
Mateo Morral, el terrorista de la Escuela de Francisco Ferrer Guardia
EL CASO DE DIEGO RUIZ RODRÍGUEZ
SEGUNDA PARTE: DICTADURA ESPIRITUAL, LUCIFERISMO, BLASFEMIA Y ANTI-ESPAÑA.
La actividad periodística de Diego Ruiz encuentra su cauce en "El Poble Català", durante los años 1906 y 1907: en las páginas de este periódico se dedica a proclamar mesiánicamente el advenimiento de un Filósofo que impondrá en Cataluña la Dictadura Espiritual (hacemos bien en pensar que el Filósofo que Ruiz Rodríguez profetiza es, en su megalomanía, el mismo Ruiz Rodríguez). La megalomanía de Diego Ruiz es acusada en su estilo panfletista, del que Gonzalo Sobejano ha llegado a escribir: "[Diego Ruiz] se presenta en términos megalomaníacos como un filósofo de categoría excepcional".
Son muchas las obras que el estrafalario pensador publica en este período. Ruiz está produciendo su filosofía del entusiasmo. Ha viajado por Europa, ha conocido a Carducci, ha leído a Nietzsche, por el cual siente un entusiasmo patente y del que muestra conocer su obra como pocos españoles de su época. Carducci con su "Himno a Satanás" y Nietzsche con su Superhombre marcarán la filosofía ruizista.
En 1906 Ruiz se casa con la segoviana Esperanza Menéndez Villanueva. El matrimonio tendrá una hija, Gloria Ruiz Menéndez. La mujer lo abandonará allá por el año 1912, llevándose a la hija consigo. Mientras tanto, desde 1906 a 1912 se suceden vertiginosamente ensayos de temática filosófica, psicopedagógica, libros de cuentos... La labor de Ruiz no parece conocer treguas. El filósofo nihilista es infatigable. Algunas de sus obras panfletarias son de una abierta intención transgresora y subversiva; los títulos de las mismas son elocuentes. En 1907, por ejemplo, publica "De la sublimidad de la blasfemia", en dos entregas para el periódico "La Publicidad". Los esbozos de la doctrina ruizista de la blasfemia muestran una clara voluntad nihilista:
"Blasfemeu de tal manera que, després de les vostres paraules, sembli que'l món hagi d'anorrearse, o esser una altra cosa diferent de lo qu'es".
[Traducimos: Blasfemad de tal manera que, después de vuestras palabras, parezca que el mundo se ha aniquilado, o sea una cosa diferente de lo que es].
Una de las pocas especialistas en Ruiz es Assumpta Camps, de la Universidad de Barcelona, que, al describir el concepto de genio de Ruiz, destaca que:
"El genio será, así pues, para Ruiz, una nueva encarnación de Lucifer, y, como tal, se definirá por ser rebelde, prometeico, anticonformista, subversivo, etc."
("La recepción literaria como instrumentalización. El caso de G. Carducci en Cataluña", Assumpta Camps, Universidad de Barcelona, en Rev. Soc. Esp. Ita. 4, 2006-2007, pp. 57, Ediciones Universidad de Salamanca.)

Pío Baroja aludió a las teorías antiespañolas de Diego Ruiz
A todo esto: mesianismo colectivo encarnado para Diego Ruiz en una Cataluña donde se imponga la Dictadura Espiritual de un Poeta Civil (a imagen de Carducci en Italia), al luciferismo y la apología de la blasfemia, hay que añadir -pues de lo contrario, tendríamos una muy parcial idea de la obra ruizista- el Anti-Españolismo de Ruiz. El término Anti-España fue empleado por el franquismo, en efecto, pero lejos de ser un socorrido término acuñado por el franquismo, la Anti-España -en Diego Ruiz- cobró todo su sentido, como tendremos ocasión de comprobar en esta serie dedicada al "endiablado" filósofo.
En la novela de Pío Baroja, "La dama errante" (año 1908), hallamos una alusión críptica a Diego Ruiz. Baroja habla de uno de los protagonistas de esa novela suya, Nilus Brull (un personaje ficticio que presuntamente es cómplice -o "alter ego"- del terrorista ácrata Mateo Morral que sembró de muertos y sangre las calles de Madrid el día de la boda de Alfonso XIII):
"Toda idea de superioridad individual, regional o étnica halagaba la vanidad de Brull. Contaba una vez a Iturrioz, con fruición maliciosa, que uno de sus amigos, separatista, llamaba a España la Nubiana." ("La dama errante", capítulo VI).
El amigo separatista del personaje ficticio de Baroja es Diego Ruiz Rodríguez, aunque Baroja silencie el nombre del médico filósofo, pues así era como Ruiz se refería, en términos despectivos y racistas, a España: la "Nubiana". Veámoslo con sus propias palabras:
"Una miopía, casi incurable ya, impide ver a la mayor parte de los españoles la trascendencia de mi obra; pues la mezquindad del alma nacional es increíble en este punto. Gineres y Posadas, unamunculus* et homunculus [...] tal es la situación de los jóvenes nubianos".
*Salta a la vista que Ruiz se refiere, con este apodo, a Unamuno.
"Por muchos años también seguirán ignorando esos imbéciles (y acaso por toda su vida) que se ha escrito Jesús como Voluntad, ese libro de piedad superior a todo lo que hasta ahora conocían los alegres compadres de Nubiana".
Estas citas de Diego Ruiz pueden encontrarse en "Anotaciones perpetuas ordenadas para todo lector español de los libros de un filósofo humorista", prólogo que escribiera Ruiz para la versión española de 1907 de "El Anticristo" de Nietzsche. Las petulancias de su prosa, el tono megalomaníaco y ególatra tiene un asombroso parecido a algunos pasajes de Nietzsche; tal vez, más que original, Diego Ruiz fuese, en muchas cosas, un imitador.
El caso es que en 1906 -que es cuando escribe este prólogo- Ruiz tiene ya un nombre peyorativo para España, mientras que exalta la catalanidad a extremos paroxísmicos. Pero, aquí no quedará la cosa. Pronto veremos de qué forma -tan coherente, no obstante- Diego Ruiz Rodríguez termina identificando al sujeto mesiánico con Israel, disculpando a Cataluña y culpando a la España de los Reyes Católicos de la expulsión de los judíos en 1492. Lo veremos muy pronto, si Dios quiere.
El dossier que tenemos de Diego Ruiz Rodríguez es lo suficientemente abultado como para tener que seleccionar la información, ofreciendo todo lo que consideramos más relevante, y teniendo que soslayar aquello que tenemos por anecdótico y prescindible.
LA ESPAÑA ANTIMASÓNICA
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