El razonamiento de Juan Manuel de Prada peca por simplista y falto de nexo contextual. Se ve que de Prada es entrañada y instintivamente favorable a una visión de la economía que los tradicionalistas en buena parte compartimos; empero, la apreciable exposición y visibilidad de que goza, le piden un comentario más pragmático y sustentado, más orientado para soluciones y menos atenido a meras quejas.

De Prada, como otros apreciados autores en esta materia, se olvidan que nuestras economías europeas están abiertas al exterior hasta el hueso; y lo están por imposición de acuerdos internacionales (no sólo en el ámbito comunitario) cuya firma obliga a los estados y sus legislaciones nacionales, digan lo que digan, hasta que eses acuerdos sean repudiados. Así que transportar el "corralito" argentino a la realidad europea, así como está, se puede considerar, a lo mejor, insensato.

Vamos que se decide que España (o otro estado-miembro) quite el euro y retorne a la peseta, a secas. Qué pasaría? La moneda (ahora nacional) se depreciaría considerablemente contra el euro, el dólar, el yuan, el yen, la libra esterlina, el franco suizo etc.- porque de contrario se continuaba con euros. Y después? Los ahorradores podrían ver sus ahorros disminuidos en una buena parte - quizás la mitad, del día para la noche: así que el capital huiría a la eurozona, probablemente a Alemania y echando bofes, antes que tal pasara - como ya se puede verificar en Grecia. Por qué? Porque puede, una vez que España se mantiene en la Unión Europea, donde está asegurado el libre transito de personas, mercancías y capitales, y porque la UE tiene acuerdos de libre comercio con otros espacios económicos. Pues bien: una economía abierta que ya está sobre-apalancada en deuda entraría en órbita en un tal escenario. Primo, porque la fuga de capitales obligaría a contraer más préstamos (con intereses prohibitivos) para asegurar la inversión necesaria al crecimiento de una economía que no habría tenido tiempo ni condiciones de cambiar para un modelo menos capital-intensivo; doppo porque con la depreciación de la moneda, la deuda se habría hecho doble, en un sólo día.

No... el hueco es más abajo... y más hondo. No se puede considerar quitar el euro y mantenerse en la Unión Europea - no después de haber estado con el euro. Hasta porque, amen de la economía monetaria, existe el problema de la economía real, la tan propalada falta de competitividad. Pero... falta de competitividad contra quien? Como se puede competir con economías y sociedades que no cumplen las mismas reglas, que no comparten valores, que no apoyan la misma geopolítica? Los menos competitivos se convierten en clones de los más competitivos para que no caigan en la miseria? Tendremos de vivir y trabajar como chinos para competir con ellos, abdicando de nuestra cultura, nuestras tradiciones, nuestra sociedad basada en la familia, nuestra Fe? (Nota: en Portugal, el año que viene habrá 4 feriados menos, 2 de ellos religiosos - el Corpus Christi y el Día de Todos los Santos).

Hay que cambiar mucho y mucho hay que cambiar. Pero antes de empezar la paliza se cierran las puertas de casa. Para se cambiar y devaluar la moneda hay que frenar la fuga de capitales; para frenar la fuga de capitales hay que cerrar (en parte) la economía; para cerrar parcialmente la economía hay que quitar la Unión Europea; para quitar la Unión Europea hay que plantear alternativas; para plantear alternativas es necesario tiempo y decisión; para haber decisión es necesario voluntad; para haber voluntad es necesaria otra cultura política y otra sociedad que esté dispuesta a sacrificar consumo por cambio de un modelo de economía más sustentable, más respetuoso de los recursos, más justo en la repartición de la propiedad de los medios de producción y de la renta resultante, más asiente en los valores de Cristo que en los del mercado.