-BREVERÍA-LAS NAVAS DE TOLOSA :



Tras la Reconquista de Calatrava, las mesnadas hispánicas de la Cristiandad, compuestas por contingentes mayormente norteños, ( En realidad, era una gran coalición de los Reinos de León, Castilla y Navarra, con un nutrido número de voluntarios asturianos, catalanes, gallegos, portugueses y aragoneses ) acudieron al encuentro contra las tropas califales hacia el norte del Jaén, Baeza y Úbeda, en las Navas de Tolosa ( Al´Iqab )-futuro Reino de Jaén- el 16 de Julio del año de 1212; inflingiendo a los infieles una grave y señera derrota. Todo un fervoroso Espíritu de Cruzada invadía por aquel entonces al pueblo católico; y el pueblo navarro tomó el símbolo de las cadenas a raíz de esta victoriosa batalla; cadenas arrebatadas a los esclavos negros del califato. El reyezuelo almorávide “ El Almiramomelín “ o “ príncipe de todos los creyentes “ entró en batalla con una capa negra que fuera de Abdelmón, que fue de comienzo de los almohades, y huyó a caballo. Allí perdió su gran tesoro real, que no había querido dejar solo en su ausencia; lo cual dio un grandísimo golpe para la economía almohade. La Crónica general dice que, según el cálculo de los vencedores, mataron “ fasta dozientas vezes mil moros “; en cambio, de los propios “ pudieron seer fasta XX et V omnes “. Sabemos que participaron en la batalla fuqaha´ andalusíes y que en ella pereció un médico de Játiva llamado Abu Omar Ahmed Ben Harun Ben At Al-Nafzí; que contaba con setenta y cuatro primaveras y que, como otros tantos mahometanos, se había alistado voluntario para su infame jihad. Las adversas condiciones de la batalla, la huida de Al Nasser, las graves pérdidas causadas por la derrota y las consecuencias territoriales de ésta ( Toma de Úbeda y de varios husun por los españoles ) produjeron efectos desastrosos en la mentalidad morisca, pese a la extensa carta que hizo escribir el califa a sus súbditos para intentar disimular la hermosa magnitud de la victoria hispanista.





Minado ya, al parecer, por disensiones internas, el poder central de los almohades ( Terrible secta compuesta por invasores; kábilas norteafricanos ) no se hallaba en condiciones de volver a emprender la ofensiva. Pero Alfonso VIII de Castilla, a causa especialmente de una epidemia y de la escasez de víveres, tampoco pudo mantener las ventajas conseguidas y los tiranuelos almohades de Jaén, Granada y Córdoba, con los medios de que disponían, lograron restablecer la frontera, pese a la pérdida del hisn de Alcaraz en el 1213. Al igual que Ben Qadis, las fuentes islamistas resaltan el heroísmo del cadí Ben Faraj, que no rindió la plaza hasta después de un par de meses de asedio. Pero una vez reconquistado Alcaraz, el Rey de Castilla fracasó ante Baeza tras un penoso asedio emprendido hacia un duro de invierno de 1213-1214. Los años venideros vendrán a caracterizarse por un estable equilibro entre las líneas musulmanas e hispánicas, debido principalmente a los problemas internos aparecidos tanto en infieles como en cristianos. Pedro II de Aragón estaba sin duda decidido a explotar las condiciones favorables de aquel equilibrio de fuerzas. Anduvo por la valenciana tierra ( Jérica ), el año que precede a las Navas ( batalla en la que participó ) y, poco antes de la decisiva victoria de la Cristiandad Española, concedió a la Orden del Temple por anticipado la villa y el castrvm musulmanes de Culla, que se hallaba en la frontera valenciana. Con todo, se sabe que Pedro II halló la muerte poco después en la Batalla de Muret contra los franceses, cuando acudía en socorro de sus aliados del Languedoc ( 13 de Septiembre del año de 1213 ). Durante toda la minoridad de su hijo Jaime I, la Corona de Aragón se halló paralizada por una situación de crisis que impidió acciones de peso contra los territorios que aún controlaba la morisma. Lo mismo sucedió en el Reino Castellano tras la muerte de Alfonso VIII en Octubre del 1214. Muhammad Al Nasser también pereció en la Berbería durante ese periodo, en Diciembre del 1213; muy probablemente envenenado por gente de su propio círculo. Su hijo, Yussuf II, que le sucede, tan sólo contaba con quince años, y la influencia que ejercerán los suyuh almohades y los visires ( ya denunciada en el caso de estos últimos durante el reinado precedente ) será cada vez más anárquica y paralizante, mientras que se multiplicaron los problemas típicos de ese vacío de poder real : La abierta disidencia de las tribus zenetes de los Banu Marîn, que practicaban el nomadismo sobre los confines mauritanos ( A día de hoy, entre Argelia y Marruecos ) y que siempre habían manifestado una dudosa “ fidelidad “; las agitaciones islamistas de inspiración fatimí en varias zonas del norte bereber y la creciente independencia de los gobernadores de las provincias más importantes.







Con todo, lo que vino a demostrar la espléndida Batalla de las Navas de Tolosa es que, si más de un Monarca de la Cristiandad se hubiese ocupado más de guerrear para la Reunificación Hispánica y menos por las ansias del cobro de impuestos ( Por tanto, la conveniencia de la estancia del islam en nuestro patrio solar ); quizás otro gallo nos hubiera cantado y no hubiéramos sufrido esa lacra tantos siglos en nuestra tierra; aunque claro está, esto es una especulación chulesca que servidor se permite y se atreve….