No se trata sólo de un problema de población, superpoblación o cambio demográfico. El liberalismo es más sútil: mientras pueda malvivir una masa de extranjeros en tierra española capaces de crearse una propia economía sumergida de pura subsistencia (locutorios, tiendas de alimentación, locales de música, etc...) donde el capital tenga donde elegir llegada la hora una poca mano de obra barata entonces la situación es aceptable. Cuando los ciclos capitalistas por su propia lógica anuncien recensión entonces -como en Francia- anunciamos alguna que otra expulsión para que la cosa no sea demasiado escandalosa. Mientras tanto una "comunidad" que ya ha perdido su identidad (y que por tanto ya no es comunidad) sólo vé en la inmigración un elemento puramente exótico y algo molesto en la medida en que se enfeuda mayoritariamente en la delincuencia. Pero esta sociedad amorfa masificada ya no tiene nada que perder.
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