Córdoba, en torno a la (...) catedral
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La (...) catedral, santo y seña de la ciudad
En las columnas de la (...) catedral late el corazón de Córdoba. Este edificio del siglo VIII (construido a su vez sobre lo que fue un templo del dios romano Jano y más tarde iglesia visigoda) es a la vez la imagen más reconocible y un magnífico resumen de la historia de esta ciudad que llegó a rivalizar con Constantinopla. Sucesivamente romana, visigoda, musulmana y de nuevo cristiana, cuando tras se reconquistada se construyó el Alcázar y se transformó la mezquita en catedral.
Pero no es sólo la mezquita (N. de H.: Y dale con llamarla mosquita, qué pesados) lo que es Patrimonio de la Humanidad. Originalmente sí fue sólo ese edificio el que tuvo la distinción, pero en 1994 se extendió a todo el casco histórico cordobés. Un casco histórico que es el segundo más grande de Europa, con treinta mil residentes, y en donde se desarrolla la vida cotidiana de la ciudad. En él se encuentran múltiples rastros de la judería, plazas llenas de animación y, por supuesto, los famosos patios cordobeses. Si bien es en mayo cuando estos últimos celebran su fiesta (la cual ha sido declarada, en sí misma Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad), existen distintas rutas guiadas que permiten visitarlos durante todo el año.
Cuenca, al borde del aire
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La empinada Cuenca deja ver a las claras su historia de antigua fortaleza inexpugnable, que durante la Reconquista sólo pudo ser tomada por hambre tras nueve meses de sitio. La falta de espacio, al estar situada entre las hoces de dos ríos la llevaron a convertirse en lo que la Unesco ha llamado «un prototipo de ciudad ligada al paisaje» por sus casas colgantes y también ha propiciado que su la estructura urbanística de su casco histórico se haya mantenido en un estado excepcional de conservación. A esto se le suman sus monumentos, como la primera catedral gótica de España y sus conventos, para conformar un conjunto monumental verdaderamente singular.
Y las características naturales del lugar, que hicieron de Cuenca la ciudad que es, también consiguen que sea un perfecto lugar para el turismo activo y de naturaleza. Las hoces de Alarcón y Beteta, los Parques Naturales del Alto Tajo y de la Serranía de Cuenca o la Cueva de la Ramera son algunos de los parajes más dignos de mención que podemos visitar en las cercanías de Cuenca.
Alcalá de Henares, la «Civitas Dei»
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Entrada a la casa-museo de Miguel de Cervantes, en Alcalá de Henares
Si Salamanca es un ejemplo perfecto de ciudad universitaria medieval, Alcalá de Henares fue el modelo para muchas otras universidades a partir del siglo XVI. Fundada por el Cardenal Cisneros como prototipo de ciudad ideal, la «Civitas Dei» o ciudad de Dios, sus características fueron copiadas por otras ciudades universitarias de Europa y sobre todo de América. Es este concepto de universidad perfecta lo que la llevó a ser declarada Patrimonio de la Humanidad.
Pese a que acabó perdiendo su universidad en el siglo XIX en favor de Madrid, los vecinos de la antigua Complutum consiguieron conservar sus edificios para la posteridad. Eso ha permitido que podamos disfrutar de monumentos como el Colegio de San Ildefonso, una de las obras maestras del Plateresco.
Este 2 de diciembre se ha cumplido el aniversario de su proclamación como ciudad Patrimonio de la Humanidad. Y ya empiezan a tomar forma los actos de «Cervantes Infinito», que durante 2015 y 2016 conmemorarán los cuatro siglos del fallecimiento de Miguel de Cervantes, que se cumplen en ese último año.
San Cristóbal de la Laguna, la primera cuadrícula
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Centro histórico de San Cristóbal de la Laguna
Al igual que Alcalá, San Cristóbal de la Laguna debe en gran parte su inclusión en el listado de Patrimonio de la Humanidad a haber sido un modelo para otras ciudades. En este caso, para las ciudades coloniales españolas en América. Fundada en 1497 por el Adelantado Don Alonso Fernández de Lugo, La Laguna fue en sí misma una ciudad colonial, base del poder español en las Canarias. El Adelantado se inspiró en los planos trazados por el mismísimo Leonardo da Vinci para la ciudad italiana de Ímola y creó un perfecto diseño en cuadrícula, con calles amplias y espacio abiertos, como puede verse en el plano del centro histórico. Una ciudad a la medida del hombre, inspirada en las ideas filosóficas humanistas y que rompía definitivamente con la tradición urbanística medieval. Estas nuevas ideas y este tipo de ciudad pronto se extendió por América tras la conquista.
Además de su planta, en San Cristóbal de la Laguna destacan las iglesias y casas señoriales de bella factura construidas entre los siglos XVI y XVIII (con algunas aportaciones del pasado siglo XX, como la iglesia-catedral de Nuestra Señora de los Remedios). Además, por supuesto, de su universidad, que fue la primera de las Islas Canarias y continúa dándole energía y vida a la ciudad. Y, al igual que Alcalá de Henares, San Cristóbal celebrará el 2 de diciembre el aniversario de su proclamación por la Unesco.
Ibiza, la fortaleza junto al mar
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Vista de la Alta Vila, en Ibiza
Hoy en día, al hablar de Ibiza y turismo, se suele caer en pensar sólo en música electrónica, fiesta y sol. Pero es un error quedarse sólo con eso, ya que la ciudad de Ibiza tiene la rara distinción de ser Patrimonio de la Humanidad por tres motivos distintos: ecológico, arqueológico y arquitectónico.
En primer lugar son las praderas submarinas de poseidonia -planta típica de este ecosistema- lo que hacen especiales a las costas ibicencas, ya que en muy pocos lugares se encuentra este tipo de hábitat tan bien preservado. En cuanto a la arqueología, Ibiza tiene muestras muy notables de su importante pasado fenicio, cuando la ciudad fue fundada (en el 654 a. C.) con el nombre de Ebyssos. En la necrópolis de Puig des Molins y en la antigua ciudad de La Caleta han sido encontrados restos absolutamente fundamentales para conocer cómo era la vida de una colonia fenicia.
Y, por último, destaca la ciudad alta, la Alta Vila, una fortificación construida en el siglo XVI por arquitectos italianos y que es notable no sólo por ser un perfecto ejemplo de construcción defensiva renacentista, sino por haber sabido integrar en ella de forma excepcional los restos de los anteriores asentamientos. Tanto los restos fenicios como los árabes y el trazado de la ciudad medieval levantada por los catalanes fueron aprovechados para crear la fortificación, integrándolos sin destruirlos. Para conocer mejor la historia de la Alta Vila y su construcción, hay visitas teatralizadas a lo largo de todo el año.
Tarragona, la expansión de Roma
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Anfiteatro romano de Tarragona
Tarraco fue no sólo el primer asentamiento romano en la Península Ibérica, sino también el primer asentamiento militar del Imperio fuera de Italia, fundado en el 218 a. C. Por aquí pasaron Julio César y Augusto y la ciudad sirvió de referente en los planes de expansión de Roma por todo el mundo conocido. Como tal -y pese a que buena parte de los restos romanos estén hoy en día ocultos bajo edificios de fecha posterior-, esta antigua capital de varias provincias imperiales es de vital importancia para arqueólogos e historiadores.
Aún pueden verse partes del muro romano (de tan buena factura que formó las defensas de la ciudad hasta el siglo XIX), incluidas varias puertas y torres como las de Minerva, Capiscol y el Arzobispo. También se conservan villas, dos foros, el teatro, el anfiteatro y el espectacular Arco de Bara, entre otras ruinas que dan fe de la enorme importancia que tuvo Tarragona durante los siglos de dominación romana.
Mérida, el descanso del guerrero
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Al puente romano de Mérida se le considera el más largo de la antigüedad
También definida por su pasado romano está Mérida. En este caso, representa el siguiente estadio en el desarrollo del imperio, cuando ya había ocupado casi toda la Península. Para premiar a los veteranos legionarios que habían llevado a cabo esa conquista se creó en el año 25 a. C. Emerita Augusta, una ciudad con la entonces ya clásica disposición romana en cuadrícula, irrigación y alcantarillado perfectos y todas las comodidades: circo, anfiteatro, foro y -por supuesto- su hoy en día famosísimo teatro, una verdadera joya por encontrarse conservado casi a la perfección.
Mérida se ha esforzado en revalorizar su patrimonio histórico. Además de los edificios ya mencionados, destacan la llamada Casa del Mitreo, el puente romano sobre el Guadiana y el templo de Diana, además del Museo Nacional de Arte Romano. Pero también el patrimonio y las tradiciones posteriores a la época romana tienen su importancia. Un ejemplo son las fiestas de la patrona de la ciudad, Santa Eulalia, que se celebran los días 9 y 10 de diciembre con procesiones que movilizan a toda Mérida.
Quince ciudades tesoros de España... y de la Humanidad - ABC de Sevilla
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