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TEXTO ESCOGIDO DE RAFAEL GAMBRA: RAIZ HISTÓRICA Y EMOCIONAL DEL PROGRESISMO CATOLICO
Cristo, como lo imagina típicamente el progresismo católico. La imagen pertenece al nuevo edificio del Santuario de Fátima, en Portugal
Cristo, el Señor, según la piedad católica tradicional.
La imagen pertenece al edificio antiguo del Santuario de Fátima.
Estas dos imágenes de Cristo nos sirven de introdución imaginativa para ensayar la siguiente pregunta:¿ellas representan realmente una misma religión, una misma Iglesia, o son dos visiones distintas, opuestas, que se enfrentan?
* * *
El texto que a continuación transcribimos nos permitirá situar los marcos teóricos de una respuesta, que se la dejamos a cada cual. Leámoslo:
"Nuestra constante obsesión por mantenernos al día es equivalente a lo que en el orden colectivo representan los esfuerzos del Concilio (Vaticano II) por adaptar la Iglesia al mundo moderno, o los del Estado multiplicando sus planes de desarrollo, de modernización, de actualización, en reajustes diarios.
Nadie construye hoy nada con pretensión de duración ni menos de perennidad. Las leyes, como las carreteras, se hacen con la conciencia de que en el momento mismo de su puesta en uso requerirán ya readaptaciones y ensanchamientos.
Como en el mito de Sísifo, el hombre contemporáneo sabe que nunca logrará asentar el peñasco de su constante esfuerzo, y que este rodará obstinadamente por una ladera cada vez más alta y empinada.
Fue Daniel Halévy, en su notable ensayo sobre la aceleración de la Historia, quien nos hizo reflexionar sobre este hecho, por lo demás evidente. El filósofo belga Marcel de Corte dedica al mismo el capítulo más importante de su libro “L´Homme contra lui-même”, y trata en él de precisar sus causas, tanto en lo que el hecho tiene de cósmico e inevitable, como en lo que tiene de humano y libre.
Si los Capetos tardaron ocho siglos en formar lo que llamamos Francia, en el siglo pasado un Bismark o un Cavour realizaron esa misma obra en diez años con Alemania e Italia; y hoy, en no más tiempo que el empleado para redactar una ley, se pretende crear el congo como nación, pasando su población del neolítico y de la antropofagia al sufragio universal en un régimen democrático y constitucional.
Del mismo modo, si la física de los cuatro elementos estuvo vigente dos milenios, la de Newton estuvo dos siglos, y la de Einstein parece que cumplirá su ciclo en dos décadas (...)
Llegó un momento en que la aceleración de la Historia produjo un claro desfasamiento entre la Iglesia y el llamado “mundo moderno”, con un cada vez más acentuado contraste de espíritu, lenguaje y estructuras.
Surge entonces en muchos cristianos y eclesiásticos una impresión de malestar ante un mundo exterior vertiginoso que parece escapar de su esfera de comprensión y de influencia; un mundo con el cual ya ni siquiera se dialoga.
Surge asimismo el cansancio de una permanente actitud de oposición y de lucha, junto a un anhelo de “arreglo de cuentas” con el mundo circundante que permita a la Iglesia situarse en él como un poder más en posición normal, respetada y aún influyente.
En efecto: para un mundo que sólo valora la eficacia en la acción, que solo conoce problemas económicos –y sociales en cuanto a económicos-, que sólo aspira a producir más en un ambiente progresivamente tecnificado ¿qué sentido puede tener la vida contemplativa o el sacrificio expiatorio? Para una mentalidad racionalista y organizativa ¿qué valor puede otorgarse al misterio y a la gracia (divina)?
En una “sociedad de masas” en que sólo existen individuos-números frente a un Estado tecnocrático ¿qué lugar conceder a los ritos, la comunión de las almas, la unción del sacerdote? En una moral de situación o de eficacia, ¿cómo mantener la rigidez preceptiva de una moral de principios o de religación? La tentación es entonces demasiado fuerte, y a ella responde por entero el llamado progresismo católico.
La Iglesia de siempre: el Papa San Pío X celebra la Santa Misa en la Capilla Sixtina
La Iglesia de siempre: celebración actual de la Misa tradicional
El progresismo católico: celebración actual de una Misa "picnic",
bajo el auspicio del Arzobispado de Viena
El Cardenal Alois Kothgasser de Salzburg, Austria (segundo a la izquierda) celebra la misa, según los cánones de adaptación al mundo moderno. Sin comentarios.
Todo el problema se reduce para él en el desfasamiento de la Iglesia Católica que no ha evolucionado con el ritmo de los tiempos y ha dejado de responder a las exigencias de la Historia.
Bastará entonces con un arreglo de pesas y medidas con el mundo moderno para que una Iglesia debidamente progresada vuelva a dialogar con ese mundo y ocupe en él un puesto de poder –no ya rector- pero sí respetado y nunca más en situación de lucha y condenación de ese mundo.
La labor del progresismo católico consistirá en minimizar la fe y la moral, reduciéndola a lo que haya de estimarse esencial, en limar cuantas aristas rocen a la mentalidad y formas de vida modernas para demostrar al mundo de hoy que ser católico viene a ser lo mismo que no serlo, y que tal profesión en nada choca con las exigencias del mundo actual.
Consistirá asimismo en limitar la vida religiosa al interior de las conciencias, abandonando toda pretensión social de que la fe informe jurídica o políticamente la vida de los pueblos. (Consistirá también en crear) un lenguaje aséptico en el que los términos derecho, paz y tolerancia hagan intercambiables los mensajes cristianos con los de la ONU o de la Cruz Roja Internacional.
De esta nueva actitud de la Iglesia, surgirá, según ellos, no solo la paz y el diálogo con el mundo moderno, sino el ecumenismo que acabe con los recuerdos de las luchas de religión e incluso con las mismas diferencias religiosas.
No se trata en ellos de un sano espíritu ecumenista, sino más bien de diluir las diferencias con protestantes, judíos, con otras religiones, con deístas.... a base siempre de difuminar y ensanchar los límites, el perfil, de la Iglesia, que, así, a fuerza de querer serlo todo, acabaría por no ser nada.
En el 32 Festival de Circo internacional, en Mónaco, el Arzobispo Bernard Barsi y el Obispo de Mónaco celebran una misa......
A fuerza de querer serlo todo, se acaba por no ser nada....
El progresismo católico ignora la grandeza de la Iglesia en esta hora y su significación histórica frente a un mundo lanzado al vértigo de la revolución continua por el mito de la Historia y la ruptura de los diques humanos que contenían antaño la aceleración del proceso histórico.
Al propugnar su incorporación a esta dinámica y a su ritmo desconoce la misión providencial de la Iglesia, que ha mantenido el sentido de la continuidad y de los límites en un tiempo interior o continuo, y librado así a los hombres de la completa incoherencia y de la corrupción.
Ignora también el sentido del silencio de Cristo, que rehúsa responder desde la Cruz a quienes le dicen que se salve a sí mismo y que durante su vida niega el diálogo a quienes le hablan con intención de tentarle, y al diablo que le ofrece la posesión de toda la tierra.
(Cfr. Gambra Ciudad, Rafael, “La unidad religiosa y el derrotismo católico. Estudio sobre el principio religioso de las sociedades históricas, y en particular, sobre el catolicismo en la nacionalidad española”, Ed. Nueva Hispanidad, Buenos Aires, 2002)
Artículo seleccionado de "La Reacción Católica", sitio colaborador de la red El Cruzado
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