Cerdeña hispánica… ¡y catalana!


Es que, en los territorios de la Corona de Aragón, no se concebía la una sin la otra.

Lo explica la revista Fuego y Raya, revista hispanoamericana de historia y política editada por el Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II. Que en su último número dedica un apartado importante a la Cerdeña hispánica de la que escribió el erudito historiador Francsco Elías de Tejada.

El artículo, escrito por Giovanni Turco, explica que durante los siglos en los que Cerdeña forma parte de las Españas “formaba parte de una estructura plural” en la que cada uno de los reinos gozaba de una autonomía real, con instituciones y leyes propias, pero “ligados por el vínculo de una doble lealtad: religiosa y política”.


Son casi 4 siglos, entre 1323 y 1720, y en ellos Cerdeña fue plenamenta hispánica y aportó hombres, soldados, dirigentes, a la conquista de Granada, a la batalla de Lepanto o a los tercios que combatieron en Flandes. En palabras de Elías de Tejada, eran “los más hispánicos de entre todos los hispánicos”. Y como escribe Giovanni Turco, “la Cerdeña hispánica participó, con viva consciencia, de los acontecimientos y de los ideales de las Españas… Conservando su personalidad histórica, compartió el universalismo de las Españas e hizo propias sus controversias y batallas”.

Sobre la influencia hispánica destacan 2 aspectos. Por un lado la influencia de la tradición jurídica catalana en la configuración de Cerdeña. Por otro, que las lenguas más usadas en la isla fueran, en primer lugar el español, pero también el catalán y el sardo. De hecho, las 2 universidades sardas, la de Cagliari y la de Sassari, fueron fundadas durante el periodo hispánico y, como señala Elías de Tejada, “hasta 1764 en la Universidad de Cagliari se enseñó y se redactaron los escritos en castellano. Las leyes se escribían en catalán o en castellano, y esas eran las lenguas de las 2 universidades insulares”.

Y es que la confrontación entre hispanidad y catalanidad, uno de los argumentos del nacionalismo, siempre ha sido falsa: la una va con la otra. Se demuestra también que cuando hay unión de ideales y objetivos, la diversidad no es ningún problema. Y al contrario, cuando hay odio y división, como el que siembra el nacionalismo separatista, el resultado solo puede ser el conflicto y la decadencia.
Dolça i sarda Catalunya…






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