Los electores polacos quisieron castigar a los dos partidos más radicales del panorama político polaco, protagonistas de múltiples escándalos a lo largo de la última legislatura, la ultracatólica Liga de las Familias Polacas y los populistas de Autodefensa, que se quedarían fuera del Parlamento con un 1,5 y un 1,4 por ciento respectivamente, lejos del 5 por ciento necesario.
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