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Tema: Cómo murió Don Cayetano de Borbón (Ignacio Romero Raizábal)

  1. #1
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    Cómo murió Don Cayetano de Borbón (Ignacio Romero Raizábal)

    Fuente: Siempre, Número 12, Abril 1959, página 4.




    Cómo murió don Cayetano de Borbón, ahijado de San Pío X


    Por Ignacio Romero Raizábal



    A partir de este 10 de Marzo, la fiesta de los Mártires de la Tradición tendrá para nosotros un mayor contenido cordial. Porque coincide con el primer aniversario de la muerte de Don Cayetano de Borbón Parma y de Braganza, nuestro Príncipe Requeté. Aquel inolvidable Gaetán de Lavardín, que tuvo la ocurrencia heroica de luchar en el Tercio de Navarra de incógnito, hasta que se le escapó el secreto entre borbotones de sangre por las bocas de las heridas…

    Pronto va a hacer el año, nos llegó la noticia de sopetón. Por un brevísimo informe de la Prensa, que nos hablaba de un accidente de «auto» y del fallecimiento. Días después supimos que pudo recibir los últimos auxilios religiosos, y que pidió que le enterrasen con la boina roja, y esto nos consoló. Pero más tarde nos hemos enterado de algo que tiene la virtud de que nuestro consuelo se parezca a la envidia.

    Es una página admirable –e inédita hasta ahora– digna de un «Flos Sanctorum», que nos llena de una suave confianza.

    Don Cayetano era devoto de San Pío X. En nuestras charlas durante su convalecencia, cuando dejó de ser Gaetán de Lavardín para aparecer ante todos, de golpe, como hermano de Don Javier y la Emperatriz Zita, me lo dijo frecuentemente.

    Antes, en la frontera, en el mes que vivimos juntos en San Juan de Luz mientras se preparó su paso a España con el mayor sigilo, es cuando supe que el Santo Papa había sido su Padrino. Que por su indicación y voluntad se llamó Cayetano. Que su padre, el Infante español Don Roberto, el hermano de Doña Margarita, cuando él iba a nacer, le pidió al Padre Santo que le apadrinase. Y que el Soberano Pontífice, por tal motivo, envió desde Roma a Pianore a su secretario particular, el Cardenal Brisleti.




    Fuente foto: Información Mensual, Marzo 1965, página 3.




    Nosotros bien sabíamos que nuestro Príncipe Requeté era ahijado de un Santo, y que se solía recordar de su Padrino con leal y amorosa frecuencia. Por eso fue más grande nuestro consuelo al enterarnos de la última manifestación de este cariño, coincidiendo con el último instante de la vida del Príncipe. Cuando Don Luis entra en la habitación de la clínica a verle, a la mañana, al otro día del topetazo en carretera, y le encuentra muy serio.

    La noche antes le había despedido bromista y sonriente, a pesar de los grandes dolores. Hasta el extremo de que, cuando le pidió que le enterrasen con la boina roja y él se lo prometiera, sonriendo, le había dicho que la advertencia era prematura y que aún le quedaban muchos años de vida. Mas ahora se lo encuentra serio. Muy serio. No triste, sino preocupado. Abstraído, más bien.

    – ¿Cómo estás, Gae?

    Pero el herido le dice muy despacio, como si fuera pensando las palabras, una a una:

    – ¿Sabes quién estuvo a mi lado esta noche, todo vestido de blanco?

    Y mirándole de un modo especial, como si temiera decírselo, concreta:

    – El Papa Pío X.

    Don Luis ve –sabe– que su hermano le habla sin bromas de ninguna especie. Y se preocupa. Los médicos no han calculado una gravedad extrema de momento. Tal vez se trate de una alucinación.

    – Habrá sido el doctor –le contradice, cariñoso–. O el capellán.

    – No, no –replica Don Cayetano con firmeza–; no puedo confundirle con nadie. Le conocí muy bien y hemos hablado largamente.

    Y es entonces cuando le falla el corazón. Vivirá todavía dos minutos. Lo suficiente para rezar con la monja enfermera el acto de contrición, mientras Don Luis se lanza apresuradamente al encuentro del sacerdote, que llega justo para darle la absolución y los últimos sacramentos.

    «Así murió inesperadamente Gae, bueno, alegre y valiente», me dirá Don Javier en una carta en la que me describe la escena.

    Todo ocurrió como si San Pío X hubiese venido a buscar a su ahijado, sin darle tiempo para que nos contase lo que hablaran. Y como para dejarnos, a la vez, un lenitivo que nos suavizase su pérdida a quienes le quisimos y admiramos.

    Todo ello, además, un 10 de Marzo, la fiesta de los Mártires de la Tradición, instituida por Carlos VII. Día el más a propósito para que nuestro Príncipe Requeté se nos fuera del mundo como de la mano de su Padrino San Pío X, el gran amigo de su padre, el Duque de Parma, y de su tío Don Carlos de Borbón.
    Imágenes adjuntadas Imágenes adjuntadas

  2. #2
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    Re: Cómo murió Don Cayetano de Borbón (Ignacio Romero Raizábal)

    El príncipe requeté y bombardeo de Pamplona


    Querido lector, para entender las siguientes entradas de la biografía del aitacho tenemos que comenzar dando una pequeña explicación, que aparentemente no tiene que ver con él pero al final resulta que sí.

    Esta es la historia de un príncipe requeté. El 12 de Enero de 1937 D. Gaetan de Borbón Parma, hermano de D. Javier – príncipe regente de la Comunión Tradicionalista Carlista- solicitó permiso a este último para alistarse en el frente y así lo hizo. Pero él no quería reconocimientos ni honores especiales, así que se presentó como un voluntario más en el Tercio de Navarra. Y para guardar el anonimato lo hizo con el nombre de Gaetan de Lavardín (o conde de Labardine). Estando en primera línea el 9 de mayo fue herido de gravedad en el cuello en el frente de Bizcargui y lo que viene a continuación nos lo cuenta tía Lola, la hermana del aitacho:


    “En los avances de Vizcaya cayó gravemente herido S.A.R. el Príncipe Cayetano de Borbón-Parma, que guardaba su incógnita bajo el título de Conde de Labardine. En el hospital de San Sebastián fueron a verlo su madre, Doña María Antonia de Braganza, Duquesa de Parma, sus hermanos Isabel, enfermera durante toda la guerra en el hospital Alfonso Carlos, Luis, que casó con una hija del rey de Italia, y Zita, última emperatriz de Austria.


    A este ilustre personaje, años más tarde, cuando murió, el periódico A.B.C. le regateó miserablemente en un artículo el título de Alteza Real. Y lo era en verdad, ya que su padre, D. Roberto, fue el último duque reinante en Parma.

    Aunque apenas podía hablar pues una bala le había atravesado la garganta, nos manifestó su deseo de ser trasladado al Alfonso Carlos cuanto antes, y así que fue posible, llegó a nuestro Hospital, donde fue recibido triunfalmente por todos sus compañeros heridos, pertenecientes, como él, al Tercio de Navarra, desarrollándose escenas por demás pintorescas:

    - ¡A puñetero! (perdón por el sic). ¡Qué poco nos decías que eras príncipe! –le dijo uno de ellos abrazándole familiarmente.

    Como se ve, al enterarse de ello no usó con Su Alteza un lenguaje cortesano”.



    El príncipe D. Gaetan de Borbón Parma, ya recuperado, en el Alfonso Carlos de Pamplona (hospital de guerra), vestido de requeté con uniforme claro en el medio.


    Pues bien justo por estas fechas Pamplona fue bombardeada por la aviación rusa que apoyaba al ejército republicano[1]. Esto ocurrió el 22 de mayo de 1937. Las bombas cayeron sobre la población civil en un parque de juegos frecuentado por madres con sus hijos, en las proximidades del Portal de Francia, causando la muerte de 11 personas, tres hombres, cinco mujeres y tres niños, además de producir 25 heridos. Nos lo cuenta de nuevo tía Lola:


    “Si al conjuro del sol primaveral empezaban a despuntar las hojas y las flores, del cielo no caía un suave rocío para fertilizarlas, muy al contrario. Este se veía cruzado por aviones y las sirenas sonaban a cualquier hora sembrando alarma y malestar. Una vez, bombardearon Pamplona y hubo muertos y heridos. En vista de aquel estado de entre intranquilidad y peligro, metimos a todos los nenes de la casa en el auto y fuimos a dejarlos en Leiza. Nunca el campo me pareció más delicioso y soberano y a gusto me hubiera quedado allí disfrutando de aquella bienaventurada paz, pero nuevos jaleos iban a venirnos encima.”


    ¿Y cuáles eran esos nuevos jaleos, que relación tenían con S.A.R. D. Gaetan y que pintaba en todo esto el aitacho?. Lo veremos en la próxima entrada si Dios quiere.



    El príncipe D. Gaetan de Borbón Parma en los balcones de Casa Baleztena



    [1] Pamplona fue bombardeada por la aviación republicana en 3 ocasiones. Esta fue la primera.






    Fuente: PREMÍN DE IRUÑA
    Última edición por Martin Ant; 30/06/2018 a las 15:51

  3. #3
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    Re: Cómo murió Don Cayetano de Borbón (Ignacio Romero Raizábal)

    Leiza "villa y corte" provisional. Estancia de D. Gaetán en Petrorena, la casa de los Baleztena.


    Querido lector, veíamos como el príncipe D. Gaetán de Borbón Parma a raíz de caer herido en el frente fue ingresado en el Hospital Alfonso Carlos para recuperarse de sus graves lesiones. Además a causa del bombardeo de Pamplona por la aviación republicana la familia Baleztena decidió trasladarse de nuevo a Leiza para poner a salvo a los niños (Para ver todo esto pinchar aquí). Parecía que podía venir una época de cierta tranquilidad dentro de lo que se puede pedir en una guerra, pero precisamente entonces llegaban nuevos “jaleos” ya que D. Gaetán, mejorado ya de sus heridas quiso pasar la convalecencia en Petrorena, la casa de los Baleztena en Leiza. Ante esta situación, nada más enterarse mi padre, Ignacio Baleztena, vino del frente de nuevo para organizar todo y atender como es debido al príncipe, ya que como nos cuenta tía Lola:



    Ignacio Baleztena con su mujer Carmen Abarrategui, segunda y tercero por la derecha, con el Príncipe D. Gaetán de Borbón Parma (en el centro) en Leiza. Primavera de 1937. De derecha a izquierda: patro Sagües (cuñada), Carmen Abarrategui (mujer), Josefina Baleztena (hermana), D. Gaetán de Borbón Parma, Ángeles Baleztena (hermana)…


    “D. Gaetán, mejorado ya de sus heridas quiso convalecer en Leiza y a casa llegó armando un jaleo tremendo, pues a un príncipe, quieras o no, siempre hay que tratarlo de una manera especial. Continuamente recibía comisiones, visitas de importancia. Entre las más notables, la de su sobrino el emperador de Austria Otto de Habsburgo, a quien uno de nuestros sobrinos, vestido de Pelayo[1], ofreció en bandeja la llave de la casa cuando entró en el eskaratze[2]. Los chicos del pueblo, al enterarse de su venida, se congregaron en la puerta y cuando de ella salió, al grito de ¡Viva el Emperador!, todos echaron a correr tras el auto vociferando: ¡Emperadoria! ¡Emperadoria!. El saludaba a todos agitando la boina roja. Y la boina roja, si antes había sido corona de reyes, en aquel momento, brillaba cual diadema imperial.

    
    El príncipe D. Gaetán de Borbón Parma en Leiza "custodiado" por pelayos (niños carlistas) del pueblo.
    

    También vino a verle su hermano, el Príncipe D. Javier[3], el cual edificó al pueblo por su piedad y sencillez en la iglesia donde ayudó a Misa el domingo".


    
    
    Ignacio Baleztena el primero por la izquierda con D. Javier de Borbón Parma, príncipe regente, en la escalinata de la iglesia de Leiza en 1937. De derecha a izquierda: Ignacio Baleztena, Joaquín Baleztena (hermano), D. Javier de Borbón Parma, Mª Isabel Baleztena (hermana), detrás de ella Ángeles Baleztena (hermana)…


     


    Dedicatoria de D. Javier: Con toda mi devoción y afecto a la lealísima familia Baleztena en recuerdo de los dos días pasados en Leiza. Francisco Javier de Borbón Parma. 4 Julio 1937


    También vinieron a visitarle sus hermanos D. Luis y Dña Isabel de Borbón Parma, la cual como curiosidad tengo que comentar que precisamente posteriormente sería mi madrina de bautismo.



    Ignacio Baleztena (tercero por la derecha) con el príncipe D. Luis de Borbón Parma (con corbata) en Leyre. a la izquierda de la foto Rosari Jaurrieta Baleztena (sobrina)…


    Sigue tía Lola:

    “Hicimos preciosas excursiones: la Oliva, Leire, Baztán, donde visitó el hospital de Lecároz reconociendo a muchos de los compañeros de su Tercio. A su chofer le dedicó amablemente una foto.”



    D. Gaetán de Borbón Parma en Lecaroz, al volante del coche de Pello Baleztena de copiloto. Detrás Joaquín Baleztena (hermanos de Ignacio)…


    Precisamente Ignacio Baleztena era el cicerone y animador de estas excursiones. Sigue contando tía Lola:

    Así pasaban agradables los días de la estancia principesca. D. Gaetán era un príncipe muy atractivo y ligero: “Un prince charamant” como para brillar en una corte de Francia. Tocaba el acordeón, recibía a todos con amable encanto, pero a pesar de su sencillez, mantenía siempre la distancia de su rango. En sus visitas a diferentes lugares era recibido con entusiasmo y finamente obsequiado, sobre todo, entre las gentes del pueblo”


    A D. Gaetán Borbón Parma le gustaba tocar el acordeón en Leiza


    Pero mientras esto ocurría iban pasando los días y se acercaban las fechas sanfermineras, así que al aitacho se le ocurrió… lo que veremos en la próxima entrada si Dios quiere.



    [1] Así se llama a los niños carlistas

    [2] Zaguán

    [3] D. Javier de Borbón Parma. Regente y cabeza de la Comunión Tradicionalista. Hermano de D. Gaetán.




    Fuente: PREMÍN DE IRUÑA
    Última edición por Martin Ant; 30/06/2018 a las 15:47

  4. #4
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    Re: Cómo murió Don Cayetano de Borbón (Ignacio Romero Raizábal)

    Estancia de los príncipes en Leiza


    Querido lector, tras este descanso post navideño vuelvo a retomar la biografía del aitacho donde la dejamos. Y para coger el hilo voy a hacer un breve resumen de los acontecimientos de aquella primavera y verano de 1937, de la mano de tía Lola (hermana de mi padre Ignacio) y del periodista Romero Raizabal, añdiendo un reportaje gráfico gracias a las fotos que tenía recopiladas y otras que amablemente me ha prestado una sobrina fiel seguidora del blog.

    Comenzamos por un resumen del relato de tía Lola:

    "En los avances de Vizcaya cayó gravemente herido S.A.R. el Príncipe Cayetano de Borbón-Parma, que guardaba su incógnita bajo el título de Conde de Labardine. En el hospital de San Sebastián ... nos manifestó su deseo de ser trasladado al Alfonso Carlos cuanto antes, y así que fue posible, llegó a nuestro Hospital...
    
    Mejorado ya de sus heridas quiso convalecer en Leiza y a casa llegó armando un jaleo tremendo, pues a un príncipe, quieras o no, siempre hay que tratarlo de una manera especial. Continuamente recibía comisiones, visitas de importancia...


    
    Detalle de la habitación donde se alojó D. Gaetán de Borbón Parma en Leiza
    
    También vino a verle su hermano, el Príncipe D. Javier, el cual edificó al pueblo por su piedad y sencillez en la iglesia donde ayudó a Misa el domingo...."



    El príncipe D. Javier de Borbón Parma saliendo de la iglesia de Leiza. A la derecha en la foto Ignacio Baleztena



    El príncipe regente D Javier quiso peregrinar al Castillo de San Francisco Javier para rogar su intercesión en la difícil situación en que se encontraba España y mi padre Ignacio se encargó de prepararlo todo.


    
    Ignacio Baleztena preparó la peregrinación a Javier del príncipe regente D. Javier de Borbón Parma. En la foto vestido de requeté en la antigua puerta del castillo.



    
    Todo preparado. Dos requetés esperan la llegada del príncipe al castillo de Javier

    D. Javier de Borbón Parma a la salida de la basílica del castillo de Javier. Tras él asoma media cabeza de Ignacio Baleztena.


    En las dos imágenes anteriores la comida de hermandad que tuvo lugar en Javier con D. Javier, D. Gaetán y D. Luis de Borbón Parma tras la peregrinación a la cuna del santo, organizada por Ignacio Baleztena en Julio de 1937



    Así describe Romero Raizabal, Leiza y Petrorena (la casa familiar) en un artículo escrito en plena guerra:

    "En el fondo de una copa fenomenal y agreste, bordeada de montañas cubiertas de árboles, la casa de los Baleztena es un rincón muy a propósito. Tiene un empaque grave y señorial, y aroma sus habitaciones, alimentado desde hace un siglo a costa de grandes sacrificios y de menudos actos cotidianos, el pebetero de la Lealtad. No hay una pieza que no tenga retratos o recuerdos de nuestros reyes y de nuestros caudillos, y ante el pueblo es un gran relicario de nostalgias carlistas.


    Petrorena, casa familiar de Baleztena en Leiza


    (En Leiza) Antes que D. Javier y que D. Gaetán, Carlos VII y su cuñado D. Roberto, el hermano de Dña. Margarita, padre de los Señores, y antes D Carlos V y la Princesa de Beira, estuvieron oyendo Misa en la hermosa iglesia de piedra, y el cura de Santa Cruz paseo por sus calles y sus caminos, sus arrogancias y rebeldías legendarias...

    Para un príncipe requeté que ha sido herido en esta guerra por la Causa de España, este rincón navarro tiene más aliciente todavía.
    Porque aquí fueron a parar los treinta boinas rojas que se evadieron de San Sebastián, y en casa de los Baleztena tuvieron su cuartel, a tres kilómetros del frente...

    Y a muy poca distancia de la línea de la frontera con Guipúzcoa, donde murió el primer muchacho de los nuestros..."


    Tía Lola nos cuenta que:

    "Hicimos preciosas excursiones: la Oliva, Leire, Baztán, donde visitó el hospital de Lecároz reconociendo a muchos de los compañeros de su Tercio".
    
    
    D. Gaetán conduciendo el coche de tío Pello (hermano de Ignacio Baleztena) que está de copiloto. En Lecaroz.


    D. Javier de Borbón Parma en Leyre

    
    En la excursión a Leyre también estuvo D. Luis de Borbón Parma (hermano de D. Javier y D. Gaetán). El tercero por la derecha es Ignacio Baleztena.

    
    El príncipe D. Javier en Bertiz


    Y Romero Raizabal narra varias de estas excursiones organizadas en buena parte por mi padre Ignacio y realizadas con el coche de tía Lola:



    D. Gaetán de Borbón Parma en el mausoleo de los generales carlistas en Estella
    
    "Ignacio Baleztena es un buen cicerone. Conoce palmo a palmo el país...

    - Aquello es Montejurra. Ahí, a la izquierda, entre aquellos jarales, cayó el General Concha. Murió en aquella casa...

    - ¡Lácar! En donde el padre del Señor llevaba al cuello el relicario de la Santa Cruz, que hoy lleva Vuestra Alteza Real...

    - Esto es Abárzuza. Detrás de estas montañas están las Amescoas, donde la famosa batalla de Zumalacárregui.


    El príncipe D Gaetán de Borbón Parma con carlistas de Lacar

     


    • D. Gaetán en Lacar hablando con veteranos del pueblo



    En los claustros de Irache, los Padres escolapios explicaban al Príncipe como era el Monasterio, cuando la dulce Dña. Margarita lo transformara en hospital de sangre... Ignacio Baleztena dijó:

    - Cuantas veces el padre del Señor vendría a Irache para ver a su hermana..."


    D. Gaetán de Borbón Parma en Tierra Estella

    Y prosigue tía Lola:


    "Aquella etapa tan animada, tan interesante iba a tener un tristísimo final. Por teléfono, sin preparación, como se daban entonces las noticias, nos llegó una horrible: ¡Javierico se moría!.

    ¡Y Dios se lo llevó!. De aquella alternativa gloriosa en que vivía en el frente, como decía en una de sus cartas: o volver a casa o subir al cielo, eligió la última, la mejor; y vimos cerrarse, aquellos preciosos ojos azules.

    Después de los funerales volvimos a Leiza y la sombra protectora de la casa, una vez más, acogió nuestra pena."
     

    Foto dedicada por D. Gaetán de Borbón Parma a Luisa Baleztena, madre de Javier Jaurrieta Baleztena: "A Luisa Baleztena madre de un martir muy cariñosamente Gaetán de Borbón Parma. Leiza Julio 1937"
    

    Y ya una vez en Leiza el aitacho se vio metido de lleno en la organización de un homenaje... del cual hablaremos en la próxima entrada si Dios quiere



    Fuente: PREMÍN DE IRUÑA
    Última edición por Martin Ant; 30/06/2018 a las 18:20

  5. #5
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    Re: Cómo murió Don Cayetano de Borbón (Ignacio Romero Raizábal)

    Despedida de D. Cayetano de Borbón Parma de Leiza


    Querido lector, veíamos en entradas anteriores como el príncipe D. Gaetán de Borbón Parma pasaba su convalecencia en Petrorena, la casa familiar de los Baleztena en Leiza, y como el pueblo se convirtió en un hervidero de idas y venidas de visitantes ilustres.



    Entre otros ilustres visitantes de. D Gaetán estuvo en Leiza su hermano D Javier de Borbón Parma, príncipe regente carlista


    Como ya hemos visto durante su estancia mi padre Ignacio organizó excursiones con los príncipes por Navarra (pinchar aquí)




    Con D. Javier de Borbón Parma en Leyre en una visita organizada por Ignacio Baleztena


    Pero esta época también llegó a su fin y D. Gaetán ya recuperado de sus heridas abandonó Leiza. Nos lo cuenta de nuevo nuestra tía Lola, hermana de mi padre Ignacio, nuestra “cronista oficial”.




    D. Cayetano de Borbón Parma con parte de la familia Baleztena en la plaza del Tercio de S. Miguel de Leiza


    A su marcha se organizo una bonita despedida en la que participaron numerosos leizarras al son del chun chun (txistu)



    D. Cayetano de Borbón Parma sale del Círculo Carlista de Leiza al son del txistu



    Tía Lola, hermana de mi padre Ignacio nos cuenta la ida de D. Gaetán:


    “El Príncipe Gaetán, después de su estancia en Leiza, volvió al Hospital Alfonso Carlos y desde allí le llevamos a San Sebastián."




    D. Cayetano de Borbón Parma en el Alfonso Carlos de Pamplona




    D. Cayetano de Borbón Parma en los balcones de Casa Baleztena, en Pamplona




    D. Cayetano de Borbón Parma en el Portal de Zumalacárregui, en Pamplona


    Sigue contando tía Lola:


    "Durante este viaje hicimos varias paradas, pues según decía, le daba pena llegar al término de su viaje. Efusiva y cariñosa fue la despedida de aquel príncipe requeté que pasó por el campo de la guerra dejando una ráfaga de romanticismo, de sufrimiento y valor."


    Y efectivamente cuando finalizó la estancia de D. Gaetán en Leiza llegó otra despedida, la de mi padre Ignacio que se volvía al frente de Madrid, y otra vez la intranquilidad de la mamita, mi madre Carmen Abarrategui, de no saber si volvería a verlo.




    "A mi querido Joaquín Baleztena, Patriarca de los carlistas de Navarra, con todo mi cariño Gaetan de Borbón Parma. Leiza Julio 1937"






    Libro de firmas de Petrorena (Casa Baleztena de Leiza) donde dejaron su recuerdo los príncipes




    Con todo mi devoción y afecto a la lealísima familia Baleztena en recuerdo de los dos días pasados en Leiza. Francisco Javier de Borbón Parma 4 Julio 1937.


    Nunca pensé que existiera en el mundo una tierra como Navarra ni una familia como los Baleztena. Por eso no olvidaré jamás el mes que pasé en Leiza durante mi convalecencia como herido de guerra. Y siempre llevaré en el corazón vuestro cariño y amistad como uno de los recuerdos más gratos y más puros de mi vida. Gaetan de Borbón Parma. Requeté del Tercio de Navarra / Leiza Agosto 1937.
    Esa condición bizarra que al mundo de pasmo llena, la lealtad en Navarra se llama los Baleztena. Romero Raizabal. Leiza Agosto 1937



    Y tras este breve paréntesis, la vida - y la guerra -, continuaban, como veremos en las próximas entradas si Dios quiere.




    Fuente: PREMÍN DE IRUÑA
    Última edición por Martin Ant; 30/06/2018 a las 18:31

  6. #6
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    Re: Cómo murió Don Cayetano de Borbón (Ignacio Romero Raizábal)

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    Triste reencuentro con D. Gaetán (D. Cayetano de Borbón Parma)


    Querido lector, veíamos anteriormente como el aitacho y familia refugiaban a los evadidos de la invasión alemana que avanzaba por Europa y en Mayo de 1940 llegaba a Bélgica. Pues bien, uno de estos evadidos era un querido amigo, como nos cuenta tía Lola, hermana de mi padre Ignacio:


    “Entre las pavesas que el monumental incendio de la guerra dispersó por el mundo, se encontraba el príncipe D. Gaetán de Borbón-Parma, requeté que fue del Tercio de Navarra. Llegado a San Sebastián nos mandó aviso de que deseaba vernos. Su acogida fue en extremo cariñosa, y aunque se mostraba contento, lo encontramos muy preocupado y desmejorado. Motivos tenía para ello. Su huida, como la de tantos, era para abatir el ánimo mejor templado.



    D. Gaetán de Borbón Parma, hermano del entonces regente D. Javier, con la espada de Carlos VII.


    Al invadir Bélgica los alemanes se encontraba allí con su hermana Zita, última emperatriz de Austria, y con el hijo de ésta, el archiduque Otto, y hubo de huir precipitadamente. Cuando en una revuelta del camino volvieron la cabeza para ver por última vez su abandonado castillo, estaba ya envuelto en llamas. Aquel éxodo por las carreteras de Bélgica debió ser apocalíptico. Los que se creían afortunados por poder escapar en sus coches, bien pronto tuvieron que abandonarlos, pues la muchedumbre fugitiva taponaba totalmente los caminos. Gentes agotadas quedaban atrás y los demás, empujados por el instinto de conservación, seguían adelante sin detenerse a socorrerlos.

    Así sucedió a unas jóvenes que conocí en la cárcel de Pamplona, las cuales, por detenerse un momento a descansar, se vieron separadas de los suyos, sin papeles, sin recursos. Por cierto, que estas muchachas, avaladas por una religiosa belga, volvieron a sus prácticas piadosas hacía años abandonadas.

    Hemos leído muchas veces descripciones patéticas sobre las penalidades sufridas por los fugitivos, pero oírlas contar a quienes acababan de pasarlas, resultaba más impresionante todavía. D. Gaetán estaba muy apenado, pues al presentarse a las autoridades con su hermana y sobrino, éstas les indicaron que sólo de paso podrían permanecer en España.

    - Pero si yo he luchado como requeté y fui gravemente herido –replicaba el príncipe creyendo presentar la más limpia y meritoria de las recomendaciones. (pinchar aquí)
    Obtuvo el poderse quedar algún tiempo, pero no su familia. El archiduque, con fría indignación, tomando el brazo de su madre le dijo:

    - ¡Vamos!. No somos gratos en España. Y sin tomar descanso, prosiguieron la marcha.

    No sé por agradar a quien, aquellos representantes de la autoridad se valieron de ella para obrar tan despiadadamente, olvidando y atropellando las leyes de la hospitalidad y de la caballerosidad. Fue una gran vergüenza.”



    Así volvieron a reencontrarse mi padre Ignacio Baleztena y D. Gaetán de Borbón Parma. Qué recuerdos más felices dentro de la desgracia de una guerra habían pasado en Pamplona y Leiza durante la convalecencia de éste (pinchar aquí, aquí, y aquí) y ahora volvían a encontrarse de nuevo, en esta penosa situación.



    Foto dedicada de D. Gaetán de Borbón Parma "a mi querido Joaquín Baleztena, patriarca de los carlistas de Navarra con todo mi cariño; Gaetán de Borbón - Parma. Leiza Julio de 1937"


    Como despedida te adelanto que en la próxima entrada veremos, si Dios quiere, una nueva iniciativa del aitacho respecto a… pero no me adelanto. Mientras tanto que pases mañana un muy feliz día de nuestra patrona la Inmaculada Concepción, a la que tanta devoción tenía el aitacho y sobre la que escribió algunas iruñerías como esta (pinchar aquí). Y es que este puente podría llamarse el de los patrones (S. Saturnino de Pamplona, S. Francisco Javier de Navarra y la Inmaculada de España). Que ellos rueguen por nosotros.




    "Ave María". Saludo referido a "La Purísima" a la entrada de Petrorena, la casa familiar de los Baleztena en Leiza.






    Fuente: PREMÍN DE IRUÑA
    Última edición por Martin Ant; 30/06/2018 a las 18:39

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  3. Luisa Carlota de Borbón. María Cristina de Borbón....Curioseandolas.
    Por Vainilla en el foro Historia y Antropología
    Respuestas: 1
    Último mensaje: 03/07/2017, 16:21
  4. Respuestas: 2
    Último mensaje: 22/06/2016, 19:54
  5. ¿Cómo hubiera sido un reinado de Juan de Borbón y Battemberg, Conde de Barcelona?
    Por GiulioRudolph en el foro Historia y Antropología
    Respuestas: 14
    Último mensaje: 07/10/2013, 00:46

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