Luis Losada Pescador.- La clave está en la deuda. Ningún problema cuando los tipos son bajos, los activos se revalorizan y se genera eso que los especialistas llaman “efecto riqueza”. El incremento patrimonial dispara el consumo y con él, el PIB y la creación de empleo. Pero la fiesta se ha acabado. El ‘efecto riqueza’ se ha transformado en ‘efecto pobreza’ a velocidad de vértigo. Los visados cayeron en el 2007 un 24,7 por ciento hasta los 651.427 y las ventas inmobiliarias recortaron un 34 por ciento.El deterioro se acelera. En el cuarto trimestre de 2007 las ventas de ‘ladrillo’ disminuyeron un 65 por ciento hasta los 489 millones de euros. Y estos recorten han generado 132.378 nuevos parados en lo que llevamos de año, la mayor creación de paro de la democracia. Y subiendo. A pesar de que Caldera pretenda recolocarlos como pastores de ganado, Trabajo reconoce que sólo el 43 por ciento tienen opciones de ser recolocados. El ‘reciclaje’ que aprobará el nuevo gobierno en su primer consejo de ministros no es tan sencillo.
A todo esto hay que añadir la deuda. Los particulares hemos pasado de una deuda de 281.000 millones de euros en el 2001 a 875.000 en el 2007. Mucho. Pero las empresas acumulan una deuda de 1,213 billones de euros, incluyendo la deuda en el exterior. Las constructoras cotizadas incrementaron su deuda un 20 por ciento en el 2007. Fue el año de las aventuras energéticas. Todo marchaba sobre ruedas. Sólo con los crecientes dividendos ‘de la viuda se podía pagar el préstamo y obtener un pequeño diferencial. Así que las cinco primeras inmobiliarias acumulan una deuda de 30.000 millones de euros.
El problema surge cuando el mercado castiga las cotizaciones de las inmobiliarias, penaliza su deuda y se frena el mercado. Inmobiliaria Colonial lleva meses tambaleándose buscando su futuro. Finalmente ha logrado un acuerdo con sus acreedores y venderá un 33 por ciento a Société Foncière Lyonnaise. ¿La última victima? Grupo Sánchez pide un concurso de acreedores.
La crisis constructora afecta de rebote al sector financiero. Porque el problema de la deuda es que hay que devolverla. Y así, de los 30.000 millones de euros de deuda de las cinco principales inmobiliarias, 5.000 deberán de devolverse este año. Y eso no siempre es posible. Así, Caja Madrid y La Caixa tendrán que esperar para cobrar los 1000 millones de euros de la Fadesa de Fernando Martín. Pero en el caso de algunas cajas catalanas, la exposición inmobiliaria es asfixiante: el 90 por ciento de los nuevos préstamos están relacionados con el sector inmobiliario.
Por eso no es extraño que el Banco de España se muestre preocupado. No sólo rebajará al 2,6 por ciento su revisión de crecimiento para este 2008, sino que ha dado orden de supervisión estricta de bancos y cajas, incluyendo los ingresos a corto plazo. Y tampoco es extraño que la primera comparecencia que solicitarán los ‘populares’ sea la del vicepresidente Solbes y la del gobernador Fernández Ordóñez. Malos tiempos para la lírica.
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