LA BATALLA DE TAMPICO EN 1829: EL ÚLTIMO INTENTO ESPAÑOL DE RECONQUISTAR AMÉRICA
ANTECEDENTES Y PREPARACIÓN
Estamos en 1829. Ya hace varios años la mayoría de las naciones americanas se han independizado de España y que esta reconquistase sus ex colonias parecía una utopía que ni Cortés ni Pizarro podrían repetir como lo habían hecho siglos antes. El 27 de septiembre de 1821 México se había independizado de la metropoli, alimentando multiples conspiraciones a favor de la misma para devolver a la Corte de Madrid los dominios de lo que había sido su virreinato, el de Nueva España. Ejemplo de esos acuerdos secretos son las de Joaquín Arenas y la adhesión de Miguel Barragán al Plan de Montaño cuyos seguidores gritaban al únisono: "¡Viva la religión, viva España y viva el general Barragán!"
A pesar de eso era obvio que jamás lo intentarían... El 28 de octubre de 1828, el Consejo de Estado Español determina reconquistar México. Ni más ni menos. En efecto, se había elaborado un complejo plan de cinco puntos:
1) Avisar secretamente al capitán general y al intendente de La Habana, Cuba, el plan, confirmando el encargo.
2) Para el financiamiento, ambos jefes, principalmente el intendente, reunirían gracias a un prestamo estadounidense o de las rentas de la Habana, cien millones de reales. En caso de exito, se reembolsaría esa cantidad con las rentas de la Habana y México.
3) Notificar a ambos jefes que a España le resulta imposible financiar la empresa de reconquista, pero que aportaría tropas asumiendo los gastos de transporte, manutención y vestuario con el fondo de cien millones, cuidados por el capitán general y el intendente.
4) El plan militar sería pensado por el rey y el capitán general conjuntamente.
5) En caso de éxito, el arzobispo de México, el obispo de Oaxaca y otros pastores acompañarían a la expedición para regularizar el clero, el cual se encontraba en una situación cercana al cisma.
La Real Orden que autorizaba la expedición fue emitida el 7 de abril de 1829, designando asimismo como comandante al brigadier Isidro Barradas. Tras la llegada del brigadier a la Habana el 2 de junio, él y el gobernador Francisco Dionisio Vives realizaron los preparativos de lo que seria la División de Vanguardia del Ejército Real, que se componía de 3000 infantes de los batallones Rey Fernando, Reina Amalia, y Real Borbón, 300 dragones a pie y 200 artilleros, pero sin cañones ni caballos, ya que se acordó que estos deberían ser conseguidos en México.
Para ocupar el cargo de ministro de la hacienda militar y secretario político de la expedición fue nombrado Eugenio de Avinareta, que, encubierto como comerciante, había sido comisionado regio e informador para el gobierno español, conoció a Antonio López de Santa Anna y redactó articulos para el periodico El Veracruzano Libre en contra del periódico El Mercurio, el cual, era simpatizante de la logia masónica yorkina contraria a los españoles. Su misión era atraer a la causa a comerciantes y jefes militares mexicanos. Como segundo fue nombrado el coronel Miguel Salomón y como jefe de Estado Mayor el teniente coronel Fulgencio Salas.
El almirante Ángel Laborde fue designado comandante naval de la expedición, el 5 de julio zarparon del puerto de La Habana el navío Soberano, las fragatas Lealtad, Restauración y Bingham, 10 bergatines de guerra (entre ellos el Cautivo) y 40 goletas mercantes, (entre ellas la Amalia). Durante el viaje la flota sufrió un gran temporal, por lo que la fragata Bingham con 400 hombres a bordo se vio forzada a dirigirse a Nueva Orleans, el resto de la flota arribó a Cabo Rojo el 26 de julio.
PREPARATIVOS PARA LA DEFENSA
Los rumores de una expedición española corrían desde el 8 de enero, cuando el cónsul mexicano en Nueva Orleans, el coronel Feliciano Montenegro, los advirtió al gobierno. Esa expedición llegaría supuestamente a las costas de la peninsula de Yucatán.
Desde principios de abril, el gobernador de Veracruz, Antonio López de Santa Anna, se mantiene al tanto de las novedades de la flota por medio de sus agentes en Cuba, y escribe varias cartas al presidente Vicente Guerrero pidiendo recursos extraordinarios para la defensa. Los periódicos El Sol, el Correo de la Federación y El Censor comunicaron a la población mediante sus publicaciones de la expedición y solicitaron que los mexicanos, cualquiera sea su partido politico, se uniese contra el invasor. El 14 de julio, desde Campeche, Norberto Molina emitió una proclama al pueblo yucateco para preparar la defensa.
Cuando la invasión obtuvo confirmación el 2 de agosto, el secretario de Relaciones Exteriores e Interiores, Jose María Bocanegra, pidió a los gobernadores de los Estados tomar las precauciones necesarias, mientras que el presidente Vicente Guerrero en un efusiva proclama dirigida a la población dio el aviso oficial, solicitó voluntarios y al mismo tiempo giró instrucciones para distribuir las tropas en cinco secciones bajo las órdenes de los generales Santa Anna, Garza, Herrera, Valdivieso y Velázquez. Las milicias de San Luis Potosí, Zacatecas, Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz y México respondieron al llamado.
DESARROLLO DE LOS COMBATES
La flota inició el desembarco el 26 julio a las costas de Cabo Rojo, pero retrasado hasta la tarde del 28 debido al mal clima. A 80 km del desembarco esta Tampico, hacia donde los invasores marcharon el 29. Tras dos días de avance, a las 4 de la tarde en La Aguada, ocurrió la primera escaramuza.
Al día siguiente, el capitán Ruiz Esparza al mando de 400 mexicanos no pudo repeler el avance español en el Paso de los Corchos, por lo que fue forzado a replegarse a Pueblo Viejo de Tampico. Mientras tanto el teniente coronel Palacios dispuso un pequeño contingente de 60 hombres para la defensa del Fortín de la Barra. Los días 2 y 3 de agosto el ejército español tomó Tampico el Alto y Pueblo Viejo. El día 4, cas sin resistencia, se apoderaron del el Fortín: la bandera española ondeó en el fuerte mexicano. Por su parte, las tropas mexicanas se emplazaron en la ranchería Doña Cecilia y en Las Piedras.
El día 5 las fuerzas españoles suspendieron las hostilidades conjuntamente con las mexicanas, asegurando los primeros que su misión era de "paz y concordia". Al día siguiente el general Felipe de la Garza se entrevistó con Barradas y Laborde, quienes le manifestaron su interés para que el país volviese al antiguo régimen y que fuese gobernado por el infante Francisco de Paula. La respuesta de la Garza fue tajante: México no reconocería a señor alguno y la independencia se defendería cueste lo que cueste, terminado el armisticio, Barradas logró apoderarse de Tampico de Tamaulipas.
El 20 de agosto, Santa Anna pretendió soprender a los 600 españoles emplazados en Tampico. Partiendo desde El Humo embarcó a sus hombres en cayucos para cruzar sigilosamente el río, pero a un miliciano cívico se le fue un tiro propiciando así una balacera entre las propias tropas mexicanas. Sin más remedio Santa Anna ordenó el avance franco en tres columnas hacia Tampico, el combate se prolongó hasta las 14:00 h del día siguiente. El coronel Salomón enarboló la bandera blanca para negociar la rendición. Durante la tregua parlamentaria, los 1800 hombres que comandaba Barradas llegaron al sitio del combate. Santa Anna se encontró en una situación comprometida, sus tropas habían sido rodeadas una fuerza superior, no obstante, Barradas con pundonor respetó la tregua y accedió a la entrevista. Las fuerzas acordaron regresar al estado original del combate, los españoles se mantuvieron en Tampico y los mexicanos regresaron a Pueblo Viejo.
De la Garza y Mier y Terán se unieron con Santa Anna en el río Pánuco, sumando así una tropa de 1500 hombres. El general en jefe ordenó distribuir su fuerza en Altamira, El Humo y Las Piedras, designó a Mier y Terán como segundo jefe del Ejército de Operación y envió a De la Garza a la Ciudad de México. Mientras tanto los españoles construyeron un fortín en la ribera izquierda del río, la cual sería defendida por 400 hombres dirigidos por el coronel Luis Vázquez quien además contaba con 4 piezas de artillería previamente capturadas. El 25 de agosto, Barradas envió una carta a Santa Anna para proponer una reunión en El Humo, a la cual asistiría Aviraneta. Su respuesta fue negativa, argumentó que había recibido órdenes recientes en las cuales el gobierno le prescribió parlamentar solamente en caso de capitulación, no obstante se ofreció a transmitir al presidente la petición. Esta situación daría un compás de espera para dar tiempo a la llegada de la División de San Luis Potosí. Al día siguiente, Santa Anna envió copias de las cartas al secretario de Guerra y al presidente, pero recomendó no hacer caso a la petición y solicitó recursos.
El 29 de agosto, el presidente Vicente Guerrero giró órdenes para formar un Ejército de Reserva, el cual estaría bajo el mando del vicepresidente Anastasio Bustamante y José Joaquín de Herrera, esta fuerza militar estaría acontanda en Xalapa, Córdoba y Orizaba lista para desplazarse en caso necesario. Asimismo se organizó la División del Sur al mando del general Isidoro Montes de Oca y se insistió a los Estados organizar sus miliciass cívicas para estar preparados ante cualquier eventualidad.
Finalmente, el 7 de septiembre, llegó la División de San Luis Potosí a Altamira para sumar una fuerza de 5000 efectivos. La plaza quedó defendida por el general Zenón Fernández con los cívicos de Tamaulipas y con la mayor parte de las fuerzas que habían llegado. Mier y Terán avanzó con mil hombres y tres piezas de artillería, su fuerza estaba conformada por el 11° de Infantería al mando del coronel Paredes y Arrillaga, la Compañía de Cazadores del 1° batallón de San Luis al mando del capitán José María Esparza, la 2a. Compañía de Granaderos de Cívicos de San Luis comandada por los tenientes J. Larumbe y Rafael Manrique de Lara, la 2a. Compañía de Preferencia de San Luis bajo el mando del coronel José Márquez y la 2a. Compañía de Tampaulipas. Las tropas mexicanas se posicionaron en la hacienda Doña Cecilia e instalaron en la laguna del Carpintero un campamento militar, incomunicando a las fuerzas españolas.
El 8 de septiembre, Santa Anna comunicó a Barradas que exigía una rendición incondicional dando un ultimátum de 48 horas. Barradas contestó pidiendo paso franco para evacuar el país, pero Santa Anna no aceptó su solicitud alegando haber recibido órdenes específicas de rendición incondicional o lucha a muerte. Al día siguiente, Barradas negó la rendición incondicional y con una tropa debilitada por la fiebre amarilla o vómito negro se dispuso al combate, el cual iniciaría al terminar el armisticio pactado. Inesperadamente un ciclón tropical penetró en el área al atardecer, con la lluvia incesante el río Pánuco se desbordó anegando las fortificaciones de ambos bandos. El día 10 amaneció aún lloviendo, los cívicos mexicanos habían desertado por la tormenta, a las 16:00 h Santa Anna ordenó el ataque con una columna de 1000 hombres dirigida por el teniente coronel Pedro Lemus, la resolución de la batalla se aplazó hasta el día siguiente sin lograr apoderarse del fortín. debido a las pesimas condiciones del terreno fangoso y resbaladizo a causa del agua
A las 15:00 h del 11 de septiembre el coronel José Miguel Salomón y el teniente coronel Fulgencio Salas decidieron capitular, la cual fue ratificada por el brigadier Barradas.
El saldo del combate reportó 127 muertos y 191 heridos mexicanos, entre ellos el teniente coronel Acosta, los tenientes Tamariz, Mendoza, Moreno y Quintero, Alva y Valdés, el subteniente Agüeros y el paisano Pablo Arellano. Las tropas españolas reportaron 104 muertos y 66 heridos.
CAPITULACIÓN
El día 11 de septiembre, se reunieron en el cuartel de Pueblo Viejo de Tampico por parte del Ejército de Operaciones los coroneles Pedro Landero, José Ignacio Iberri y José Antonio Mejía; y por parte de la División de Vanguardia el coronel José Miguel Salomón y el teniente coronel Fulgencio Salas para redactar la capitulación, la cual contenía 10 artículos, y fue firmada en la Casa Fuerte de Castilla.
1° Las tropas que ocupaban la barra y el fortín entregarían sus armas a la división mexicana, permitiendo a los oficiales españoles conservar sus espadas.
2° Las tropas que ocupaban Tampico entregarían armas, banderas y cajas de guerra, de igual forma los oficiales conservarían sus espadas.
3° El ejército mexicano respetaría la vida y propiedad privada de la tropa española.
4° La División española se trasladaría a Ciudad Victoria para esperar su embarque a La Habana.
5° Partirían dos oficiales españoles a La Habana para solicitar el transporte.
6° La manutención y transportes sería a cargo del general español.
7° Enfermos y heridos serían atendidos en el hospital del ejército mexicano pero asistidos por médicos españoles.
8° Transportación de bagajes y víveres serían a cargo de la División española.
9° El teniente coronel jefe de la Plana Mayor de la División española sería el encargado de hacer cumplir la capitulación a su tropa.
10° El ejército mexicano nombraría un jefe y un oficial de Estado Mayor para facilitar provisiones y acuartelamiento a la División española.
Adicionalmente, todos los oficiales y tropas españolas se comprometieron a no volver a tomar las armas en contra de la República mexicana. El documento fue ratificado por Isidro Barradas y Antonio López de Santa Anna. El 13 de septiembre, el brigadier Barradas se embarcó rumbo a Nueva Orleans con el objetivo de conseguir transportes y víveres para su tropa, al día siguiente Santa Anna escribió un informe pormenorizado para enviarlo al presidente. El 15 de septiembre de 1829, ante la incertidumbre del resultado de la invasión española, el presidente Vicente Guerrero publicó el Decreto de Abolición de la Esclavitud en México, el cual reiteró uno de los ideales de la insurgencia durante la guerra de independencia. El día 20, encontrándose en el teatro de la Ciudad de México, Vicente Guerrero recibió el informe de la victoria del ejército mexicano, el público atento al palco presidencial irrumpió en aplausos y vivas a la república. La noticia de la victoria se publicó en el Boletín Oficial al día siguiente. Después de varios días de demostraciones de regocijo, se celebró una misa solemne en la Villa de Guadalupe. Ese 3 de la tarde de un 11 de septiembre de 1829 el sueño español de reconquistar América había terminado para siempre.
¿UNA NUEVA EXPEDICIÓN?
Para finales de 1829, el gobierno de Fernando VII planeó una nueva y más grande expedición. Lucas Alamán, ministro de Relaciones, comenzó a recaudar fondos para la defensa. Sin embargo el derrocamiento del rey borbón Carlos X de Francia y el ascenso de Luis Felipe de Orleans, en julio y agosto de 1830, afectó el régimen absolutista español. Por tal motivo los nuevos planes fueron aplazados indefinidamente...
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un poco de mi y otro de Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Tampico_(1829)
otra pagina de Tampico: La Victoria de Tampico de 1829 - Tampico En Línea
y otra: TAMPICO TAMAULIPAS GOBIERNO MUNICIPAL 2008 - 2010
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