Re: El Reyno Castellano de las Indias
Los héroes del bicentenario - Soberanías imaginadas particulares
15-ene-2012 Mónica Nicoliello
El concepto de ''soberanía particular de los pueblos'' es una idea de raíz hispánica, si bien tiene puntos de contacto con otras tradiciones políticas.
''La soberanía particular de los pueblos será precisamente declarada y ostentada como el objeto único de nuestra revolución''.
Así dice la octava de las Instrucciones dadas en 1812, en la Banda Oriental del río Uruguay, por José Artigas, Jefe del pueblo oriental en armas, a Tomás García de Zúñiga, para su Comisión ante el Gobierno de Buenos Aires.
Soberanías particulares imaginadas desde 1811
La soberanía no se declara ni se ejerce en general, sino en los lugares, villas, ciudades y provincias concretas, y luego estas se integran en una soberanía mayor, por medio de un sistema de pactos entre lugar y lugar, villa y villa, ciudad y ciudad, provincia y provincia. De esta manera, las soberanías particulares de los pueblos resultan tan ''naturales'' como natural es la unidad jurada indivisible e inalienable del continente.
El instrumento que hace posible el ejercicio armonioso de la soberanía hispanoamericana múltiple y una, es, según propuso en su momento Mariano Antonio Molas, durante su intervención en el Congreso General del Paraguay de junio de 1811, la Confederación. Concepto que el 20 de julio del mismo año, el representante de la Junta de Gobierno de dicha provincia propone al gobierno de Buenos Aires, con espíritu vitoriano:
''La confederación de esta Provincia con las demás de nuestra América y principalmente con las que comprendía la demarcación del antiguo virreinato, debe ser de un interés inmediato, asequible y por lo mismo natural, como de pueblos que no solo por un mismo origen, sino por el enlace de particulares y recíprocos intereses, parecen destinados por la naturaleza misma a vivir y conservarse unidos [...] La provincia del Paraguay manifiesta su voluntad decidida de unirse con esa ciudad y demás confederadas, para formar una sociedad fundada en principios de justicia, de equidad y de igualdad''.
Proceso de integración tan natural, que ha llevado siglos, contraponiendo la ''ardiente paciencia'' de América Latina (Pablo Neruda), a la ''fácil conquista'' (Rubén Darío). Concepto, este último, con el que la ''arqueología del saber'' nos empuja más atrás y más allá del espacio-tiempo ''occidental''.
Soberanías particulares imaginadas desde 1520
En 1518, la expedición de Grijalba había recogido, en Yucatán, evidencias geográficas y humanas de que más allá de las ''Islas y Tierra Firme de la Mar Océano'', alguien ejercía la soberanía continental. Pero, aunque en Europa había geógrafos que basándose en exploraciones anteriores, sospechaban que el reciente hallazgo pertenecía, no solo a un continente, sino a un ''Mundo Nuevo'', los españoles de las Antillas siguieron pensando que Yucatán era una isla occidental de las ''Indias'', ''Rica Isla''. En realidad, estaban en la punta de un iceberg desconocido, de 42 millones de kilómetros cuadrados.
La expedición a ''Rica Isla'' era una empresa muy popular. Pero el Gobernador de Cuba, Diego Velázquez de Cuéllar, temía que la encabezara alguien que pudiera disputarle el mando. Al final, Hernán Cortés zarpó de La Habana contra la voluntad de Velázquez, el 10 de febrero de 1519. En agosto-septiembre de 1519 llegaba a Tlaxcala y el 8 de noviembre era recibido en México por su Huey Tlatoani. Era evidente que había un reino soberano a 400 kilómetros de distancia de la costa. Todo iba bien hasta que en junio de 1520, debido a una serie de errores cometidos en ausencia de Cortés por Pedro de Alvarado, México se sublevó contra los hispano-tlaxcaltecas.
Fue en este periodo que el César Carlos y la Reina Juana dictaron las Reales Cédulas del 14 de septiembre de 1519, y del 9 de julio de 1520, la primera para La Española, la segunda genérica, según la cual, el continente, junto con sus islas y costas, integraba un Reino independiente con el mismo estatus jurídico que los demás reinos bajo aquella Corona. Así, cuando las noticias de una guerra en México todavía no habían llegado a la península, Carlos y Juana establecieron y mandaron:
''Que las Indias Occidentales, Islas, y Tierra Firme del Mar Océano, descubiertas y por descubrir, con todos sus pueblos, sean de la Corona Real de Castilla y León, y no se puedan enajenar, todas, ni parte de ellas, por ningún título, ni causa, perpetuamente, y la enajenación que se hiciere, sea en sí ninguna''.
México-Tenochtitlán fue sitiada por los españoles y sus aliados tlaxcaltecas, xochimilcas, texcocanos y de otras etnias entre el 28 de abril y el 13 de agosto de 1521, y reconstruida a partir de octubre de 1521. Entonces, mientras las antiguas residencias del gobierno azteca eran remodeladas para sede del gobierno novohispano, y mientras la ciudad era rediseñada con sus barrios españoles e indígenas, se dictó la Pragmática Sanción del 22 de octubre de 1523 para Nueva España, que la caracteriza como una soberanía particular y concede privilegios especiales a sus pobladores.
Así, el Reino de Indias era imaginado como un caso particular dentro del conjunto formado por los Reinos soberanos de la Corona de Castilla y León. Y dentro de él, La Española y Nueva España eran también, soberanías particulares. Pero esas soberanías indianas ¿eran resultado de una conquista? No según las Leyes de Indias, como se explica en el artículo siguiente.
Los Habsburgo y las primeras confederaciones de la historia
Los soberanos de la Casa de Austria llegaron a reunir un conjunto amplio de soberanías particulares. Algunas de ellas llevaron adelante las primeras experiencias de confederación política: en 1300, los cantones suizos formaron un Pacto Federal, y se dieron una Carta. En 1549, una Pragmática Sanción de Carlos V, reconoció la unidad e indivisibilidad de las Diecisiete Provincias de los Países Bajos, que en 1579, en Utrecht, formaron las Provincias Unidas.
El prestigio de estas Repúblicas confederadas se extendió por América, y los revolucionarios del Río de la Plata tomaron de ellas, en 1811, sus conceptos, experiencia, y terminología, adaptándolos a las tradiciones hispano-americanas.
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Antonio Aparisi
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