Estimado Doctor: Tiene mucha razón. Estábamos siendo irónicos con las afirmaciones de cierto historiador cuyano, que seguro Ud. sabe a quién me refiero [que no pueda o quiera quitarse las anteojeras revisionistas-nacionalistas no obsta a que sea una excelente y meritoria persona en muchos otros ámbitos].
Yendo al tema que Ud. lanza: "¿quiénes lo era [tradicionalistas] en 1810?" Creo, como Ud., que en el Río de la Plata no había entonces (1810) tradicionalistas "puros". Pero, del mismo modo que no los había en la Vandea 15 años antes. Porque como bien había dicho el conde de Maistre en sus "Cartas de un realista saboyano a sus compatriotas", lo que antes era intuitivo y heredado, ahora (tras la Revolución) debe ser estudiado y aprendido. Ciertamente el corpus teórico sucesivamente contrarrevolucionario, reaccionario y tradicionalista ha ido desarrollándose a lo largo del siglo XIX e, incluso, en el XX. Y aún así no pocas veces se vio invadido, en mayor o menor medida, de concepciones extrañas como el galicanismo, el absolutismo, el irracionalismo, el positivismo, etc. Es recién a mediados del siglo pasado que comienza a sedimentar, siendo, a no dudarlo, el corpus teórico carlista el más logrado de los tradicionalismos.
No podemos, entonces, pedir purismos a hombres que actuaban intuitivamente como los hombres de 1810 y menos aún en el Río de la Plata donde actuaban mayoritariamente personajes formados en universidades profundamente reformadas e "ilustradas" por orden de Carlos III como la de Córdoba o la de Charcas. Eso no impide que encontremos sentido común tradicional en un Liniers (en su carta-testamento a Sarratea), en los escritos de fray Pedro Pacheco contra el regalismo, en escritos anónimos realistas aparecidos en Córdoba o Salta durante los primeros 10 años de las guerras independentistas, etc.
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