¿HASTA CUÁNDO CREEREMOS EN LA MENTIRA DEL TRICULTURALISMO?
En la foto, torre del castillo de Otíñar, foto del Archivo de CASSIA tomada y cedida por Luis Gómez López.
LA DEPORTACIÓN DE LOS MOZÁRABES
Me admira mucho el silenciamiento que de algunos episodios históricos se hace. La engañifa que lleva por nombre eso de “Las Tres Culturas” sirve con sus silencios y no pocas dosis de fantasía para incrementar la ignorancia del común de los españoles, anestesiándolos con una sustancia opiácea compuesta a base de mucho presunto esplendor califal. El triculturalismo (ya saben ustedes, ese mito que dice que musulmanes, judíos y cristianos convivían en al-Andalus fraternalmente) prefiere callar un episodio muy poco conocido: el de la deportación de los mozárabes al norte de África. Los secuaces del triculturalismo no dirán ni esta boca es mía, ni mu sobre este particular. Pero en este blog se dice lo que hay que decir, con respeto pero sin tapujos.
La invasión islámica no supuso en un principio la extinción del cristianismo en los territorios ocupados por los invasores. A los cristianos que no apostataron se les cargó con un impuesto, y no fueron pocos los godos e hispano-romanos que, para no pagar tributo, se convirtieron al Islam por conveniencias, que siempre ha habido convenidos sin convicciones.
La cristiandad fue reducida a la servidumbre en los dominios islámicos de España –llamados al-Andalus- y, con excepción de los mártires voluntarios de Córdoba, liderados espiritualmente por San Eulogio de Córdoba, la resistencia fue prácticamente inexistente. El conformismo de los españoles supuso la esclavitud bajo el alfanje y el alcorán.
En la época de Yusuf b. Tasufin hubo conatos de discordia entre musulmanes ocupantes y cristianos ocupados, y los musulmanes derribaron una iglesia en Granada allá por el año 1098 ó 1099. En 1125 los cristianos mozárabes prestaron su apoyo a la expedición de Alfonso I que atravesó por tierras andaluzas en una correría que sembró la desmoralización de los musulmanes, pero que no pudo cristalizar en la reconquista estable de ninguna ciudad o territorio. Muchos mozárabes pidieron a Alfonso I que los acogiera como súbditos para liberarse de sus opresores musulmanes. El rey accedió y se los llevó consigo al norte de España.
La incursión de Alfonso I llegó hasta Córdoba en 1124, y los moros quedaron suspensos sin osar salir de sus fortificaciones. Muchos mozárabes se añadieron a las tropas de Alfonso, casi diez mil, y a la zaga y bajo el amparo de las mesnadas del rey se retiraron de Andalucía, emigrando al norte una multitud de mozárabes que acabaron estableciéndose en los Reinos de Navarra y Aragón. No todos los mozárabes siguieron la senda del éxodo, abandonando su suelo natal. Muchos quedaron en Andalucía.
Los musulmanes afectaron la emigración masiva de sus antiguos cristianos sometidos y, muy irritados por las pérdidas que de ello se dedujeron, expropiaron los bienes a los mozárabes que habían quedado en Andalucía, e incluso arremetieron contra ellos en una implacable persecución a sangre y fuego, matándolos y maltratándolos. Abu l-Walid ibn Rusd, abuelo de Averroes –el Comentador de Aristóteles-, marchó a Marrakech para explicar la situación de al-Andalus y terminó por dictaminar la expulsión de los cristianos mozárabes al norte de África. Entre septiembre-octubre del año 1126 un gran número de cristianos autóctonos fueron deportados al norte de África.
Cuando los reyes cristianos reconquistaron Andalucía no encontraron ninguna comunidad cristiana en las ciudades que liberaron. Los mozárabes habían sido asesinados o deportados en masa allá por 1124. Así que todos aquellos que todavía creen en el mito de las Tres Culturas tienen sólidos argumentos históricos para, a lo sumo, poder hablarnos en todo caso de dos culturas: la judía y la musulmana, pues en el año 1126 la tercera en danza –la cristiana- fue dispersada del siguiente modo: 1.) unos por propia voluntad marcharon al norte; 2.) otros fueron exterminados en un holocausto, y 3.) los supervivientes fueron expulsados de su patria, conducidos al norte de Marruecos y evaporándose de la historia.
No estará mal recordar estas cosas, para que cuando alguien pretenda ensuciar la memoria de los Reyes Católicos, aduciendo la expulsión de los judíos, o la de los Austria que terminaron expulsando a los moriscos, reparen en que los pioneros en el uso de la deportación en masa fueron los musulmanes, expeliendo de su patria nativa a los cristianos autóctonos y exterminando la cristiandad en Andalucía.
No olvidemos la historia, si es que queremos evitar que se repita.
Publicado por Maestro Gelimer
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