En general desconfío de los hispanistas extranjeros porque suelen tener una perspectiva errada, e incluso los mejores se quedan sin entender aspectos importantes y arriman el ascua a su sardina. Cuando vi el tremendo tocho de Parker no quise ni tomarme la molestia de leerlo. El único hispanista extranjero que me gusta es el alemán Ludwif Pfandl, porque he leído sus biografías de Felipe II y Juana la Loca. Pero claro, él fue discípulo de Menéndez Pelayo nada menos, y ya no vive para seguir escribiendo más libros.