Respuesta: ¿Futura embajada vasca?

Iniciado por
Josean Figueroa
Yo para nada apoyo a los independentistas vascos, pero que esa u otra región de España tenga embajadas culturales propias, especialmente en hispanoamérica, me parece algo positivo. Claro, todo depende de la manera en que traten el asunto.
Lo que he expuesto no es mi opinión, se fundamenta en el Derecho Internacional, concretamente en las Convenciones de Viena de 1961 y 1963 sobre relaciones diplomáticas y consulares, respectivamente. Por tanto, no pueden ser "embajadas" en ningún sentido, el establecimiento de tales y cualquiera que sea su "status" se ajusta a normas de Derecho entre Estados reconocidos y una comunidad autónoma no es más que una forma interna de organización político-administrativa de uno de ellos, en este caso de España, así que cualquier otra consideración es un disparate en términos legales.
Lo que el Gobierno vasco abrió en 2006 (este hilo es de entonces), gobierno separatista y no representativo de la mayoría de los vascos, no fue sino un desafío de los muchos a los que nos tienen acostumbrados toda una serie de bufones metidos a políticos, así que ya está bien de aplaudir por activa o por pasiva los actos de individuos que atentan contra España.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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