En la óptica de la iglesia polaca durante el régimen socialista que duró hasta 1989, podría optarse por la siguiente estrategia de (des)obediencia civil:

Según el Estatuto de Autonomía de Galicia, por desgracia vigente, no se especifica cuál es el himno de Galicia:

TÍTULO PRELIMNAR / ARTIGO 6

  1. A bandeira de Galicia é branca cunha banda diagonal de cor azul que a travesa desde o ángulo superior esquerdo ó inferior dereito.
  2. Galicia ten himno e escudo de seu.
Ya está. Esta tutto.

Es decir, que puede hacerse lo que ya se hace en muchas romarías: antes o después de la misa, se toca el Himno do Antergo Reino de Galicia -que además es una bella marcha procesional y un clásico de romarías, procesiones, pasarúas, etc.- y problema resuelto. Que no se diga que falta patriotismo a las parroquias gallegas.

Además, el himno con música de Pascual Veiga se estrenó hace sólo cien años, en La Habana en 1907; la gente no sabe la letra de Pondal (de tufo ossiánico, cercenada en su versión "oficial" -sólo se canta la mitad- y deudora del celtic revival británico de la época victoriana); y el Estatuto no lo declara oficial.

Lo del idioma es otra cosa: la misa mejor en Latín, como antaño y como siempre, que además de lengua de la Iglesia es universal, multicultural y traspasa fronteras. Recordemos el reciente Summorum Pontificorum, de 7-VII-2007. Todo lo demás es injerencia inaceptable y, por cierto, sin tan siquiera precedente en satélites tan tristes de la URSS como la Alemania Oriental o la República Popular de Polonia. La Stasi sólo se metía en las iglesias para espiar, no osaba meterse en la liturgia.