Varsovia / Toruń, 15 octubre 2019, Santa Teresa de Jesús, virgen. El pasado día 13 se celebraron en Polonia elecciones al Parlamento, en las que se repartieron los 460 escaños del Sejmy los 100 del Senado. El partido Ley y Justicia (PiS) ha ganado por mayoría absoluta, por lo que de momento no parece que haya necesidad de pactos entre partidos para gobernar. Los resultados, sin embargo, requieren de mayor análisis, que ha elaborado para FARO el Profesor Jacek Bartyzel.




Las elecciones en Polonia del pasado domingo han mostrado que los votantes polacos están divididos casi por igual en dos bloques: el católico-conservador y el liberal-izquierdista, cada uno de los cuales suma en total 9 millones de votos. Pero el partido victorioso que se gobierna a sí mismo es menos católico que sus votantes. Este partido, Prawo i Sprawiedliwość (Ley y Justicia), que ha logrado una ajustada mayoría absoluta y al que pertenece también el actual presidente de la República, Andrzej Duda, consigue recoger fácilmente los votos de los católicos, pero no tiene voluntad política para defender los principios católicos en cuestiones como la prohibición total del aborto o la oposición a la invasión de la ideología de género y las perversiones sexuales. Además, es extremadamente proestadounidense y proisraelí, por lo que existe el temor de que se doblegue ante las infundadas reclamaciones financieras de judíos contra el Estado polaco


También ha entrado en el Sejm (la Dieta de Polonia) una fuerte representación de la extrema izquierda, tanto poscomunista como de la nueva izquierda, incluidos activistas LGBT y militantes anticatólicos, mientras que la oposición en el Parlamento la seguirá liderando, como segunda fuerza en escaños, la Platforma Obywatelska (Plataforma Cívica) demoliberal y proalemana.

Por otro lado, por primera vez desde que en 2007 perdiese su representación parlamentaria laLiga de las Familias Polacas, tiene un punto de apoyo en el Parlamento, con 11 escaños, una agrupación derechista bajo el nombre de Konfederacja (Confederación). Sin embargo, es doctrinalmente incoherente, porque reúne tanto a los liberales de derecha en el sentido económico, esto es, a los libertarios liderados por Korwin-Mikke, como a los nacionalistas moderados del Ruch Narodowy (Movimiento Nacional). La figura más interesante de esta coalición es el escritor y director cinematográfico Grzegorz Braun, un católico tradicionalista y monárquico, si bien desafortunadamente también es liberal en lo económico. No obstante, su excelente resultado electoral le permite postularse para el puesto de líder de la auténtica reacción polaca.



Agencia FARO