fe católica que pretendían aniquilarla; como en la Reconquista española contra los moros invasores o, posteriormente la Europa cristiana frente a los turcos, o las guerras de religión contra los protestantes.
Me parece que esas alusiones a “la espada”, tan fuera de lugar hoy día, proceden de algún estereotipo progresista que identifica maliciosamente, y tergiversando, lo que fue una legítima defensa como un ataque injustificado.
La fe auténtica no se puede imponer, como decía Cirujeda una fe basada en el amor no puede ser impuesta, seria una contradicción en si misma, cuando no una blasfemia?
¿Pero quién está "imponiendo" la fe auténtica?
¿Acaso no viene sucediendo todo lo contrario? Dejar que se eche a perder el catolicismo (desde hace más de 40 años), por una simple cobardía maliciosa de los responsables de su defensa, disimulando esa dejadez, con palabras altisonantes y huecas como (falsa) tolerancia, (falso) ecumenismo y (falso) humanitarismo.
Por otro lado, la Fe no se basa en el “amor”, sino más bien en el asentimiento a la Palabra de Dios revelada a los hombres.
Si defendemos la libertad del catolicismo para propagar su mensaje hemos de entender que ésta viene amparada en nuestra sociedad por la Constitución, que reconoce el derecho a la libertad de culto, igual para el budismo, hinduismo, judaismo, islamismo...etc...
Desgraciadamente sucede como dices.
Pero ese es el desastre que venimos soportando por culpa de las sucesivas traiciones y cobardías tanto de nuestros “pastores” como de políticos que se decían “cristianos”. ¡¡Que un católico en España tenga en teoría, los mismos privilegios que un hinduista...!! ¡qué bien! ¿no?
Pero hay que matizar. La LIBERTAD del catolicismo y de la Iglesia nunca consistió en estar “amparado por una Constitución” (o un gobierno cualquiera). La SANTA libertad católica (la de la antigüedad) era la libertad de predicar el Evangelio por todo el mundo, como Cristo ordenó; y eso a pesar de los gobiernos, porque en caso de conflicto, éstos eran los que debían someterse a la verdad del Evangelio. Ahí está el ejemplo de san Pablo y de los Apóstoles.
Si se cree en el libre albedrío cada uno deber tener la libertrad para elegir una opción religiosa y practicarla.
Ni creer en el libre albedrío ni tenerlo otorga ningún derecho a nadie. El libre albedrío es una simple consecuencia de la libertad moral de la persona, por la cual una misma persona puede optar fatalmente entre el bien y el mal: entre ser un santo o ser un asesino.
Pero no quiere decir que se tenga derecho a obrar el mal, sino que es una consecuencia terrible de la libertad por la que un mismo hombre puede hacer el mal (p.ej, elegir una religión falsa) a pesar de que todo le favorezca para que haga el bien. Nunca el libre albedrío da derecho a hacer algo malo aunque físicamente se pueda (y elegir un culto falso es malo).
Y por supuesto, ni los Gobiernos ni la Iglesia tienen tampoco “libre albedrío” ni "libertad" para proponer un menú de religiones al gusto de cada individuo.
En nuestro caso español, entiendo que sí el catolicismo es la religión mayoritaria y la Constitución es aprobada por los ciudadanos, la mayoría de católicos han abandonado la idea de un estado católico en favor de un estado aconfesional.
Todo eso es cierto, y eso era lo que se temía (por unos) y lo que se pretendía (por otros)
Pero lo decisivo fueron los pasos intermedios que se escamotearon durante la fase constituyente por cobardía y dejadez de los clérigos y de los representantes “cristianos” de aquellas Cortes. La Constitución pudo (y debió) haber sido otra. Pero a los católicos de a pie no se les consultó ni se les dio la más mínima opción. Todo el paquete liberal se votó y aprobó en bloque: el laicismo iba incluido en el equipamiento de serie.
Se arrojó el lastre de la confesionalidad del Estado (que Franco dignamente restauró) ante la inminente llegada al poder de los incendiarios de iglesias de antaño, no fuera a ser que les diera por volver a las andadas con el más mínimo pretexto. Vamos, que se trataba de no enfadarlos y de amansarlos para que no se vengaran de los católicos por su colaboracionismo con Franco y empezaran a hacer de las suyas.
Pero la versión oficial era que había que liberar a la Iglesia de sus enemigos jurados (Franco) y abrazar a sus amigos íntimos: los incendiarios del 31-36. Cosas de la democracia.
La disculpa era “inatacable”: la “Declaración de libertad religiosa” del Vaticano II (interpretada, eso sí, del modo más radical y laico posible, por ateos y modernistas a la par)
Por otra parte, que diferencias podrían haber entre las teocracias islámicas y estados católicos o no sin una separación entre fe y leyes?
Si por “teocracia” quiere entenderse el régimen político-religioso de la Cristiandad Medieval en su apogeo, aquel defendido por Bonifacio VIII (Unam sanctam), no habría nada que oponer. El propio León XIII catalogaba aquella época como ejemplar.
Otra cosa es que aquello, vista la degeneración progresiva e imparable de la especie humana (un caso perdido), desde hace ya muchísimos siglos sea ya no una mera utopía sino algo más bien irreal.
el mensaje fundamental de la Iglesia, el Evangelio, predica la igualdad de los hombres como hijos de Dios, por encima de naciones, razas, incluso familias o posiciones sociales. Quizás sea ésta una de las fuentes de las que derivan los derechos del hombre y la democracia a la "Europea",
Desde hace décadas, ese es el mensaje oportunista de los innovadores católicos para cristianizar la democracia liberal y ganar puntos ante los progresistas y los masones. Pero no cuela; los masones no se lo creen (por favor: que el sabio inventor del liberalismo fue su amado Lucifer… pero los modernistas erre que erre, queriendo chafarles la patente…) los masones siempre tachan a la Iglesia de reaccionaria y contraria a esos derechos (lo cual además de verdadero es un honor…)
Y es que, en realidad, los “derechos” del hombre son invento de los masones. No podía ser de otro modo, tratándose de derechos que divinizan al hombre y sitúan a Dios en la categoría de objeto elegible en virtud del “derecho” a la libertad religiosa.
Finalizo hilvanando la consecuencia ¿lógica? del entramado liberal en la Iglesia, tomado de tus propias palabras:
- Del Evangelio… derivan los derechos del hombre y la democracia
- En España (y en el mundo), en nombre de la democracia, la mayoría de católicos han abandonado la idea de un estado católico en favor de un estado aconfesional
- El Estado aconfesional ( la Constitución) reconoce el derecho a la libertad de culto, igual para el budismo, hinduismo, judaismo, islamismo...etc...
Conclusión necesaria :
Del Evangelio… deriva el derecho a la libertad de culto, igual para el budismo, hinduismo, judaismo, islamismo...etc…, porque el propio Evangelio (la fe auténtica) no tiene derecho a imponerse.
O sea, algo misterioso: que del propio Evangelio derivaría su propia inutilidad pero, misteriosamente, de él derivaría la fortaleza de las religiones falsas que lo niegan o ignoran.
Quizá por eso debe ser que insisten tanto los modernistas en que la Iglesia (o sea, su Iglesia) es un “misterio”…
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