IMPERIALISMO ECONÓMICO, GLOBALIZACIÓN Y LA OTRA CARA DE LAS INTERNACIONALIZACIONES “HUMANITARIAS”
Una de las doctrinas más nefastas del sionismo, que más repercusión tuvo en América, luego en Europa y más tarde, disfrazada de globalización actual es la llamada DOCTRINA MONROE.
Llamada así por su creador, James Monroe, quien fuera presidente de los EE.UU.. en 1823. Esta doctrina liberal, capitalista, en un principio se oponía de manera intransigente a cualquier intento de restauración monárquica europea en América, creando las bases del futuro imperialismo económico. Con el pretexto de “proteger” a las republicas americanas de la influencia pasada de Europa
Poco a poco la doctrina Monroe pasó a ser de una seudo doctrina de defensa antieuropea a una forma de protección del capital norteamericano en países hispanoamericanos. Cualquier régimen que actuara de manera amenazante en un país con inversiones norteamericanas y las cuales se hallarán en peligro, era suficiente para justificar una invasión militar
La evolución progresiva de esta doctrina sentó las bases durante la guerra fría para crear el bloque PANAMERICANISTA, mediante el cual cualquier país americano que se viera atacado por una nación extranjera tuviera una “coalición” americana de su lado, de igual manera si la “sacrosanta e inmaculada democracia” se viera afectada.
Gracias a esta “doctrina”, el desarrollo del imperialismo económico norteamericano halló un “aliado” en la lucha contra el bloque comunista en la guerra fría…
La caída del muro de Berlín marcó un hito histórico para muchos y para otros el FIN DE LA HISTORIA…Tras la “muerte de las doctrinas políticas” (Hecho defendido por imperialistas y globalizadores), era pues la pieza que faltaba para que el desarrollo imperialista económico (que se inició desde el siglo XIX) tuviera un nuevo disfraz y un nuevo nombre “integrador” ya no sólo americano, sino MUNDIAL: LA GLOBALIZACIÓN
Una de las características básicas del desarrollo capitalista y su plan imperialista es la muerte de las doctrinas políticas, este postulado esta ligado a una suerte de “universalización” amparado en los avances científicos, tecnológicos y una LOCA CARRERA HACIA EL PROGRESO, donde la historia y la tradición son obsoletas en un mundo dominado por la informática y la ciencia.
El fenómeno de penetración económica en los países en vías de desarrollo implica la ÚLTIMA ETAPA CAPITALISTA. Los capitales en los países desarrollados al ver colapsar sus espacios de inversión, buscarán nuevas vías, nuevos mercados y nuevas inversiones. La comunidad económica europea, con su mercado común y con el EURO, ha puesto un pequeño alto al afán intervencionista yankee en el aspecto financiero, aunque sin quitarle su preponderancia como potencia mundial económica y guía de la GLOBALIZACIÓN.
Hispanoamérica es pues LA PRESA MÁS CERCANA Y MÁS FÁCILMENTE SEDUCIBLE DEL CAPITALISMO SIONISTA.
La doctrina MONROE a la que se hizo referencia al principio, ha cambiado su “modus operandis” a través de este fenómeno “globalizador”. A través de la apertura de mercados comunes y comerciales (el ALCA, el TLC, etc.) y de un burda suerte de NEOPANAMERICANISMO GLOBALIZADOR. Esta trampa del sionismo se ve reflejada en los planes “humanitarios” de las internacionalizaciones (la internacionalización de la Amazonía, de la Antártica, de las reservas de agua, etc.).
EE.UU. ha puesto fin a las intervenciones militares en Hispanoamérica ya que no se dan las condiciones para justificarlas (Existen democracias medianamente estables, no representan una amenaza para su seguridad, etc. Y aquellos con regímenes menos democráticos, tampoco).
En un afán de “salvaguardar” los recursos que mañana el mundo necesitará en su carrera al progreso, se discutió en los EE.UU. el plan de INTERNACIONALIZACIÓN DE LA AMAZONÍA que más tarde podría derivar no sólo al Brasil sino a todos los países de la cuenca amazónica. La internacionalización representa la máscara perfecta para una intervención militar o una política global de emergencia para justificar la mínima invasión militar para “Salvaguardar la amazonía” bajo el pretexto de ineptitud de los países amazónicos para su cuidado. Más tarde este proceso podría afectar a los países andinos y a la región por los afanes de progreso mundial: Renunciar a las soberanías. Es decir, los EE.UU. ya no intervendrían para salvaguardar los intereses norteamericanos sino los INTERESES Y SEGURIDAD DEL MUNDO, postulado que usó para invadir Afganistán, Irak y próximamente, Irán.
La estrategia de la internacionalización tiene como fin la renuncia a la soberanía nacional de los países con limitados recursos para salvaguardar riquezas que el mundo y sus ciudadanos necesitarán en el futuro. Esta nueva cara del imperialismo, esa “integración mundial” sólo nos hace pensar que nuestro nacionalismo debe ser más fuerte hoy, más que nunca antes.
¡LA “INTEGRACIÓN” GLOBALIZADORA ES IMPERIALISMO ECONÓMICO!
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