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Tema: Los 22 héroes que llevaron la vacuna de la viruela

  1. #1
    Avatar de Juan del Águila
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    Los 22 héroes que llevaron la vacuna de la viruela

    http://nosolodepanviveelhombre.com/blog/2007/09/23/84

    El apasionante viaje de la vacuna de la viruela hasta el nuevo mundo

    Situémonos en el año 1803, en un momento en el que el virus de la viruela mataba a decenas de miles de personas en el nuevo mundo. Afortunadamente en Europa existía ya una vacuna para erradicarla, pero no en América. Pensad en que no existían neveras para trasportarla en una travesía de muchos días, y el hielo se derretiría en muy poco tiempo y llegaría en mal estado. Esta es la historia de cómo el ingenio humano y 22 héroes lograron llevar la vacuna hasta las américas y salvar así millones de vidas.



    El monarca español Carlos IV era especialmente sensible a los estragos de la viruela, puesto que perdió un hijo a causa de la terrible enfermedad. Por ello fue el patrocinador de la expedición que trató de llevar la vacuna hasta México, por donde se supone que entró la enfermedad cobijada en algunos de los marineros que Hernán Cortés llevó en su camino hacia el oro Azteca.

    El problema que conllevaba el trayecto era sencillo, si se inoculaba el virus a una persona que estuviera vacunada, en el tiempo que durara el viaje desarrollaría la enfermedad y la superaría antes de llegar a puerto.



    Por ello, el médico alicantino Francisco Javier Balmís, tomó una decisión que hoy consideraríamos controvertida. Embarcó a 22 niños expósitos coruñeses vacunados contra la viruela, e inoculó a dos de ellos el virus. Cuando este hacía su efecto en forma de notorias pústulas, unos niños se lo pasaban a otro de forma escalonada por el método del contacto entre sus brazos. Dos se lo transmitían a otros dos niños, que hacían lo mismo a su vez con otros dos, hasta llegar hasta los 22. De ese modo, cuando el María Pita atracó en las costas de Puerto Rico, la vacuna estaba lista para depositarla en manos de los médicos locales.

    La expedición se dividió entonces en dos grupos que hicieron llegar la tan deseada vacuna a las costas de Venezuela, Cuba, México, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Bolivia, Brasil, Guatemala, Argentina, Filipinas y China.

    Así fue como 22 pequeños niños sin padres fueron los portadores de la esperanza de vida para millones de personas.


    Vainilla dio el Víctor.

  2. #2
    Avatar de Josean Figueroa
    Josean Figueroa está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Los 22 héroes que llevaron la vacuna de la viruela

    No comprendo como lo anterior es ignorado sistemáticamente por la historiografía medico-científica. A mi entender constituye un hecho transcendental.

    Quizás es que es una falsedad, porque todo el mundo sabe que España es un pais que nada a aportado a la ciencia o la evolución de las ideas (nota: lo anterior es sarcasmo).

  3. #3
    Avatar de Ordóñez
    Ordóñez está desconectado Puerto y Puerta D Yndias
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    Re: Los 22 héroes que llevaron la vacuna de la viruela

    Yo abrí un hilo plagiando una idea del Foro " Santo Tomás Moro " sobre los aportes de los cristianos a la ciencia. Pensándolo bien, podríamos reducir el aporte a los hispanos.....Sería interesante.
    Última edición por Ordóñez; 17/10/2007 a las 18:17

  4. #4
    Avatar de Josean Figueroa
    Josean Figueroa está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Los 22 héroes que llevaron la vacuna de la viruela

    Cita Iniciado por Ordóñez Ver mensaje
    ...sobre los aportes ... a la ciencia...de los hispanos.....
    Recientemente leí un tratado de Feijoo sobre la razon en los "brutos", es decir, sobre la capacidad de raciocinio de otros animales aparte del humano. Me pareció un pensamiento muy avanzado, no solo para el siglo XVIII, sino que aun en la actualidad es una idea de la vanguardia científica.

  5. #5
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: Los 22 héroes que llevaron la vacuna de la viruela

    Pues yo creo que no hay que reducirlo a los aportes hispanos, Ordóñez. Las dos cosas son necesarias, porque lo mismo que existe una leyenda negra antihispánica hay muchas leyendas negras anticatólicas.

  6. #6
    Avatar de Josean Figueroa
    Josean Figueroa está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Los 22 héroes que llevaron la vacuna de la viruela

    Cita Iniciado por Hyeronimus Ver mensaje
    ... lo mismo que existe una leyenda negra antihispánica hay muchas leyendas negras anticatólicas.
    Francia e Italia son católicas y no se ven afectadas por "leyendas negras" que desprestigien sus aportes a la cultura mundial y trasgiversen sus historias. El caso de la antipatía hacia España es único en Europa Occidental.

  7. #7
    Avatar de Ordóñez
    Ordóñez está desconectado Puerto y Puerta D Yndias
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    Re: Los 22 héroes que llevaron la vacuna de la viruela

    No te creas Josean. En el siglo XIX, en según qué épocas, el francés no tenía demasiada buena prensa ni en muchos pagos europeos ni en Norteamérica; y sobre el desprestigio hacia el pueblo italiano la prensa y el cine se cebaron a base de bien en el pasado siglo XX. Lo que sí es que Francia renunció a su Catolicidad a través del nacionalismo hasta que fue carcomida por sus propios errores; lo mismo nos pasó a nosotros quizá algo más tarde. El " caso nacional italiano " fue monstruoso, terrible; y sin embargo, como fue hecho por masones y liberales contra las Sicilias y el Papado parece ser que fue hasta gustoso.....Y eso por no hablar de la malísima prensa de irlandeses o polacos. O de los rusos, también. El caso español quizá se debe porque en nuestra misma España las fórmulas nacionalistas liberales han fracasado lógicamente, y ya lo dejó dicho Menéndez Pelayo; perdemos nuestra esencia y ya no sabemos encontrarnos; y si a eso le sumas una sociedad consumista, pseudoanalfabeta e impía, la leyenda negra le resbala totalmente, cuando es el mismo " sistema educativo " quien la potencia de la guardería a la universidad. El mayor pecado de España fue querer " modernizarse " desde el XVIII en base a la extranjería y no saber apreciar su legado y valor; de ahí a la caída en picado, de ahí a la desunión de la Hispanidad. España fue Cabeza de Cristiandad y martillo de herejes y muchos pueblos la siguieron, y eso aún no se perdona; y como al españolito de a pie le da igual, pues que siga la fiesta....
    Última edición por Ordóñez; 17/10/2007 a las 20:47

  8. #8
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    Re: Los 22 héroes que llevaron la vacuna de la viruela

    Sí, eso no se enseña en México, yo me entere de la expedición haciendo una investigación historica en enciclopedias. Incluso creo que en México, bueno. Nueva España, tomaron a otros huerfanos para llevar la vacuna a Asia, y luego regresaron. Creo que hasta Balmis duró varios años aquí, debido a que no pudo viajar por la guerra que ocasionó la independencia. Saludos.

  9. #9
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: Los 22 héroes que llevaron la vacuna de la viruela

    LA VACUNA PEREGRINA DESDE CÁDIZ AL MUNDO HISPÁNICO



    ESTATUA ECUESTRE DE CARLOS IV

    PLAZA MANUEL TOLSÁ

    CIUDAD DE MÉJICO

    1796-1804
    En los primeros años del siglo XIX la ciencia médica había hecho grandes progresos, por medio de la investigación de laboratorio. Ya desde 1796 un modesto investigador inglés, Edward Jenner, experimentaba la prevención de la viruela, que hasta esos años era casi siempre mortal. Por medio de la linfa de enfermos inoculada en la linfa de terneras o vacas, buscaba prevenir la enfermedad en seres humanos. En ese año de 1796 logró inyectar en un niño la enfermedad que se desarrolló en fiebre muy leve dejando anticuerpos capaces de resistir la viruela sin sus efectos mortales y sin afectar a la piel. En 1798 publicó el nuevo procedimiento preventivo.
    Pero 20 años antes de lo arriba relatado, se había desatado una mortal epidemia de viruela en la Nueva España, ya desde el año de 1778 hasta 1779, la enfermedad se propagó por todo el Reino cobrando miles de víctimas mortales.
    Los hospitales de la Nueva España no bastaban para atender a los enfermos. Entre los médicos que los atendían se encontraba, en el Hospital Real del Amor de Dios, el doctor Francisco Javier Balmis, cirujano graduado en 1772, en Valencia (1)
    (1) El médico Francisco Javier Balmis, nació en Alicante en 1753, fue cirujano de la Armada Española que el rey Carlos III envió contra los piratas de Argel. En 1778 residía en la Nueva España, siendo nombrado jefe de varios hospitales entre ellos el de san Andrés. Por su profesión conoció la medicina indígena para curar muchas enfermedades entre ellas la sífilis, enfermedad originaria de los indios de las islas Antillas; que Balmis pudo curar con el jugo de ciertas cactáceas y de la planta begonia.
    Sus tratamientos con esas plantas fueron eficaces, lo que le hizo volver a España en 1792 llevando un cargamento de esos productos, para exhibirlos en la Corte. En Madrid no tuvo la acogida que esperaba. Se nombró una comisión de médicos para estudiar los remedios del doctor Balmis, el dictamen fue desfavorable e incluso ofensivo. El doctor Piñera, médico del hospital de San Juan de Dios escribió un libro atacándole. Balmis contestó con otro libro titulado; “Demostraciones de las eficaces virtudes en las raíces de las plantas de Nueva España” (Madrid 1794) De la controversia solamente ha quedado el nombre que le dio a la planta Begonia, la Junta de médicos de Nueva España de “Begonia Balmisiana” y el conocimiento que tuvo en 1798 del libro del doctor Jenner que tradujo al castellano, y que fue determinante para la propuesta que hizo al rey don Carlos IV, siendo aprobada por el monarca, la expedición médica para aplicarla en todo el Imperio Español.
    La terrible impresión que el doctor Balmis había tenido de la epidemia de viruela en Nueva España, lo indujo a proponer al rey Carlos IV, organizar una expedición que llevara la Vacuna contra la viruela a todo el Imperio Español, es decir; darle la vuelta al mundo, lo que nunca se había pensado.
    El rey Carlos IV concedió al doctor Francisco Javier Balmis, el título de médico de Cámara y lo comisionó para ser jefe de la expedición salvadora. Traía como ayudante principal a una dama, doña Isabel de Cendala y Gómez que se encargó de que los niños huérfanos utilizados durante las travesías de un país a otro, sufrieran las menores incomodidades posibles. En el año de 1803 se organizó el inesperado y heroico viaje sanitario que salió del puerto de Cádiz haciendo su primera escala en las Islas Canarias.
    El procedimiento era éste:
    Se embarcaron en uno de los navíos de la Real Flota a 12 niños huérfanos de Cádiz. A dos de los cuales, se les inoculó el pus en una pequeña herida en el brazo izquierdo. Tras una semana de cultivo les prendió la vacuna, entonces el nuevo pus se les inoculó a otros dos niños, y tras otra semana de cultivo la vacuna se les pasó a otros dos y así hasta llegar a las Islas Canarias; ahí se dejó a los niños de la Península y los remudaron por otros 30 niños canarios, calculando las semanas que estarían en el Océano,
    Al llegar a la Isla de la Española, bajaron a los niños canarios y los sustituyeron por niños de Santo Domingo. A unos, los dirigieron a Cartagena de Indias y a otros a la Habana; de Cuba un pequeño número de niños cubanos fueron llevados hasta Veracruz, en la Nueva España, donde los dejaron, remudando su carga infantil y repartiéndolos en las ciudades intermedias entre el puerto y la ciudad de México.
    En la capital del Virreinato gobernaba el virrey don José de Iturrigaray (2), quien se encontraba entre las discusiones y polémicas con los centros médicos, particularmente los grupos de protomédicos. El Protomedicato y demás doctores afirmaban con abundantes y excelentes razones que el principio de la vacuna era malo y perjudicial. Daban al Virrey los ejemplos de los anteriores intentos de haber traído la vacuna con pus encerrado entre cristales, sin ningún beneficio y hasta mortal. Pero nadie había reparado en el nuevo método de traer el pus en seres vivientes para pasarlo de unos a otros.
    Nadie se atrevía a dejarse inocular el virus, por lo que el doctor Francisco Javier Balmis, en entrevista privada con el Virrey convino con él, una atrevida estratagema:
    El virrey don José de Iturrigaray mandó publicar un bando en toda la ciudad de Méjico, capital de la Nueva España, para que la población se enterara de la importancia de la vacuna.
    Citó en el Hospicio de la ciudad, al Real Tribunal del Protomedicato, al Claustro Universitario, a los maestros de todos los colegios, a los Tribunales, a los señores de la Real Audiencia, a los señores del Cabildo, Justicia y Regimiento de la Nobilísima Ciudad, a los Prelados de las Órdenes religiosas y a toda la Nobleza. En un largo y numeroso cortejo de lujosos carruajes que seguían a la carroza donde iba el virrey de Nueva España, don José, la virreina doña Inés de Jáuregui con sus hijos, y tras ellos, los dignatarios de Palacio en sus caballos.
    El pueblo asombrado, se agolpaba dando paso al vistoso desfile que se dirigió hasta el Hospicio. Todos bajaron de sus coches y se acomodaron según su rango, llenando la Sala Principal del edificio.
    La familia virreinal ocupó el centro de la atención y el profesor doctor don Juan Arboleya inoculó el pus, ante al asombro general, al pequeño Francisco hijo menor de los virreyes. La gran mayoría de los presentes pensaba que el pequeño moriría al poco tiempo. Don José de Iturrigaray y doña Inés estaban convencidos de la efectividad de la vacuna y de que no había peligro para su hijo. Lo que así sucedió a la semana siguiente cuando le prendió la vacuna.
    Entonces, la mayor parte de la población pidió ser vacunada, y así se detuvo la mortal epidemia. De todas las provincias llegaron médicos que solicitaban el pus salvador de la viruela.
    El doctor Balmis y sus ayudantes aún tenían la comisión real de preparar los niños novohispanos para el largo viaje hasta las Islas Filipinas. La responsabilidad de este recorrido la compartiría doña Isabel Cendala y Gómez a quien acompañaba uno de sus propios hijos.
    (2) Don José de Iturrigaray fue protagonista el 15 de septiembre de 1808 del primer intento de separar la Nueva España de Imperio Español, aprovechando la prisión del Rey a manos de Napoleón Bonaparte.
    La expedición sanitaria española, efectivamente llegó a la ciudad de Manila; desde ahí se llevaron las vacunas aún hasta la China, el sudeste asiático y algunos puntos de África, para terminar de nuevo en las Islas Canarias. Toda una proeza que guió la mano de Dios, y de la que el Imperio Español pudo sentirse orgulloso, pues con ello, España fue la primera potencia en impulsar, alrededor del mundo, los beneficios de la Medicina.


    LA ESTATUA ECUESTRE DEL REY CARLOS IV


    En la ciudad de Méjico existe aún una prueba artística del hecho que acabamos de relatar.

    El 9 de diciembre de 1796 se había presentado sobre un zócalo en la Plaza Mayor de la ciudad; la primera prueba de la estatua, fabricada en madera dorada; mandada hacer por el virrey Miguel de la Grúa, Marqués de Branciforte quien, con eso, agradecía al rey Carlos IV su nombramiento de virrey y celebraría con ello, la paz firmada con Francia y la alianza de las dos potencias en contra de Inglaterra, que en esa fecha, se preparaba para quedarse con la península de Yucatán. Don Miguel de la Grúa terminó su gestión como virrey el 31 de mayo de 1798, sin ver terminada la estatua.
    La obra de la estatua a Calos IV, había sido encomendada al insigne artista valenciano Manuel Tolsá (3) quien tardó ocho años en su fabricación a causa de varios percances; el mayor de todos fue en 1799 por haber sido apresada la Fragata “Asturiana” por los piratas ingleses que se apropiaron de la Calamina, material necesario para la fundición de la obra artística.
    (3) Manuel Tolsá. Nació en la villa de Enguera de la provincia de Valencia en 1757. Se educó en la Academia de San Carlos de la ciudad de Valencia donde inició su carrera de Artes y Arquitectura. Terminó sus estudios en la Academia de San Fernando de Madrid donde llegó a ser académico de mérito. En 1790, trabajando como profesor recibió del rey Carlos IV, el nombramiento de director de escultura de la recién creada “Academia de las Tres Nobles Artes de San Carlos en la ciudad de México”, a donde llegó en 1791, trayendo numerosos libros, instrumentos de trabajo y las copias en yeso de las figuras originales de la Academia de Madrid.
    En la Nueva España se desenvolvió especialmente como arquitecto y fundidor de imágenes en bronce como la estatua ecuestre de Carlos IV, y el busto de Hernán Cortés puesto en el monumento funerario del Conquistador. También fundó una fábrica de coches y de cañones, fabricó muebles y creó un estilo en la decoración que se llamó “neoclásico-moderno”. Sus obras arquitectónicas fueron espléndidas e importantes, como: La fachada de la Catedral Metropolitana y los remates de sus torres y cúpula. El suntuoso Palacio de Minería de la Capital, los planos del Hospicio Cabañas de Guadalajara, los palacios de las familias nobles de Nueva España y muchas obras menores en Puebla de los Ángeles, Valladolid, hoy Morelia, Querétaro, Durango y San Miguel el Grande. Manuel Tolsá casó con doña Luisa Sanz y Téllez Girón, dama de noble alcurnia de la Nueva España, y murió en la ciudad de México menos de un año antes de cumplir los sesenta años de edad, en 1816.
    Pero la primera fundición se retardó hasta finales de 1802. Tuvieron que pasar otros dos años para que la obra estuviera prácticamente terminada. Esta obra de arte en bronce representa al Rey Carlos IV como si fuera un César romano. Y es de tal perfección que está catalogada como la tercera estatua ecuestre en bronce mejor lograda del mundo. Después de la de Cosme Médicis y la que representa en San Petesburgo a Pedro el Grande “Zar de todas las Rusias”. (4)
    (4) Esta obra de arte patrimonio de la Humanidad, fue tratada de destruir con ácidos en el año 2013 por los grupos de salvajes indigenistas fomentados y sostenidos por la corriente política que priva en Méjico desde el siglo XIX contra toda nuestra herencia española. Siendo la meta mayor de su insensato proyecto; destruir la Catedral Metropolitana para sustituirla por un templo a Huichilobos. Actualmente 2015, la estatua, está cubierta por un tablado y aún no se sabe si será restaurada.
    En el año de 1804, fue recibida en la ciudad de Méjico, la expedición médica con la vacuna contra la viruela a cargo del doctor Balmis, mientras el escultor don Manuel Tolsá estaba por terminar la que sería, tercera estatua ecuestre mejor lograda en el mundo, después de la dedicada a Cosme Médicis y la esculpida al Zar Pedro el Grande en Rusia. El Maestro Tolsá aprovechó la ocasión para completar su obra en homenaje al Rey, añadiendo a la mano derecha un rollo que representa el Decreto real para llevar esa vacuna al mundo.



    Detalle posterior de la estatua del rey Carlos IV
    Llevando en su mano derecha el Decreto de la propagación mundial de la Vacuna contra la viruela en poco menos de dos años, 1803-1805
    https://eccechristianus.wordpress.co...una-peregrina/
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  10. #10
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    Re: Los 22 héroes que llevaron la vacuna de la viruela

    Hay que agregar que la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna llegó también a territorios no controlados por España, en un claro ejemplo de filantropía que representa la mejor contestación a quienes la acusan de "saquear" las Indias.






    ____________________________

    Fuente:

    https://www.facebook.com/77125717629...type=3&theater
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  11. #11
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    Re: Los 22 héroes que llevaron la vacuna de la viruela

    La expedición filatrópica de la vacuna de la viruela, llega al Reino de Quito






    ____________________________

    Fuente:


    https://www.facebook.com/23052595029...type=3&theater
    Vainilla dio el Víctor.

  12. #12
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    Re: Los 22 héroes que llevaron la vacuna de la viruela

    El viaje en barco que vacunó a 250.000 personas e inventó la salud pública moderna





    21 Diciembre 2016




    Javier Jiménez @dronte




    Dos semanas después empezaban el dolor de espalda, la fatiga, la fiebre alta y el malestar general. Al poco, los vómitos, la diarrea, el sangrado excesivo y, finalmente, las erupciones. En ese mismo momento, el mundo se paraba. O, si somos sinceros, algo más.

    La viruela tenía la capacidad no sólo de parar el mundo, sino de destruirlo. Personas, ciudades e imperios eran devorados por un simple virus. Y si lo vencimos, convirtiéndose en la primera enfermedad erradicada por el ser humano, fue, en parte, gracias a la primera misión humanitaria de la historia. Así, y perdonen el exceso, fue como Hispanoamérica derrotó a la viruela.



    Un virus capaz de destruir civilizaciones enteras






    Todo esto debió empezar antes, pero es Ramsés V (1147-1143 antes de Cristo) el que tiene el honor de ser el caso más antiguo de viruela que se conoce . La historia es tan larga, está tan llena de epidemias y de horror, que no puedo dar cuenta de toda ella. Lo dejaremos para otro día y hoy nos centraremos en la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna.

    Según parece, a América la viruela llegó con los hombres de Hernán Cortés. De hecho, ese fue uno de los factores clave en la devastación de los imperios americanos que favoreció la conquista española. Esto no era desconocido, como decía el propio Balmis, en la serie que RTVE está emitiendo estos días, "La viruela llegó a ultra mar en nuestro barcos, y en nuestros barcos debe llegar la solución".

    El problema es que esa solución no era sencilla. Como es razonable, una enfermedad tan terrible había ido acompañada de muchas pruebas e intentos de solución con los escasos recursos de las medicinas tradicionales. De hecho, había un tratamiento preventivo que se llevaban usando mucho tiempo, la variolización. En esencia, se trataba de inocular la viruela.

    Sencillo y básico. De hecho, en ese principio se basan las vacunas modernas. El problema es que en aquella época no se podían hacer vacunas; es decir, no se podían debilitar los virus (ni mucho menos usar técnicas virológicas más avanzadas) y por eso, la variolización era muy peligrosa.

    De hecho, la clave del éxito de Edward Jenner (el inventor de la vacuna) no fue descubrir la inoculación, como a veces parece; sino aprovechar un virus muy parecido (pero no mortal) para generar inmunidad sin que el riesgo fuera excesivo. Fue un hallazgo afortunado. Jenner publicó sus resultados en 1798 y, claro, se convirtió en una revolución.



    La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna






    A España llegó el 3 de diciembre de 1800 de la mano del doctor Francisco Piguillem. Las versiones varían pero sabemos que la vacuna venía de París y que Piguillem vacunó a tres ó cuatro niños de Puigcerdá nada más llegar al país y fue avanzando hasta llegar a Barcelona.

    Hacia 1802, llegaron a la corte las terribles epidemias que azotaban América y, en concreto, los virreinatos de Nueva Granada y Perú. Francisco Javier Balmis, médico cirujano de la Corte, logró convencer al rey Carlos IV para llevar la vacuna a América.

    No era fácil. Al principio, se intentó replicar el proceso de Jenner, pero por más que se buscó en América no había viruela vacuna. Más tarde, descartada la idea de crear la vacuna allí, se intentó llevarla. Había varias formas, aunque la más prometedora era llevar suero desecado entre dos cristales. Ni con esas.






    Balcón de Homenaje a la Expedición de Balmis - A Coruña



    La única forma de llevarla era en vivo; es decir, inoculada en personas. Y los que mejor respondían a esta técnica eran los niños. 22 niños para ser exactos, niños que no habían pasado la viruela ni habían sido vacunados.
    Los niños tenían entre 3 y 9 años. Dieciocho eran de la Casa de Expósitos de A Coruña y cuatro venían directamente de Madrid. Además la expedición llevaba 500 ejemplares del tratado sobre la vacuna de Jenner que había escrito Moreau de la Sarthe. Un libro que, por cierto, había traducido el mismo Balmis al español.



    Un viaje alucinante

    El 30 de noviembre de 1803 partió la Real Expedición Filantrópica en la Corbeta María Pita desde el puerto de A Coruña. Hizo escala en Tenerife y partió de allí el 6 de enero de 1804. Llegaron a Puerto Rico el 9 de febrero. De allí partieron hacia La Guayra, en Venezuela.










    Allí la expedición se dividió en dos. Salvany siguió hacia el sur visitando Cartagena de Indias, Santa Fe de Bogotá, Quito, Lima, Arequipa, La Paz, Santiago de Chile, Concepción y Valdivia. En 1812, mientras regresaban hacia Santiago para llegar a Argentina a través de Mendoza, la Guerra de la Independencia les pilló de lleno y se disolvió en el pequeño pueblo de San Carlos. Salvany había muerto dos años antes en Cochabamba, Bolivia.















    La otra rama siguió hacia Cuba. Para entonces, ya no quedaban niños 'vírgenes', por lo que para el camino a La Habana necesitaron 6 niños venezolanos más. Desde allí el recorrido fue La Habana, Sisal y Veracruz. En La Habana, hubo problemas. No encontraban niños "vírgenes" y se vieron obligados a comprar dos niñas esclavas (las dos únicas niñas que participaron en la expedición).

    Allí dejaron el barco, atravesaron México. El 8 de febrero de 1805, salieron de Acapulco hacia Manila en el "Magallanes" con 26 huérfanos mexicanos en un viaje de 50 días. Desde allí tomaron la decisión de llevar la vacuna a China y, con 14 huérfanos filipinos, llegaron a Macao el 5 de octubre. Tras de eso, y ya de vuelta, pararon en Santa Elena para llegar a Lisboa el 14 de agosto 1806.



















    Como vemos en los mapas, hubo muchas otras subexpediciones que recorrieron todo el territorio dentro y fuera del Imperio. Por ejemplo, desde Macao se recorrieron numerosas provincias chinas y, desde de México, la vacuna viajó por todo América del Norte.

    Un viaje prodigioso que consiguió vacunar a más de 250.000 personas y sentó las bases seminales de las políticas públicas de salud. Una verdadera proeza que no debería ser tan desconocida.


    Imágenes | AEP




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    https://magnet.xataka.com/idolos-de-...spana-al-mundo
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    Re: Los 22 héroes que llevaron la vacuna de la viruela

    Que pena le inunda a una, cuando recuerda nuestra historia....Los cientos de películas que podrían haber hecho de las grandiosas gestas españolas en variados ámbitos.

    ¡Oh Patria!, ¡Cuántos hechos, nombres, sucesos, victorias! Tienes quien te haga, quien te obliga.....¿Por qué te falta España mía quien te lo diga?
    Yo quiero ser española Y solo Española......Amo con exaltación a mi Patria, antes que a la libertad, republica, federación o democracia....Pues pertenezco a mi inigualable e amada España. *

    * Letras de ilustres de nuestra tierra, un poquillo cambiadas


    Tándem Aquila Vincit
    ———————————



    Salve, llena de gracia; el Señor es contigo..
    Bendita tú eres entre todas las mujeres que fueron, son y serán; Reina Virginal, Madre Santísima, Virgen Pura..El Espíritu Santo vendra sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá; por eso el santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios.

    Y el Oriente, Luz Verdadera vino al mundo e ilumina a todo hombre y toda mujer como Sol de justicia.

    TÚ DIOS mío solo ayúdanos, que nosotros haremos para Su camino.

  14. #14
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    Re: Los 22 héroes que llevaron la vacuna de la viruela

    Hola a todos, soy nuevo en el foro y encantado de encontrarme con vosotros. Colaboro con la asociación Isabel Zendal, la enfermera que estuvo a cargo de los 22 niños y permaneció siempre al lado del Doctor Balmís. Conocemos su pasado y su trabajo en la expedición hasta que llegó a Puebla (México) procedente de Manila. Ahí, en Puebla, es donde perdemos su pista. Agradeceríamos cualquier tipo de información sobre Isabel, declarada por la OMS como la primera enfermera de la historia en misión internacional.
    Gracias por anticipado y un saludo para todos.
    isabelzendal.com

  15. #15
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    Re: Los 22 héroes que llevaron la vacuna de la viruela

    La Expedición Filantrópica y los niños que transportaron la vacuna contra la viruela en sus propios cuerpos a América y Filipinas

    Jorge Alvarez 17 octubre, 2017



    La corbeta María Pita zarpando de La Coruña en 1803/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons



    El 30 de noviembre de 1803 zarpaba del puerto español de La Coruña un navío de tres palos, mandado por el teniente de fragata de la Real Armada Pedro del Barco, que llevaba a bordo un singular pasaje: veintiún niños huérfanos bajo el cuidado de una mujer, personal médico y dos millares de ejemplares del libro Tratado histórico y práctico de la vacuna. El destino eran los territorios americanos de la Corona, donde se iba a llevar a cabo una inédita campaña de vacunaciones contra la viruela entre la población nativa. Se bautizó como Real Expedición Filantrópica de la Vacuna y Humboldt la definió como “la más memorable en los anales de la Historia”.


    Como sabemos, a partir de la llegada de Colón a América, más concretamente en su segundo viaje, la viruela se abatió sobre el Nuevo Mundo desangrándolo demográficamente y matando al noventa por ciento de los contagiados cuando saltó de las islas al continente, presuntamente llevada por las tropas de Pánfilo de Narváez. Conocida como la gran lepra, por el impactante efecto físico que causaba en los afectados en forma de erupciones cutáneas, llagas y pústulas, fue la primera de una larga lista de enfermedades (sarampión, gripe, tifus, peste neumónica…) que causarían estragos entre una población hasta entonces aislada. Pero sin duda se trató de la más importante porque resultó decisiva en la etapa de conquista, que se extendió aproximadamente hasta los años setenta del siglo XVI.


    Indígenas afectados de viruela en el Códice Florentino/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons
    La viruela está provocada por el Variola, un virus de doble cadena de ADN que se replica en el citoplasma celular usando una polimerasa y que tiene la particularidad de afectar exclusivamente al ser humano. Se descubrió en 1940 y a partir de 1980 se consideró oficialmente erradicada la enfermedad que producía, secuenciándose su ADN una década después. En la mayor de las dos formas que presentaba ese mal, históricamente resultaba mortal en un 30% de los casos; y, si bien la más frecuente era la viruela común, otras variantes como la lisa o la hemorrágica solían ser mortales.




    Hablamos en pasado pero entendiendo como tal no sólo la etapa americana, ya que la viruela está identificada desde hace diez mil años y la misma gravedad que presentaría en el Nuevo Mundo a partir del siglo XV la tuvo antes en Asia y Europa. De hecho, en el Viejo Continente no sólo siguió existiendo, matando o desfigurando a decenas de millones de personas sino que a partir del siglo XVIII experimentó un rebrote especialmente grave que llevó a los investigadores a centrar su atención en la búsqueda de un remedio. Los médicos sabían de casos en los que la inoculación preventiva había dado buen resultado; los chinos la practicaban ya en el siglo X y una aristócrata británica, Mary Montagu, introdujo esa medida en su país al regresar de un viaje por el Imperio Otomano -donde su marido era embajador- y demostrar su eficacia en sus propios hijos.


    Sin embargo, el mundo académico no superó su reticencia hasta que en 1796 el médico rural inglés Edward Jenner tuvo la idea de sustituir las inoculaciones habituales, procedentes de enfermos supervivientes (que, sin embargo, no siempre funcionaban) por otras de afectados por viruela de vaca (cowpox), que parecía ser más leve a tenor de lo observado en las ordeñadoras: se infectaban pero superaban la enfermedad. Probó con dos niños y aunque los resultados fueron positivos, se encontró con el rechazo de la Royal Society; había numerosos prejuicios sobre el tema, sin contar la superstición popular de que inyectar materia bovina a una persona podía llevar a ésta a desarrollar apéndices animales. No obstante, Jenner publicó los resultados por su cuenta y fue cuestión de tiempo que la ciencia se impusiera.


    Jenner aplicando la primera vacuna al niño James Phipps/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons
    El Parlamento le distinguió en 1802 y a partir de ahí su remedio se hizo común: en 1805 Napoleón ordenó vacunar (término que precisamente deriva de vaca) a todos los soldados de su ejército y poco después, la nobleza británica hacía otro tanto con sus hijos dando ejemplo al resto del pueblo (la Dama Negra, el Ángel Exterminador o el Herodes de los Niños, como se conocía a la viruela, mataba por igual a unos que a otros). Ahora bien, antes de esto Jenner obtuvo un reconocimiento temprano en España, de la mano primero del doctor Francesc Piguillem y Verdacer. Luego sería otro, Francisco Javier Balmis y Berenguer, un médico militar nacido en Alicante en 1753, quien tradujo del francés un libro donde se explicaba el procedimiento de vacunación, el Tratado histórico y práctico de la vacuna de Louis-Jacques Moreau de la Sarthe (este título es el que se llevó a América en la bodega del barco).


    Fue el propio Balmis, cirujano real y médico personal del rey Carlos IV, quien le propuso a éste la idea de una expedición a los virreinatos de ultramar que llevase el remedio de Jenner y organizase in situ unas juntas de vacunación. El monarca estaba especialmente sensibilizado con el tema porque su hija María Teresa había fallecido de viruela en 1794, sin llegar a cumplir cuatro años, por lo que dio el visto bueno. Balmis, tras participar como sanitario en el sitio de Gibraltar y la toma de Pensacola, había estado destinado en La Habana y en Ciudad de México, donde se especializó en el tratamiento de enfermedades venéreas y en botánica e incluso escribió una obra al respecto que publicó en 1794: Tratado de las virtudes del agave y la begonia. Ahora, con la ayuda de otro médico y cirujano militar llamado José Salvany y Lleopart, se puso manos a la obra.




    Francisco Javier Balmis/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons
    Dado que resultaba imposible transportar a través del Atlántico vacunas in vitro, puesto que al no existir las neveras no se conservaban más de doce días, se optó por una técnica más rudimentaria y costosa pero para la que no había alternativa: el brazo a brazo, consistente en inocular a alguien para que se inmunice e ir pasando de un individuo a otro los anticuerpos formando una especie de cadena humana. Para ello se eligió a veintidós niños procedentes de varios orfanatos: seis de la Casa de Desamparados de Madrid, once del Hospital de la Caridad de La Coruña y otros cinco de Santiago de Compostela, todos ellos bajo el cuidado de Isabel Zendal Gómez, rectora de la Casa de Expósitos coruñesa, que además era enfermera y aportó a su hijo.


    El barco destinado a la misión, el María Pita, era una pequeña corbeta mercante de tres palos y doscientas toneladas, elegida porque lo que se necesitaba ante todo era velocidad, debido a la técnica a desarrollar: se practicaba una incisión en el brazo a dos de los niños para inocularles el virus; enfermaban pero levemente, lo que permitía transmitir la vacuna por contacto entre heridas a otros dos (siempre por parejas por si uno moría) cada diez días aproximadamente, que es lo que tardaban en aparecer los síntomas. Así se cubrían las semanas necesarias para la singladura. Por supuesto, los niños seleccionados, cuyas edades oscilaban entre tres y nueve años y a los que se catalogaba de “vacuníferos”, no podían haber estado enfermos de viruela con anterioridad.


    A bordo de la María Pita también iban Salvany, otro médico, dos prácticos, tres enfermeras y veintisiete marineros. Hicieron un alto en Tenerife, donde estuvieron un mes vacunando a la población, y reanudaron viaje para arribar a Puerto Rico treinta y cuatro días después, el 9 de febrero de 1804. Durante el trayecto murió uno de los niños pero con los otros se siguió el protocolo establecido, que exigía serían “bien tratados, mantenidos y educados, hasta que tengan ocupación o destino con que vivir, conforme a su clase y devueltos a los pueblos de su naturaleza, los que se hubiesen sacado con esa condición”. De hecho, a cada uno se le entregó un hatillo con ropa, calzado y útiles, tanto de aseo como para comer, con los que dada su pobre condición probablemente nunca hubieran soñado.


    Monumento a Isabel Zendal y los niños en La Coruña/Foto: Caronium en Wikimedia Commons
    En Puerto Rico Balmis se llevó una sorpresa. No necesitaban quedarse porque el cirujano del Hospital Real, Francisco Oller Ferrer, había introducido en 1792 una vacuna desde la isla de Santo Tomás, así que, tras discutir con él (Balmis tenía un carácter difícil), continuaron hasta La Guaira (Capitanía General de Venezuela), de donde fueron a Caracas para establecer la Junta Central de la Vacuna, de cuya dirección se encargó al doctor local José Domingo Díaz. Fue en esos días cuando el poeta Andrés Bello, que al contrario que el anterior sería devoto de Bolívar (fue su maestro), escribió su Oda a la vacuna:




    Y a tí, Balmis, a tí que, abandonando
    el clima patrio, vienes como genio
    tutelar de salud, sobre tus pasos,
    una vital semilla difundiendo…



    La expedición se dividió dos grupos, uno encabezado por Balmis y el otro por Salvany. Éste desempeñó su misión por los virreinatos de Nueva Granada (Colombia) y Perú (que agrupaba los actuales Ecuador, Perú, Chile y Bolivia) a lo largo de siete años. La muerte le sorprendió en Cochabamba en 1810, pues ya antes de partir de España estaba enfermo de tuberculosis y en América contrajo también malaria. Tenía treinta y cuatro años y se calcula que vacunó en torno a un millón de personas a despecho del difícil contexto, pues los nativos se mostraban reacios a ellos -hostiles incluso- por miedo y además en 1809 empezaron los movimientos independentistas.


    Recorridos de la expedición/Imagen: Wikimedia Commons
    En cuanto a Balmis, primero partió hacia Puerto Cabello y después a La Habana para encontrarse con una situación parecida a la de Puerto Rico: el doctor Tomás Romay Chacón ya estaba desarrollando una campaña de vacunación a partir de material de la isla vecina, así que, tras crear una junta y ante la imposibilidad de conseguir niños huérfanos para las inoculaciones brazo a brazo, compró tres esclavos negros y “reclutó” a un joven tamborilero del Regimiento de Cuba que había solicitado destino en el continente, embarcándose para Nueva España (México). Pese a la actitud remisa del virrey Iturragaray, con el que hubo choques constantes, esta vez Balmis sí pudo contar con niños, veinticinco, con los que pensaba repetir experiencia viajando a Filipinas. Isabel Zendal se sumó otra vez junto con su hijo y el 8 de febrero de 1805 zarparon de Acapulco a bordo del navío Magallanes, llegando a Manila dos meses más tarde tras una travesía en infames condiciones.


    El archipiélago estaba ocupado fundamentalmente por encomiendas religiosas que colaboraron con el médico, frente a lo que se suele decir. La campaña duró varios meses, tras los cuales Isabel y su vástago retornaron a México, instalándose en Puebla; Balmis dejó escrito sobre ella que “con el excesivo trabajo y rigor de los diferentes climas que hemos recorrido, perdió enteramente su salud, infatigable noche y día, ha derramado todas las ternuras de la más sensible Madre sobre los 26 angelitos que tiene a su cuidado, del mismo modo que lo hizo desde La Coruña y en todos los viajes y los ha asistido enteramente en sus continuadas enfermedades”.



    Rutas de la expedición por Filipinas/Imagen: Wikimedia Commons
    En cuanto a él mismo, aún se quedaría un tiempo en Asia porque desde Filipinas saltó a Macao y Cantón, ciudades portuguesas en China, para aplicar allí las vacunaciones. Faltó poco para que fracasara, pues la fragata Diligencia en la que viajaba con tres niños se hundió por un tifón y él logró salvarse con los pequeños al ser recogido por un junco. No está claro si tuvo éxito en aquel destino; parece ser que las autoridades no pusieron mucho de su parte. Al término del trabajo, emprendió el regreso a España a bordo del Bom Jesus de Alem, doblando el Cabo de Buena Esperanza y haciendo un alto en Santa Elena, la desolada isla atlántica donde sería confinado Napoleón tras su caída definitiva, en la que también obtuvo permiso para vacunar.


    El 7 de septiembre de 1806 Balmis se presentó en el Palacio de La Granja ante Carlos IV para informarle de su misión, pasando a escribir una obra titulada Instrucción sobre la introducción y conservación de la vacuna. Luego fue de los que se negaron a prestar fidelidad a José Bonaparte, refugiándose en Sevilla. En 1810 la Junta Suprema le envió otra vez a Nueva España para supervisar el sistema de vacunación pero al llegar se encontró al país en estado efervescente por el independentismo y él tomó partido por la causa realista, lo que le supuso enfrentamientos que le llevaron a dejar América para siempre. Regresó a finales de 1812 para retomar su puesto como Cirujano de la Real Cámara.


    Páginas ilustradas del tratado de Balmis sobre la vacuna/Imagen: Universitat de Valencia
    Falleció en Madrid en 1819 y sus restos mortales, enterrados en el cementerio de la iglesia de San Martín, se perdieron al cerrarse el camposanto, juntándose con los de los otros difuntos. También se ignora que fue del centenar de niños que participaron en la empresa, salvo que seguramente nunca regresaron a España, aunque se sabe que Balmis procuró que se les alojara en una residencia digna en vez de en hospicios. Por lo demás, el mismísimo Jenner describió aquella expedición con sentidas palabras: “No me imagino que los anales de la historia contengan un ejemplo de filantropía tan noble y extenso como éste”.


    Fuentes: La vuelta al mundo de la expedición de la vacuna (1803-1810) (Gonzalo Díaz de Yraola)/Españoles excesivos (Julián Moreiro)/En el nombre de los niños. Real Expedición Filantrópica de la Vacuna 1803-1806 (Emilio Balaguer Perigüell y Rosa Ballester Añón)/Ángeles custodios (Almudena De Arteaga Del Alcázar)/Anales de la Real Academia de Medicina (Tomo XIX, cuaderno 1º)/Wikipedia




    https://www.labrujulaverde.com/2017/...ca-y-filipinas
    EspadaDeRoma dio el Víctor.

  16. #16
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    Re: Los 22 héroes que llevaron la vacuna de la viruela

    Vi "22 Ángeles" antes que acabe el año pasado. Película basado en este episodio histórico. Me gustó mucho. Muy interesante.

    La 1 estrena '22 ángeles', tvmovie protagonizada por María Castro, Pedro Casablanc y Octavi Pujades - RTVE.es

  17. #17
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    Re: Los 22 héroes que llevaron la vacuna de la viruela

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