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Tema: La UIMP claudica frente al narcoterrorismo

  1. #1
    Avatar de Hyeronimus
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    La UIMP claudica frente al narcoterrorismo

    Santafé de Bogotá / Santander (España), 30 junio 2016, Conmemoración de San Pablo, Apóstol; San Pedro, Apóstol; en la infraoctava de San Juan Bautista. (Corresponsal). Como los seguidores de FARO ya conocen, no sólo en la España peninsular un Gobierno conservador da toda clase de parabienes y facilidades para la impunidad de los terroristas y su entrada en las instituciones. El PP y el PSOE y su Tribunal Constitucional lo han facilitado para ETA y sus marcas políticas en las Vascongadas, en Navarra y en el Congreso de los Diputados. En Hispanoamérica el Presidente de la República de Colombia, Juan Manuel Santos, ha efectuado una efectiva rendición del Estado ante la narcoguerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), de consecuencias graves e incalculables. Al mal llamado "proceso de paz" colombiano-cubano (pues la rendición del Estado se ha negociado en La Habana, bajo los criminales auspicios de los Castro) se opone enérgicamente el Procurador General de Colombia, Alejandro Ordóñez Maldonado. Y el expresidente de la República, Álvaro Uribe Vélez.

    Éste se vio sorprendido hace algún tiempo por la noticia de la concesión de la Medalla de Honor de la "Universidad Internacional Menéndez Pelayo" (UIMP) de Santander. Una nueva sorpresa, más desagradable, llegó el pasado domingo 26. En declaraciones al Diario Montañés, el Rector de la UIMP, César Nombela (quien se acerca ya al final de su caótica gestión), afirmó que el acto solemne de la entrega de la Medalla de Honor otorgada al expresidente Uribe, señalado por dicha institución para celebrarse el próximo día 5 de julio a las doce horas, quedaba pospuesto para otro momento, supuestamente para no interferir en el "proceso de paz", o de impunidad, con las FARC. Si bien aclaraba, para no dejar dudas, que se mantenía la distinción y la concesión de la medalla. En realidad, César Nombela y la UIMP ceden así a las presiones de la izquierda española, que apoya sin reservas a los narcoterroristas colombianos, y hasta del presidente de la "comunidad autónoma de Cantabria", el tránsfuga Miguel Ángel Revilla.

    Muy dignamente, Álvaro Uribe Vélez ha solicitado que se le retire la distinción de la UIMP, que rechaza. He aquí su carta:



    D. César Nombela
    Rector
    Universidad Internacional Menéndez Pelayo

    Señor Rector:

    Me sentí muy sorprendido por la condecoración de la Universidad que nunca busqué y he recibido con tranquilidad su comunicado sobre el aplazamiento y nuevas consultas. Mi inicial sorpresa se tornó en orgullo al leer que usted nunca acepta presiones como lo enfatizó en su declaración para responder al izquierdismo totalitario que protestaba por la distinción que se me confería, que incluía la voz del asesor del grupo narco terrorista FARC. Y ahora, al conocer que la fortaleza no existe, me siento mucho mejor al no recibirla y pedirle que se evite las consultas sobre aplazamiento y la dé por revocada.

    En efecto, la tolerancia necesita fortaleza para defender las convicciones y para no confundir el respeto a la opinión ajena con la debilidad para claudicar ante la intimidación.

    Y en Colombia estamos ante el caso de un gobierno que cimenta la tolerancia en la indulgencia con el narcoterrorismo. Se confunde la paz con la ausencia de cárcel a los cabecillas del mayor cartel de cocaína del mundo, responsable de miles de secuestros, de reclutamiento, violación y asesinato de niños, carros bomba, y de toda clase de atrocidades. Cuando el delito no ha tenido elegibilidad política en Colombia, la FARC es premiada con la excepción, su mérito consiste en haber coaccionado, secuestrado y asesinado a funcionarios públicos de elección popular. Y el terrorismo y el gobierno se lanzan en una histeria engañosa de paz semejante a los viejos zorros del comunismo que hacían de la paz la escala final para implantar la tiranía. A quienes disentimos en defensa de las libertades, como en mi caso, simplemente nos señalan de enemigos de la paz, lo menos que me han atribuido.

    Los gobiernos que presidí, con mis errores y carencias, pusieron a Colombia en un sendero de mejoramiento de la seguridad y de ampliación de la economía y de las políticas sociales. El apoyo popular que teníamos determinó en 2010 la elección de actual presidente. Líderes de la oposición radical fueron rodeados de garantías efectivas que les permitieron ganar gobernaciones y alcaldías y desempeñarlas con todo el respeto de la autoridad nacional. Todo fue abierto al escrutinio ciudadano, no vacilamos en sancionar violaciones de los derechos humanos y en defender a las Fuerzas Armadas de la democracia cuando aparecía la táctica de voceros de los criminales de hacer falsas acusaciones.

    Señor Rector: cuando la universidad cede ante las presiones del totalitarismo renuncia a su deber de proteger la libertad de cátedra que es supuesto necesario para el avance de la ciencia en la construcción de grados de verdad. Fidel Castro y Hugo Chávez han implantado el adoctrinamiento, la consigna y la represión sanguinaria como sustitutos del libre examen. Muchos nos oponemos a que ese modelo se imponga en Colombia tras un falso concepto de paz.

    Me apena haberle causado a usted la mortificación de otorgar una condecoración y defenderla. Le ruego dejarla revocada, evite hacer consultas sobre aplazamiento o anulación y si le fuera posible permita un debate sobre los temas de Colombia en ese claustro respetable.

    Álvaro Uribe Vélez



    Agencia FARO

  2. #2
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    Re: La UIMP claudica frente al narcoterrorismo

    Los novogranadinos no claudican.


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    Resultados del plebiscito en Colombia

    Colombia dice ‘no’ al acuerdo de paz con las FARC

    Los colombianos deciden con el 50,2% rechazar los acuerdos de paz entre el Gobierno y las FARC



    Javier Lafuente

    Bogotá 3 OCT 2016 - 20:14 CEST




    En un mundo de locuras sin fronteras, Colombia optaba este domingo por dar un salto al vacío o ser ejemplo para el planeta. Ganó la primera opción. El 50,2% decidió votar en contra del acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC, por el 49.7% que se decantó por el ‘sí’. La abstención, de más del 60%, y la pésima imagen de la guerrilla han sido determinantes en el resultado de la votación, que ninguna encuesta supo predecir. Evitar que continúe el conflicto armado, que ha atravesado el país durante más de 50 años y ha dejado ocho millones de víctimas, es el primer desafío. El presidente, Juan Manuel Santos, ha asegurado que el cese bilateral del fuego seguirá vigente. Colombia se adentra, no obstante, en un limbo plagado de incertidumbre. Nadie sabe con exactitud qué va a ocurrir a partir de ahora.

    La votación pone de manifiesto la enorme polarización que existe en Colombia. El expresidente Álvaro Uribe, máximo abanderado del no, el mismo que consiguió unir a casi todo el país en torno a la política de Seguridad Democrática que debilitó las FARC, volvió a recurrir al juego de palabras con el que ha conseguido profundizar la división de la sociedad: “La paz es ilusionante, los textos de La Habana son decepcionantes”, aseguró tras votar. Durante el mes de campaña del plebiscito, el exmandatario trató de hacer calar la idea de que si se rechazaban los acuerdos, estos se podrían renegociar, algo contra lo que han sido tajantes el Gobierno y las FARC. La posibilidad de participar en política de los líderes guerrilleros y el hecho de que ninguno pagará cárcel siempre y cuando reconozca sus crímenes ha sido la piedra angular de su campaña, a sabiendas de que la mayoría de los colombianos, incluso entre los votantes del sí, no lo ven con buenos ojos. Uribe es el triunfador político de esta jornada, si es que después de que se rechace un acuerdo de paz se puede hablar de ganadores.

    Uribe sabe que el rechazo a las FARC trasciende a su persona y ha sabido sacar partido de ello. La guerrilla sigue siendo muy impopular entre los colombianos. En el último año han tratado de abrirse al mundo y mostrar una modernización de su discurso, pero la desconfianza después de 52 años de guerra sigue siendo la nota predominante. Ni siquiera los actos de perdón de las últimas semanas han servido de acicate. Tampoco que la tarde previa a la votación anunciasen que harían un inventario de sus bienes, algo a lo que se habían negado hasta ahora porque decían que carecían de ellos. La destrucción, verificada por la ONU, de más de 600 kilos de explosivos el día anterior al plebiscito, tampoco supuso un vuelco a la hora de salir a votar en una lluviosa jornada. Son, obvio, mensajes trascendentales, necesarios para construir un futuro en paz, pero llegan tarde y resultan en muchos casos oportunistas.

    La votación puso de manifiesto la falta de solidaridad en un país atravesado por la guerra. Los lugares más golpeados, sobre todo los de la costa, optaron por el `si’, pero son municipios que aportaban un número de votos infinitamente menor al de las zonas urbanas o los núcleos rurales más poblados, donde la violencia del conflicto hace tiempo que dejó de golpear. El interior del país optó por rechazar los acuerdos.

    El plebiscito también ha puesto en evidencia la falta de liderazgo en la política colombiana, que ya urgía de una renovación ante el crónico clientelismo. Solo un partido, el Centro Democrático, es decir, Álvaro Uribe, ha conseguido movilizar más gente que el resto de las formaciones políticas. El gran damnificado es el presidente, Juan Manuel Santos. El hombre que consiguió firmar un proceso de paz con las FARC después de 52 años de guerra, que convocó el plebiscito sin necesidad de hacerlo, ha sufrido un varapalo monumental. "No me rendiré, seguiré buscando la paz hasta el último minuto de mi mandato", aseguró.

    El día después de la votación más trascendental de la historia de Colombia está más cerca de durar 24 años que 24 horas. El acuerdo entre el Gobierno y las FARC no solucionaba los males de Colombia. Apenas abría una senda para transitar hacia un periodo de modernización, para afrontar y resolver los problemas que datan incluso de antes de 1964, cuando las FARC se alzaron en armas. La negociación había sido el triunfo de un bien escaso en todo el mundo: la voluntad política. Los representantes de quienes durante más de cinco décadas se dieron plomo lograron en cuatro años, muy intensos pero solo cuatro al fin y al cabo, redactar un documento de casi 300 páginas que pone fin al conflicto. Lo hicieron dialogando, cediendo, tratando de buscar una salida digna para un país que, al final, prefirió el salto al vacío.


    Fuente: EL PAÍS
    Última edición por Martin Ant; 03/10/2016 a las 20:56

  3. #3
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    Re: La UIMP claudica frente al narcoterrorismo

    La siniestra paz bergogliana: el fin de Colombia

    18


    ¿Con qué base moral la dictadura cubana puede ser garante de un acuerdo entre el gobierno de Colombia y las FARC? ¡De alentar desde siempre a la guerrilla narco-marxista, Cuba se transforma de golpe, por arte de magia, en artífice de la paz!

    Por arte de magia, sí, lo decimos con toda propiedad, porque brujos y chamanes venidos de la isla del Caribe infectaron la ciudad de Cartagena en los últimos días con sus rituales satánicos… para lograr la paz. (La Lengua Caribe)

    Después de cuatro años de oscuras negociaciones en La Habana, salpicadas con la sangre de víctimas en territorio colombiano, se firmó en Cartagena el 27 de septiembre lo que llaman la “paz definitiva” entre el Gobierno colombiano y las FARC.




    Pocos días después, el 2 de octubre, sucede el engañoso plebiscito para evidenciar la opinión del pueblo colombiano sobre el particular. Primero, a espaldas del pueblo, se firma el documento para después someterlo a la votación del pueblo… que no conoce los términos del documento.

    Escribimos estas líneas antes de conocer el resultado del plebiscito.

    Efectivamente, la ideología venenosa vertida en cada una de las 297 páginas del tratado que fueron acordadas en Cuba y celebradas con triunfalismo en Cartagena por líderes irresponsables, constituyen el certificado de defunción de una nación a la que se empuja fatalmente por las vías del caos irremediable que transita su vecina Venezuela.

    Cicerón bautizó a la historia como maestra de la vida, Cervantes, como madre de la verdad y algún poseedor de sentido común, advirtió que los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla.

    A ver si aprendemos la lección: En vísperas de la segunda guerra mundial, los acuerdos de Munich realizados entre el Reino Unido, Francia, Italia y Alemania, para solucionar la crisis de los Sudetes, fueron hechos por la mediación del dictador Mussolini y por iniciativa del temible lugarteniente de Hitler, Hermann Goering. Los primeros ministros de Inglaterra y de Francia pusieron su firma irresponsable en ese tratado. Esa actitud suicida fue definida por Winston Churchill así: “Os dieron a elegir entre el deshonor o la guerra, elegisteis el deshonor y tendréis la guerra”. ¡Cuánta razón tuvo!

    Si a los colombianos se les hace ratificar con su voto este tratado, no lograrán la paz, tendrán la guerra. No es necesario tener gran penetración analítica o el genio de un Churchill para concluir que así serán las cosas. La historia ya nos lo enseñó.

    Lo más doloroso e indignante en este asunto de la paz en Colombia no es la insensatez de los líderes ni la presencia de santeros y chamanes. Todo eso es indigesto, pero no es lo peor.

    Lo peor es la “bendición” de esta trágica aventura por parte de Francisco.



    No se sabe si Francisco leyó las 297 páginas que componen el acuerdo. Probablemente no, pues el mismo Cardenal Parolin juzgó oportuno declarar en Cartagena que “el Santo Padre ha seguido con gran atención los esfuerzos de estos últimos años, en la búsqueda de la concordia y de la reconciliación y que varias veces ha animado estos esfuerzos, sin tomar parte en las soluciones concretas que han sido negociadas, y sobre las cuales decidirán, de manera libre, informada y en conciencia, los propios ciudadanos”. (Vatican)

    Francisco no puede conocer lo que tampoco conocen el público colombiano y, con mayor razón, la opinión mundial. Pero Francisco sí tiene que saber cuál es la “calidad” del garante (Cuba) y cuál la “moralidad” y fiabilidad de la narco-guerrilla, una de las partes.

    En cuanto a la “decisión libre, informada y en conciencia” de los ciudadanos colombianos a la que se refiere el Cardenal Parolin, eso está por refutarse o confirmarse.

    A pesar de la falta de idoneidad de los agentes y de la desinformación reinante, el “santo padre se complace con la noticia del cierre de las negociaciones entre el Gobierno y las FARC-EP, como conclusión del intenso proceso que se llevó a cabo en los últimos años”, según un comunicado emitido por la Secretaria de Estado Vaticano. (EFE)

    Bergoglio “se complace” con el cierre de negociaciones y llega a declarar “yo prometo que cuando este acuerdo sea blindado por el plebiscito y por el reconocimiento internacional, yo iré a Colombia para enseñar la paz”.

    Será el pueblo colombiano a través del plebiscito que dirá ‘sí’ o ‘no’”. (AciPrensa)

    La promesa de su viaje no es auspiciosa para nadie, el plebiscito no blindará el acuerdo, su magisterio pro pace ya ha dado prueba de ser engañoso y no será el pueblo con su “sí” o con su “no” el que determinará por la paz o la guerra: el voto está viciado por la ilusión de muchos y el desconocimiento de todos.

    ¿Qué propicia exactamente el acuerdo de paz festejado por Francisco? He aquí diez cuestionamientos esclarecedores:

    1.- Con el pretexto de establecer la paz, impondrá a los niños la ideología de género;
    2.- De entrada premiará a los guerrilleros con millones y con una bonificación mensual durante varios años;
    3.- Se dará a las FARC emisoras de radio para hacer propaganda del socialismo del siglo XXI;
    4.- Los crímenes de lesa humanidad quedarán impunes;
    5.- Se darán gratis a las FARC sillas en el congreso y pasarán a legislar sin haber sido votados en elecciones limpias;
    6.- Se exime a las FARC de devolver los multimillonarios dineros obtenidos por el narcotráfico, la extorsión y los secuestros;
    7.- El “acuerdo” es una norma superior a la Constitución y será inmodificable;
    8.- Las FARC han dicho que no se arrepienten y que no pedirán perdón a nadie;
    9.- El gobierno capitula y se rinde ante las FARC que ya estaban casi derrotadas por el Ejército;
    10.- En la práctica, Colombia se convertirá en una nueva Venezuela arrodillada ante Cuba.

    La consulta popular pide que se diga o no a esta inocente y tentadora pregunta «¿Apoya usted el Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?». ¿Quién será el loco que no quiera el fin del conflicto y una paz estable y duradera? El problema es que el “Acuerdo Final” contiene una ideología y muchas cláusulas que no son de dominio público.

    ¿Qué autenticidad tendrá ese sí o ese no? ¿Cómo se pueden hacer las cosas tan precipitadamente? Se quiere dar un aire de ponderación con cuatro años previos de negociaciones y una propaganda mediática sensacional antes, durante y después de la firma de los acuerdos ¡La realidad es que el pueblo colombiano está desinformado, ha sido engañado y será sacrificado… con la bendición de Francisco!

    El anuncio que hace Francisco de visitar Colombia condicionando su ida si el pueblo vota sí a los acuerdos, es una intromisión escandalosa en un asunto que no le compete y un apoyo desvergonzado a los planes los Castro, con quienes ya se ha encontrado cordialmente varias veces en lo que va de su corto (e interminable…) pontificado.

    Por otro lado, es chocante y aterradora la confianza y el apoyo que Francisco tributa sin matices a la guerrilla colombiana que anuncia que deja las armas de fuego pero en ningún caso renuncia a sus ideas incendiarias y destructoras, intrínsecamente contrarias a la doctrina católica. Todo lo contrario: las proclaman.

    La cobarde capitulación de Santos y la soberbia altanera de las FARC costarán caro a Colombia y al mundo. Más cara le costará a la Iglesia la postura de su máximo dignatario actual.

    Una vez más: aprendemos las lecciones de la historia y saquemos las consecuencias. Veamos cuán significativo es lo que fue dicho por Francisco no hace mucho:

    Fue a propósito de lo que él considera ser la paz, en una homilía de Santa Marta hace tres años atrás. En su sermón, contradijo frontalmente a un Doctor de la Iglesia San Agustín: “Pero los filósofos dicen que la paz es cierta tranquilidad en el orden: todo ordenado y tranquilo… ¡Esa no es la paz cristiana! La paz cristiana es una paz inquieta, no es una paz tranquila: es una paz inquieta que va adelante para llevar el mensaje de la reconciliación”. (15 de junio de 2013)

    No son “los filósofos” sino la propia “Águila de Hipona” -máxima expresión de la teología y de la filosofía cristiana- quien enseñó que la paz es la tranquilidad en el orden (La Ciudad de Dios, XIX, 13, 1)

    Pero para Jorge Bergoglio la tranquilidad en el orden no es la paz cristiana. Quizá porque no tiene muy clara la noción de orden que nos dan dos mil años de pensamientos cristiano. Ya tuvimos oportunidad de abundar sobre ese tema repetidas veces en el Denzinger-Bergoglio.

    Para él, la paz cristiana es la “paz inquieta” y “blindada” que elaboraron en Cuba los guerrilleros y los representantes del gobierno de Santos, a la sombra de la hoz y del martillo, y con su bendición apostólica. También con la “bendición” de brujos chamanes y de una multitud de estadistas mundiales cómplices que se dieron cita en Cartagena para celebrar una paz engañosa que conducirá el país al desorden y, finalmente, a la guerra.

    El primero de enero de este año, Francisco habló desde su ventana a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, sobre de las claves para lograr la paz en el año que se iniciaba: “además de la guerra, también es “enemiga de la paz” la “indiferencia, que hace pensar solo en sí misma y crea barreras, sospechas, miedos y cerrajones”. (AciPrensa)

    Con estos “conformes”, Bergoglio desarma a los eventuales soldados de la paz y los hace vulnerables y reos de muerte, ya que deben renunciar a la indispensable vigilancia, y a tomar todas las precauciones que exige un enemigo artero como lo son los narco guerrilleros de las FARC.

    Ya hemos aprendido y estamos hartos de saber a qué llevan las sonrisas, las misericordias, los diálogos y el relativismo profesados por Jorge Mario Bergoglio.

    https://denzingerbergoglio.com/2016/...n-de-colombia/

  4. #4
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    Re: La UIMP claudica frente al narcoterrorismo

    EL BENIGÜIGÜI SANTOS

    por Juan Manuel de Prada



    Decía Leonardo Castellani que Dios, para castigar al inventor de la dinamita, permitió que su nombre quedara asociado para siempre a los escritores más ineptos. Pero lo cierto es que Dios, para castigar a Alfred Nobel, se ensañó todavía más, pues también inspiró a los encargados de administrar su fortuna amasada con sangre la creación de un pestífero Nobel de la Paz que distingue cada año a gilipollas integrales, facinerosos de toda laya y algún que otro genocida. En lo que volvería a probarse que Dios no es un gigantón buenecito hecho de dulce de leche, sino un terrible enemigo de la estupidez humana. Y un juez tan presto a castigar la maldad que ni siquiera tiene la paciencia de esperar al día del Juicio Final para separar a las ovejas de los cabritos, sino que se sirve de la concesión de los premios Nobel de la Paz para ir anticipando una lista provisional de cabritos candidatos al lago de fuego y azufre.


    Porque el elenco de ganadores del Nobel de la Paz es (con alguna excepción para despistar) un auténtico suplemento o apéndice del "Infierno" del Dante. Sólo que, en lugar de estar escrito en sublimes tercetos encadenados y en aquella lengua toscana sobre la que Dios exhaló su hálito, está escrito a modo de índice onomástico en alguna hórrida lengua bárbara sobre la que Satanás exhaló su pedo. De modo que cualquiera que lea de golpe este índice (donde figuran Chamberlain, Kissinger, Gorbachov u Obama, por citar tan sólo unos pocos nombres) caiga de inmediato mareado por el hedor mortífero del azufre; pues, en efecto, no hay visión del infierno (ni la del Dante, ni la de nuestra amada Teresa de Jesús, ni la de don Bosco, ni la de Faustina Kowalska) que pueda competir en pestilencia y concentración de iniquidad con este pandemónium. A este estremecedor elenco acaba de incorporarse Juan Manuel Santos, un lastimoso “benigüigüi” del mundialismo (en Argelia denominaban “benigüigüis” a quienes corrían solícitos en cuanto un gabacho con los bolsillos llenos chasqueaba los dedos, diciendo servilmente: “Oui, oui”). Ciertamente, el benigüigüi Santos no alcanza el rango de malignidad azufrosa de otros galardonados, sino que es más bien un peón subalterno, lacayo y metepatas, un trasunto de aquel Orugario de las "Cartas del diablo a su sobrino" que todo lo hacía mal, tan infatuado de su bobería que a la postre su tío Escrutopo tenía que devorarlo. Que es lo que le ocurrirá con el tiempo a Santos, como antes les ha ocurrido a tantos juguetes rotos del mundialismo; pero de momento el mundialismo lo condecora, en recompensa por los servicios prestados, que aunque un poco chapuceros y con gatillazo final al menos han servido para encizañar a los colombianos con el caramelito de una paz inicua. Y premiando al benigüigüi Santos, además, el mundialismo trata de doblegar con su apabullante parafernalia propagandística a los colombianos que no se resignaron a doblar la rodilla, haciéndolos creer que han hecho un ridículo mundial al rechazar una paz inicua y pretendiendo que se abochornen de su heroica decisión.


    Este Nobel de la Paz nos confirma que el mundialismo tiene reservada una plaza en el infierno a su benigüigüi Santos; aunque, siendo el personaje tan irrelevante, será inevitablemente plaza de gallinero. También nos confirma que al mundialismo aplaude mucho a doña Voluntad Popular y a su primogénita la señorita Democracia siempre y cuando sus decisiones coincidan con los designios que ha trazado; pues, cuando no coinciden, se pasan las decisiones democráticas por el escroto, que tiene que ser más correoso y fétido que el de un mandril, pues está socarrado por llamas de azufre.



    Fuente: ABC, 10 de Octubre de 2016.

    Visto en: FACEBOOK DE JUAN MANUEL DE PRADA.

  5. #5
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    Re: La UIMP claudica frente al narcoterrorismo

    domingo, 9 de octubre de 2016

    UNA LECCIÓN COLOMBIANA

    por Juan Manuel de Prada




    [FONT="helvetica neue" ]Quienes votaron por el "NO", desean la paz genuina a través de un verdadero acuerdo nacional y no la impunidad a criminales y una gradual entrega de Colombia a los guerrilleros terroristas y a la ideología de género acordadas con las marxistas FARC en La Habana.
    No hay paz verdadera si no se funda sobre la justicia; sólo de esa paz puede brotar el perdón.

    Todavía enorgullece llevar sangre española en las venas, aunque el pueblo español, antaño tan valeroso ante las agresiones de sus enemigos, se haya convertido en una papilla amorfa y bardaje. Pero en América, allá donde la sangre de españolas venas se fundió con la sangre nativa para fundar la raza más hermosa, allá donde nuestra lengua se hizo dulce y fecunda, todavía queda dignidad.

    La lección que Colombia ha dado a su desnaturalizada madre y al mundo entero me ha llenado de una emoción recia –auténtica emoción de la sangre, que nada tiene que ver con la emoción bobalicona y merengosa que azuza el mundialismo, para consumo de pueblos genuflexos–, mezclada con algo de sana envidia. Porque, al rechazar la paz inicua con la que los quieren sojuzgar, al resistir los embates del mundialismo (tristemente encabezados por quien más obligado está a distinguir la paz que brinda Cristo de la paz engañosa que brinda el mundo), los colombianos nos han demostrado que aún quedan vivos rescoldos del heroísmo hispánico. Ojalá algún día esos rescoldos lleguen a ser llama que alumbre la ceguera de una madre desnaturalizada.

    No hay bien más preciado por los hombres buenos que la paz; quizá porque los otros bienes a los que los hombres buenos aspiran, faltando la paz, no pueden alcanzarse en plenitud, ni disfrutarse sin temor. Pero la paz verdadera no es la ausencia de guerra, como pretende la farfolla mundialista, ni un equilibrio entre fuerzas adversas, ni una reconciliación fundada sobre mentiras que han nublado el juicio moral. No hay paz verdadera si no se funda sobre la justicia; sólo de esa paz puede brotar el perdón, el abrazo fraterno que lava para siempre la sangre.

    Pero la falsa paz que no se funda sobre la justicia es como la planta que crece sobre una charca pútrida, que brinda flores ponzoñosas y frutos pérfidos, más destructivos para los pueblos que la mera guerra. Y esta paz inicua era la que pretendía alcanzar Santos, el capataz del mundialismo, para someter a su pueblo. Una paz fundada sobre la injusticia es una herida que no cesa de sangrar; y que, como ha sido cicatrizada en falso, no tarda en enconarse y provocar septicemia.

    Cuando a los colombianos les ofrezcan una paz fundada sobre la justicia, sabrán perdonar, porque por algo llevan grabadas en el corazón las palabras del Sermón de la Montaña. Pero ni siquiera Dios puede renunciar a la justicia, a la hora de mostrarse magnánimo; y los colombianos, que son un pueblo muy anegado de Dios (como prueban sus paisajes y sus gentes), sabrán ser magnánimos, y amar a sus enemigos, cuando se den los requisitos de una verdadera paz.

    Esta paz inicua que el pueblo colombiano ha rechazado era en realidad –como señaló Alejandro Ordóñez, el valeroso procurador general al que se arrancó de su cargo con modos perfectamente golpistas– «el acuerdo de dos élites: la élite oligárquica y autoritaria que representa Juan Manuel Santos y la élite criminal de las FARC». El procurador Ordóñez fue defenestrado porque había anunciado valerosamente su propósito de vigilar que los funcionarios públicos mantuviesen durante este indecoroso proceso una posición de neutralidad, impidiendo que la máquina administrativa se pusiera al servicio del mundialismo.

    Fue defenestrado por denunciar que un acuerdo hecho de espaldas al pueblo se pretendía legitimar apelando a ese mismo pueblo al que previamente se había engañado. Pero los capataces del mundialismo midieron mal la dignidad de los colombianos. Ojalá esa dignidad vuelva algún día –¡mediante gozosa transfusión de sangre!– a su desnaturalizada madre.

    JUAN MANUEL DE PRADA – ABC – 08/10/16














    __________________________________

    Fuente:

    Catolicidad: UNA LECCIÓN COLOMBIANA por Juan Manuel de Prada

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    Re: La UIMP claudica frente al narcoterrorismo

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    Internacional

    El Papa se reúne con Santos y Uribe durante media hora en el Vaticano

    En un encuentro previo, el presidente de Colombia le pidió su ayuda y el expresidente le dijo que «no nos pueden imponer todo, Su Santidad»





    El Papa ha recibido en audiencia privada al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos (d), y al expresidente Álvaro Uribe (2d) , este viernes en el Vaticano - EFE



    ABC - abc_mundo Roma

    16/12/2016 14:24h - Actualizado: 16/12/2016 14:26h.


    El Papa Francisco ha recibido este viernes en audiencia privada al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y al expresidente Álvaro Uribe, con quienes conversó durante treinta minutos en el palacio apostólico del Vaticano. El encuentro comenzó a las 12:35 (11:35 GMT) y concluyó unos treinta minutos después.

    Previamente, el Santo Padre recibió a Santos, quien en el transcurso de los veinte minutos de audiencia le dijo que «necesitamos su ayuda». Francisco acudió a saludar al presidente colombiano en la Sala del Tronetto, adyacente a su Biblioteca Privada, con un «bienvenido» y le recordó que era la tercera vez que se veían.

    Tras el encuentro con el Pontífice y Santos, Uribe reiteró a los medios de comunicación sus reservas al nuevo acuerdo de paz alcanzado entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC, según informa el diario colombiano «El Tiempo». El senador y líder del Centro Democrático trasladó al Papa que «no nos pueden imponer todo esto, Su Santidad» y que le ha pedido al Gobierno que «afloje un poquito» en la aplicación de los acuerdos.

    La audiencia entre el Pontífice y Santos estaba prevista después de que se conociese que recibiría en Oslo el Premio Nobel de la Paz, y que emprendería a raíz de ello una gira europea.


    Llamada de Parolin

    Uribe anunció el jueves por la tarde que recibió la llamada del secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, invitándole al Vaticano para participar en la reunión conjunta con el presidente colombiano y el Papa. Según el Centro Democrático, el Santo Padre también recibió al expresidente colombiano antes del encuentro de los tres.



    Fuente: ABC

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