Ten en cuenta una cosa Juan: Yo nunca he salido al extranjero. Pues bien, en Madrid me sentí extraño. Recuerdo en un paseo por Collado Villalba cómo moros, demás africanos y cholos me miraban como diciendo que qué hacía yo allí. En Alcorcón fui a ver a una prima de mi madre y me costó la propia vida pedir una coca-cola en un bar, pues sus camareros afganos, iraníes o la madre que los parió no entendían ni eso de castellano. Fue una sensación muy extraña para mí la verdad. Sevilla también llegará a ese extremo.
Por cierto, totalmente de acuerdo con Villores.
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