Lo cierto es que al margen de que un sector de la población alemana se haya sentido escandalizada por ello, no pasa de ser una simple anécdota. Pero de cualquier modo, esos sellos son de curso legal, es más, podrían haber sido enviados a otros países con todo el apoyo del ordenamiento que regula el correo desde la Unión Postal Internacional y, por ello, de todos los Estados miembros de esta Organización dependiente de la ONU. El problema lo tienen en Alemania por la permisividad de sus leyes en esta materia.
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