¿Independencia o destrucción?
Publicado Por: C. CARLISTA FELIPE II DE MANILAjunio 13, 2022
Hoy es el 124 aniversario desde Filipinas se independizó del gobierno de la Monarquía Católica española en 1898. Los liberales y revolucionarios están de celebración, alabando las obras de sus antepasados que lucharon contra España, y honrando a sus héroes en esa revolución impía. Todas las revoluciones desde la época de la llamada «Ilustración» son una revuelta directa contra Dios; la Revolución filipina también se inspiró en las ideas de las de Francia y las Américas, llevando su bandera masónica bajo el trilema de «Liberté, Egalite, Fraternité». Como católicos, no podemos permanecer indiferentes a nuestra historia y principios, el indiferentismo es solo uno de los venenos del liberalismo que están rampantes en la sociedad actual.
Básicamente, los revolucionarios querían derrocar a los frailes católicos, pues creían que gobernaban las Islas indirectamente: lo llamaban «Frailocracia en Filipinas» (fraile-gobierno) trató de demostrar Marcelo H. Del Pilar en sus escritos al respecto. No es de extrañar que los revolucionarios apoyaran la fundación de una Iglesia Filipina Independiente, apoyándose en un malvado sacerdote excomulgado, Gregorio Aglipay. ¿Y quién olvidará al personaje ficticio del Padre Dámaso de la novela de José Rizal Noli me tangere, que se convirtió en la figura objetiva de todo sacerdote católico en Filipinas? También incluimos la obra de Graciano López Jaena Fray Botod (Fraile barrigudo) que retrata a los frailes españoles como codiciosos, corruptos, hipócritas, glotones y lujuriosos. Los liberales sabían que sin la ayuda de la Iglesia, no pueden conquistar con facilidad a los españoles u ocupar puestos de poder sin planear ninguna revuelta. La propaganda de los nacionalistas filipinos y el imperialismo anglosajón sigue muy extendida hasta ahora contra los españoles y la Iglesia católica.
Durante casi 400 años la Monarquía Católica Española trabajó con éxito propagando la fe católica, educando a los nativos con un alto nivel de exigencia educativo, perfeccionando los idiomas locales, desarrollando costumbres y privilegios locales y reuniendo todos los reinos tribales de las Islas en un solo reino. Bajo la Monarquía Católica Española el resultado fueron Las Islas Filipinas.
Filipinas en sí es una creación de España, todo lo que vemos, sentimos, oímos y tocamos dentro de estas islas fue gracias al esfuerzo de España, por lo que siempre les perteneceremos en el sentido moral, y todas las Españas se nos han entregado para que seamos uno como decía Claro M. Recto «El español se ha hecho nuestro, nuestro propio consustancial, por razones del presente y por las exigencias del futuro, que sin él el inventario de valores de nuestra el patrimonio cultural quedaría muy mermado y se desarticularía todo futuro presagio de nuestra nacionalidad…».
En virtud de las tres Bulas Papales Inter Caetera, Eximias Devotionis y Dudum siquidiem, el Santo Pontífice consagró los derechos de los Reyes Católicos españoles a «Y, para que podáis emprender tan grande empresa con mayor prontitud y ánimo dotado de en beneficio de nuestro favor apostólico, nosotros, por nuestra propia voluntad, no a instancia suya ni a petición de nadie más en su favor, sino de nuestra sola generosidad y conocimiento cierto y en la plenitud de nuestro poder apostólico, por la autoridad de Dios Todopoderoso conferido a nosotros en el bienaventurado Pedro y de la vicaría de Jesucristo, que tenemos en la tierra, por tenor de estos presentes, si alguna de dichas islas ha sido encontrada por vuestros enviados y capitanes, dar, conceder y asignar a vosotros y a vuestros herederos y sucesores, reyes de Castilla y León, PARA SIEMPRE, junto con todos sus señoríos, ciudades, campamentos, lugares y aldeas, y todos los derechos, jurisdicciones y dependencias, todas las islas y tierras firmes encontradas y hasta ser encontrado, descubierto y por descubrir hacia el oeste y el sur, trazando y estableciendo una línea desde el polo ártico, es decir, el norte, hasta el polo antártico, es decir, el sur, sin importar que dichos continentes e islas se encuentren y hasta encontrarse en la dirección de la India o hacia cualquier otra parte, estando dicha línea distante cien leguas hacia el oeste y el sur de cualquiera de las islas comúnmente conocidas como las Azores y Cabo Verde». (Inter Caetera).
Filipinas hoy que es «Independiente» de España, es decir una República, sufre una gran destrucción al cortar su comunión con la España eterna, como advirtió el Padre Francisco Fordada: «Pero ¡ay! queridos filipinos; id ya, y romped los lazos que os unen a los Reyes Católicos de España, y veréis cómo al instante la libertad de cultos, las guerras religiosas, la ignominia, la superstición, la idolatría, las fábulas de Confucio, Buda y Mahoma extenderán una vez más la tinieblas y sombras de muerte eterna sobre tus islas. Por este solo beneficio y provecho de la unidad católica, debéis permanecer eternamente unidos a España. África era católica: en tiempos de San Agustín había más de cuatrocientos obispos. Cayó en poder de los vándalos y de los árabes musulmanes, perdió la unión con los emperadores y pontífices romanos, y con ella la fe y la civilización cristianas; se convirtió en un pueblo bárbaro. ¡Tal le sucedería a Filipinas, el día en que se rompiera el vínculo de unión con la madre España!».
¿No estamos viendo esto hoy? ¿O tenemos que esperar a que el mayor castigo de Dios caiga sobre nosotros antes de despertarnos de nuestras ilusiones de que podemos seguir los tiempos? ¿Cómo se unificaron las islas Filipinas? ¿Cómo nacieron los filipinos? Filipinas nació bajo la Monarquía Católica española, bajo la idea de Isabel, las obras de Carlos I y Felipe II. Los filipinos nacimos de la Monarquía, como españoles, es nuestra naturaleza. Recordad que en la doctrina cristiana, cuando el hombre se aparta de su naturaleza, le suceden cosas terribles. ¿No nos ha pasado eso? «La exitosa Revolución de 1896 fue inspirada masónicamente, dirigida masónicamente y ejecutada masónicamente, y me atrevo a decir que la primera República Filipina de la cual fui su humilde presidente, fue un logro que debemos en gran parte a la Masonería y los masones». (Emilio Aguinaldo y Famy).
¡Saludos a los católicos filipinos que hipócritamente celebran este acontecimiento!
Lawrence Cawas,
Círculo Tradicionalista Felipe II de Manila
https://periodicolaesperanza.com/archivos/12508
Última edición por Hyeronimus; 26/06/2022 a las 00:46
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